Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

A mitad del período electoral, Mia se sentó con su equipo en el aula que habían pedido prestada para su sede de campaña.

“Princesa Mia, hasta ahora, las elecciones no van a nuestro favor”, dijo Chloe en un tono sombrío.

Ah. Bueno… No hay sorpresas ahí.

La noticia no la sorprendió. De hecho, le pareció bastante razonable. Después de todo, ni siquiera ella se veía ganando contra Rafina. Sus promesas de campaña resultaron bastante bien, gracias en gran parte a Abel y Sion, permitiéndole presentar una plataforma sólida que no era menos impresionante que la de Rafina. No menos impresionante, pero tampoco más. Y en contra de alguien como Rafina, la adecuación no fue suficiente.

Hubo demasiados acontecimientos inesperados…

Mia, por su parte, había llegado a esto con una especie de plan. Tenía la intención de preparar una sólida lista de promesas y establecer una atmósfera en la que se la viera como alguien que podría convertirse de manera realista en la presidenta del consejo estudiantil. Mientras tanto, compraría votos de las facciones de Tearmoon y Sunkland entre bastidores para intentar ganar. Su gran diseño, sin embargo, había terminado muerto. La declaración ruidosa y no autorizada de Tiona de que Mia tomaría el camino alto, cortó las comunicaciones no sólo con Sapphias sino con todos los relacionados con los Cuatro Duques. En este punto, ella estaba completamente fuera de opciones. Mientras que uno de los Etoilers podría estar albergando a las Serpientes del Caos, su ayuda era necesaria si deseaba reunir a los nobles de Tearmoon con ella. Peor aún, si no podía asegurar todos los votos de Tearmoon, los votos de Sunkland serían una causa perdida. Después de todo, ¿quién iba a apoyar a un candidato que ni siquiera podía convencer a sus propios parientes de que la votaran? Ella tampoco podía llegar a Sion, ya que él ya había dejado clara su intención de seguir siendo un partido neutral. Al final, las encuestas preliminares revelaron que la opinión pública estaba en gran parte a favor de Rafina.

“Actualmente, el apoyo a la Señorita Rafina contra ti mismo es de nueve a uno”, dijo Chloe.

¡Caramba! ¡¿Una décima parte de los estudiantes me apoyan?! Mia levantó las cejas con una sorpresa exagerada. ¡Seguro que hay mucha gente a la que le gusta subirse a barcos que se hunden! ¡Ojojojo!

Ella había alcanzado la etapa de autodesprecio de la pena.

“Tenemos que darle la vuelta a esto de alguna manera”, dijo Chloe.

Mia le dedicó una sonrisa irónica.

“Es más fácil decirlo que hacerlo, ¿no?”

Había algo en la sala — algo que ella conocía bien. Podía olerlo en el aire, sentirlo en su piel y verlo en las caras de los estudiantes reunidos en la sala — la derrota. Mientras los miraba uno por uno, un viejo recuerdo resurgió.

Ahh, estas caras… Se parecen a los rostros de los guardias imperiales de los últimos días de la revolución.

Recordó cómo, sabiendo muy bien que ninguno de ellos volvería con vida, los soldados ni siquiera trataron de ocultar sus miradas de resignación antes de hacer su carga final hacia el ejército revolucionario. Todos los estudiantes en la sala llevaban la misma expresión mientras le devolvían su mirada cansada en especie.

Empiezo a pensar que deberíamos asumir que perderemos y empezar a prepararnos para las consecuencias.

El estado de ánimo abatido en la sala resultó ser contagioso, y Mia se encontró medio lista para tirar la toalla. Los únicos que aún parecían creer que podían ganar eran Abel, Tiona… y Chloe, que dirigía la discusión. Incluso había hecho las rondas por todas las aulas para reunir datos para su análisis.

“¿Alguien tiene alguna idea? Cuanto más específicas, mejor”, dijo, sin dejarse intimidar por el aire espeso de derrotismo.

Después de un breve silencio, una mano se levantó. Pertenecía a Tiona Rudolvon.

“¿Qué tal si decidimos un color para representarnos?”

Su pregunta le hizo ganar las miradas desconcertadas de todos los presentes.

“Todos los que apoyan a Su Alteza llevarán algo de ese color sobre ellos”, continuó, “así que todos coincidimos. Aunque puede ser difícil hacer eso con toda nuestra ropa…”

“Marcando a través del color, eh. Bonito y simple. Si podemos encontrar un montón de bufandas del mismo color y envolverlas en nuestros brazos, creo que será bastante efectivo. Las apariencias importan, después de todo”, dijo Chloe, asintiendo con la cabeza mientras explicaba que había visto una estrategia similar empleada en la elección de otra nación.

“También funciona en el campo de batalla”, añadió Abel. “He oído que Sunkland tiene un escuadrón de élite de caballeros que van vestidos de negro de pies a cabeza. El esquema de colores también facilita que se identifiquen como aliados, lo que promueve la solidaridad. Eso nos deja con la pregunta crucial, sin embargo, ¿qué color usamos?”

Una de las admiradoras de Mia ofreció una idea.

“Creo que el color que mejor representa a la Señorita Rafina es el blanco, así que, ¿qué tal si vamos con un color tranquilo también? ¿Cómo un tono de azul?”

Mia hizo un gesto de dolor ante la sugerencia.

“Azul…”

El color evocaba recuerdos de un grupo de personas cuya aventura revolucionaria en Remno terminó en fracaso.

Eso me recuerda… ¿cómo se llamaban? Cierto, los Bufandas Azules.

Ella pensó que no era lo mejor con lo que se podía asociar. De hecho, era francamente horrible. Prácticamente se maldeciría a sí misma.

Por otra parte, ¿por qué estoy preocupada? Soy inmune a las maldiciones. No puedes maldecir a alguien que nunca tuvo la oportunidad de hacerlo.

Mia todavía estaba firmemente atrapada en el modo de autodesprecio. Mientras tanto, sus compañeros de clase seguían sugiriendo colores cada vez más extravagantes — amarillo, verde, melocotón, ocre, etc. — hasta que Chloe empapó su entusiasmo con una dosis de realidad.

“En realidad, estamos limitados por los tintes, así que si queremos hacer esto rápidamente, sólo hay un par de colores que son viables.”

Al final, sus opciones se redujeron a un amarillo brillante que Chloe describió como ‘extravagante’ o un profundo tono de rojo.

“Si elegimos el rojo, usaremos un tinte hecho de rosas crepusculares. El nombre del color es literalmente ‘rojo rosa crepuscular’. En cuanto al amarillo, es… este color.”

Chloe saco un pañuelo, e incluso Mia hizo una mueca por lo amarillo que era. Inmediatamente quedó claro por qué ‘extravagante’ era un adjetivo apropiado.

Eso… es un poco demasiado. Vamos a quedar como un montón de idiotas.

Lo único que lograron con un color como ese fue etiquetarse a sí mismos como un grupo de flagrantes buscadores de atención. Eso definitivamente no era bueno para la marca. En consecuencia, su elección de color naturalmente se estableció en la otra opción.

“Rojo, claro, lo que sea”, murmuró Mia con desinterés, prestando poca atención al resto de la discusión, sólo para lamentar su indiferencia unos días después al ver el producto terminado.

“Es-Este color es…”

De hecho, el profundo y sanguinolento tono conocido como rojo crepúsculo tenía otro nombre — rojo guillotina. La lógica detrás del nombre se explicaba por sí misma, y recordaba exactamente el tipo de imágenes que Mia preferiría nunca, jamás, pensar.

“Ahh… Esto tiene que ser una señal. Estoy harta de… U-Ugh…”

Ella procedió a colapsar en el acto, enviando a Anne y a los demás a un pánico salvaje mientras el período electoral se acercaba a su recta final.