Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Con la atenta ayuda de los dos príncipes, Mia llegó por fin a la isla y se puso en tierra firme.

Después de ponerse en pie, caminó un poco, admirando la playa de marfil. El sonido crujiente de la arena que se movía bajo sus pies la hizo reír con alegría.

“Vaya, qué espectáculo tan maravilloso…”

Los diminutos granos rodaban fácilmente unos sobre otros, brillando como gemas. Una inspección más detallada reveló que incluso tenían forma de estrella. Caminó por la playa, cuya superficie era blanca e inmaculada como la nieve fresca, y se sintió como si hubiera entrado en una especie de país mágico. Detrás de ella, unas suaves nubes de verano colgaban en el cielo sobre un mar esmeralda. Unas suaves olas llegaban a la orilla, con su rítmico chapoteo plácido y tranquilizador.

“Esto es realmente el paraíso.”

“Mmhm, me alegro de que la isla sea de tu agrado.”

Se giró para encontrar a Esmeralda, que presumiblemente había llegado no hacía mucho. El agua aún goteaba de su larga cabellera. Llevaba la mano en la cadera y no intentaba ocultar su satisfacción.

“Vengo aquí todos los veranos y siempre me lo paso muy bien.”

“¿Ahora sí…? Por cierto, Esmeralda, ¿qué vamos a hacer por la noche?”

“Tendré unas tiendas de campaña instaladas un poco lejos de aquí. Nada del otro mundo, pero servirán para una estancia corta. ¿Alguna vez te has dormido con los sonidos de la naturaleza? ¿Oíste la suave sinfonía de las criaturas de la noche? Es toda una experiencia.”

Puede que a algunos les sorprenda, pero Esmeralda era realmente una mujer al aire libre. La muchacha noble promedio no podía soportar la idea de dormir en cualquier lugar que no fuera una alcoba cerrada, pero Esmeralda no era una noble promedio. Era una Etoile, y sus gustos eran mucho más elevados. Sabía apreciar los verdaderos placeres más finos.

Sucede que Mia tampoco era ajena a la vida al aire libre.

El ambiente de la naturaleza, eh… Escuchar el canto de los insectos… Contemplar un cielo estrellado… Mientras quizás nos acurrucamos alrededor de una hoguera con el Príncipe Abel mientras nos profesamos nuestro amor eterno… Mmm. Apruebo esto. Suena maravillosamente romántico. Ah, pero tal vez todavía es un poco temprano para esa última parte…

Desde que subió al yate, el cerebro de Mia había permanecido firmemente en modo romántico. Se había pasado la mayor parte del crucero alternando entre imaginar diversas situaciones acarameladas en las que estaba implicado Abel y retorciéndose de vergüenza por su propia imaginación. Era, para cualquier observador que estuviera presente, una escena bastante perturbadora.

“Muy bien. Me han dicho que las carpas están levantadas, así que podemos ir a ponernos los trajes de baño allí. Venga conmigo, señorita Mia. Siendo la buena amiga que soy, me aseguré de traer uno para usted también.”

“…¿Eh?” La afirmación rompió su ensoñación amorosa, haciéndola caer de nuevo a la realidad. “Espera… ¿Has traído un traje de baño para mí?”

Tengo un mal presentimiento.

A cierta distancia de la playa se habían montado rápidamente varias tiendas de campaña provisionales. Cuatro chicas estaban presentes en el campamento: Mia y Esmeralda, y sus sirvientas, Anne y Nina. A pesar de haber tenido un mal presentimiento tras escuchar que Esmeralda había traído un traje de baño para ella, Mia decidió acceder, pensando que no podía hacer daño probárselo…

“¡Dulces lunas! ¡Qué terriblemente indecente!”, exclamó horrorizada tras verse con la prenda. “¡Este bañador me deja el medio al descubierto!”

Resulta que el traje de baño que Esmeralda había elegido para ella consistía en dos piezas separadas, una superior y otra inferior, lo que dejaba la suave piel de melocotón de su vientre y su delicado ombligo totalmente al descubierto.

Ahora, para aquellos que se preguntan sobre el tema de F.A.T…. Mia había conseguido, de hecho, invertir su progresión, devolviendo su figura al estado en que se encontraba a principios de la primavera. Sus esfuerzos no la habían traicionado. Todo su diligente riego (con una nutritiva solución de noventa por ciento de sudor y diez por ciento de lágrimas) había dado sus frutos en forma de un contorno razonablemente plano a lo largo de su vientre.

El traje de baño que había traído Mia le llegaba justo por encima de las rodillas, pero el de Esmeralda terminaba a mitad de los muslos. ¡Esto era de lo más inaceptable!

“¿Cómo se puede esperar que lleve una prenda tan vergonzosa? Ni siquiera viene con falda”

Efectivamente, el propio traje de baño de Mia incluía una corta falda con volantes alrededor de la cintura. La oferta de Esmeralda, en comparación, tenía la forma de un simple pantalón corto. Para ser justos, los pantalones cortos no eran más reveladores que la falda, ni eran muy diferentes de los que Mia usaba cuando realizaba actividades al aire libre. Sin embargo, su aspecto no era tan importante como lo que sentía. Y se sintió terriblemente indecente con la elección de Esmeralda. Para Mia, un traje de baño era como una lencería impermeable. Eran ropa interior acuática. ¡Andar con ellos sin falda era simplemente impensable!

“¡Es obsceno! Me niego a llevarlos”, declaró indignada.

Esmeralda la miró con desconfianza.

“¿De verdad? ¿Y prefieres tener esa falda ondeando a tu alrededor en el agua? Sospecho que te dificultará mucho la natación.”

Por supuesto, cuando se trataba de nadar, cuanta menos resistencia, mejor. El traje de baño que trajo Esmeralda fue diseñado pensando en el rendimiento, empleando contornos ajustados a la piel e incorporando piel de pescado en su capa exterior para minimizar la resistencia. La verdad es que se tomaba muy en serio eso de las “clases de natación”, y pretendía dar a su alumna todas las ventajas. Naturalmente, había seleccionado el mejor traje de baño que pudo encontrar para Mia. Y se aseguró de que sus colores coincidieran con los suyos, aunque eso no era tanto una elección pedagógica como una fijación personal.

“Bueno, aun así, no puedo llevar algo tan impúdico con los dos príncipes mirando. ¡Al menos por hoy, llevaré mi propio traje de baño!”

Esmeralda se marchitó un poco.

“Si tú lo dices…”, dijo con una pizca de decepción. “En ese caso, supongo que yo también me pondré los que suelo llevar.”

Procedió a sacar un bañador que… ¡tenía un diseño perfectamente modesto! ¡Había mucha tela para cubrir todo el vientre, e incluso tenía una falda con volantes como la de Mia! Básicamente, no tenía las agallas para llevar uno revelador por sí misma, y al ver que Mia iba con un diseño conservador, inmediatamente también se acobardó. Las dos eran, de hecho, pollos de una misma pluma.

“Después de todo, nadie me dijo que vendrían dos príncipes. No es que me incomode mostrarles algo de piel extra o algo así. Eso sería infantil. Pero, bueno, nunca es bueno apresurar estas cosas. Podría tomarme un tiempo extra y hacer una preparación mental. Correcto, Ni— Ahem. Sirvienta, ¿no crees?”

Ante su pregunta, Nina la miró de pies a cabeza y viceversa. La mirada de la sirvienta se desvió entonces, volviéndose distante, antes de responder lentamente con un movimiento de cabeza: “Sí, creo que sería prudente.”