Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Después de saltar de su cama, Mia inmediatamente se puso manos a la obra. Su primer destino fue… el baño, por supuesto.

“¡Ahhhh, es realmente maravilloso poder tomar un baño cuando quiero!”

Para los interesados, como aficionada al baño, la rutina matutina de Mia comenzó con una línea de salida a la bañera. Tomar un baño caliente después de despertarse ciertamente tenía el efecto de mejorar la circulación, y era un hábito que gozaba de una amplia aprobación en Saint-Noel, pero los baños de Mia eran algo más.

“Mmmmm… Puedo sentir el calor empapándose de mí… Me da algo de sueño…” murmuró mientras consideraba volver a su cama para un segundo viento — de siesta, es decir.

Los baños de Mia no eran sólo baños; eran ejercicios de hedonismo.

Al final, abandonó la idea y se secó rápidamente. A pesar de una aplicación truncada de su rutina de tratamiento habitual, su piel y su cabello habían conservado su brillo habitual. Después de ponerse un vestido recién lavado y accesorios para maximizar su encanto, se dirigió a la cámara de Rafina.

“Ah, Mia, estás aquí.”

“Saludos, Señorita Rafina. Gracias por invitarme a esta fiesta del té.”

Se tiró de la falda y realizó una elegante reverencia en la puerta antes de entrar en la habitación.

“Oye, Mia. He estado esperando verte.”

“¡Mi Dios! ¡Abel, ya estás aquí!”

“Acabo de llegar, en realidad. Y tú… estás especialmente hermosa hoy”, dijo con una brillante sonrisa que inmediatamente le enrojeció las mejillas.

“¡M-M-Mi Dios! ¡Abel! ¿Cuándo te convertiste en un hablador tan refinado? No deberías decir cosas así a las chicas demasiado a menudo, ¿sabes? ¡Te hará parecer un mujeriego!” respondió, haciendo todo lo posible para mantener la calma.

Abel, sin embargo, parecía herido.

“Yo… no creí que me vieras de esa manera. No le diría eso a nadie más. Sólo a ti, porque honestamente lo creo.”

Esto, aunque aparentemente es una aclaración razonable de su intención, fue efectivamente el siguiente gancho de derecha a su primer golpe de izquierda, y le quitó el sentido por unos buenos segundos. Ella lo miró aturdida mientras un suspiro amoroso se escapaba de sus labios. Dentro de su cabeza, estaba experimentando una sobrecarga de romance, y su sobrecalentado cerebro luchaba por enlazar pensamientos simples.

¿Qué le pasa? ¡Dulces lunas, Abel! ¿Eres inocente o imbécil? ¡No puedes decir cosas así en público!

Fue traída de vuelta a sus sentidos por el sonido de alguien cortésmente aclarando su garganta.

“Ejem. La princesa Mia… Apreciaría mucho que se abstuviera de ignorar abiertamente a mi maestro.”

“¡Keithwood! ¿Tú también viniste? Entonces… Oh, Sion, tú también estás aquí.”

Los hombros de Sion estaban visiblemente caídos por su comentario. Se volvió hacia su asistente.

“…Keithwood, nunca he tenido ningún deseo de ganar el afecto de las mujeres. En todo caso, siempre fueron ellas las que se acercaron a mí, y siempre encontré sus avances un poco molestos. Pero dime… ¿era esa la locura de un joven ciego a su propio privilegio? Me creía una persona decente, pero si le quitas la fama y la fortuna, ¿qué queda? ¿No es más que una triste criatura que merece tal desprecio?”

La vista del abatido Sion fue demasiado para su conciencia culpable, y se apresuró a consolarlo.

“O-Oh, por favor, Sion. No te lo tomes tan en serio. Era sólo una broma. Por supuesto que yo también quería verte. Me alegro de que estés bien.”

En eso, Sion inmediatamente miró hacia arriba, su ceño abatido fue reemplazado por una sonrisa engreída.

“Ah, bien. Porque yo también estaba bromeando.”

“¡¿Qué—?!”

“Es bueno saber que fuimos mutuamente jocosos. Yo también deseaba verte, y estoy igualmente contento de que te vaya bien. También…” Su sonrisa es profunda. “Veo que sigues siendo tan crédula — ejem, tan bondadosa como siempre, Mia.”

“¿Qué?”

La cara de Mia se enrojeció de nuevo, pero esta vez, estaba sobrecargada de ira.

¡E-Este pequeño mocoso! ¡Juro que se ha vuelto aún más malo que antes! ¿Es por la patada? ¡Apuesto a que sí! ¡Todavía me guarda rencor por haberle dado una patada en su pequeño trasero!

Estaba a punto de reprenderlo ferozmente cuando sintió una mano en su hombro. Mirando, encontró a Abel con el ceño fruncido, totalmente desconcertado.

“¿Qué quieres decir, Pince Sion? Esa bondad es exactamente la razón por la que es tan hermosa.”

“…¿Eh?”

Las dulces palabras de Abel la golpearon como un uppercut y le robaron su voz de nuevo. Sus mejillas se pusieron más rojas de lo que nunca habían estado, y dejó escapar otro largo y amoroso suspiro mientras se entregaba a otro momento de sobrecarga de romance.

Ligeramente embriagada por el espeso aroma de la comedia romántica en el aire, sus sentidos se embotaron y bajó la guardia. El diario sangriento se había desvanecido, y ella se había liberado del terror de la hoja de la guillotina. Además, se las arregló para escapar de la peligrosa situación en Remno sin siquiera un rasguño. Su cadena de éxitos había embotado su sentido del peligro. Como un oso en hibernación, no se dio cuenta de los nuevos peligros que se le venían encima.

“Discúlpeme. ¿Eh? ¿Princesa Mia?”

La siguiente persona en entrar en la habitación fue Tiona Rudolvon y su asistente, Liora Lulu.

“Vaya, ¿ustedes dos también fueron invitados? ¿Cómo está Cyril?”

“Ah, lo está haciendo bastante bien, Su Alteza. Está estudiando mucho y está deseando asistir a las clases en la escuela que está construyendo.”

“Entiendo. Me alegra mucho oír es— ¿Hm?”

Al final, sus instintos de supervivencia se activaron, enviando un escalofrío por su columna vertebral.

Espera un minuto… Algo de esto parece fuera de lugar… La gente de aquí, son…

Sion y Abel, y ahora Tiona… Estos eran todos los cómplices que la siguieron hasta Remno. El hecho de que estuvieran todos reunidos aquí la inquietó. Desgraciadamente, había tardado demasiado en despertar su sentido del peligro y había perdido su oportunidad de escapar.

“Parece que todo el reparto se ha reunido. Comencemos entonces la fiesta del té”, dijo una encantada Rafina.

Algo en su sonrisa le decía a Mia que nuevos peligros estaban a la vuelta de la esquina, y que estaba a punto de ser absorbida por ellos.