Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

La mente de Mia se tambaleó ante la respuesta de Bel. Esperaba malas noticias considerando el estado en el que Bel había sido encontrada, pero eso no disminuyó el impacto.

“Eso no puede ser… ¿Pero cómo? ¿La hambruna llego de todos modos? ¿Fue demasiado para superarla al final?”

“¿La hambruna? No conozco todos los detalles, pero parece que ha salido bien. Eso pasó antes de que yo naciera… Antes de que mi madre naciera, incluso, así que no sé mucho al respecto, pero se mencionó en el libro que alababa sus logros. El libro decía que almacenabas comida más que suficiente para pasar e incluso enviabas ayuda a los reinos vecinos que estaban sufriendo.”

“Entiendo. Quiero decir, supongo que debería haber sido obvio, considerando que la hambruna está sólo a unos pocos años. No tendría nada que ver contigo…”

Empezó a exhalar un suspiro de alivio, sólo para que se le enganchara en la garganta cuando oyó lo que Bel dijo a continuación.

“Oh, y también fue cuando pusieron una gran estatua dorada en tu honor.”

“¿Q-Qué dijiste? ¿Una… gran estatua dorada?”

“Sí. Madre Elise dijo que era una estatua imponente que parecía casi alcanzar los cielos.”

“Alcanza los cielos…”

Mia trató de imaginar la vista de una enorme estatua de sí misma con los brazos cruzados y su cara permanentemente puesta en una sonrisa engreída. La idea de tal monstruosidad asomando sobre la Gran Plaza de la capital imperial en toda su brillante gloria dorada le puso la piel de gallina. Pero entonces, su imaginación dio un giro sombrío, y se imaginó al ejército revolucionario corriendo hacia la plaza para derribarla. Podía imaginarse la escena con un detalle vívido.

Y como está hecho de oro, no sólo lo desmontarían, sino que lo harían pedazos y los venderían. Quiero decir, no me están desmontando literalmente, pero aún así, ver algo hecho a tu imagen destruido así… se queda contigo.

En la línea de tiempo anterior, ella había visto lo que hicieron con sus retratos. No era el tipo de cosa que se olvidaba fácilmente. En su camino de regreso de una visita a un área particularmente indigente, ella y Ludwig habían pasado por la plaza del pueblo, donde innumerables retratos suyos habían sido incendiados. La vista no la había enfadado, ni le había causado ninguna pena evidente. Sólo recordaba haber sentido una tranquila tristeza al ver su imagen reducida a cenizas ardientes. Hasta el día de hoy, su corazón todavía le dolía un poco al recordar.

“Definitivamente necesito asegurarme de que eso nunca se construya… Mejor hablo con Ludwig sobre vigilar más de cerca las cosas…”

“¿Eh? ¿Por qué? Escuché que era una estatua muy impresionante de la mejor mano de obra.”

“Aquí hay algo para que recuerdes, Bel. Nosotros, los de la familia imperial, nunca debemos pensar en los impuestos como dinero para gastar”, declaró con una mirada severa. “¡Debemos pensar en los impuestos… como nuestra propia carne y sangre!”

“¿Nuestra propia… carne y sangre?”

“¡Absolutamente! ¡Esa es la estrategia de supervivencia definitiva!”

Bel asintió, recordando diligentemente una lección que la propia Mia había aprendido de la más profunda de las maestras: la guillotina.

“Volviendo al tema, sin embargo, ¿qué pasó con el Imperio?”

“Yo no vi nada de eso, todo esto es lo que escuché del Señor Ludwig, pero…”

Después de calificar brevemente sus declaraciones como de segunda mano, Bel comenzó a contar su historia.

“Después de que mi bisabuelo, así que, tu padre, falleció, no heredaste el trono. Se suponía que iba a pasar a alguien de la línea de sangre de los Cuatro Duques.”

Los Cuatro Duques eran parientes directos del emperador, haciendo a sus familias parte del linaje imperial y por lo tanto contendientes legítimos al trono. Greenmoon se llevaba bien con la familia imperial debido a que Esmeralda era amiga de Mia — al menos en principio. Bluemoon poseía una abundancia de capital. Redmoon tenía fuertes lazos con los militares. Yellowmoon carecía de un rasgo prominente, pero era sin embargo una familia renombrada. Las cuatro familias variaban en prestigio y poder, pero todas eran de una nobleza prominente cuya posición era segunda sólo después del emperador. No hace falta decir entonces que cada una tenía su propia facción de aliados dentro del mundo aristocrático, y todos ellos estaban comprometidos en una interminable lucha por el poder.

“Oh no… No me dirás que la disputa por la sucesión se puso fea y se convirtió en una guerra civil, ¿verdad?”

“Vaya, ¿cómo lo supiste? Eso es exactamente lo que pasó. Los Cuatro Duques comenzaron a forjar alianzas entre ellos, y terminó con un par de Duques contra el otro par. Un pequeño número de la nobleza restante permaneció neutral, pero casi todos los demás se unieron a un lado o al otro, y el imperio se dividió en dos.”

Bel se detuvo para un triste suspiro antes de continuar.

“El Señor Ludwig pasó mucho tiempo suspirando así. No dejaba de oírle decir cosas como: ‘Si Su Alteza hubiera ascendido al trono… las cosas no se habrían puesto tan mal’”, dijo antes de añadir rápidamente, “Oh, pero también dijo que probablemente tenía sus razones para declinar y lo hizo después de pensar mucho en la decisión.”

Mia sintió como si el sudor frío le llegara a la espalda.

U-Uh oh… Creo que sé lo que pasó aquí… Eso suena exactamente como el tipo de decisión en la que no he pensado…

Mia estaba íntimamente familiarizada con el funcionamiento de la mente de la futura Mia. Después de todo, seguía siendo ella.

A-Apuesto a que fue porque leí ese libro de historia. Decía que tendría ocho hijos y que el imperio duraría mucho tiempo y prosperaría…

Una cosa estaba clara para ella: su futuro yo casi seguro evitaba convertirse en Emperatriz por pura pereza. Si se había logrado activamente por pura negativa o pasivamente absteniéndose de cualquier esfuerzo real de contender con las decisiones de otros, ella no lo sabía, pero, de cualquier manera, ella definitivamente cedió el trono sin pensar mucho en ello.

“A pesar de eso”, continuó Bel, “cuando estalló la guerra civil y el imperio estaba al borde de la ruina, el Señor Ludwig y sus amigos se reunieron e intentaron hacerte emperatriz, pero…”

“¿Pero?”

“Justo antes de que pudieran, te mataron.”

“¿Muerta?”

“Con veneno.”

“¡¿Veneno?!”

Mia casi se puso de pie de un salto, pero se agarró a sí misma en el último segundo.

E-Espera un minuto, déjame pensar en esto… Veneno… en realidad no suena tan mal como la guillotina, creo.

Un par de escenas pasaron por su mente, todas producto de una imaginación corrompida por los cuentos de hadas. Se imaginó el final culminante de un cuento épico, en el que los amantes de las estrellas — una princesa y su caballero — beben juntos de un grial envenenado, su amor interrumpido en vida, pero eternizado por la muerte.

Bueno, eso suena mucho más agradable que me corten la cabeza…

“Fue un final heroico. Luchaste valientemente durante treinta días contra el veneno…”

La mente de Mia interpretó eso como, que sufrió de veneno durante treinta días seguidos.

“Y en tus últimos momentos, mientras yacías sobre las sábanas teñidas de carmesí con tu preciosa sangre vital, soltaste un grito feroz, declarando que viviste tu vida al máximo y moriste sin arrepentirte.”

La mente de Mia interpretó, eso como si se desangrara por cada agujero de su cuerpo y muriera una muerte horrible y agonizante.

“Eso es lo que decía en las Crónicas de la Princesa Mia.”

¡Dulces lunas en lo alto! ¡Nada de eso es ni remotamente mejor que la guillotina! Incluso teniendo en cuenta la tendencia de Elise a tomarse libertades, pasé un buen mes en el infierno antes de morir en un charco de mi propia sangre. “¡Eso suena francamente horrible!”

La descripción era tan vívida que no pudo evitar estremecerse ante la imagen mental que había producido sin querer.

De hecho, algunas partes de esa historia son tan exageradas que ni siquiera tienen sentido.

Considerando que ella estaba literalmente muriendo por el veneno, simplemente no podía imaginarse a sí misma soltando ningún tipo de grito, sin importar uno feroz en conjunto con las dramáticas últimas palabras. Bel, mientras tanto, la miraba con el tipo de asombro de ojos abiertos que normalmente se reserva a las deidades e ídolos, y estaba empezando a ponerla un poco nerviosa.

¿Qué demonios le han estado enseñando sobre mí?

La curiosidad, cedió al temor, y decidió que prefería no averiguarlo por el momento.

“Después de eso, mis tíos y tías se preocuparon por su seguridad, así que se dispersaron y se escondieron. Primero me llevaron a la casa del Conde Rudolvon para mi protección. Pero luego mi madre falleció. Justo antes de que lo hiciera, me puso bajo el cuidado de Madre Anne.” Bel se detuvo para tomar un respiro. Cuando volvió a hablar, su voz estaba un poco ronca. “Pero entonces, vinieron, y… Madre Anne, para protegerme, ella… Y después de eso, Madre Elise me cuidó, pero ella también…”

Ahh… Anne, y Elise también… Incluso después de mi muerte, las dos permanecieron leales hasta el final, ¿no es así? Aún así, Elise, tienes que dejar de inventarte cosas cuando escribes sobre mí.

Se levantó una ráfaga de emociones, y ella las resopló para componerse. Luego hizo otra pregunta.

“De acuerdo, pero incluso si muriera, el imperio no debería haberse desmoronado tan fácilmente. ¿Qué hay de Sion? ¿Qué estaba tramando ese entrometido? Claro, no es de Tearmoon, pero no puedo imaginar que se quede mirando desde la barrera mientras un grupo de nobles idiotas arruinan la nación para su gente. ¿Y qué hay de la señorita Rafina? Ella no podría haber ignorado el imperio cuando estaba en tantos problemas.”

“¿Señorita Rafina? ¿Te refieres a la Emperatriz Obispa, Rafina Orca Belluga?”

“Eh… ¿Sí? Yo… ¿creo? ¿Hm? ¿Emperatriz Obispa?”

Mia se rascó la cabeza. El término no le era familiar.