Mezametara Saikyou (NL)

Volumen 4

Capítulo 9: ¿Adónde Vamos Ahora?

Parte 2

Después de ponernos presentables, nos dirigimos al buque insignia del Conde Dalenwald. Los drones de reparación entraban y salían del agujero en el casco blanco de la nave, todavía trabajando duro en las reparaciones.

Todas las demás naves ya habían terminado las reparaciones, así que la seguridad volvía al Sistema Kormat. El Conde Dalenwald había priorizado la reparación del ejército del sistema y su flota defensiva sobre la nave insignia, permitiendo que la seguridad se recuperara mucho más rápido.

“Eso significa que ya no nos necesitarán”, reflexioné.

“Probablemente no, dada la seguridad del sistema”, añadió Elma.

Mimi intervino: “No pensé mucho en ello cuando hablábamos de la policía y los nobles que gobiernan estos sistemas en Tarmein Prime, pero ahora que nos hemos conocido e interactuado, parecen ser gobernantes cuidadosos”.

“Sí, nunca se tiene un ojo para estas cosas hasta que se mira desde el punto de vista de un mercenario. Los mercaderes probablemente lo ven ya que realizan el comercio intersistémico, pero la mayoría de la gente que gana dinero en sus colonias de origen no lo notaría”.

“Los datos indican que más del ochenta por ciento de los colonos nunca salen de su colonia de origen”, nos informó Mei. “Para ellos, los piratas espaciales y las fuerzas que los protegen son seres lejanos”.

Vaya, ¿el ochenta por ciento? El otro veinte debe ser esos mercenarios y comerciantes que mencioné. No muchas otras personas irían entre sistemas estelares. Pero si lo consideras como uno de cada cinco personas, eso no suena como un número pequeño en absoluto, ¿verdad?

Caminamos y hablamos hasta llegar a la escalera del buque insignia del Conde Dalenwald. Como de costumbre, los hombres corpulentos con armadura completa y rifles láser nos bloquearon el paso.

“Hola”, los saludé. “Estamos aquí a instancias del Conde”.

“Los estábamos esperando. ¿Podemos tomar sus armas?”

“Por supuesto”, acepté, entregando mi pistola láser y su funda a los hombres. También les entregué los paquetes de energía de reserva. Mimi y Elma siguieron mi ejemplo, entregando sus propias armas.

“Son bastante pesadas. ¿Te importa?” Mei preguntó, dándoles su cosa con la bola negra, su bastón de seguridad, y más. Todas estaban hechas de metal altamente comprimido, por lo que eran más pesados de lo que de lo que parecían. Los hombres se estremecieron al recogerlas.

En serio, ¿dónde esconde Mei todas esas armas? Vamos a necesitar un detective para descubrirlo.

“Hemos esperado su llegada”, nos saludó una sirvienta cuando estábamos dentro. “Por favor, síganme”. Parecía que nos dirigíamos a la popa, a una cubierta superior del buque insignia.

“Todavía es un poco temprano para el almuerzo. Me pregunto qué querrá el conde”. Pregunté en voz alta.

“No lo explicó exactamente en la convocatoria…” Añadió Mimi.

La doncella no pareció escucharnos, ya que lo único que nos dijo fue: “Por favor, esperen aquí”.

“De acuerdo”.

Nos habían llevado a un gran salón. El buque era enorme, pero esta era una forma lujosa de utilizar el espacio. El terrario en la esquina estaba lleno de plantas, y la habitación en sí estaba bien iluminada, lo que hacía que el ambiente fuera refrescante.

“Sí, esto es realmente ser de la alta nobleza”, dije. “Buen gusto. Cuando compremos una nave nodriza, deberíamos instalar un espacio agradable y relajante como este”.

“Me parece bien”, respondió Elma, “aunque dudo que necesitemos un salón tan formal. Un sofá informal, una mesa y sillas, y una gran pantalla holográfica deberían servir”.

“¡También estaría bien una cafetería más grande!” Mimi añadió, siempre una glotona.

“Sí, la del Krishna es un poco pequeña”.

Teníamos mucho mobiliario, pero el Krishna era pequeño, así que le faltaba espacio para habitar. No importaba la cantidad de cosas que tuvieras, siempre había limitaciones de espacio. El buque del Conde Dalenwald hacía un excelente uso de sus extravagantes dimensiones, y nos impresionó. Estábamos planeando comprar una gran nave nodriza, así que era totalmente posible imitarla. También me gustó el terrario: Definitivamente quería uno de esos.

Miramos alrededor de la habitación y charlamos hasta que el Conde y Chris entraron. Todos nos pusimos de pie para saludarlos.

“Saludos. Pueden sentarse”. El Conde Dalenwald era tan intimidante y contundente como siempre. Mejor sentarse.

Todos tomamos asiento casi simultáneamente y recibimos té negro -más bien té rojo- de las sirvientas. El Conde Dalenwald dirigió entonces una mirada a las sirvientas, incitándolas a marcharse. ¿Qué podía querer si estaba enviando a sus sirvientas fuera? Sentí un repentino e intenso presentimiento.

“No tienen de que preocuparse”, nos tranquilizó. “No voy a obligarlos a nada”.

“¿De verdad?”

“Christina me ha hablado de ti. Dice que priorizas la libertad y que odias que te limiten. La familia Dalenwald te debe mucho, y nunca te obligaríamos a hacer algo que no quieras hacer”.

“Me alegra oír eso”. Miré a Chris, que me devolvió una educada sonrisa. Oh… Está en modo señorita refinada.

“Estoy bastante avergonzado de todo lo que ha sucedido”, continuó el Conde. “Balthazar siempre fue un hombre ambicioso, pero nunca pensé que llegaría tan lejos. Estaba claramente equivocado… o mejor dicho, fui muy complaciente. En cualquier caso, mi descuido resultó en la pérdida de mi hijo y su esposa. Sin ti y tu equipo, habría perdido a Christina también. Permite que te dé las gracias de nuevo por ello”.

El Conde Dalenwald inclinó la cabeza, a pesar de que su expresión permaneciera severa. Debe ser raro que un noble incline la cabeza ante unos mercenarios de mala muerte. ¿Tal vez por eso envió a sus sirvientas lejos?

Volvió a levantar la cabeza. Su rostro seguía siendo severo, pero tal vez sólo era así su cara. “Te mereces una recompensa adecuada por todo lo que has hecho. Estoy más que capacitado para emplearte como caballero, pero imagino que no te gustaría”.

“Sí, quiero decir, sí, señor”.

“Si no deseas territorio o títulos, entonces nuestras opciones son limitadas. Se convierte en una cuestión de lo que es realista”. El Conde Dalenwald agitó su mano, haciendo que una Holo-pantalla se levantara. Mostraba los cálculos del tiempo que tardaría la nave en ser reparada, la duración del viaje el viaje al Sistema Dexar, etc. “Si las cosas progresan como lo han hecho, entonces te habré contratado por un total de veintidós días. También deseo añadir una recompensa adicional a eso. Su total será de ocho millones de Ener”.

Esperaba que nuestra recompensa de guardaespaldas fuera un poco más de cinco millones, pero esto fue más allá de eso. A eso si se le puede llamar nobleza, dándote una mitad extra además de un precio ya elevado.

“Gracias por eso”, respondí con entusiasmo. “Estábamos planeando comprar una nave nodriza, así que es una gran ayuda”.

“¿Una nave nodriza?” Chris ladeó la cabeza. Probablemente no oía esa palabra todos los días.

“Las naves grandes que pueden atracar naves más pequeñas se llaman naves nodriza”, le expliqué. “Puedes almacenar más materiales en ellas, así que puedes hacer viajes más largos y luchar durante más tiempo. Y con todo el espacio de carga, podemos almacenar toneladas de botín pirata. Si queremos ganar más dinero, es un gran primer paso. Oh… Lo siento, supongo que no debería hablarte tan informalmente delante del Conde Dalenwald”.

“No seas tan malo. Voy a llorar”.

“Por favor, no…” Eché una mirada furtiva al conde. Era difícil saber si se dio cuenta o no, pero simplemente cerró los ojos y cruzó los brazos.

“Mientras seas discreto, no pienso quejarme. Tengo mis propios amigos que van más allá de la posición social, también. Pero…” Me miró fijamente a mí. ¡Ay, qué miedo! Este tipo es demasiado intimidante. “No puedo permitirte tener la relación que Chris quiere. Parece que entiendes eso bien, así que eso es todo lo que debo decir sobre el tema”.

“¡Abuelo!” objetó Chris.

“No voy a ceder en este asunto. Nobles y plebeyos deben conocer sus lugares y permanecer en ellos”. La posición del Conde Dalenwald estaba claramente fijada en piedra aquí. Nuevamente, no tenía planes de tratar de involucrarme con Chris, así que no me importó este desenlace. Sin embargo, ella parecía extremadamente molesta. “Eso pone fin a esa conversación. Ahora, mencionaste la compra de una nave nodriza. El cercano Sistema Vlad debería tener un fabricante de naves allí, según recuerdo”.

“Correcto. Ahí es exactamente donde planeamos ir. Creemos que ellos tienen justo la nave para nosotros”.

“Entonces tal vez esto será de alguna ayuda.” El Conde Dalenwald buscó en su bolsillo y sacó lo que parecía ser una especie de medallón. Huh. ¿Qué es eso? “Este medallón está inscrito con el Escudo de la familia Dalenwald. Es la prueba de que apoyamos a su portador”.

Extendió el medallón. ¿Puedo realmente… tomarlo? Como, simplemente sacarlo de su mano?

“No hará nada para vincularte a nuestra familia, por supuesto”, me aseguró. “Simplemente significa que respondemos por ti como una persona digna de confianza”.

“Eso suena a algo grande…” dije. En otras palabras, si hacía algo deshonroso mientras tenía esto, afectaría a la familia Dalenwald por extensión. Aceptarlo se sentía un poco intimidante.

“No te preocupes. No estoy tratando de forzar nada sobre ti, como dije antes. Puede que no le encuentres muchos usos, pero si alguien te da problemas, se lo pensará dos veces si se lo enseñas. Además, Space Zwerg del Sistema Vlad importa muchos recursos metálicos de nuestro territorio. Los enanos tienen un fuerte sentido del deber. Presenta ese medallón, y te tratarán bien”.

Con eso, el Conde Dalenwald lanzó el medallón en mi dirección. Lo recogí frenéticamente en su caída. Era mucho más grande que una moneda de 500 yenes, pero no era tan pesada como esperaba.

Estaba hecha de un metal plateado brillante, pero no se parecía a ningún metal que hubiera visto antes. Definitivamente, no era aluminio, al menos. Tal vez era de plata? Nunca me habían importado mucho los accesorios de plata, así que no podía notar la diferencia. En cualquier caso, sería grosero devolverlo ahora.

“Je”, me reí. “Arrogante”.

“No se puede ser conde sin cierta dosis de arrogancia”. El conde Dalenwald sonrió, aunque ligeramente. Esa fue probablemente la mejor sonrisa que podía esbozar. “Eso es todo lo que tengo que decir. Tengo algunos asuntos que atender, pero me gustaría que todos almorzaran con Christina”.

“¿Abuelo?” Chris lo miró.

“Tengo negociaciones con la flota imperial. Ambos estamos en un frenesí gracias a mi hijo”. El conde Dalenwald lanzó un suspiro y se puso en pie. Intenté levantarme también, pero me hizo un gesto para que me quedara. “Quiero que pases tiempo con Chris. Ha estado bastante aburrida estos últimos cinco días, ya ves”.

El conde se despidió y comenzó a caminar hacia fuera de la habitación, tan digno como siempre. De repente, se detuvo y miró a Mimi.

“Por cierto”, dijo, “¿nos conocemos ya?”.

“¡¿Qué?! ¿Yo?” tartamudeó Mimi. “N-no, yo… creo que no. Chris-perdón, Christina- fue la primera noble con la que hablé”.

“Hmm… ya veo. Mis disculpas por la extraña pregunta”.

“¡Está bien!” Mimi se encogió y sacudió la cabeza. Como ciudadana imperial de toda la vida y plebeya, no podía manejar a un noble como el Conde Dalenwald. La pobre chica estaba muy agitada.

Pero, ¿a qué se debía todo aquello? ¿Estaba el conde realmente equivocado, o simplemente se parecía a otra persona? No va a resultar que Mimi es en realidad una mujer de la nobleza, ¿verdad? ¿Verdad?

 ***

“Santa madre, no pensé que ganaríamos tanto”.

“Eso es un vistazo a la cartera de un noble que gobierna un territorio”, Elma dijo sabiamente.

“Tanto… dinero…” A Mimi le daban vueltas los ojos.

Después de comer con Chris, volvimos al Krishna y nos reunimos en la cafetería para discutir la suma que el Conde Dalenwald nos había revelado.

Era francamente impactante. Los honorarios de los guardaespaldas más nuestra bonificación sumaban a ocho millones de Ener de una sola vez. ¡Eso era ochocientos millones yenes! Sin mencionar que ya habíamos ganado ocho millones de Ener trayendo a Chris sana y salva, así que eso significaba que el Conde Dalenwald nos había dado un total de dieciséis millones de Ener por toda esta loca cadena de eventos. Qué gran derroche.

De todos modos, el corte de Mimi fue del 0,5%, lo que significa que ganó 40.000 Ener. El 3% de Elma le supuso 240.000 Ener. Los restantes 7,72 millones de Ener constituyeron mi parte personal. Mis fondos eran de unos 24,4 millones antes, así que ahora estaría en 32,1 millones. Cualquier cosa más allá de ese primer punto decimal fue consumida por la munición, el combustible, y los costos de acoplamiento, así que lo he truncado para simplificar.

Habíamos estimado el precio de una nave nodriza en treinta millones de Ener, pero podríamos esperar algunos descuentos gracias al Conde Dalenwald, así que tal vez podríamos derrochar en sus especificaciones un poco más.

“Urrgh…” Mimi suspiró para sí misma, cubierta de sudor mientras Estaba mirando su balance de Ener. ¿Hm? El 0,5% no es tanto. Simplemente no me parece correcto tomar 7,72 millones mientras Mimi sólo recibe 40.000… Vale, lo tengo.

“Por cierto, Mimi. Te has acostumbrado bastante a tu puesto como operadora últimamente, ¿verdad?”

“¡¿Eh?! Um… ¿sí?” Ella se sobresaltó. Mi declaración debe haberla tomado por sorpresa.

“Sí”, aceptó Elma. “Ella ha terminado su entrenamiento, y lo ha hecho bastante bien”. No estaba claro si ella sabía lo que estaba haciendo o no.

“Yo diría que ya es hora de que veamos cómo aumentar el corte de Mimi”.

“¿Ah? N-no, ¡gracias! Estoy bien!” Mimi agitó sus manos frenéticamente, todavía sosteniendo su tableta. ¿Por qué estaba tan en contra de conseguir un aumento?

“No seas así. Cuando tienes más responsabilidades, deberías tener un sueldo más alto. Ya te estás encargando con éxito de los permisos de acoplamiento, el reabastecimiento de combustible y la recarga de municiones, y vender el botín. Incluso sabes cómo manejar las comunicaciones y vigilar el radar. ¿No mereces que te paguen lo que vales?”

“Tiene razón. El medio por ciento es lo más bajo que puede haber. ¿Por qué no hacer un uno por ciento completo?”

“Sí. Eso significa que recibirás 80.000 en lugar de…”

“¡Estoy bien! ¡La próxima vez! Podemos hacerlo la próxima vez!”

“Vamos”, insté. “Hicimos un montón de dinero, así que vamos a hacerlo bien esta vez”. Estaba confundido por la extraña negativa de Mimi. Alguien podía resistirse a una reducción de sueldo, pero ¿un aumento de sueldo? Eso es simplemente extraño.

“¡Nunca podría usar tanto dinero!” gritó Mimi.

Elma y yo nos miramos.

“Ni siquiera puedes personalizar un zabutón por 80.000 Ener”, dije.

“Sí”, coincidió ella. “Con eso no se puede comprar ni el más cutre generador”.

El zabutón era la nave con la que todo jugador de Stella Online (SOL) comenzó. Era rectangular y plano, así que a la gente le gustaba llamarla zabutón, por el cojín de la vida real. Era la jerga de SOL, pero por alguna razón, Elma lo entendía. Por momentos como este, realmente me preguntaba si este era un universo diferente o no.

“Por favor, no me hables con tus opiniones sobre el dinero”, se quejó Mimi. “Soy una persona común y corriente. 40.000 Ener es suficiente para vivir en lujo durante todo un año”.

“¿Lo es? Supongo que está bien”.

Si lo multiplicamos por cien para convertirlo en yenes japoneses la sitúa en cuatro millones de yenes. Sin tener en cuenta los impuestos y el seguro, eso sería suficiente para vivir un año entero con algo de margen. El agua, el aire, y la vivienda eran caros en este universo, pero la comida era extremadamente barata.

“Pero de todos modos, las cosas son diferentes aquí”, le dije. “Si vas tan en serio, entonces lo dejaremos en medio porcentaje esta vez y la próxima vez lo subiremos a un porcentaje completo y de ahí en adelante. Esa es mi decisión”.

“Gulp… de acuerdo”. Mimi suspiró y murmuró alguna queja en voz baja

No era como si tuviera que usar el dinero inmediatamente. Ella podría simplemente ahorrarlo. Si alguna vez Mimi tenía que abandonar la nave por alguna razón, sus ahorros, naturalmente, sería una gran ayuda.

Nooo… Imaginar una vida sin Mimi me hace sentir triste. Bien, cálmate. Inhala… exhala.

“¿Qué estás haciendo? Me está asustando…” Elma dijo, pero yo honestamente pensé que era dulce por preocuparse por mí.

“Nada, estoy bien. No te preocupes por eso; sólo tuve algunos malos pensamientos. Por cierto, ¿qué hacemos con la recompensa de Mei?”

Mei ladeó la cabeza ante mi pregunta. “¿Mi recompensa?”

“Sí. Vas a trabajar como integrante de la tripulación aquí. Limpieza y otros trabajos extraños, ayudándonos, enseñando a veces, incluso siendo una guardaespaldas. Haces mucho trabajo, ¿no?”

“Ya veo. Pero eso no será necesario. La Steel Chef 5 maneja las comidas de la nave sin ayuda, y aun así no le pagas una recompensa. Yo soy lo mismo. Es mi deber como Maidroid llevar a cabo cualquier orden que me des”.

“Pero necesitas ropa y cosas, ¿verdad?”

“Tengo mi traje de sirvienta y algunos respaldos, así que eso no será necesario. Si necesito algo para el trabajo, entonces te lo pediré”.

¿Era así cómo funcionaba? Miré a las chicas, pero Mimi ladeó la cabeza y Elma me asintió. Supongo que así es como funciona. Huh.

“Vale”, cedí. “Pero en serio. Si necesitas algo, no dudes en pedirlo”.

“Sí. Gracias por preguntar”. Mei se inclinó y se enderezó de nuevo, pareciendo terriblemente feliz. Tal vez me estaba volviendo loco, pero creo que a ella le gustaba mi preocupación.

Las cosas eran diferentes en este universo.