Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 3

Extra 9: Libro De Juegos Otome II – [2-C] ¡Deambulando por el Dormitorio De Las Chicas!

“Tal vez voy a deambular por el dormitorio de las chicas y encontrar a alguien para charlar.”

Parecía la forma más sencilla de matar el tiempo. Mia se peinó rápidamente y salió de la habitación. Ya que se alojaba en el dormitorio de las chicas, no había necesidad de esforzarse demasiado en su apariencia.

“En realidad, deambular así es un poco incómodo. Probablemente debería visitar a alguien en su habitación.”

Todavía estaba considerando sus opciones cuando encontró a Chloe caminando por el pasillo hacia ella.

“Aquí no… ¿Dónde está?”, murmuró Chloe mientras se acercaba.

Mia le sonrió.

“Hola, Chloe.”

“¡Sí!

La chica dio un salto de uno o dos centímetros en el aire ante el saludo.

“¿C-Chloe? ¿Qué pasa?”

“E-Esa voz… ¿Es usted, princesa Mia?”

Chloe acercó su rostro, entrecerró los ojos y se quedó mirando. Fue entonces cuando Mia se dio cuenta de que no llevaba sus gafas, o, más bien, de que estaban colocadas sobre su cabeza.

R-Recuerdo que Ludwig también solía hacer eso a menudo… Algo sobre sus ojos cansados, creo…

Mia nunca había llevado gafas, pero era consciente de que su uso aparentemente provocaba una importante fatiga ocular. Por eso la gente se las quitaba con frecuencia y se las ponía en la cabeza.

Eso debe ser lo que hace Chloe también, lo que significa…

Dio una palmada en un momento de inspiración.

“Aha. Dime, Chloe… ¿Por casualidad estás buscando algo?”

Chloe se sobresaltó ante su pregunta, con la boca abierta por la sorpresa.

“¿C-Cómo lo supo?”

“No fue muy difícil de averiguar. Después de todo, no llevas las gafas”, dijo Mia mientras se cruzaba de brazos con una sensación de satisfacción.

Sea lo que sea lo que está tratando de encontrar, debe haber estado buscando durante tanto tiempo que sus ojos se han cansado demasiado para las gafas.

Mia no era de las que abandonan a un compañero de lectura en su momento de necesidad.

“Déjame ayudarte a buscar.”

“Oh, pero, no puedo pedirle que…”

“Ya basta de modestia. Mírate. Apenas puedes ver lo que tienes delante. ¿Cómo esperas encontrar algo así? Además, Mia Luna Tearmoon nunca deja atrás a una compañera de libro. Te voy a ayudar, te guste o no.”

“La princesa Mia…”

A Chloe se le saltaron las lágrimas al ver — o más bien, al oír — a Mia dar un golpe en el pecho de “déjame”.

“Muy bien. En casos como éste, se trata de volver sobre tus pasos. Si buscas algo que has perdido, siempre es bueno revisar todos los lugares en los que has estado hoy. Vamos. Vamos a revisarlos todos.”

Para ser una idea que surgió de Mia, era sorprendentemente lógica. Su búsqueda los llevó a la cafetería, luego a la biblioteca, y finalmente a la habitación de Chloe, Desafortunadamente, el objeto en cuestión no se encontraba por ningún lado.

“Hmm… Tampoco está aquí, ¿verdad?”

“No…”, respondió una cabizbaja Chloe. “¿Dónde diablos se han metido? Oh, mis gafas…”

“…Espera, ¿qué?” Mia hizo una doble toma ante el comentario. “¿Se supone que es una broma?”

“…¿Eh?”

Chloe parecía igualmente desconcertada.

“Si lo que buscas son tus gafas, están aquí.”

Mia se golpeó la frente.

“¿Qué…?”

Con los ojos muy abiertos, Chloe levantó la mano…

“Oh… Ohh… No puedo creer que hayan estado en mi cabeza todo este tiempo. Esto es tan embarazoso.” El descubrimiento dejó a Cloe aún más abatida que antes. “Y hasta te arrastré en esta búsqueda inútil…”

“U-Uh, está bien. No tienes que preocuparte por eso.”

Mia, por su parte, tampoco había esperado que lo que buscaban fueran las gafas en la cabeza de Chloe y le costaba encontrar las palabras adecuadas.

“Esto me recuerda a una historia que me contó Malong.”

Decidida a animar a su abatida amiga, asumió con audacia el papel de narradora.

“Hay un viejo cuento que cuentan en el Reino de Equestria que se llama ‘Luufa y el caballo azul’, y dice así… Había una vez un niño llamado Luufa que se fue de viaje por todo el mundo en busca de un caballo azul que se decía que traía la felicidad.”

Cloe escuchó atentamente, asintiendo a la historia.

“Al final, no pudo encontrarlo en ningún sitio, así que volvió a casa. Y cuando lo hizo, allí estaba. Su caballo azul estaba allí mismo, esperando a que volviera. Resulta que siempre había tenido un caballo azul. La moraleja de la historia es que la felicidad siempre está cerca; sólo hay que saber dónde buscar. Creo que lo mismo ocurre con tus gafas, Chloe.”

Durante un rato, Chloe se limitó a permanecer de pie mientras se maravillaba en silencio de la ostensible profundidad de la historia de Mia. Entonces, una de sus cejas se alzó.

“Um, princesa Mia, se me acaba de ocurrir algo.”

“¿Oh?”

“¿Bajo qué tipo de circunstancias no te darías cuenta de que tienes un caballo azul?”

“Uh… Huh. Bueno.”

Era, pensó Mia, una buena pregunta, ahora que lo consideraba. Parecía haber un agujero en la lógica de la historia.

“Tienes razón… Normalmente, uno pensaría que se daría cuenta si tuviera algo tan extraño como un caballo azul. Me pregunto qué es lo que pasa con eso…”

Se juntaron y tararearon durante un rato, tratando de dar sentido a la historia. Finalmente, se dieron cuenta de lo absurdo del asunto y compartieron una mirada furtiva antes de estallar en carcajadas.

Después, los dos fueron a la biblioteca, donde se reunieron con Tiona. El trío procedió entonces a disfrutar de una relajante tarde de libros, charlas y diversión a la antigua con los amigos.

Cloe y el Amigo del Caballo Azul