Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 4

Capitulo 25: El Plan De Esmeralda

 

 

Esmeralda Etoile Greenmoon partió temprano hacia el país portuario de Ganudos, llegando antes que el contingente de Mia. Después de fruncir el ceño durante el tedioso intercambio de saludos con los dignatarios del país, pasó los días restantes de su espera descansando en un lujo refinado.

Como potencia menor, los recursos de Ganudos eran una mera fracción de los de Tearmoon, y era incapaz de igualar siquiera a uno de los Cuatro Duques en cuanto a músculo financiero. Sin embargo, tenía una característica digna de mención — sus astilleros. Esta gente sabía cómo hacer embarcaciones. De hecho, el velero de los Lunas Verdes era obra de los astilleros de Ganudos. Construido por expertos e inmensamente bello, pasaba la mayor parte del año atracado, mostrando su exquisita artesanía a los transeúntes. Sólo entraba en acción en verano, cuando Esmeralda lo sacaba a pasear. Con un casco pintado de verde brillante, dos mástiles prominentes y un artístico mascarón de proa, su magnífica figura impresionaba incluso a la quisquillosa Esmeralda, que en ese momento estaba sentada en el camarote del capitán tarareando alegremente para sí misma.

“Ojojo, parece que ha caído en mi trampa, Señorita Mia.”

La suavidad con la que se desarrollaba su plan la complacía enormemente. Tan grande era su euforia que incluso el inestable balanceo del barco le parecía más divertido que nauseabundo, y no pudo evitar expresar su alegría mediante la risa. Antes de que pudiera estallar en otro ataque, una chica la interrumpió.

“Disculpe, mi lady.”

La chica era dos años mayor que ella, y había estado atendiendo las necesidades personales de Esmeralda desde que ambas eran niñas.

“¿Oh? ¿Pasa algo, eh…?”

“Es Nina, mi lady”, dijo la chica con prontitud, ofreciendo un recordatorio de su nombre sin pestañear.

“Ah. ¿Eso ahora? Perdón, pero no voy por ahí memorizando los nombres de todos mis asistentes”, dijo Esmeralda sin el menor atisbo de disculpa.

En su opinión, era algo natural, al igual que no le importaba la procedencia del té que bebía, siempre que tuviera buen sabor. Ella era una de las elegidas, y era justo que disfrutara de lo mejor. Las hojas de té, los asistentes, todos eran iguales para ella. Mientras satisficieran perfectamente sus necesidades, su identidad era irrelevante. Esto, pensó, era lo que significaba ser de clase alta. Ser noble. Era lo que le habían enseñado, y era lo que ella creía.

“Por supuesto, mi lady. Soy muy consciente.”

“Bien. Entonces, ¿qué pasa?”

“Quería informarle de que Su Alteza ha llegado al puerto”. Nina hizo una pausa como si dudara. “Pero hay algo que me parece extraño. Se trata de los guardias que la acompañan.”

“¿Los guardias?”

“Sí. La acompañan miembros de la Guardia de la Princesa…”

“Pues a mí me parece perfectamente normal. Es la princesa, así que por supuesto que estaría acompañada por miembros de la Guardia de la Princesa. De hecho, es prácticamente su deber como alguien de nacimiento noble. Traer a alguien de menor categoría sería indecoroso.”

Sin inmutarse por su tono despectivo, Nina continuó.

“Tiene razón, por supuesto, mi lady, pero desea llevar a cinco de ellos al yate con ella.”

“¿Cinco? Eso es… bastante” Eso provocó un ceño fruncido. “Puedo entender un hombre o dos, ¿pero cinco? Me parece un poco demasiado, especialmente cuando estamos proporcionando nuestros propios guardias.”

No era como si Mia estuviera subiendo a un barco enemigo. Este barco pertenecía al Duque de Greenmoon, que era súbdito del Emperador. Ella estaría entre amigos.

“Oooooh, sé lo que está pensando. Apuesto a que le preocupa que nos encontremos con algo aterrador, como piratas o algún monstruo de las profundidades. Ojojo, parece que la señorita Mia es bastante miedosa.”

Nunca se le pasó por la cabeza que ella misma podría estar incluida en la lista de encuentros preocupantes.

“No es que me moleste”, continuó, “pero hm, supongo que me da un poco de pena que tenga que avergonzarse delante de sus guardias privados. Ojojo…” Sonrió. “Tengo muchas ganas de ver cómo se desarrolla eso. Oh, qué placer será…”

Así, Mia caminó con paso firme hacia la espantosa trampa que Esmeralda le había tendido. De hecho, la trampa era doblemente terrible, porque tenía dos partes. Antes de añadir la humillación pública de Mia, Esmeralda había planeado una privada. En primer lugar, iba a ver cómo Mia se revolvía en el agua y se reía. No dejaría que se ahogara, por supuesto, pero conociendo la inexperiencia de Mia con el agua, probablemente tendría miedo incluso de sumergir la cabeza. La idea de ver a una Mia en pánico agitándose en el mar era absolutamente dorada, y simplemente tenía que verlo por sí misma. Luego vino la segunda parte. Mientras Mia luchaba, Esmeralda se abalanzaba como la hermana mayor que era y le enseñaba a la desventurada princesa a nadar. Era un plan excelente — una broma y un juego, todo en uno. Se vengaría de Mia por haberla puesto en evidencia el otro día, y además podría retozar en el agua con ella. Esmeralda se consideraba una de las mejores amigas de Mia.

Por otro lado, aunque Mia se hunda como una piedra, incluso ella podría realizar una hazaña como sumergir la cabeza. Como devota amante del baño, en muchas ocasiones había sucumbido al impulso de sumergir la cabeza en las cálidas y acuáticas profundidades. Era una maestra del buceo en la bañera. Si no hay nada más…

“¡Ojojo, qué emocionante! Qué maravilloso, qué emocionante.”

Con un resorte en su paso, salió de la cabina, dejando sólo su sonora risa resonando dentro.

…Como segundo punto, siendo la amiga atenta y considerada que era, Esmeralda se había asegurado de traer también un traje de baño para Mia. Elaborado por expertos sastres para ajustarse a las últimas tendencias, era uno de los tipos “terriblemente indecentes” que dejaban al descubierto la totalidad del abdomen. Además, estaba diseñado como un par y el otro era para Esmeralda. ¡Llevarían trajes de baño a juego!

Por razones obvias, la única reacción que esto provocaría en Mia sería una mezcla de consternación y horror, pero créanlo o no, en realidad se estaba haciendo de buena fe. Esmeralda sólo intentaba ser una buena amiga.

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