Accel World (NL)

Volumen 25

Capitulo 4: Exhalando Lentamente

Parte 1

 

 

Haruyuki se estremeció tan fuertemente que despertó.

Parpadeó un par de veces sin levantarse de la cama. El aire acondicionado funcionaba bajo la supervisión del servidor doméstico, manteniendo la temperatura y humedad exactamente al nivel adecuado, pero su frente y pecho estaban cubiertos de sudor.

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Esperó hasta que su corazón dejara de latir salvajemente y trató de recordar el horrible sueño que había tenido. Pero todo lo que quedaba en su mente era una corroída mezcla de miedo, desesperación y abatimiento. Pronto esos débiles ecos se desvanecieron también.

Exhalando lentamente, Haruyuki se sentó. Todavía no se había puesto el Neurolinker, por lo que tuvo que mirar el reloj sobre el escritorio. La pantalla LCD mostraba las diez y siete minutos. Se había dormido alrededor de las seis de la mañana, por lo que solo durmió cuatro horas.

Por extraño que parezca, tenía sueño. De hecho, había dormido cuatro horas más antes de entrenar con Centaurea Sentry, por lo que fueron ocho en total. Kuroyukihime le había ordenado a Haruyuki que descansara mucho, así que programaron la reunión de la Legión para las tres de la tarde, pero él no quería perder el resto de su tiempo durmiendo.

A pesar de la pesadilla, el descanso había suavizado parcialmente las emociones del Exterminio Infinito. Poniéndolas en un segundo plano, Haruyuki salió de la cama, tomó una muda de ropa y se dirigió a la ducha.

En el camino, se puso el Neurolinker. Tan pronto como el escritorio virtual apareció contra el corredor medio oscuro, Haruyuki fue casi abrumado por una avalancha de llamadas y mensajes perdidos. Abriéndolos apresuradamente, encontró correos no solo de camaradas de ⌠Nega Nebulus⌡, sino también de Burst Linkers de otras Legiones, quienes le escribieron desde direcciones de correo anónimas. Su curiosidad no era una sorpresa, no había habido noticias de Silver Crow desde el momento en el que fue secuestrado por Tezcatlipoca.

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Aunque Haruyuki pensó que Kuroyukihime, Fūko y Chiyuri ya habían alertado a todos, aun asi se detuvo y abrió la aplicación de correo electrónico. Escribiendo: “[Siento responder tan tarde, pero me encuentro bien. Detalles más adelante.]” Haruyuki envió este mensaje a todas las direcciones de las que recibió los correos.

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La siguiente vez que se detuvo fue frente a la puerta que apareció a la izquierda, la cual conducía al dormitorio de su madre. Haruyuki enfocó su mirada en ella y apareció una marca holográfica: “[Dentro de la habitación / Dormida]”. Al parecer durante estas pocas horas, la madre logró regresar a casa. Llegó al final del pasillo y abrió la puerta de la derecha, tratando de no hacer ruido.

Tan pronto como dio el primer paso hacia la habitación luminosa, apareció una ventana sobre la mesa del comedor con un mensaje de su madre. Cuando se acercó, leyó:

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“[Me comí un rollo de tortilla de la nevera. Estaré en casa hoy, y mañana hasta antes del almuerzo, así que asegúrate de mostrarme el borrador de tu discurso para las Elecciones del Consejo Estudiantil]”.

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“Ah…” Haruyuki se estiró, cerró la ventana y se dirigió a la cocina.

Allí bebió un vaso de té de cebada frío y se dirigió al baño, donde, sentado bajo una ducha caliente, reflexionó sobre las elecciones escolares.

Hace dos semanas, Ikuzawa Mayu, la representante de la clase 2º C, invitó a Haruyuki y Takumu a unirse a ella en las próximas elecciones del consejo estudiantil.

Las elecciones del consejo estudiantil en la Secundaria Umesato no eran del todo normales. En la mayoría de las escuelas, el presidente, vicepresidente, secretario y contador se seleccionan por separado, pero en Umesato todos son nominados estando dentro de un mismo equipo. En otras palabras, el futuro presidente en la etapa de elección debe demostrar ser una persona competente tanto en la administración como en la gestión. Podría decirse que esta regla era particularmente adecuada para una escuela dirigida por una gran corporación educativa.

Haruyuki entendió perfectamente bien por qué Mayu había invitado a Takumu a unirse a su equipo. Una estrella del equipo de kendo, excelente estudiante, carácter despreocupado y buena apariencia, Takumu era de hecho un candidato perfecto. Por otro lado, Haruyuki no podía presumir particularmente de buenas calificaciones, no poseía en absoluto logros deportivos, se distinguía por su falta de habla y obesidad. Estaba sumamente sorprendido de que Mayu eligiera como compañero, al aparentemente, compañero más inepto de la clase, e incluso empezó a tratar a Mayu con sospecha debido a esto. Pero resultó que Mayu estaba impresionada por los esfuerzos de Haruyuki cuando estaba ajustando las pantallas de realidad aumentada que su clase había preparado para el festival cultural, así como sus esfuerzos como presidente del comité de cuidado de animales.

Sin embargo, la carga de ser miembro del consejo estudiantil todavía parecía ser demasiado pesada para Haruyuki; además temía que, si aceptaba, hundiría al equipo durante las elecciones. Al principio pensó en negarse, pero cambió de opinión luego de hablar con Takumu y Kuroyukihime.

La clave  para esto  fue la  pregunta  que  hizo

Kuroyukihime:

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“¿Te preguntas si tiene sentido hacer un esfuerzo que quizás no vaya a tener resultados?”

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Sí, eso es lo que Haruyuki se había dicho a sí mismo toda su vida. Siempre creyó que era mejor no intentarlo en absoluto que sufrir un vergonzoso fracaso. Pero nuevos conocidos y eventos en el Mundo Acelerado sanaron gradualmente su cobardía.

Aprendió a intentarlo por su propio bien y por el de los demás. Intentarlo, simplemente porque quería y porque ningún esfuerzo podría considerarse un desperdicio.

Por lo tanto, cuando Haruyuki se encontró con Ikuzawa Mayu en el techo de la escuela en víspera del último día de clases, y aceptó su oferta.

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Y ahora que había dicho que sí, tenía que arremangarse y poner manos a la obra. La campaña sólo comenzaba en el segundo trimestre, pero incluso prepararse para ella era una montaña de trabajo. El borrador tenía que ser escrito lo antes posible, como su madre le había recordado, pero lo más importante era encontrar al cuarto miembro del equipo. Mayu, por supuesto, había estado investigando mucho por su cuenta, pero le había dicho que le avisara si tenía alguien en mente. Y de ser así, sería buena idea ofrecerle al menos un candidato durante la próxima reunión…

Mientras lo pensaba, Haruyuki tuvo tiempo de bañarse, enjuagarse y salir del baño. De vuelta en su habitación, miró al reloj otra vez y se puso su uniforme escolar. Luego abrió una aplicación para notas holográficas, creó una nueva allí con el texto, “[Fui a la escuela por asuntos de comité. No he escrito un borrador aún, necesito más tiempo.]” y se dirigió a la cocina. Allí, Haruyuki abrió el refrigerador, tomó uno de los tres rollos de tortilla que quedaban y, junto con él, un pequeño recipiente escondido en la esquina superior del estante.

Dándose la vuelta, se acercó al fregadero, se metió un rollo de tortilla en la boca, abrió la tapa del recipiente…

“¡Ah!” Exclamó, casi dejando caer el rollo.

Apenas teniendo tiempo de volver a atraparlo con los dientes, miró dentro del contenedor.

Sobre una aparentemente gasa había óvalos de color marrón pálido de unos siete milímetros de largo, huesos de cereza. Aparecieron allí el día 7, cuando Niko y Kuroyukihime vinieron inesperadamente a su casa para pasar la noche. Después de la cena, Haruyuki ofreció a las niñas unas cerezas que había enviado su abuelo por parte de su madre como postre. A Niko le gustó tanto este trato que sugirió plantar algunas semillas.

Los cerezos frutales suelen propagarse mediante injertos, y es extremadamente difícil hacer crecer un árbol entero a partir de una semilla. Necesita humedad y temperaturas frescas para que germine, no el calor de julio. Por eso tomaron las doce semillas, las lavaron, secaron y las pusieron en una gasa húmeda. Haruyuki las guardó en un recipiente en el refrigerador y cuidadosamente añadía agua todos los días…

Y sólo ahora, después de dos semanas de completa indiferencia por parte de las semillas, aparecieron diminutas raíces en tres de ellas, que parecían residuos amontonados. El clima invernal del refrigerador finalmente las despertó, y estas empezaron a brotar.

“Vaya… Funcionó,” murmuró Haruyuki, aunque de hecho ya había conseguido que le brotara un hueso de cereza hace unos años atrás.

Esa vez plantó inmediatamente el brote en una maceta y lo puso en el balcón, pero o la tierra era pobre o Haruyuki lo regó con demasiada frecuencia, pero por desgracia, no llegó más lejos. ‘¿Funcionará esta vez…?’

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Tomó otro recipiente pequeño, extendió una gasa húmeda en el fondo y colocó con cuidado las tres semillas germinadas en él. Luego las cubrió con otro trozo de gasa y cerró la tapa. Después de pensarlo un poco, Haruyuki tomó una bolsa térmica y puso el recipiente dentro junto con hielo, dentro de un recipiente hermético. Finalmente, vertió un poco de té helado dentro de una botella reutilizable y se dirigió a la puerta principal. Haruyuki apoyó la mochila escolar que estaba en la percha sobre su hombro y metió la botella y el paquete térmico dentro de ella. Luego se puso una gorra de béisbol que colgaba de otra percha, un par de zapatillas de malla y abrió la puerta silenciosamente.

Aunque todavía era de mañana, un calor abrasador inmediatamente sopló desde el pasillo. Por lo general, hacía que Haruyuki quisiera cerrar la puerta de inmediato, pero ahora la alegre expectativa le decía que el calor del verano no era tan aterrador.

Saliendo al pasillo, corrió hacia el ascensor, oyendo el clic de la cerradura automática a sus espaldas.

A pesar de que trató de caminar por las sombras, aún asi llegó a las puertas de la Escuela Secundaria Umesato empapado de sudor.

Al entrar en los terrenos de la escuela, se detuvo, sacó una toalla de su bolso, se limpió la cara y la nuca. Luego, habiéndose secado un poco, continuó su camino hacia la parte trasera del segundo edificio, o mejor dicho, de la antigua escuela.

El camino entre la pared de hormigón y el alto muro del edificio lo condujo a un área abierta ubicada en la esquina del mismo terreno. Pocos de los estudiantes conocían este patio… o más bien, el patio trasero. Estaba rodeado por dos paredes de hormigón sumado al muro del edificio, pero aun así parecía ser bañado por la luz del sol.

Al norte del patio trasero había una construccón de tablones de cuatro metros de largo por dos metros de ancho y dos y medio de alto. Por supuesto, parecía pequeño en comparación con los edificios de la escuela, pero por otro lado, dieciséis metros cuadrados era más que la habitación de Haruyuki.

Mientras se acercaba al edificio, el sonido de sus pasos llamó la atención de una chica que estaba barriendo las hojas.

“¿Oh, presidente? ¿Hoy le toca a usted?” Preguntó, levantando la cabeza.

Su nombre era Izeki Reina. También estaba en el comité de cuidado de animales y era la asistente de Haruyuki.

En los días escolares normales, lucía de forma audaz y llamativa, pero ahora, gracias a su uniforme deportivo, gorra blanca y cabello recogido en una cola de caballo, se veía notablemente como una atleta. Haruyuki agitó la mano mientras caminaba, se detuvo frente a Reina y respondió:

“No, estuve trabajando ayer y lo estaré mañana… pero no tengo nada que hacer de todos modos.”

Había aprendido a hablar, sin balbucear, con esta chica hace poco tiempo. ‘Solía tenerle mucho miedo…’ pensó Haruyuki en secreto. Reina parpadeó un par de veces y luego sonrió ampliamente.

“¿No tienes nada que hacer? Presidente, ¿cómo siquiera tiene tiempo libre en vacaciones con un harem de tal magnitud?”

“Hare… N-no-no-no, ¡te equivocas!”

“¡Jajaja! Oh, sí, ese tipo de confusión te queda mucho mejor.”

Reina se echó a reír y de repente se oyeron aplausos desde el edificio.

Haruyuki miró a través de la red de hierro que servía como pared frontal y vio un Autillo Cariblanco llamado Hou10 batiendo sus alas dentro de la jaula. Ya conocía lo suficiente bien a la mascota como para comprender que no estaba enojado ni nervioso, sino que simplemente lo saludaba.

El comité de cuidado de animales se había fundado hace un mes para cuidar de Hou, y Haruyuki se convirtió en su presidente casi por accidente. Además de Reina, también había un tipo llamado Hamajima en el comité, pero sólo vino el primer día de trabajo y no había aparecido desde entonces. Quizás Haruyuki como presidente debería ejercer su autoridad sobre él, pero la sola idea de ir a la clase de Hamajima y regañarlo en voz alta por ser perezoso y descuidar sus deberes, lo hacía temblar y sudar frío.

‘Lo haremos sin él por ahora’, Haruyuki tomó una decisión que combinaba optimismo y pesimismo.

“Hoy hace muchísimo calor,” Reina se limpió la frente. “¿No sufre Hou por este tipo de clima?”

“Bueno, estos búhos son nativos de África, están acostumbrados al calor. Pero por supuesto, también me preocupa…”

Juntos volvieron a mirar dentro de la jaula. Al darse cuenta de su mirada, Hou dejó de hurgar en sus plumas y miró a Haruyuki con sus grandes ojos naranjas.

“¿Comida?” Preguntó girando la cabeza.

‘No, es demasiado pronto,’ respondió Haruyuki telepáticamente y miró a Reina.

“La jaula es espaciosa, ventilada y tiene un gran recipiente con agua para bañarse, así que creo que es suficiente con comprobar el estado de Hou regularmente…

Pero es mejor que le preguntemos a Shinomiya cuando venga. ¿Dijo a qué hora vendría hoy?”

“A las once y media. Probablemente esté en camino.” “Ya veo. Entonces déjame ayudarte con la limpieza.” “Gracias, presidente.”

Al ver que la frente de Reina estaba sudando de nuevo, Haruyuki sacó una botella de su bolso y se la entregó a la chica.

“Toma, es té de cebada. Bébelo si quieres. Ah, no lo he bebido todavía, no te preocupes.”

“¡Jajaja, no soy quisquillosa, no me molesta que alguien haya bebido antes que yo!”

Reina le dio una palmada en el hombro a Haruyuki, le agradeció el té y desenroscó la tapa de la botella. Mientras tanto, Haruyuki fue hacia la entrada trasera del antiguo edificio y dejó su mochila en las escaleras. Luego abrió el depósito de herramientas y sacó un cepillo, así como una manguera y una boquilla.

Conectando la manguera al grifo de agua junto a la jaula, Haruyuki entró y le advirtió a Hou que iba a empezar a limpiar. Sacó las almohadillas impermeables extendidas en el suelo de la jaula, a continuación, tomó una gran palangana11 de baño y comenzó a limpiarlo con la manguera. Casi todos los residuos caían a las almohadillas, por lo que la jaula no estaba particularmente sucia. Utai aseguró que bastaba con limpiarla una vez a la semana, pero Haruyuki pensaba que a Hou le resultaría más agradable vivir en una casa limpia.

Entonces llegó el momento de quitar todo el exceso de agua, suciedad y plumas con el cepillo. La jaula parecía pequeña por fuera, pero por dentro los dieciséis metros cuadrados se sentían muy diferentes. Haruyuki caminaba lentamente de sur a norte y de norte a sur, manteniendo el cepillo en su mano izquierda y la manguera en la derecha.

Trabajó duro hasta que sólo quedaron las tablas marrones y ligeramente húmedas, de pronto, la voz de Reina se escuchó desde afuera:

“¡Hola, súper presidente!”

Haruyuki no vio al ‘super presidente’, pero una ventana de chat se abrió ante sus ojos.

“[UI>: Buenos días, Izeki.]”

Hou agitó sus alas, aunque no debería haber sido capaz de ver la ventana de chat.

“Eso definitivamente significa comida,” le susurró Haruyuki al búho y salió de la jaula.

Shinomiya Utai estaba parada frente a Reina. Llevaba un vestido blanco, el uniforme de primaria de la Academia Privada Matsunoki, la escuela hermana de Umesato. Izeki Reina se refirió a Utai como la super presidenta, ya que fue ella quien se acercó a la administración de Umesato con una solicitud para organizar este comité.

Utai levantó su sombrero de ala ancha blanco, vio a Haruyuki salir de la jaula y parpadeó desconcertada.

“[UI>: Oh, pensé que Arita estaría trabajando mañana.]”

“Así es, pero…”

Por supuesto, Hou necesitaba que lo cuidaran incluso durante las vacaciones de verano y dado que solo había tres personas en el comité, incluida Utai, Haruyuki aparentemente tenía que venir una vez cada tres días…

Pero de hecho él y Reina iban cada dos días, y Utai iba todos los días. La cosa era que sólo Utai podía alimentar a Hou. Por supuesto, el búho también aceptaba comida de manos de Haruyuki, pero sólo en presencia de la niña. Así que decidió por solidaridad venir a la escuela lo más a menudo posible, y no solo en sus correspondientes días de trabajo.

Aún así, dijo otras palabras en voz alta para no exhibir sus pensamientos:

“Estaba libre, así que pensé en venir y ayudar un poco.”

“[UI>: ¿En serio?]” tecleó Utai instantáneamente, luego quitó las manos del teclado virtual, las cruzó sobre su pecho y frunció el ceño por un momento.

Luego de un momento, Haruyuki se dio cuenta de lo que pasaba.

Utai, también conocida como Ardor Maiden, también estaba presente en el Parque Kitanomaru en el Campo Neutral Ilimitado y había visto con sus propios ojos cómo Tezcatlipoca se había llevado a Silver Crow. Después de eso, Kuroyukihime o Fūko le informaron que Haruyuki estaba desconectado y a salvo, pero la chica aún no sabía en qué posición se encontraba.

Haruyuki dejó caer el cepillo y la manguera, se acercó a Utai y sujetó sus pequeñas manos.

“Mai… Shinomiya, estoy bien. Perdón si te hice preocupar… pero realmente estoy bien.”

Utai abrió ampliamente los ojos por un momento, se sonrojó levemente y asintió. Sus labios temblaron como si tratara de dar una respuesta, pero Haruyuki no pudo escuchar ningún sonido. Su amiga sufría de afasia eferente, por lo que no podía hablar en el mundo real y usaba un chip de implante cerebral para comunicarse a través del chat. Sin embargo, ahora que él estaba sosteniendo sus manos, ella no podía escribir.

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“Oh… ¡L-lo siento!”

Gritando palabras de disculpa, Haruyuki casi saltó hacia atrás. Estaba a punto de disculparse una vez más, pero Utai levantó las manos y asintió con la cabeza. Pero tan pronto como se relajó, la voz de Reina sonó sobre su hombro derecho:

“Oh-no-no-no, presidente. No es bueno acosar a las chicas de primaria.”

“¡N-no la estoy acosando!” Haruyuki se apresuró a objetar a la sonriente Reina, recogiendo el cepillo y la manguera del suelo.

Miró a Utai una vez más, prometiéndole mentalmente que le contaría todos los detalles durante la reunión de la Legión, y se acercó a la jaula.

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