Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 3

Capitulo 3: Mermelada, Té Y Serpientes Del Caos

 

 

“¡Vaya, señorita Rafina! ¡Estas galletas son absolutamente deliciosas!” exclamó Mia después de dar un mordisco.

Cualquier mal presentimiento que pudiera tener se olvidó rápidamente ante los sabrosos dulces. Mia, después de todo, no era de las que se quedaban en casa. Era una de sus virtudes. O tal vez uno de sus vicios. Es difícil de decir a veces.

“¿Lo están ahora? Me alegro de que te gusten”, dijo Rafina, uniendo sus manos en un aplauso entusiasta. Sonrió con fuerza antes de continuar. “Por cierto, sobre ese Jem que enviaste aquí para que me cuidara… me gustaría que supieras que he estado cuidando muy bien de él. Como usted me dijo, le he dado conferencias diarias.”

El pobre hombre. Mia tomó un sorbo de su taza para ocultar una sonrisa. Hah. Se lo merece.

El pensamiento de que había visto la última cara despreciable de Jem la convirtió en una engreída, y disfrutó del momento mientras el sabroso aroma del té negro llenaba su nariz.

Ahhh, ahora que me he desahogado, ya me siento mejor. Qué tonta soy al pensar que algo no estaba bien. No hay nada malo aquí.

Viendo la sonrisa satisfecha en la cara de Mia, Rafina asintió con conocimiento de causa.

“Ajá, así que sí que sabías para quién trabajaba. No esperaba menos de ti, Mia.”

…¿Eh? ¿Quién trabaja para quién ahora?

Afortunadamente para Mia, Sion habló, alejando la atención de todos de la expresión despistada de su cara.

“No estoy seguro de entender lo que quiere decir, señorita Rafina. Los perpetradores fueron todos mi propia gente. Pertenecían a la agencia de espías de Sunkland.”

“De hecho, eran Cuervos del Viento. Cuervos Blancos, para ser exactos. Los principales especialistas de Sunkland en la guerra de la información”. Rafina sonrió. “Todos ellos eran personas íntegras y de corazón puro.”

“Íntegrtas y… de corazón puro…”

Incluso Sion levantó una ceja por eso. Esos no eran el tipo de adjetivos usualmente asociados con los espías.

“Todos excepto Jem”, continuó Rafina, manteniendo su tono ligero y juguetón, “que era un poco diferente. Todos los demás estaban bastante contentos de escucharme leer las escrituras, pero Jem no parecía apreciarlo en absoluto. Reaccionó bastante negativamente a mis sermones.”

“¿Más bien negativamente?”

“Sí. Su antagonismo parecía bastante visceral.”

Eso hizo que Mia sintiera curiosidad. Todas las naciones de esta región formaban parte de una única esfera religiosa predominante centrada en el Santo Principado de Belluga, que era el hogar de la Iglesia Ortodoxa Central. Su moralidad y creencias se basaban en el libro sagrado que se guardaba en Belluga, y aunque los detalles diferían inevitablemente de un individuo a otro, el sistema de valores general estaba profundamente arraigado en la gran mayoría de la gente que vivía aquí. Por lo tanto, mientras que las conferencias de Rafina podían ciertamente aburrir a su audiencia a través del tedio de la familiaridad, no deberían provocar un sentido tan fuerte de antipatía — especialmente de los espías, cuyo trabajo exigía un gran pragmatismo. Era totalmente posible que ni siquiera fueran religiosos para empezar, en cuyo caso los sermones de una joven sobre la moralidad deberían simplemente entrar por un oído y salir directamente por el otro. Jem, mientras tanto…

“De hecho, parecía estar preso del pánico”, añadió Rafina.

Los religiosos deberían dar la bienvenida a sus conferencias. Los seculares podrían fingir interés o, si eso requiriera más esfuerzo del que podrían reunir, mostrar una apatía manifiesta. Ser incapaz de ignorarla sugería la creencia en una fe opuesta. En otras palabras…

“Oh no… ¿Es… un demonio?” preguntó Tiona, con su voz un susurro temeroso.

La pregunta tomó a Rafina desprevenida, y ella parpadeó la sorpresa de sus ojos antes de decir, “Ah. Claro. Supongo que hay gente así.”

A Dios se le oponía una entidad conocida como el Archidemonio, y los demonios de menor rango a su servicio podían poseer a las personas y hacer que actuaran maliciosamente. Aquellos bajo una influencia tan malévola eran conocidos como demoníacos. En Belluga, las personas llamadas exorcistas tenían la tarea de manejar a las víctimas de la posesión.

“Hasta donde yo sé, los demoníacos no actúan como él. Se mueven como bestias salvajes. Las empresas cerebrales como la reunión de cómplices para tramar conspiraciones parecen estar más allá de ellos. Por eso sospecho que lo que sea que esté alimentando las acciones de Jem, es algo totalmente distinto.”

“Algo más, eh…” dijo Abel, uniéndose a la conversación con una expresión seria. Como víctima del complot en Remno, la verdadera identidad del culpable era de gran relevancia para él. “A juzgar por su tono, Señorita Rafina, parece que ya sabe quién o qué es ese algo más.”

Mientras tanto, su contraparte transdimensional, Mia, que había jugado su papel en la línea de tiempo anterior, estaba preocupada por los pensamientos de mermelada. Habiendo descubierto un frasco de ella en la mesa, había estado esperando ansiosamente la oportunidad de añadirla a su té y le quedaba poca capacidad mental para su prima fonética. Mia prefería la mermelada a Jem.

Ahhh, pensé que este té iría genial con mermelada de fresa salvaje, y tenía razón. De hecho, sabe incluso mejor de lo que esperaba.

El resto de sus compañeros continuaron discutiendo el tema mucho más serio de Jem.

“Tiene toda la razón, Príncipe Abel. Ya tengo mis sospechas, y no son demoníacas. Creo que la amenaza que enfrentamos está mucho más basada en el mundo material.”

“¿Y qué quieres decir con eso?”

Rafina se detuvo un momento para tomar un elegante sorbo de su té antes de declarar en voz baja pero potente, “Un grupo de vándalos que buscan la destrucción y que son una amenaza para Belluga, la Iglesia Ortodoxa Central, y muy posiblemente para el mundo entero. Son una sociedad secreta que ha estado operando en las sombras a lo largo de la historia, y son conocidos como las Serpientes del Caos.”

Dijo su nombre con una rara mueca, como si le disgustara su sonido.

“Serpientes del caos… El nombre es extraño para mis oídos. ¿Son una especie de culto demoníaco, entonces?” preguntó Sion frunciendo el ceño.

La adoración del Archidemonio o de sus demonios subordinados no era algo inaudito, y había un ciclo constante de cultos heréticos que surgían, sólo para ser rechazados por el pueblo antes de desaparecer en la oscuridad. A la pregunta de Sion, sin embargo, algunas dudas entraron en la voz de Rafina.

“Probablemente… Desafortunadamente, los detalles de su doctrina siguen siendo un misterio. De hecho, no se sabe nada de ellos excepto dos cosas. La primera es que odian el libro sagrado de nuestro Dios, de lo que podemos inferir que probablemente adoran al Archidemonio.” Se tomó un momento para mirar alrededor, conociendo las miradas de todos los presentes antes de continuar. “La segunda… es que su objetivo es la completa destrucción de todo el orden creado por el hombre. Este último, aunque menos significativo teológicamente, es en mi opinión una amenaza mucho más concreta.”

“La destrucción del orden…” se hizo eco de Sion, su tono coincidía con el de ella en la gravedad. “¿Te importaría explicarlo?”

“De todo orden. Naciones, leyes, culturas y académicos… Todo hasta e incluyendo la pacífica mundanidad de nuestra vida cotidiana.”

Abel se mostró incrédulo —y con razón — al considerar las implicaciones de esta ideología cuando fue llevado a su conclusión lógica.

“Esta gente suena como si fuera el enemigo de todas las naciones. Demonios, el enemigo de la humanidad como un todo. ¿Me estás diciendo que hay gente así de peligrosa en el mundo, y que todo el mundo los deja en paz?”

“Por supuesto que no. Ciertamente no los hemos dejado en paz. Sin embargo, están en todas partes. Podrían ser un noble o un comerciante, un campesino o un funcionario. Envías un ejército para acabar con los herejes, y puede que más tarde descubras que el comandante era uno de ellos”, dijo Rafina, sacudiendo la cabeza mientras daba un suspiro que contenía demasiada frustración para que sus ejemplos fueran totalmente teóricos. “Se han incrustado en nuestras naciones, fundiéndose en nuestra sociedad y escondiéndose entre nosotros con una astucia increíble. Supongo que se podría decir que son casi como espías, aunque debo admitir que nunca esperé encontrar a uno de ellos trabajando como el verdadero.”

Podían estar en cualquier lugar y en cualquier persona, y no había forma de saberlo, lo que hacía extremadamente difícil eliminarlos.

“Y cuando se trata de cultos que adoran a los demonios, normalmente, sus miembros viven juntos en algún santuario o templo”, dijo Sion, pensando en voz alta mientras continuaba su línea de pensamiento. “A veces, pueden reunirse en gran número y participar en la disidencia hostil, causando daños a las aldeas cercanas, pero… Entiendo. Mientras que su tendencia a congregarse hace que sea fácil eliminarlas, la evasión de estas serpientes las convierte en un enemigo mucho más problemático, lo que significa… que significa… Por supuesto. Así que por eso estamos sentados aquí hoy. Habiendo actuado ya en oposición directa a una Serpiente, sabías con certeza que no estábamos entre ellos.”

“Yo mismo no podría haberlo dicho mejor”. Rafina asintió con satisfacción. “Gracias, Príncipe Sion. Es muy agradable saber que todos estamos en la misma página.”

Entonces, se dirigió a Mia, quien inmediatamente sintió que todas sus glándulas sudoríparas se ponían en marcha.

¿Eh? Por qué ella — Esta es una de esas situaciones de “no tengo ni idea de lo que está pasando pero definitivamente no se me permite preguntar”, ¿no?

Los instintos cobardes de Mia hicieron sonar las alarmas en su cabeza. Lamentablemente, era demasiado tarde para ser de utilidad. Desde el momento en que eligió asistir a esta fiesta del té, o incluso desde el momento en que sugirió enviar a Jem a Rafina para evitar tener que lidiar con él, su destino estaba sellado; ella ya era parte de esto.

¿Qué tiene que ver todo esto conmigo? ¿Cómo es que me llamó aquí también? Tal vez sólo quería mantenernos informados de lo que pasa con Jem. Tiene que ser eso, ¿verdad? Sólo nos está diciendo todo esto para que tengamos el cuadro completo. Esto es sólo su relleno con información de fondo y no tiene nada que ver conmigo específicamente.

Aferrándose a lo que ella sabía que era un pequeño trozo de esperanza, miró a Rafina, que le sonrió.

“Estoy segura de que esto no te sorprenderá, Mia, pero permíteme hacer algunas formalidades…” dijo antes de aclararse la garganta. “¡Yo, Rafina Orca Belluga, solicito formalmente su ayuda para establecer un frente unido contra las Serpientes del Caos, así como su participación en sus esfuerzos para contrarrestar sus actividades!”

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