Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

“Hmm…”

Escondida en un rincón del distrito de Newmoon en la capital imperial de Lunatear había una pequeña cabaña en ruinas, desde la cual se podían oír los murmullos apagados de un anciano. El tiempo se llevaba por igual en todas las almas, e incluso Ludwig Hewitt, que en su mejor momento había usado su brillante mente en todo su potencial al servicio de la Gran Sabia del Imperio, Mia Luna Tearmoon, ahora tenía un aire de abuelo.

“Veo que Lady Miabel no está particularmente dedicada a la búsqueda del conocimiento…” musitó, acariciando su barba gris mientras miraba la diminuta figura dormitando en la cama. “Qué profundamente duerme… Ahhh, pero el parecido…”

Pasó sus dedos por su sedoso cabello, cepillando algunos mechones de su mejilla, mientras que las amables arrugas aparecían en las esquinas de sus ojos.

“Lady Miabel es todavía joven. Todavía hay mucho espacio para que se desarrolle y crezca. Después de todo, ha heredado su sangre…”

Cerró los ojos, pero la oscuridad pronto se iluminó por una orgullosa visión de Su Alteza erguida en toda su radiante gloria, su indomable ingenio y su feroz inteligencia un faro de esperanza para todos los que la contemplaban.

“Lo que necesitamos”, murmuró, “es esperanza para el futuro. Necesitamos a alguien como Su Alteza, que ilumine nuestro camino y nos guíe.”

Lo que el imperio necesitaba… era una estrella polar. Como alguien por cuyas venas corría la sangre de la Gran Sabia del Imperio, Miabel estaba bien posicionada para convertirse en una figura de unión para el pueblo del imperio. Si asumía ese papel, necesitaría conocimientos, y aunque carecía de educación formal, Ludwig se comprometió a proporcionarle al menos lo básico. Sin embargo, la mayor parte de sus lecciones se quedaron en el pasado…

“Parece que tenemos un largo camino por delante…”

Sonrió indefenso y sacudió la cabeza antes de sentarse detrás de su viejo y mohoso escritorio, mirando ociosamente los pedazos de pergamino apilados encima.

“Rafina Orca Belluga, eh…”

Aunque se retiró del frente administrativo debido a su avanzada edad, todas las conexiones que había hecho como ministro hipercompetente significaban que la información seguía llegando a él. Pensando que sería un desperdicio dejar que el trabajo diligente de sus informantes se desperdiciara, recientemente había empezado a tomarse un tiempo de cada día para contemplar el estado actual del mundo y las corrientes históricas que los habían llevado allí.

“De una forma u otra, todo se reduce a la Emperatriz Obispa, ¿no es así? La influencia de Rafina en el mundo simplemente no puede ser subestimada.”

El Ejército Sagrado de Acuario de Rafina había crecido exponencialmente en poder y ahora era un jugador significativo en el escenario mundial. Sus fuerzas barrieron las tierras, buscando señales de rebelión contra su causa. Al expulsar a los insurgentes y ponerlos bajo intensa vigilancia, Rafina había logrado una paz transitoria y frágil. Sin embargo, estos métodos violentos y opresivos se enfrentaron a una importante reacción, lo que dio lugar a la formación de una resistencia obstinada que arrastró al continente de nuevo a la guerra y el caos generalizados.

“Pero la Rafina que conocí, cuando todavía era nuestra Dama Santa, no era lo suficientemente tonta para tomar acciones tan poco previsoras ni lo suficientemente viciosa para cometer tal tiranía.”

En sus primeros días, cuando era compañera de clase de Mia, Rafina era una niña de buen carácter, con un intelecto excepcional y un gran aplomo mental. En ese momento, él la consideraba una líder extraordinaria, igual que su compañero héroe en ciernes, el Rey Libra, Sion Sol Sunkland.

“¿Qué causó que cambiara tan drásticamente? ¿Qué fue lo que la convirtió en la Rafina que conocemos y tememos hoy en día?”

Las palabras eran retóricas, porque la respuesta ya estaba clara para él.

“El Festival de la Santa Víspera… y el envenenamiento masivo.”

El Festival de la Santa Víspera era el evento de invierno más importante en Saint-Noel. Ese día, ocurrió un incidente de terrorismo indiscriminado, dando un golpe fatal a la reputación de Rafina como la Dama Santa. Para ser justos, ella merecía simpatía, en ese momento, la carga de sus interminables responsabilidades la había llevado al límite, y a menudo sucumbía a la enfermedad como resultado de su interminable agotamiento. Un lapsus en su escrutinio de las medidas de seguridad del festival era, si no defendible, al menos comprensible. Además, el plan del enemigo no tenía precedentes en su escala y crueldad.

A pesar de su talento, la inteligencia de Rafina no logró trascender a la genialidad; era inteligente, pero no era un prodigio. En última instancia, no fue capaz de ver el cuadro completo de las intenciones del enemigo. De hecho, había tomado precauciones contra un intento de asesinato. Sabiendo que se enfrentaba a una sociedad secreta como las Serpientes del Caos, naturalmente había dispuesto una mayor seguridad para las figuras importantes de la academia — incluida ella misma — para prevenir posibles atentados contra sus vidas.

Desgraciadamente, ella había malinterpretado a su oponente. Nunca pensó que el enemigo iría a por los estudiantes de Saint-Noel, sino a por sus sirvientes y personal. No consideró la posibilidad de que el suntuoso guiso que servía como recompensa por su diligencia diaria pudiera ser envenenado. No lo consideró porque incluso en su imaginación más salvaje, no creía que tal crueldad fuera realmente posible — que podría haber gente que estuviera dispuesta a matar a innumerables inocentes sólo para dañar su reputación. El enemigo puso sus miras en objetivos fáciles, y su enfoque demostró ser letalmente efectivo.

Normalmente, a los nobles no les importaría, sin importar cuántos sirvientes murieran. El espíritu de los nobles, después de todo, era que la nobleza era el sello de la humanidad y todos los demás eran unos cerdos. Rafina, sin embargo, no era una simple noble; era la Dama Santa de Belluga. Su posición le confería la responsabilidad de extender su cuidado a todas las personas, ya fueran nobles, comunes o incluso indigentes. Debido a esa responsabilidad, el incidente tuvo un gran impacto en su nombre. Se le criticó por proporcionar una protección impecable a los estudiantes nobles y al mismo tiempo reducir los gastos de los sirvientes. Al final, la reputación cristalina de la Dama Santa, una vez tan pura y perfecta en su encarnación de integridad y virtud, quedó con un feo rasguño — un rasguño que resultó ser demasiado para que Rafina lo soportara. Agarrada por ataques de culpa paralizante que la asaltaban noche tras noche inquieta, entró en una espiral descendente. Lentamente, cambió, su sufrimiento transformó su culpa en odio, hasta que completó su metamorfosis en la gobernante de puño de hierro que era hoy.

Decidida a expulsar a las Serpientes del Caos que se escondían entre la población, implementó medidas draconianas, sin dejar ninguna piedra sin remover y ninguna sospecha sin examinar. Para ella, el gris era tan incriminatorio como el negro. Con el fin de erradicarlas, todos los casos sospechosos debían ser cortados de raíz. Su enfoque estaba destinado a ser hermético, no permitiendo que ningún colaborador escapara. Una vez implementado, debería significar el fin de las Serpientes para siempre. O eso parecía…

Ludwig recordaba claramente la vez que fue a interrogar a una serpiente que habían capturado en el imperio.

“¿Se dan cuenta de que lo que hicieron ustedes sólo apretó la soga alrededor de su propio cuello?”

El hombre encontró su mirada, su sonrisa casi triunfante.

“Las Serpientes nunca morirán. ¿Por qué? Porque esto es lo que buscábamos. El mundo está en el mismo estado en el que hemos estado trabajando todo el tiempo para empujarlo.”

Las palabras del hombre sacudieron a Ludwig hasta la médula. Si el objetivo de las Serpientes del Caos era la destrucción del orden en sí mismo… El reino de terror de la Emperatriz Obispa fue un ataque directo al orden establecido por la Iglesia Ortodoxa Central. Cuanto más ella esgrimía la autoridad de la Iglesia de manera opresiva, más forzaba a la gente a alejarse de sus enseñanzas. El concepto de “Regla de Dios”, que había proporcionado la base para la estabilidad y el sistema de valores de todas las regiones vecinas, estaba siendo desmantelado — y por su propia mano, nada menos. En unos pocos años, Belluga caería, llevándose consigo la base por la cual las naciones vecinas determinaban la justicia y la equidad. Todo lo que quedaba era un caos.

“Las Serpientes del Caos… Una sociedad secreta con el objetivo de destruir todo el orden…”

Ludwig descubrió que, a pesar de sí mismo, tenía que reconocer que el hombre tenía razón. El mundo era en efecto un caos.

“Pero si hubiera sido Su Alteza…”

Sabía que era una ilusión, pero aún así, no pudo evitar preguntarse.

“Si la Gran Sabia del Imperio hubiera estado en posición de aplicar su ingenio, ¿las cosas habrían resultado diferentes? Tal vez no, pero si ella no pudo hacerlo, entonces nadie podría haberlo hecho. De cualquier manera, Su Alteza era nuestra única esperanza.”

Si la presidenta del consejo estudiantil que presidía los eventos de Saint-Noel en ese momento hubiera sido Mia… Tal vez, sólo tal vez, ella podría haber visto a través de la astucia de la Serpiente y salvar al mundo del desastre…

“Si sólo Su Alteza — la Gran Sabia del Imperio — con todo el brillo de la Diosa de la Luna, hubiera estado allí…”

“…¿Mmph? ¿Sr. Ludwig?”

“Oh, Lady Miabel. Veo que se ha despertado”, dijo con una tierna sonrisa.

“Mmm… ¿Dijo algo hace un momento?”

“No, no. Sólo eran los gruñidos sin sentido de un anciano. Más importante aún, ¿dormiste bien?”

Bel no escuchó la mayoría de las reflexiones de Ludwig en ese momento. En consecuencia, no pudo transmitir ninguna información detallada, dejando a Mia sin pistas tanto sobre la conspiración del Festival de la Santa Víspera como sobre lo que debía hacer en lugar de Rafina para detenerlo. Las expectativas demasiado entusiastas de Luis, por lo tanto, cayeron sobre los hombros de una princesa que no tenía ni idea de que las estaba soportando. Y en ese momento, ella estaba más preocupada por…

“Hmm, promesas de campaña, promesas de campaña… Bueno, averigüemos las más complicadas otro día. ¡Por ahora, sé que lo único que quiero hacer es que todos prueben mi guiso de hongos casero durante el Festival de la Víspera Santa!”

…Diciendo cosas que deberían llenar de presentimiento a cualquier persona sensata.