Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 4

Capitulo 22: La Princesa Mia… Experiencias F.A.T.

 

 

“Si te vas de crucero, tendrás que llevar traje de baño, ¿no?”. Preguntó Rafina cuando los chicos se fueron.

“¿Hm? ¿Un traje de baño, dices?”

Mia se rascó la cabeza. El término le resultaba extraño.

“Sí. Es ropa diseñada para nadar. Supongo que querrás cambiarte de tu ropa habitual. Intentar nadar con esto”, dijo, levantando el dobladillo de su uniforme para enfatizar, “sería una experiencia muy desagradable.”

“Es cierto. Recuerdo que era muy difícil”, coincidió Mia al recordar las veces que había estado a punto de ahogarse. Hubo una vez que se cayó al lago… y cuando se cayó al río… Se estremeció. “Sí, creo que hay que comprar ropa nueva. Hm…”

Probablemente no tendría mucha suerte encontrando ropa diseñada para nadar en Tearmoon…

“¿Conoce alguna modista especializado en este tipo de ropa, señorita Rafina?

“Bueno… A veces voy de excursión al lago Noelige, y me hice un traje de baño para esas ocasiones. Quizá pueda presentarle esa tienda…”, dijo mientras se mordía los labios. “Sí, creo que la modista de allí servirá. Es importante elegir la tienda con cuidado, ya ves, porque los diseños varían, y he oído que algunos pueden ser terriblemente indecentes.”

“¿I-Indecente?”

Los ojos de Mia se abrieron de par en par.

“Sí. Aparentemente, algunos de ellos…” Rafina hizo un gesto alrededor de su abdomen. “Deja esta zona completamente desnuda.”

“¡Vaya! ¡¿Todo eso?! ¡Qué terriblemente indecente!”

Las manos de Mia se frotaron instintivamente la barriga, sintiendo la reconfortante sensación de la tela sobre su carne. La tela era… más apretada de lo que ella esperaba. Mucho más.

“¡Increíble! ¡Qué inmodestia, enseñar la barriga! ¡Ese tipo de comportamiento no debería estar permitido!”, exclamó indignada.

Rafina asintió con firmeza.

“Cierta cantidad de exposición es ciertamente inevitable dada la naturaleza de la natación, pero mostrar una cantidad excesiva de piel atenta contra la fibra moral de nuestra sociedad. Tendremos que comprobar cuidadosamente el diseño de antemano…”

“No podría estar más de acuerdo. Hmph, desnudar mi vientre… ¡Absolutamente impensable! ¿Por qué iba a llevar ropa así?”

“¿Verdad? ¡Oh, me alegro de que lo entiendas, Mia!”

Para los demás en la sala, la conversación debe haber sonado como dos chicas compartiendo un momento de entendimiento mutuo. Las dos conversadoras probablemente pensaron lo mismo. Sin embargo, todos los presentes desconocían la existencia de una discrepancia fundamental en su indignación. Una era de naturaleza moral, criticando a la sociedad y sus tendencias. La otra era mucho más pragmática, y tenía que ver con un fenómeno de metabolismo bastante inconveniente. En cualquier caso, su diálogo continuó.

“Ahora que sé que estamos de acuerdo”, dijo Rafina, “me pondré en contacto con la modista por nosotras. Yo también he querido encargar uno nuevo para mí… ¿Y las demás? Podemos hacerlo todas juntas si desean.”

Así se decidió que todas las chicas del consejo estudiantil se harían trajes de baño.

La modista elegido por Rafina llegó tres días después.

“Me siento honrado por su patrocinio. Entonces, comencemos.”

Era una señora de modales discretos y mirada escrutadora que no perdía tiempo en ponerse a trabajar. En lugar de tomar medidas detalladas, empezó por hacer que las chicas se probaran algunos trajes de baño.

“Las tallas se pueden ajustar después. Primero, me gustaría que me confirmaran los diseños. He recibido instrucciones de Lady Rafina para mantener la cantidad de piel desnuda al mínimo, así que si pudieran echar un vistazo a estos…”

Extendió una serie de trajes de baño sobre la mesa. En cuanto al diseño, se parecían al vestido que Mia había llevado al baile nocturno, pero la falda era más corta y debajo había lo que parecían unos pantalones cortos que llegaban hasta la mitad de los muslos.

“Veamos… Creo que éste puede ser más adecuado para la complexión más pequeña de la princesa Mia”, dijo la modista mientras sacaba un par de pantalones. “Estos se llevarían pegados a la piel, solos.”

“Ah, ¿quieres decir como ropa interior?”

“La comparación es acertada. En cuanto a la talla… Cuanto más ajustado sea, más fácil será nadar. Para asegurar su función, lo he diseñado para que se sienta ligeramente ajustado.”

Mia asintió a la explicación mientras intentaba ponérselos.

Ella… no está bromeando. Honestamente, siento que esto es más que “ligeramente” ajustado. Es tan apretado como un corsé. ¿Me pregunto si todos son así? pensó mientras luchaba por pasar esa cosa por encima de sus caderas.

En ese momento, escuchó a la modista decir “¡Huh!” con un tono de sorpresa.

“…¿Hm?” Miró a la señora. “¿Pasa algo?”

“Oh, no, no, no me hagas caso. No pasa nada. Hm, hm… Entiendo, entiendo. Eso ciertamente lo haría sentir bastante apretado… Bueno, entonces…”

La modista comenzó a hablar con un murmullo nervioso. Mia la miró durante un rato antes de asentir en señal de comprensión.

Aja. Esta señora probablemente sea una buena diseñadora, teniendo en cuenta que tiene el sello de aprobación de Rafina, pero no parece ser muy buena midiendo tallas, ¿verdad?

Sin embargo, la siguiente afirmación de la modista la hizo reflexionar.

“¿Las de los demás le quedan bien? Sí. Entonces, sólo la princesa necesita una talla un poco más grande. Hm, hm, de acuerdo…”

Mia frunció el ceño, desconcertada por la afirmación, hasta que se fijó en la mirada de pura devastación de Anne.

“Eso me recuerda”, murmuró la doncella para sí misma, “algunos de los vestidos parecían un poco ajustados últimamente. No, pero mi lady aún está creciendo, así que siempre existe la posibilidad de que no sea…”

Al oír la angustia en la voz de Anne, el afecto de Mia se aplanó. Se llevó las manos a la barriga y se pellizcó. Un generoso fajo de carne se levantó en sus dedos.

“…Anne, me gustaría escuchar tu sincera opinión. ¿Estoy… gorda?”

“N-No, por supuesto que no… Mi lady está… ¡creciendo! ¡Sí, sigue creciendo! Así que, por supuesto, tu cuerpo se hará más grande…”

“Hm, efectivamente soy consciente de que sigo creciendo. Sin embargo, si el ritmo horizontal de este crecimiento supera al vertical, ¿no implicaría eso que mis ganancias son principalmente de peso y no de altura?”

Miró a su doncella con fijeza y repitió.

“Eres mi leal súbdita, Anne. Confío en que no me mentirás. Así que te lo preguntaré una vez más. Dime la verdad. ¿Estoy… gorda?”

Anne apartó la mirada, incapaz de encontrarla, y concedió.

“Tal vez… un poco. Sólo un poco. Pero eso es probablemente por todos esos pasteles y dulces que has estado comiendo últimamente. Me preocupaba que hubiera sido demasiado…”

Ella sabía la verdad. Después de todo, ella había sido la que preguntó. Pero escuchar el reconocimiento de su fiel doncella la dejó sin aliento. Dejó escapar un pequeño suspiro, sintiendo el peso de la irrefutable y objetiva realidad mientras se hundía en su conciencia — tanto en sentido figurado como literal. Escenas del pasado reciente pasaron por su mente. Se vio a sí misma subiendo a un caballo y recordó cómo la bestia parecía tensarse cuando ella montaba. Se vio a sí misma rodando por su cama y recordó el crujido de la madera tensa sonando más fuerte que antes. Más y más recuerdos inundaron su mente, todos apuntando hacia un único y terrible hecho. Se tomó las mejillas. Las sentía demasiado redondas. Se tocó la barriga. Parecía que se movía. Eso era todo. La evidencia era clara, y no se podía negar. Sufría de turgencia anular inducida por alimentos. Su cuerpo mostraba una tumefacción abdominal focalizada. En otras palabras, estaba experimentando el fenómeno conocido como F.A.T. (T.A.F)

“Princesa Mia, um…” dijo una preocupada Chloe. “En los libros dice que se puede perder peso haciendo ejercicio.”

Examinó a Cloe, que se había metido en el bañador que le había dado la modista sin ningún problema. Le quedaba como un guante. Mia frunció el ceño, sintiéndose profundamente traicionada, antes de que su indignación diera paso al desánimo.

“Bueno, entonces… Supongo que así es como se desmorona la galleta… Ahora que lo pienso, he estado descuidando mis prácticas de baile. Eso probablemente no ayudó…”

Una ansiosa Chloe le ofreció unas tartamudeantes palabras de consuelo, pero Mia la despidió con un gesto.

“No pasa nada. Lo sé. Haré un poco más de equitación y me esforzaré un poco más durante la práctica de baile.”

“Esa es una actitud muy encomiable, princesa. Sigue así y seguro que verás resultados”. La modista aprobó, hablando con el tono algo arrogante de un profesor que instruye a un alumno con dificultades. “Aunque no está relacionado con el asunto de los trajes de baño, también debo mencionar que la parte superior de tus brazos está mostrando un grado de gordura. Sin embargo, no es demasiado tarde para invertir esta tendencia. Incluso un pequeño aumento de la frecuencia del ejercicio puede ser suficiente. La equitación también te ayudará a tonificar las piernas y el trasero, así que es bueno que la incluyas en tu régimen.”

Dejando a un lado el tono arrogante, las palabras de la modista llevaban una cierta autoridad de experiencia que Mia encontró reconfortante. Sintió que recuperaba la motivación, sabiendo que sus actividades actuales ya iban por el buen camino y sólo requerían pequeñas modificaciones.

“De acuerdo. Lo haré. Cuando vuelva al imperio, iré a montar a caballo todos los días. También a bailar… ¡En fin, me aseguraré de que se haga!”

Al final, Mia optó por mandar a hacer su traje de baño con las especificaciones actuales, confiando en ella misma para hacer las modificaciones necesarias al cuerpo que finalmente lo habitaría. El reloj corría ahora, y la carrera estaba en marcha. ¿Será capaz de adelgazar lo suficiente como para ponerse el bañador? Sólo el tiempo lo dirá.

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