Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Su charla continuó hasta bien entrada la mañana, y Mia sofocó un bostezo mientras se dirigía a la cafetería para desayunar. Dejó a Bel en su habitación con instrucciones de esperar a Anne, que debería traerle el desayuno. Al llegar a la cafetería, se sentó en una mesa con su séquito habitual y, tras tomar un bocado de leche dulce recién ordeñada, dejó de hablar mientras se acordaba de la historia de Bel.

La Emperatriz Obispa Rafina… Qué historia fue esa. Incluso ahora, todavía me cuesta creerlo.

El Sagrado Principado de Belluga era una pequeña nación sin ejército. Más bien, como sede de la Iglesia Ortodoxa Central, cuya influencia abarcaba todo el continente, su poder se estableció sobre una base de autoridad religiosa. Belluga no tenía rey. En su lugar, adoraba al único Dios como su señor y soberano, haciendo al Duque de Belluga — el individuo de más alto rango en el principado que teóricamente fue designado por Dios — la cabeza funcional tanto de la iglesia como del estado. La ausencia de presencia militar y la negativa a reclamar el título de Rey era, por lo tanto, una esperada humildad para compensar el poder absoluto otorgado al Duque. Se suponía que era un control del poder del Duque…

Y aún así, Rafina fue y se coronó a sí misma como Emperatriz. No sólo eso, ella levantó su propio ejército.

La conversación que había tenido con Bel resurgió en su mente.

“La Emperatriz Obispa Rafina llamó a la guerra contra la herética sociedad de las Serpientes del Caos”, dijo Bel. “Militarizó Belluga reclutando voluntarios de los reinos vecinos y organizándolos en el Ejército Sagrado de Acuario.”

“¿La Señorita Rafina hizo eso?”

Rafina ciertamente había dejado clara su intención de luchar contra las Serpientes del Caos. Incluso había solicitado la ayuda de Mia y los otros. Pero eso no era lo mismo que levantar su propio ejército y dirigirse a la guerra. Esto último era algo que Mia no esperaba.

“Eso no es todo. También renombró el Santo Principado de Belluga, convirtiéndolo en el Santo Imperio de Belluga, y comenzó a exigir la lealtad de los reinos cercanos.”

“¿No está eso a medio paso de una invasión total? ¿Qué demonios la empujó a hacer algo así?”

“Ella deseaba establecer un sistema de control completo y absoluto, cuya aplicación prevendría todos los actos de sabotaje posteriores. Empleando al Sagrado Ejército de Acuario como su ejército personal, la Emperatriz Obispa buscó la completa erradicación de todos los herejes latentes que se escondían entre la población… es lo que dijo el Señor Ludwig.”

Mia puso una mueca de asco ante la deslucida impresión de Bel sobre Ludwig. Afortunadamente, el verdadero no estaba aquí para presenciarlo.

“La completa erradicación de todos los herejes… La escala de eso… y la violencia que conlleva. Qué pensamiento tan terriblemente perturbador. Con Tearmoon en tal confusión, ¿no hizo nada Sion del Reino de Sunkland?”

“Desafortunadamente, Sunkland estaba lidiando con sus propios conflictos internos. Había una facción de nobles que querían que el reino se uniera a la causa de la Emperatriz Obispa, mientras que el Rey Libra Sion y sus aliados se oponían a sus métodos.”

Incluso Sion, conocido por su inquebrantable compromiso con el buen gobierno y el gobierno justo, se enfrentó a un reino fracturado. Tal fue el peso de las palabras de la Dama Santa.

“La ola de división eventualmente arrasó con Tearmoon también. De los cuatro duques, dos se pusieron del lado de la Emperatriz Obispa, mientras que los otros dos se alinearon con el rey Sion. Al final, la facción que se unió al Rey Libra perdió. Como resultado, el imperio cayó bajo el control del Sagrado Ejército de Acuario.”

“Sabes, basándome en lo que he oído hasta ahora, parece que todo esto fue culpa de Rafina. Quiero decir, todos los problemas parecían haberse originado con ella.”

Mia había imaginado que las Serpientes del Caos serían la fuente de toda esta lucha, pero no parecía ser el caso.

Esto es una paradoja total. Rafina impuso un sistema de control más estricto para deshacerse de las Serpientes del Caos, pero debido a que hizo eso, el mundo terminó yendo cuesta abajo. Eso haría de Rafina la fuente definitiva de todo este caos, y eso no está bien.

Incluso ahora, todavía le resultaba difícil creer que Rafina era capaz de todo eso.

“¿Por qué? ¿Por qué lo hizo?” preguntó una Mia incrédula.

“Porque…”

“¿Por qué?”

“…Lo siento. Creo que el Señor Ludwig pudo haber dicho algo al respecto en algún momento, pero yo me quedé dormida.”

Vaya, esta chica tiene agallas para dormirse en medio de una lección de Ludwig. Debe haber recibido una reprimenda de él después.

La audacia del acto fue notable, y no pudo evitar estar ligeramente impresionada… hasta que oyó lo que Bel dijo a continuación.

“Ehehe, el Señor Ludwig siempre es tan amable conmigo, así que me quedé dormida…”

Mia miró fijamente a Bel.

“¿A-A-A-Amable para ti? ¿Ludwig? ¿Amable?” preguntó con una voz temblorosa.

“Sí. Me trató muy bien. Fue mi culpa por quedarme dormida, pero siempre se disculpaba y decía que debía haber enseñado de forma aburrida. Siempre me alababa a mí también. A veces me daba palmaditas en la cabeza y me decía que era una buena chica sólo por estar despierta y escuchar hasta el final de la lección. Era mi profesor favorito y lo quería mucho.”

¡Qué — Espera un minuto, Ludwig! ¡¿Qué es esta discrepancia de actitud?! ¡No voy a tolerar esto! ¡Es discriminación! ¡He sido agraviado por una atroz muestra de discriminación!

Por supuesto, Mia tenía entre 16 y 17 años cuando fue reprendida por dormitar durante las clases, mientras que Bel tenía unos 10 años. Sólo eso justificaría una diferencia de actitud, pero tales detalles fueron rápidamente incinerados por las llamas de su indignación de dudosa rectitud.

Para cuando terminó su desayuno, el sol de la mañana ya estaba en el horizonte.

No le saqué nada útil después de eso. Tal vez recuerde algo más tarde, sin embargo. Esa historia sobre Rafina, sin embargo… Me pregunto…

Casualmente, justo cuando estaba preparada para salir de la cafetería, vio a Rafina a punto de hacer lo mismo.

“Buenos días, Señorita Rafina.”

“Vaya, Mia. Buenos días a ti también. ¿Qué es lo que pasa? Pareces un poco cansada.”

Rafina le dio una sonrisa amable, que Mia intentó devolverle en especie, pero con un éxito limitado debido a un bostezo que tuvo que reprimir.

“Estoy… un poco corta de sueño hoy. Más importante aún, hay algo que me gustaría discutir contigo. ¿Podría tener algo de tiempo durante el almuerzo?”

“Vaya, qué curioso es que digas eso. Sucede que hay algo que también me gustaría discutir con usted. Te veré en el almuerzo entonces.”

Mientras que la expresión de Rafina se iluminaba, Mia frunció el ceño desconcertada.