Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Qué sueño tan peculiar… pensó Bel, el agradable calor del agua del baño impregnando su cuerpo fatigado mientras conversaba con la chica que tenía delante.

Estaba a segundos de ser atrapada por sus perseguidores cuando la luz se la tragó. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba en un extraño edificio, cuyas espaciosas habitaciones y su majestuoso interior se parecían a los de un castillo. Desconcertada por el repentino cambio de entorno, su instinto de supervivencia había hecho efecto y había buscado un lugar para esconderse. En los días siguientes, vivió como una carroñera, manteniéndose fuera de la vista durante el día y aventurándose cautelosamente por la noche.

Mirando hacia atrás… Desearía no pasar tanto tiempo escondiéndome. Fue un poco de desperdicio…

Si hubiera sabido que todo era un sueño, habría caminado un poco más. Al menos, habría buscado algo más de comida; tener hambre durante tantos días había sido terriblemente desagradable.

Podría haber conocido a Madre Anne antes de esa manera también… Y también…

Miró a la chica que se presentó como Mia Luna Tearmoon. Era el nombre de su abuela — un nombre que había inspirado un respeto inquebrantable en vida y un triste pesar en la muerte a todos los que Bel había conocido. Había un innegable parecido en sus rasgos, pero…

“La abuela que siempre respetaste… No lo permitirá.”

…A diferencia de la de Bel, su voz estaba cargada de una suave pero firme confianza que se manifestaba en forma de una sonrisa suave y tranquilizadora. Había un poder tranquilo en esa sonrisa que tocó el corazón de Bel, y se sintió a sí misma gravitando inadvertidamente hacia su encantadora atracción.

Ahh… Así que esta es… la Gran Sabia del Imperio…

Al encontrarse con Bel, le ofreció sus galletas sin un ápice de renuencia o aversión. Cuando Bel se negó, la engañó para que se las comiera de todas formas. Entonces, como si la comida sola le pareciera una muestra insuficiente de generosidad, incluso trajo a Bel aquí para bañarse.

La abuela que siempre he respetado… es todo lo que esperaba que fuera. Cálida… Amable… Confiable… Me gustaría haberla conocido antes. De esa manera, habríamos tenido más tiempo para hablar…

Al principio, el sueño había parecido un poco aterrador. Pero ahora se había convertido en un sueño maravilloso, y ella se estaba divirtiendo mucho. Para su sorpresa, se sintió feliz — tan feliz que, por primera vez en mucho, mucho tiempo, desde la muerte de Anne y Elise, de hecho, se encontró riendo. Ese fue el día en que la diversión se había desvanecido de su mundo. Cuando había olvidado cómo reír.

Tal vez sea porque… Nunca dejó de lado mi orgullo por mi nombre… Porque me aferré a él hasta el final… Y como recompensa final, se me permite tener este hermoso sueño…

Una recompensa final…

De hecho, Bel era muy consciente de que su destino ya estaba sellado. Una vez capturada, a una chica de sangre imperial como ella le quedaría muy poco tiempo de vida. Tendría un terrible final en la guillotina. Tal vez eso sería una misericordia comparada con los horrores impensables que le esperaban en su camino hacia la inminente perdición. El pensamiento envió un terrible escalofrío a través de ella, y se estremeció a pesar del calor.

Si es posible, me gustaría quedarme en este mundo por un poco más de tiempo…

Este era un lugar tan maravilloso, lleno de calor y bondad. La gente que ella apreciaba todavía estaba viva, y la recibieron con los brazos abiertos. Deseaba con todo su corazón poder permanecer aquí para siempre, en el abrazo de un mundo donde se le permitiera ser feliz. Tristemente, el destino parecía no tener oídos para su desesperada súplica, y su vista — junto con toda la alegría y maravillas del mundo que lo habitaba — comenzó a desdibujarse.

Su sueño estaba terminando.

Era, ella sabía, la naturaleza de los sueños. Por muy hermosos que fueran, se acabarían. Nadie podía quedarse en un sueño para siempre, por mucho que quisiera.

La abuela… Me alegro de haberte conocido.

Con eso, su conciencia se desvaneció, y el mundo se desvaneció en una neblina blanca y vaporosa.

“Ah…”

Cuando se despertó, Bel se dio cuenta de que había estado llorando. Rápidamente se frotó las lágrimas de sus ojos. El sueño había terminado. Lo que le esperaba ahora era lo poco que quedaba de su fría y brutal vida. Habiendo caído en manos de sus captores, su situación era desesperada. Desesperada, en realidad. La resistencia era claramente inútil. Pero aún así… Se preparó para luchar. No iban a llevársela sin luchar.

Sin embargo, a la cama en la que estaba acostada no le importaba lo decidida que estaba a oponerse a su suave y esponjoso abrazo. Se apoderó de sus cráteres sin obstáculos, acunando su cuerpo como grilletes, robándole la capacidad de desafiarlo —

Parpadeó con los ojos abiertos. Algo acerca de la cadena de metáforas que flotaba en su mente como una especie de narración metafísica no tenía ningún sentido. Miró en su pecho para encontrarse con ropa que no reconocía ni recordaba haberse puesto. Eran de una marca exquisita y deliciosamente suaves al tacto. Un débil pero agradable aroma de flores se desprendía de la tela.

¿Qué… pasó?

“Ah, bien. Estás despierta.”

Una chica se sentó a los pies de su cama y la miró. La luz de la luna antes del amanecer entraba por una ventana y bailaba sobre su pelo argento.

“¿Qué es lo que pasa?”, preguntó mientras se inclinaba y suavemente apartaba una lágrima del rabillo del ojo de Bel. “Eres una gran llorona, ¿verdad?”

Los labios de Bel temblaron un poco. ¿Era realmente ella? No puede ser. ¿Estaba viendo un fantasma?

“A-Abuela —”

“¡Señorita Mia! Por el amor de la luna, ¿me llamarías ya Señorita Mia?” protestó su decidida abuela corpórea.

¡Qué grosera! ¿Aquí estoy esperando que se despierte, y cuando finalmente lo hace, es lo primero que sale de su boca?

Con los brazos cruzados, miró a Bel con severidad antes de exhalar un aliento exasperado y acostarse en la cama a su lado.

“Um, ¿dónde está Madre Anne?”

“La cafetería va a empezar pronto sus preparativos matutinos, así que bajó a pedirles que te preparen una ración extra. Aún es un poco temprano para levantarse, así que podemos descansar un poco más aquí.”

“¿Eh? ¿Aquí? En la misma cama con la Abue— erm, ¿contigo?” preguntó con tímida incertidumbre mientras se alejaba. “No me atrevería a hacer eso…”

“Bueno, no puedo hacer que una cama aparezca de la nada, ¿verdad? Llevará algún tiempo conseguir otra para ti. Quiero decir, supongo que puedes usar la de Anne mientras tanto, pero…”

Bel siguió la mirada de Mia y miró la otra cama de la habitación.

“¿Hm?” Ella frunció el ceño. “¿Pero no estabas durmiendo en esa antes?”

“…No. Definitivamente no.”

Por alguna razón, Mia no la miró cuando dijo eso.

“De todos modos, ya basta de las camas. Tengo algunas preguntas para ti, pero primero…”

Mia procedió a levantarles la manta sobre sus cabezas, formando un espacio íntimo donde podían hablar en privado. Bajo la cubierta de, bueno, la manta, se acurrucó cerca de Bel y dijo: “Muy bien, ahora podemos hablar. Así que dime, Bel, ¿qué te ha pasado en las lunas? No quiero sonar malvada, pero cuando te encontré, no parecías exactamente muy… imperial.”

Desde los harapos que llevaba para vestirse hasta su pelo despeinado, dejado sin recortar durante quién sabe cuánto tiempo, hasta su aspecto demacrado, nada de eso encajaría ni siquiera con una chica de menor nobleza, sin importar la familia imperial. Parecía un auténtico erizo de la calle.

“El Imperio de Tearmoon… y la familia imperial… ¿Qué les pasó? ¿Qué les pasó a mis hijos?”

La respuesta de Bel llegó en forma de un largo silencio. Finalmente, dijo en un suave susurro, “Ya no existe el Imperio de Tearmoon.”