Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

¿Cómo se ha llegado a esto?

La crueldad absoluta de la realidad a la que se enfrentaba Mia la llenaba de desesperación.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué yo?

El mundo entero parecía oscurecerse ante sus ojos mientras buscaba desesperadamente una forma de resolver su problema.

Retrocediendo un poco en el tiempo…

Tras reunirse con Bel y Lynsha, Mia dejó el resto del trabajo en las hábiles manos de Ludwig y regresó a Saint-Noel.

“¡Por fin! Puedo sentarme y relajarme.”

Con una amplia sonrisa, entró en el despacho del consejo estudiantil, sintiendo casi un poco de nostalgia; hacía tiempo que no estaba aquí.

“Hola a todos. Siento mucho mi prolongada ausencia. Gracias por mantener el fuerte mientras yo no estaba.”

Después de disculparse con sus compañeros del consejo, empezó a ocuparse de todo el trabajo que se había acumulado.

Por supuesto, todo es papeleo, y no tengo nada que hacer para cuestionar lo que Rafina ya ha aprobado, pensó mientras empezaba a firmar sin pensar los documentos de su mesa.

Esperando pasar por todo el papeleo, los ojos casi se le salieron de las órbitas cuando miró uno de los papeles que le había enviado Rafina. En él se detallaba un nuevo problema — uno más grande, más malo y más difícil de digerir que incluso los que se planteaban en su ciudad academia. En concreto…

“¿Eh? ¿Qué? ¿Por qué? ¿Adónde han ido a parar todos los dulces?”

Uno de los documentos de Rafina enumeraba el nuevo horario del menú de la cafetería que se iba a implementar, y tenía muchos menos dulces que antes. Incluso el favorito de Mia, la tarta de frutas, había desaparecido.

¡¿Q-Qué ha pasado?! ¡¿Cómo se ha llegado a esto?!

Estaba casi llorando.

“Oh, mientras tú no estabas, los tres hicimos una investigación sobre dietética. Fue muy divertido, ¿no?”, dijo Rafina, mirando a sus dos coinvestigadoras.

Tiona y Chloe asintieron, y las tres compartieron una risa.

¡¿Q-Qué demonios es eso?!

Mia, por su parte, estaba completamente desconcertada. No tenía ni idea de lo que era la ‘dietética’, pero si significaba quitarle los dulces, estaba bastante segura de que no le gustaba. Enfrentada a este misterioso enemigo, hizo un esfuerzo por recuperar su ingenio y contraatacar.

“E-Entiendo… Así que investigaste, eh… dietética…”

“Sí. También había sido un punto ciego para mí. Nunca había considerado del todo la relación entre los alimentos que comemos y nuestra salud, así que me sorprendió saber que había un campo de estudio como éste. Y recordé que usted había mencionado que debíamos cuidar la salud de nuestros alumnos, así que revisamos el menú de nuestra cafetería y decidimos que, para equilibrar mejor su contenido nutricional, debíamos reducir la cantidad de dulces y añadir más verduras.”

¡Yo – yo dije que no había dicho tal cosa! Ni en un millón de años.

Al darse cuenta de que negar la afirmación no le serviría de nada, puso su mente en marcha, tratando de pensar en una forma de resolver este problema. Cuando se trataba de proteger sus dulces, la Gran Sabia del Imperio no escatimaba en gastos.

“Por supuesto”, dijo Rafina con el ceño fruncido, “aunque sea bueno para su salud, si pensamos cambiar los dulces por verduras… Sospecho que habrá cierta resistencia. Lidiar con eso será probablemente la parte más difícil de llevar a cabo esto.”

¡Sí! Eso es.

Al ver una forma de salir de este aprieto, Mia no perdió tiempo en aprovecharla. Arrugó la cara en una expresión de grave preocupación y asintió.

“Sí, tienes razón. Es un problema muy serio. Por lo tanto, podríamos considerar mantener las cosas como están por ahora, y mantener esto como un tema para considerar en el futuro…”

“No, es una de las políticas que tú planteas, así que, aunque cueste trabajo, me gustaría que saliera adelante.”

Rafina le dirigió una mirada de apasionada determinación. Tiona y Chloe respondieron del mismo modo.

¿Desde cuándo se han convertido las tres en mejores amigas? ¡Argh!

“Interesante. Para aquellos que deben gobernar, el mantenimiento de su salud es ciertamente importante, pero debo confesar que es la primera vez que oigo el término también. ¿Dietética, era? Hm… Ah, así que por eso estabas tan obsesionado con las setas. Una vez más, tu previsión me asombra, Mia” dijo Sion con auténtica admiración.

Abel y Sapphias le siguieron, asintiendo con la cabeza. Nadie hizo ningún intento de oponerse a la moción, para consternación de Mia. La falta de golosos en la sala era profundamente desconcertante.

¡Augh! Mis dulces, se están escapando… Tengo que hacer algo… ¿Pero qué?

Negándose a rendirse, siguió pensando a pesar de la abrumadora mayoría en su contra. Estaba rodeada. Estaba sola. Pero a veces… una chica tenía que defender sus postres. Había algunas luchas que valían la pena, y ésta era una de ellas.

¿Qué puedo hacer para salvar mis dulces? Necesito una idea… Algo… ¡Cualquier cosa! ¡Vamos!

Una visión del rostro corpulento del jefe de cocina pasó por su mente. Su voz, profunda y gutural como el gruñido de un oso, resonó en su mente.

“Hemos desarrollado esta receta para Su Alteza. He aquí el pastel de verduras.”

“¡Eso es! El pastel de verduras.”

Y fue entonces cuando se le ocurrió. No sólo una idea, sino una inspiración, lo suficientemente brillante como para cambiar las tornas del destino y revertir su futuro sin azúcar. Su mente, tan acostumbrada a depender de la ingesta de dulces para alcanzar el máximo rendimiento, lograba ahora la misma hazaña sin alimentarse, impulsada por un impulso primario de defender su preciado combustible. Había belleza en este fervor, como un ouroboros de ayuda mutua, ya que la necesidad protegía la función y la función alimentaba la necesidad.

…O tal vez sólo tenía una adicción al azúcar. En cualquier caso, tras un largo momento de silencio, habló.

“Ya sea para incluir más verduras en la dieta de los estudiantes… o para preservar la calidad del menú de dulces… En mi opinión, deberíamos hacer ambas cosas. Para ello, señorita Rafina, propongo una adición al horario de comidas en forma de pasteles que son buenos para la salud.”

“¿Pasteles buenos para la salud?” Rafina se hizo eco con sorpresa. “Nunca he oído hablar de algo así. ¿Existen realmente?”

Mia asintió con la seguridad que da la experiencia.

“Desde luego que sí. ¡Los pasteles de los que hablo representan la cúspide del ingenio y la destreza técnica de Tearmoon, y se llaman pasteles vegetales!”

“¡¿P-Pasteles vegetales?!”

Procedió a hacer una fervorosa presentación, de la que pendía el destino de sus queridas golosinas.

“En primer lugar, para el nuevo menú de la cafetería, los dulces se pueden dejar sin cambios. En cambio, podemos eliminar algunos artículos particularmente impopulares, como la ensalada de verduras, y esa sopa de verduras espesa. En su lugar, añadiremos el pastel de verduras.”

“P-Pero, princesa Mia, si no reducimos el número de dulces, no resolveremos el problema de que la gente coma demasiado, ¿verdad?”, preguntó una vacilante Cloe.

Mia negó suavemente con la cabeza.

“Eso no será un problema, Chloe, porque el pastel de verduras es tan bueno… Mmm, tan bueno… No podrás resistirte…”

Eso pareció encajar para Rafina. Asintió con la cabeza.

“Ah, ya veo lo que quieres hacer. En lugar de eliminar los platos sabrosos del menú y sustituirlos por otros sanos pero menos apetecibles, prefieres ampliar el menú para incluir platos sabrosos y sanos a la vez. Y tienes justo la receta en mente.”

“Así es, señorita Rafina.”

Los dos intercambiaron asentimientos comprensivos.

“Me has superado de nuevo, princesa Mia. Ni siquiera había sido consciente de la relación entre el menú de la cafetería y la salud de nuestros alumnos. Mientras tanto, ya has preparado una receta para su mejora.”

“Esto también es nuevo para mí”, dijo una asombrada Tiona. “He estado varias veces en la capital, pero nunca he oído hablar de un pastel así.”

“Yo tampoco”, coincidió Cloe. “Nunca lo he visto mencionado en los libros. La princesa Mia está muy informada.”

Las tres chicas lanzaron a Mia miradas de admiración, que tuvieron el efecto de encender un fuego bajo su ego. Se cruzó de brazos y asintió con satisfacción.

“Si mi idea es aprobada, podré enviar un mensaje a Lunatear de inmediato. Entonces, ¿qué será?”

La reunión terminó con Mia escribiendo rápidamente una carta dirigida a su fiel jefe de cocina en la capital imperial, pidiéndole la receta del pastel de verduras. El pastel que introdujo en el menú sería excepcionalmente popular, convirtiéndose en una reconocida especialidad de la cafetería Saint-Noel. Más tarde, después de graduarse, reconocería el logro de su jefe de cocina y le entregaría la Medalla Mia de la Libertad.

Ante la profunda indiferencia de todos ustedes, ciertamente, pero de todos modos…