Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Después de su experiencia de drenaje mental en el Manantial de la Limpieza, Mia salió de la cámara a su sirvienta.

“¿Está usted bien, mi lady?”

“Sí, sí, estoy bien…”

“Um… Está bien. Si tú lo dices.”

Anne frunció el ceño, pero sin embargo se puso a trabajar, secando el pelo de Mia y vistiéndola con las ropas sagradas con la eficiencia característica. Una vez que terminó, dio un paso atrás, miró su trabajo y asintió con aprobación.

“Puede hacerlo, mi lady. Sal y muéstrales de qué estás hecha”, dijo, dando a su señora una última charla de ánimo.

Mia, mientras tanto, miraba fijamente al espacio y apenas procesaba lo que Anne decía. El intercambio con Rafina la había asustado mucho, y aún no había recuperado suficientes para lograr una apariencia de concentración.

“Oh, y sólo para recordarte”, añadió Anne, “el velo es realmente ligero y cae fácilmente. Trata de tener cuidado para que no se resbale.”

“…¿Eh? Oh, uh, claro. De acuerdo. Gracias, Anne”, respondió Mia, saliendo de su aturdimiento de ojos vidriosos.

Con su ingenio recuperado, finalmente echó un vistazo a su santo atuendo. Sus labios se retorcieron en una sonrisa hastiada.

Aunque la derrota está casi garantizada, un general debe cabalgar al campo de batalla. Bueno, terminemos con esto entonces…

El día de la elección consistió en dos eventos: un ritual solemne, seguido de la emisión de los votos. El procedimiento se desarrollaba en la catedral, al frente de la cual había una larga mesa de comunión. Sobre la mesa había un gran cáliz de plata lleno de vino tinto, que representaba la sangre de los santos. El candidato elegido tomaría simbólicamente esta “sangre2 en su cuerpo bebiendo del cáliz, jurando así ante Dios conducirse de manera justa y recta como presidente.

Fila tras fila de estudiantes entraron en la catedral, llenándola completamente. Los últimos en llegar fueron los propios candidatos, Mia y Rafina, cuya aparición marcó el comienzo del ritual de pre-votar. Se cantaron varios himnos al unísono, después de lo cual llegó el momento de que las candidatas pronunciaran sus discursos finales. La primera en hablar fue Mia. Se acercó a la mesa de la comunión y silenciosamente recorrió la habitación. Mientras lo hacía, unos pocos vítores aislados de la multitud llegaron a sus oídos.

“¡Lo tienes, princesa Mia!”

“¡Ve por ello!”

“¡Creemos en ti!”

Para la Academia Saint-Noel, la elección del consejo estudiantil era un rito sagrado. Los arrebatos verbales de la audiencia, sin importar la razón, estaban por supuesto prohibidos. El sacerdote que presidía la ceremonia los miraba con desaprobación y…

“Está bien, está bien. Manténgalo abajo por ahí.”

…Los reprendió levemente por su ofensa. Presumiblemente, el Dios de la Iglesia Ortodoxa Central era un tipo tolerante, y el sacerdote simplemente se adhería a la actitud de su deidad.

Mia miró en dirección a los vítores para encontrar un grupo de estudiantes con brazaletes rojos. Eran, por supuesto, los miembros de su facción.

Estaba segura de que ya se habían rendido y se habían ido a hacer otras cosas…

La suya era claramente una causa perdida, estaba claro como el día. A pesar de eso, ninguno de ellos la había abandonado. La habían seguido en las buenas y en las malas, permaneciendo incondicionalmente a su lado durante todo el período electoral. Ella recordó los tiempos que habían pasado pensando, trabajando y riendo juntos — recuerdos que había compartido con sus firmes partidarios — y una tranquila sonrisa de nostalgia se extendió por sus labios.

Sabes, ahora que lo pienso, fue bastante divertido.

Su vida anterior nunca le había dado la oportunidad de disfrutar de un evento escolar como este. Al ver a su desarrapado grupo de creyentes acérrimos, cuya lealtad no era inferior a la de los guardias imperiales que dieron sus vidas por su pasado, un profundo sentimiento de gratitud brotó en ella, y bajó la cabeza en una profunda reverencia.

Gracias. Por su lealtad. Pueden estar seguros de que se los pagaré algún día…

El gesto causó que su velo se deslizara de su cabeza. Flotó brevemente, montando una suave corriente de aire, antes de descender al cáliz de plata.

“Ah…”

En segundos, el tejido blanco puro del velo empapó el vino, volviéndose rojo sangre.

Ugh, nada va bien para mí… Es la ceremonia final, y aún así me las arreglé para estropearla…

Estaba a punto de alcanzar y sacar el velo empapado cuando alguien le puso un nuevo e inmaculado velo sobre su cabeza. Entonces, un par de brazos la pasaron y sacaron el velo del cáliz. Lentamente, giró la cabeza en dirección a los brazos, sólo para congelarse en shock al descubrir a quién pertenecían.

“¿Señorita Rafina?”

Después de cubrir la cabeza de Mia con su propio velo, Rafina tomó el del cáliz y lo exprimió, sin prestar atención al vino que salpicaba sus prendas blancas. Luego, tomó la tira de tela enrojecida y se la envolvió en el brazo. La levantó, mostrando con orgullo ese símbolo inconfundible para que todos lo vieran — el brazalete rojo intenso que significaba el apoyo del portador a Mia Luna Tearmoon.

“M-Mi Lady, esto es…”

El sacerdote le dio a Rafina una mirada incierta. Ella le dio una tranquilizadora a cambio antes de dar un paso adelante.

“A todos los que me apoyaron, les ofrezco mis más sinceras disculpas. Yo, Rafina Orca Belluga, retiro mi candidatura a la presidencia del consejo estudiantil. Al mismo tiempo, apoyo formalmente a mi amiga, Mia Luna Tearmoon, para el papel”, declaró, su voz resonante infundida de gracia y gravedad.

“¡L-Lady Rafina!”

El sacerdote gritó alarmado por el desarrollo imprevisto. Nunca en la larga historia de Saint-Noel había ocurrido algo así. Un candidato que se echó atrás el día de las elecciones justo antes del discurso final era bastante absurdo, pero para que esa candidata fuera tanto la actual presidenta como la hija del Duque de Belluga… Era simplemente demasiado a tener en cuenta en un momento dado.

Los estudiantes estallaron en la conmoción. En medio de una creciente ola de confusión y emoción, Rafina se puso de pie como una estatua de serenidad. Sólo Mia pudo ver la sonrisa maliciosa que se dibujó en sus labios. Sus ojos se encontraron por un segundo, y Rafina le guiñó un ojo.

¿Q-Qué en las lunas… está pasando?

Mia, por su parte, también estaba de pie como una estatua, sólo que la suya era de completo desconcierto. Durante mucho tiempo, no pudo hacer otra cosa.

Las elecciones eran consideradas sagradas en la Academia de Saint-Noel. Se consideraban asuntos solemnes, llevados con el mayor respeto ante los ojos vigilantes de Dios. Dicho esto, el Dios de la Iglesia Ortodoxa Central era conocido como una deidad clemente. El comportamiento perturbador, si se cometía de mala fe, sería castigado en consecuencia. Las travesuras intencionadas durante el proceso podrían invalidar la legitimidad de todo el evento, llevando a que todos los resultados fueran declarados nulos y sin efecto. Sin embargo, si se hace con seriedad y con motivaciones sinceras… No importa cuán poco ortodoxo sea el comportamiento, se consideraría permisible.

De hecho, incluso acciones tan poco ortodoxas como torcer gravemente una palabra durante el discurso de la misa de apertura… Y, por supuesto, una repentina retirada de la candidatura justo antes de que los votos fueran emitidos.

Así, una nueva Academia Saint-Noel fue testigo del nacimiento de un nuevo consejo estudiantil. La incorporación de la Princesa de Tearmoon, Mia Luna Tearmoon, como su presidenta fue un momento crucial que tendría efectos duraderos en el resto de la historia. En cuanto a cuáles fueron esos efectos… Bueno, esas historias aún están por contarse.