Accel World (NL)

Volumen 25

Capitulo 11: Una Vez Allí

Cuando las chicas terminaron de hablar sobre todo, eran las diez y media de la noche.

No era un horario en el que los alumnos mayores se acostaran, pero ya era hora de que las más jóvenes se fueran a la cama. Sin embargo, era demasiado estrecho como para que los cinco durmieran en una sola habitación, así que Haruyuki, Kuroyukihime y Fūko desearon buenas noches a Niko y Utai y se trasladaron a la habitación de invitados de ocho tatamis al otro lado del pasillo.

Una vez allí, hicieron algunos deberes más, trabajaron en el discurso de campaña de Haruyuki y se prepararon para ir a la cama alrededor de la medianoche.

Una vez que la mesa fue empujada contra la pared, había fácilmente espacio para tres futones en la habitación y Haruyuki respiró aliviado. Puede que tenga que dormir con dos chicas, pero al menos no bajo la misma manta.

Shiomi trajo pijamas hechas de lo que parecía ser gasa. Una vez que estuvo cerca de la salida, Haruyuki se cambió de ropa, apagó la luz y se tumbó en la crujiente pero muy agradable almohada. Nada presagiaba problemas, y estaba a punto de quitarse el Neurolinker del cuello cuando…

Fūko, que estaba en el medio, repentinamente se giró hacia él y le susurró:

“Por cierto, Karasu-san.”

“Eh… ¿sí?”

“Cuando visitaste a Sa-chan, tomaron un baño juntos, ¿no es así?”

“¡Mgf!” Haruyuki se atragantó con el aire y tosió.

Tras recuperar el aliento, volteó penosamente hacia Kuroyukihime, quien estaba acostada más cerca de la ventana:

“S-senpai…”

“Bueno… en realidad no pensaba decirle nada,” se oyó una voz de disculpa desde la oscuridad. “Pero cuando nos bañábamos con Fūko hoy, le mostré mi código de barras.”

Haruyuki se estremeció involuntariamente, pero enseguida relajó los músculos y se recostó sobre la almohada. El hecho de que Kuroyukihime encontrara la fuerza para revelar a Fūko el secreto de sus orígenes era definitivamente algo bueno.

“Ya veo… ¿ella te lo mostró?”

“Sí… Luego me contó cómo nació, mencionó que ya habías visto el código de barras… y dejó escapar que fue en la bañera.”

“Ya veo…”

Normalmente Fūko tenía mucho tacto en estos asuntos, por lo que Haruyuki no estaba demasiado preocupado. Pero…

“¿Y tú como te sientes al respecto, Karasu-san?” Llegó la voz nuevamente desde la derecha.

Giró la cabeza, pero no pudo distinguir la expresión de su rostro en la oscuridad.

“¿Sobre qué?”

“¿Cómo se sintió bañarse con Sa-chan?”

Aunque Fūko preguntó con voz amable, Haruyuki sabía que esa ternura no era de fiar. Sudando de inmediato, trató de encontrar las palabras adecuadas:

“Bueno… Por supuesto, al principio estaba confundido, pero me complació mucho el poder escuchar lo que Kuroyukihime-senpai había estado ocultado durante tanto tiempo… Me hizo querer ayudarla aún más…”

“Gracias, Haruyuki,” respondió suavemente Kuroyukihime.

Pero antes de que el pecho de Haruyuki pudiera calentarse…

“No me refiero a eso, Karasu-san,” dijo Fūko con más suavidad. “¿Qué puede pensar un chico de tu edad al ver a Sa-chan desnuda?”

“Ugh…” Haruyuki emitió un sonido inaudible al mismo tiempo que Kuroyukihime exclamaba en silencio:

“¡Oye, Fūko! ¡¿Cuál es tu punto?!”

“Verás, la total inofensividad de Karasu-san en estos asuntos es una de sus virtudes más importantes, especialmente para las chicas como nosotras. Pero todavía estoy un poco preocupada. ¿Estás segura de que deberíamos compartir una habitación con él?”

‘¡Tenemos que escapar inmediatamente! ¿Tal vez ir hacia el Mundo Acelerado…?’

Una aceleración normal no funcionaría, porque Fūko podría desafiarlo a un duelo; el camino hacia el Campo Neutral Ilimitado estaba cerrado. Entonces, ¿qué? ¿Huir al Nivel Superior? ¿Pero qué pasa si se encuentra con Snow Fairy de nuevo allí? Quizá al menos sepa cómo responder a la serie de preguntas mortíferas que una estudiante de preparatoria puede hacer a un estudiante de secundaria. Por cierto, ¿en qué grado estará Fairy?

El ataque de pánico de Haruyuki duró aproximadamente un tercio de segundo, pero luego respondió tímidamente:

“Bu-bueno, y-yo… no voy a mentir diciendo que no sentí nada. Pero siempre he pensado… que no se debe actuar de forma inapropiada… aunque se quiera…”

Tuvo que devanarse los sesos para dar esa respuesta, tanto que casi le sale humo por las orejas.

“De acuerdo, por mí está bien,” Fūko respiró aliviada por alguna razón. “Por cierto, Karasu-san, ten en cuenta que en el futuro ese tipo de trato del que hablas dejará de ser tan inapropiado. Pero cuando eso ocurra, sólo debes elegir a una y apreciarla de todo corazón.”

“Uh… sí.”

“Aunque Sa-chan tampoco estuviste bien. ¿Y si Karasu-san se convirtiera repentinamente en una bestia al verte desnuda? ¿Se te ocurrió como librarte de él en caso de que eso ocurra?”

“¿En una bestia? Oye, Fūko…”

“No más payasadas como esa, ¿de acuerdo? Claro que la comunicación en el mundo real es buena para la Legión, ¡pero no permitiré que la moral disminuya!”

‘Hay algo que no entiendo, ¿qué es lo que quiere? ¿Que haya algo entre Kuroyukihime y yo, o no? Bueno, lo principal es no llamar más su atención. También podría poner un futón de repuesto entre nosotros para asegurarse,’ pensó Haruyuki, subiendo la fina manta hasta su barbilla.

El miércoles llegó, veinticuatro de julio.

Fūko y Utai prepararon un desayuno tradicional japonés de salmón frito con col china hervida, huevos onsen²³, arroz y sopa de miso. Después de comer, Haruyuki ayudó a recoger la mesa y a lavar los platos. A las ocho menos cuarto de la mañana, salió de la casa de la familia Shinomiya junto con Niko.

Debido a que habían comido hace poco, tuvieron que caminar despacio. Finalmente, las estrechas calles de las zonas residenciales los condujeron a Seventh Ring. Cerca de la intersección Honan, subieron a un autobús que iba en sentido antihorario por la autopista y tomaron un asiento doble.

Niko inmediatamente sacó un cable XSB de su bolso y se lo entregó a Haruyuki. Mientras él luchaba contra su indecisión, la chica ya había enchufado el segundo conector a su Neurolinker. Decidido, tomó el otro extremo del cable.

El autobús iba lleno unos dos tercios de su totalidad, y entre los pasajeros había bastantes estudiantes, probablemente con prisa por llegar a sus respectivos clubes deportivos. Haruyuki mentiría si dijera que no le importaban las miradas de los extraños, pero por otro lado no podía quedar como un cobarde frente a Niko, quien había conectado el cable a su cuello sin la menor duda. En cuanto el enchufe magnético hizo clic, una voz resonó en su cabeza:

“Escucha, Haru. Ya hemos hablado de Hou en el desayuno, pero quería añadir algo más.”

“¿Eh? ¡¿Hiciste una conexión directa conmigo solo para eso?!”

“¡Oh, vamos! Es algo breve sobre Hou.”

“Te escucho,” asintió Haruyuki y se quedó callado, esperando que ella continuara.

Durante el desayuno, la charla se centró principalmente sobre Hou. Cuando Utai invitó a Niko y Haruyuki a su casa, había dicho que necesitaban discutir los asuntos de su mascota, pero debido a la batalla contra Genbu y los deberes, sólo hubo tiempo para esta conversación solo en ese momento.

Resulta que Utai quería recordarles dos cuestiones. La primera era cómo afrontar el calor. Aunque Hou era un Autillo Cariblanco africano, le resultaría difícil estar a treinta y cinco grados de calor en una pequeña jaula sin ningún lugar al cual escapar de él.

La segunda cuestión era quién cuidaría de Hou durante el viaje de la Legión a Yamagata, prevista para principios de agosto. Esta tarea parecía aún más difícil que la primera, porque sólo tenía dos soluciones: confiar el cuidado de Hou a otra persona o llevárselo con ella. Sin embargo, era muy difícil aplicar cualquiera de estas opciones.

Por supuesto, en Tokio hay guarderías para mascotas que estarían encantadas de acoger a un búho, pero Hou sólo acepta comida de manos de Utai. A pesar de que Reina lo hizo ayer por primera vez y Haruyuki lo hizo un par de veces antes que ella, el búho sólo comía después de las advertencias de Utai. Sin ella, Hou ni siquiera miraría la comida ofrecida.

Pero llevarlo consigo de viaje también era una tarea imposible. Debido a su triste pasado, Hou era terriblemente nervioso y ni siquiera se había acostumbrado a la nueva jaula de inmediato. Un paseo en una jaula de transporte e incluso durante una distancia tan grande, lo sometería a un enorme estrés y tampoco estaba claro si le gustaría.

Cuando Utai señaló esas dificultades, Haruyuki adivinó inmediatamente: la chica creía que tendría que quedarse en Tokio.

Pero eso sería terriblemente injusto. El viaje a Yamagata fue considerado como su esperada recompensa por haber ganado la dura y agotadora guerra contra la ⌠Acceleration Research Society⌡ y la Legión Blanca. Haruyuki ya se había tomado el tiempo de llamar y preguntar si podía llevar consigo a quince de sus amigos, y el abuelo aceptó encantado. Probablemente él y la abuela se sorprenderían mucho al ver que sólo había un chico entre esta multitud de amigos, y Haruyuki no podría explicar cómo se habían conocido todos. Pero el viaje seguía prometiendo ser divertido.

Pero sólo porque toda la Legión iba a viajar junta.

Utai había participado tanto en la batalla amistosa contra la Legión Verde como en la batalla por territorios contra la Legión Blanca, e incluso había jugado un papel clave en la pelea de ayer contra Genbu. Haruyuki sentía que no tenía sentido ir a ninguna parte sin ella, pero sabía que era poco probable que Utai estuviera de acuerdo con él. Insistiría hasta el final para que los demás fueran por su cuenta y no se preocuparan por ella…

Haruyuki estaba a punto de agachar la cabeza, recordando la conversación de esta mañana, pero entonces volvió a sonar la voz de Niko:

“De todos modos, aún no sé cómo saldrá todo esto, por lo que decidí no decir nada frente a Maiden, pero podemos pedirle ayuda a nuestra Porki.”

“¿A Porki? ¿Thistle Porcupine?” preguntó Haruyuki, recordando al avatar puercoespín de armadura extraña.

“Sí,” asintió Niko. “Una vez me dijo que tenía un pájaro enorme en la vida real.”

“¿Qué? ¡Pero si ella es un puercoespín!”

“¡Sí, pero ese no es el punto!” exclamó la Reina Roja, haciendo que Haruyuki volviera a sus sentidos.

“¿Un pájaro enorme? ¿Realmente se tratará de un búho…?”

“No tengo ni idea, pero he oído que la alimenta con carne, por lo que debe ser una especie depredadora. Los loros no comen carne, ¿verdad?”

“B-bueno,” por fin entendió a dónde iba la conversación y giró la cabeza hacia Niko. “Uh… ¿entonces quizás Thistle pueda cuidar a Hou en su casa?”

La chica sacudió inmediatamente su cabeza roja.

“No te adelantes, aún no es seguro. Todavía no le he preguntado a Porki. De hecho, nunca me he encontrado con ella en mi vida.”

“¿Qué, de verdad?”

“Es algo común,” dijo Niko encogiendo sus hombros cubiertos por una blusa de manga corta. “Sólo en ⌠Nega Nebulus⌡ están tan locos como para conocerse en el mundo real. Aunque… últimamente he estado pensando que no estaría mal hacernos más cercanos a los principales legionarios de ⌠Prominence⌡… actualmente ex ⌠Prominence⌡.”

“Sí, eso sería maravilloso,” asintió Haruyuki rápidamente.

“Pero te diré de antemano,” Niko lo miró de reojo, “que iremos juntos a preguntarle.”

“¡¿Q-qué?!”

“¡No puedes evitarlo, eres el presidente del comité! Pero antes, por supuesto, tenemos que averiguar qué tipo de pájaro tiene Porki, y discutir la idea con Maid… con Ui. Puede que a Porki no le importe, pero ¿qué pensará Hou?”

“Ugh…”

De hecho, es poco probable que Hou acepte comida de manos de la desconocida Thistle si no está Utai, y además, podría no coincidir en carácter con el “pájaro gigante”. Sin embargo, la decisión final recae sobre la súper-presidente Utai.

“Gracias, Niko,” dijo Haruyuki con voz mental.

La niña se encogió de hombros.

“Por cierto, ¿la próxima parada no es la tuya?” “¿Qué? ¡Oh, sí!”

Cuando Haruyuki miró por la ventana, vio que el autobús ya había pasado la calle Oume y se acercaba al paso elevado. Apenas tuvo tiempo de levantarse y pulsar el botón virtual de parada.

Ocho y cuarto.

Haruyuki llegó a su hogar al mismo tiempo que la mayoría de los residentes salían a trabajar. Tras abrirse paso entre la multitud, subió a un ascensor vacío. No había mucho que pudiera hacer mientras tanto, así que repasó la conversación con Niko en su cabeza. ‘Por cierto, también debería invitar a Trilead a Yamagata,’ se le ocurrió. Trilead Tetraoxide nunca se había reunido con los demás legionarios en la vida real y se negó incluso a hablar del mundo real, pero unas vacaciones eran tan necesarias como respirar.

Haruyuki salió del ascensor y caminó por el pasillo hasta su apartamento. Suponiendo que su madre seguía durmiendo, entró en silencio y caminó de puntillas por el pasillo.

Pero se topó inmediatamente con ella saliendo de la cocina.

“Estoy en casa,” dijo, parpadeando un par de veces sorprendido. “Buenos días, mamá.”

“Buenos días y bienvenido,” respondió Arita Saya, inclinando un poco la cabeza, sosteniendo una taza de porcelana blanca en sus manos.

Aún vestida con un camisón brillante, pasó junto a Haruyuki y se sentó en la mesa. Apenas sentada, dio un sorbo a su té y empezó a toquetear el escritorio virtual.

Mientras tanto, Haruyuki se acercó a un rincón de la cocina, se lavó las manos y abrió la nevera. Sacando una botella de té helado, evaluó los suministros de comida. Los rollos de tortilla, canapés y lasaña de anteayer desaparecieron sin dejar rastro. Al parecer se habían convertido no sólo en el desayuno de ayer, sino también en la cena de su madre.

Tras servirse té en un vaso y saciar su sed, Haruyuki se quitó la mochila del hombro y sacó de ella un recipiente de plástico biodegradable. En un principio iba a ponerlo en la nevera, pero cambió de opinión y lo levantó sobre su hombro:

“Mamá, ¿quieres onigiri?”

Su madre apartó la mirada del escritorio virtual y miró con desconcierto.

“¿Onigiri? ¿Los compraste abajo?”

“No, mis amigos lo hicieron después de la pijamada.”

Aunque Haruyuki le ocultó a su madre todo lo relacionado al Mundo Acelerado, le estaba diciendo la verdad. A Fūko le había sobrado arroz y salmón, así que preparó onigiri, y él se llevó tres.

“Hm… ¿Con qué?”

“Con salmón.”

“Entonces tomaré uno. ¿Puedes darme un poco de miso, al menos instantáneo?”

“Por supuesto.”

Haruyuki encendió la tetera eléctrica con la mano derecha, y con la izquierda sacó una sopera y un platillo cuadrado. Echó wakame, cebolla y un cubo de miso en el bol, y luego añadió agua hirviendo. Finalmente, le llevó a su madre un tazón de sopa y un plato de onigiri, luego se sentó también a la mesa y fingió hacer clic en el escritorio virtual, aunque en realidad estaba observando la expresión de su madre.

Ella tomó un sorbo de la sopa y luego dio un mordisco al onigiri. La expresión de su cara era difícil de entender, pero no dejó el onigiri a un lado, sino que siguió comiendo.

Debió haberle gustado.

‘Por cierto, pronto será su cumpleaños,’ recordó Haruyuki de repente.

Saya se casó y tuvo un bebé mientras estudiaba en la universidad. Ella tenía veintitrés años, su esposo veintiséis, algo muy temprano para los estándares modernos. Este año sólo cumpliría treinta y ocho años, su pelo corto seguía siendo exuberantemente brillante y su rostro lucía joven…

dejando de lado la piel de debajo de sus ojos, pero incluso eso sólo se hacía visible a la brillante luz de la mañana.

Pero estas ojeras no eran una sorpresa. Saya trabajaba en el departamento de transacciones de un banco de inversión internacional y se ocupaba regularmente de los cambios de divisas internacionales. Además de su horario de trabajo irregular, a menudo se quedaba por las tardes a tomar algo con sus colegas. Incluso en casa, Saya vigilaba constantemente las tendencias internacionales con su Neurolinker, por lo que no se relajaba ni por un segundo. A veces, Haruyuki sentía que su madre trabajaba demasiado… pero de lo contrario no estarían viviendo en un enorme apartamento cuyo salón podría albergar fácilmente a una docena de invitados de la Legión.

Haruyuki aún se quejaba de la falta de cocina de su madre… pero al mismo tiempo sabía que si estaba cansado de la comida instantánea, debía hacerla él mismo. Incluso la pequeña Utai era buena con el cuchillo de cocina, lo que significaba que tenía que ser igual de bueno con él. Se prometió a sí mismo que intentaría cocinar algo hoy.

“¿De qué hablaron en la reunión del comité?” preguntó de repente su madre, apartándose del onigiri.

“Umm…” respondió Haruyuki. “Hablamos sobre el animal que tenemos en el colegio, de los deberes para el verano… y de un pequeño juego…”

“¿Animal? ¿Tienen un conejo o algo así?” “No, es un autillo cariblanco. Un búho.”

Saya apartó la mirada del escritorio virtual. Su expresión se suavizó ligeramente.

“Ah, solíamos llamarlos Auricos²⁴.”

“¿A… Aurico? ¿Es la abreviatura de Autillo Cariblanco?” “Sí. Una vez quise uno.”

“Oh… ¿Querías un búho?”

“Hace mucho tiempo,” confirmó Saya. “¿Conoces el huerto de cerezas en Yamagata? Hay muchos amantes de las cerezas en el bosque… Desde pájaros, gorriones, estorninos y bulbules, hasta animales como ratas, civetas y osos.”

“¡¿Osos?! ¡¿El huerto de cerezas está siendo atacado por osos?!”

“Ahora ya no, gracias a las vallas eléctricas de alto voltaje, pero no es posible detener a los pájaros y las ratas. Por lo tanto, construyeron un nido en el jardín y pusieron un búho en él.”

“Vaya…”

“Cuando era pequeña, teníamos un búho de orejas largas viviendo en nuestro jardín. Suelen volar hacia el sur para pasar el invierno en Tohoku, pero el nuestro nunca salió del jardín… Vivió unos seis o siete años, y luego murió cuando yo estaba en secundaria. Nunca supe lo que le pasó, pero estaba muy triste y pensé que cuando creciera y empezara a vivir por mi cuenta, definitivamente tendría un búho.”

En la actualidad, Saya apenas se comunicaba con sus padres y apenas hablaba del pasado. Al menos en los últimos años no había dicho nada de eso.

‘Y eso que antes vivía con el abuelo en Yamagata y también era una niña,’ reflexionó Haruyuki y preguntó:

“¿Pero nunca lo hiciste?”

“Si estás cuidando de un búho en la escuela, ya deberías saber que mantener un ave de rapiña es difícil. Lo fui posponiendo, y al final se me olvidó,” sonrió débilmente y se terminó el té. “Gracias por el onigiri, me gustó. ¿Qué planes tienes para hoy?”

“Umm… ir a la escuela cerca del horario del almuerzo.”

“Cuídate que no te dé un golpe de calor,” respondió Saya, transfiriendo quinientos yenes para el almuerzo al Neurolinker de su hijo y levantándose de la mesa para llevar los platos a la cocina.

Haruyuki quería detenerla, ya que aún no habían discutido muchos temas… ¿Le gustaría a su madre acompañarlo a la escuela a ver a Hou? ¿Iría ella también a Yamagata? ¿Diría algo sobre su ex-marido…?

Pero guardó silencio, por miedo a escuchar el rechazo.

Saya se apresuró a lavar el platillo, el tazón y la taza, y luego regresó a la sala. Estaba a punto de salir al pasillo, pero de repente se detuvo y se dio la vuelta.

“Por cierto, ¿escribiste tu discurso de campaña?”

“Ah… Sí,” Haruyuki encontró el archivo en su escritorio virtual y se lo entregó a su madre.

“Lo revisaré en un par de días y te lo reenviaré.” “Tómate tu tiempo, no es urgente.”

“De lo contrario, lo olvidaré,” respondió su madre y cerró la puerta detrás de ella.

Haruyuki regresó a su habitación, hizo algunos deberes más, luego se duchó y salió su casa a las once en punto.

Era otro día despejado, pero con un viento seco desde el este que dispersaba ligeramente el calor. El pronóstico lo atribuyó a la aparición de un tifón al sur, que podría llegar a Honshu en unos días. Sin embargo, los pronósticos para los primeros diez días de agosto seguían prometiendo un tiempo veraniego despejado, por lo que el viaje a Yamagata no se veía amenazado.

Cuando Haruyuki llegó a la escuela, saludó a Hou y comenzó a limpiar el lugar. Incluso en el verano, los árboles dejaban caer muchas hojas. Si no se limpiaba todos los días, se amontonaba en cada esquina.

Cuando Haruyuki terminó, se sorprendió al ver que Utai no había venido sola, sino junto a Izeki Reina. Incluso decidió recordarle que hoy no era su turno de estar de guardia, pero Reina replicó: “¿Y qué?, tú también viniste ayer”.

Los tres volvieron a alimentar a Hou y luego se enfocaron en sus asuntos. Haruyuki se dirigió primero a la cafetería (abierta pero no en funcionamiento) para comerse un bollo que había comprado en el camino, y luego se dirigió a la biblioteca, donde continuó haciendo los deberes. Para el atardecer, Chiyuri y Takumu terminaron sus entrenamientos, y los tres se detuvieron en su pastelería favorita “Angie” para comprar un poco de pasta de frutas.

Su madre, mientras tanto, se había ido a trabajar dejando un mensaje: “Llegaré tarde mañana, por la noche”. Haruyuki no abandonó la idea de preparar la cena y bajó al centro comercial a comprar víveres, pero en el camino se encontró accidentalmente con Chiyuri. Ella instantáneamente le preguntó qué estaba haciendo, después de lo cual apareció para visitarlo y explicarle interminablemente sobre todo el proceso de cocción.

Así que el plan de Haruyuki de hacer la cena solo por su cuenta no se hizo realidad, pero gracias a la ayuda de su amiga la ensalada de frijoles y el pollo frito resultaron bastante comestibles. Chiyuri también comió, y con una mirada como si la cena hubiera sido preparada para ella. Después de acompañarla hasta la puerta y volver al vestíbulo, el reloj marcaba exactamente las siete de la tarde. Al otro lado de la ventana, los últimos rayos del atardecer se tornaban rojos y las primeras estrellas se iluminaban. Haruyuki corrió las cortinas y repasó en su mente los acontecimientos del día.

Independientemente de cómo se mire, resultó ser tranquilo, pacífico y alegre.

Recordaría este día muchas veces en el futuro, un día cualquiera, pero muy querido en su corazón.

Una vez que Haruyuki se quitó el uniforme escolar y se bañó, se puso pantalones cortos y una camiseta, se lavó los dientes y regresó a su habitación.

La operación de rescate de Silver Crow estaba programada para las once de la noche, pero una hora antes estaba previsto una reunión en el espacio virtual. Como sólo eran las ocho y media, a Haruyuki aún le quedaban más de dos horas.

¿Cómo podría matar el tiempo? ¿Hacer los deberes?

¿Terminar un juego? ¿Ver una película?

Haciendo planes, se tumbó en la cama y de repente escuchó ese sonido tan esperado en su cabeza. Fue como si una campana lejana hubiera tocado suavemente dos veces.

Saltando en el lugar, Haruyuki instantáneamente dejó caer su cabeza sobre la almohada y respiró profundamente.

“[Unlimited Bu…]”

Apenas tuvo tiempo de cerrar la boca. ¡Aún no era el momento para ingresar al Campo Neutral Ilimitado! Rompiendo el hábito, Haruyuki exclamó:

“[Burst Link]”

Una estruendosa aceleración separó su conciencia del mundo real.