Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Mia decidió que Bel se quedara con ella y Anne en su habitación en el futuro previsible. La cama adicional hizo que el espacio se sintiera un poco estrecho, pero como ya había pedido un permiso especial para inscribir a Bel, difícilmente podía pedir una habitación adicional. El arreglo también le facilitó hablar con Bel, así que pensó que era un compromiso decente.

“¿Bien? Vamos a oírlo. ¿Qué pasa?” preguntó mientras se sentaba junto a Bel en su cama.

La niña había estado actuando de manera extraña desde su conversación con Rafina. Incluso ahora, sus ojos estaban bajos y su rostro permanecía pálido. Cuando no respondió, Mia no la presionó. En cambio, esperó pacientemente a que se recuperara con la tierna disposición de una anciana cuidando a su nieta. Podría decirse que fue el momento que despertó a su abuela interior. Finalmente, después de lanzarle a Mia algunas miradas vacilantes, Bel comenzó a murmurar su respuesta.

“Yo… recordé algo.”

“¿Qué recuerdas?”

“Algo que me dijo el Señor Ludwig. Dijo que el momento decisivo que envió al mundo hacia el caos fue esta elección del consejo estudiantil. Estaba muy triste cuando hablaba de eso, y seguía diciendo cosas como, ‘Si tan solo Su Alteza se hubiera presentado a las elecciones…’”

Mia escuchó hasta que Bel dejó de hablar, luego dejó escapar un suspiro de resignación.

No sé qué va a pasar exactamente, pero parece que no podré tomar el camino más fácil. Uf, la vida es mucho trabajo…

Poco sabía ella, la resignación que sentía era en realidad los últimos vestigios de una feliz ignorancia… porque había entendido completamente mal lo que Bel había dicho. Pronto, la verdad de su situación caería sobre ella con todo su terror, pero por ahora, todavía podía darle a Bel un asentimiento tranquilo.

“Entiendo. Si soy honesta, prefiero rechazar la oferta de unirme al consejo estudiantil, pero si Ludwig dijo algo así, supongo que no tengo otra opción. Iré con la señorita Rafina y le diré que la acepto oficialmente — ¿Hm? ¿Qué pasa?”

Frunció el ceño cuando notó que Bel negaba con la cabeza.

“Eso no es lo que quise decir.”

“¿A qué te refieres entonces?”

“Señor Ludwig dijo que, si te hubieras presentado a las elecciones contra la Emperatriz Obispa Rafina y la hubieras golpeado, el curso de la historia seguramente habría cambiado.”

“…¿Eh?” Mia arqueó la ceja con tanta fuerza que inclinó toda la cabeza. “E-Espera… ¿Q-Qué quieres decir? Pero… acabas de decir… ¿Eh?”

Sintiendo una sensación de pánico creciente, se obligó a calmarse y regurgitar mentalmente las palabras anteriores de Bel. Una por una, los analizó…

¡E-Ella tiene razón! ¡Dijo que tengo que postularme en las elecciones! P-Pero entonces… Eso significa—

…Solo para entrar en pánico de todos modos cuando se dio cuenta de las implicaciones. Presentarse a las elecciones sería un desafío abierto. Una declaración de guerra. ¿Contra quién? Vaya, la candidata presidencial rival, por supuesto — la que infundió miedo en los corazones de Mias por todas partes, la Dama Santa, Rafina Orca Belluga. Los recuerdos traumáticos de haber sido descaradamente ignorada de la línea de tiempo anterior resurgieron con una venganza y se agarró el pecho mientras su estómago se rebelaba contra el resto de su cuerpo. Llena de ansiedad, miró a Bel, con las mejillas crispadas por su sonrisa forzada.

“O-Ohoho, ¿de qué demonios estás hablando, tonta? ¿Entiendes siquiera lo que eso significaría?”

La respuesta de Bel fue brusca y cruel. Se rascó la cabeza y dijo: “En realidad no. Sólo sé que es lo que dijo el Señor Ludwig.”

Si hubieran sido sólo las palabras de Bel, habría habido espacio para el debate, pero si salían de la boca de Ludwig, entonces ella tenía que considerarlas seriamente.

“P-Pero… dijiste que a veces te quedabas dormida, ¿verdad? Entonces, ¿no es posible que hayas escuchado mal?”

“¿Es posible?”

“¡Sí!”

“Bueno, no tengo nada más que respeto por ti, así que, si tú lo dices, entonces supongo que sí. Debo haber escuchado mal.”

“Debes haberlo hecho. Oh, pequeña tonta, Bel, siempre con el aletargamiento. Ohohoho.”

Se miraron la una a la otra y compartieron una risa. La risa de Bel era genuina. La suya…

¡Augh! ¿Qué estoy haciendo? ¡No es como si convencerla cambiara algo!

…Fue más bien un intento de distraerse de un intenso impulso de gritar. Aunque había cuestionado la exactitud de la narración de Bel, incluso mientras lo hacía, sabía que era una causa perdida. En otras palabras, Ludwig realmente creía que las cosas habrían cambiado para mejor si se hubiera presentado a la elección del consejo estudiantil contra Rafina como presidenta y la hubiera derrotado.

P-Pero, no es que ese estúpido cuatro ojos no pueda cometer errores. Tal vez su predicción estaba equivocada. Sí, tiene que ser así. El viejo Ludwig debe haberse vuelto senil y empezó a decir tonterías.

Respiró hondo para calmarse, lo sopló de nuevo, y mientras su mente se despejaba, una sola lágrima fluyó por su mejilla, dejando un reluciente rastro.

…Ahh, ahora lo entiendo. Esto es todo, ¿no? Se acabó. No me queda otra opción que dar el salto.

Sabía a nivel instintivo que no había forma de que Ludwig se equivocara. Si él lo decía, entonces eso era todo; a menos que desafiara a Rafina en las elecciones y ganara, cosas terribles le iban a pasar a todo el mundo. Atrapada entre el diablo y el profundo mar azul, no pudo evitar derramar una lágrima filosófica por la naturaleza fugaz de la agencia en esta vida suya. Luego, derramó unas cuantas más por una buena medida, aunque estas fueron menos filosóficas y más por autocompasión por lo corta que podría resultar la vida. La gran flecha que la guiaba apuntaba directamente al acantilado, y ella iba a tener que zambullirse de inmediato.

No hay forma de salir de esto. Estoy muerta. Estoy acabada. Ohhhh, lunas deplorables…

Se fue a su cama, enterró su cara llorosa en la almohada… y se quedó dormida de esa manera.

Para que conste, Bel estaba profundamente alarmada por el llanto de Mia, pero rápidamente aceptó la visión.

Porque ella — Oh, cuando le dije que el Señor Ludwig me cuidaba muy bien, debió de sentirse conmovida por su lealtad. Y luego, probablemente pensó en sus últimos momentos, y… pensó mientras trabajaba con la lógica. ¡La abuela es una persona sensible con un corazón bondadoso que entiende los sentimientos de sus súbditos y puede ser conmovida por ellos!

Como resultado, su respeto por Mia se hizo más fuerte.

Así brilló la muchacha de la estrella polar, apuntando a Mia hacia su camino hacia adelante. Sin embargo, pasarían otros ocho días antes de que Mia dejara clara su intención de presentarse a las elecciones. En otras palabras, durante ocho días enteros, se dedicó a aplazarlo con furia, esperando contra toda esperanza que se presentara otra solución. Sólo después de que la lucha resultara inútil, escribió a regañadientes la carta de candidatura y la envió.

El día que su nombre apareció en la lista de candidatos, la Academia de Saint-Noel se vio sacudida hasta la médula.