Durara! (NL)

Volumen 6

Capitulo 6: Todo Esta Resuelto Y Detonado II

Parte 3

 

 

PARTE TRASERA DE LA SEGUNDA PLANTA DE LA ACADEMIA RAIRA, IKEBUKURO

 

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En comparación con el área más cerca de la estación, el espacio abierto aquí era tan desprovisto de tráfico que era difícil creer que uno se encontrara todavía en Ikebukuro.

Lo que antes originalmente era un lugar fresco y cómodo a la sombra de los árboles, ahora olía a sangre.

— Hey… ¿Qué tan fuerte eres, hombre?

El que hablaba era Kadota, la sangre chorreaba por la comisura de su boca, con una considerable magulladura hinchada en su ojo derecho.

Lo dijo con una voz ligeramente sorprendida mientras se sentaba en una piedra del pavimento, entre el asfalto y la hierba.


— Si hubieses estado un poco más en forma, ahora yo sería el único tirado en el suelo.

Rokujou Chikage yacía tendido en el suelo varios metros delante de él.

Las vendas en su rostro estaban empapadas de nuevo con sangre. Parecía tener dificultad para respirar.

Chikage abrió lentamente la boca al oír hablar a Kadota.

— Nah… Tú eres igual de fuerte, así que yo no estaría tan seguro. Hablando de eso, si estabas planeando no golpearme tan fuerte como pudieras sólo porque estaba lesionado, nunca te habría desafiado en primer lugar… no lo hiciste, ¿Cierto?

— Bueno, te perdoné la vida, puedes llamarle a eso ‘no golpear tan fuerte’ si quieres… pero sobre todo lo hice porque no me apetece la idea de pasarme la vida en la cárcel.

Kadota le dio una sonrisa superficial.

Chikage devolvió eso con una risa seca y levantó su brazo izquierdo para comprobar la hora en su reloj.

— Ah… ¿No me digas que me desmayé recién?

— Lo hiciste por poco tiempo. Yo estaba a punto de caer también.

— ¿En serio…? Maldita sea…, es la primera vez que me he perdido dos peleas seguidas. Se siente mal, tío.

A pesar de que sus palabras eran amargas, Chikage permaneció de alguna manera sonriente.

— Si estás hablando de la pelea con Shizuo, no creo que eso deba contar.

Kadota silenciosamente se puso de pie y caminó hacia Chikage.

Miró hacia abajo, pero no de una manera despectiva.

Mirándolo, Kadota sugirió:

— Oye, no te estoy pidiendo esto porque gané la pelea ni nada, pero, ¿Puedes decirle a tus amigos de ‘Toramaru’ que salgan de Ikebukuro ahora?

— …

— Hare algunas averiguaciones para encontrar a los que hicieron la cosa en Saitama y hacer que se disculpen de alguna manera. ¿Puedes ser paciente hasta entonces?

— ¿Estás diciendo que los miembros de los ‘Dollars’ traicionaran a sus compañeros ‘Dollars’?

Chikage soltó un “hmph” ante la sugerencia.

Kadota, sin embargo, no parecía disgustado. En cambio, le respondió con una sonrisa maliciosa.

— Los ‘Dollars’ no tienen reglas. Lo que significa, por supuesto, que no hay ninguna regla que diga que no podemos traicionar a otros miembros, incluso si no nos agradan…

también, no estoy haciendo esto en nombre de los ‘Dollars’. Estoy haciendo esto por mí, por Kadota Kyohei. No me gustan esos chicos, así que voy a ayudarte a encontrarlos. Eso es todo. ¿Tienes preguntas?

— Tú eres un sinvergüenza.

Chikage río en el suelo.

Kadota también sonrió desde el fondo de su corazón.

— Por supuesto. Los ‘Dollars’ están llenos de sinvergüenzas. ¿Qué esperabas?

El dúo se río con fuerza al unísono. Un ambiente armonioso los rodeaba. Sin embargo—

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— ¡Ya puedes terminar con tu estúpido jueguito de amistad, Ka-do-taaaa!

Una voz interrumpió, fuerte y vulgar, rompiendo la paz temporal.

— ¿?

— ¿Qué pasa?

Kadota y Chikage se dieron vuelta en dirección a la voz— y vieron a una veintena de matones caminando hacia ellos.

Un joven que parecía el líder del grupo escupió en el suelo y gritó:

— ¿Haciendo amigos por una pelea? Esto no es un maldito manga. ¿O tu cerebro ya está podrido después de estar demasiado tiempo con bastardos otakus como Yumasaki?

Kadota, por su parte, volvió a mirar a la banda de intrusos con una inmutable expresión.

— Hay un montón de ejemplos que no están en el manga. ¿Te vas a reír de ellos también?

Con una mirada compasiva hacia su oponente, Kadota continuó.

— Ah, cierto, se me olvidaba. Tú no tienes amigos.

— ¡¿Qué…?!

Los ojos del delincuente se agrandaron. Para burlarse aún más de él, Chikage volvió a ponerse en pie y habló con Kadota.

— No le recuerdes lo miserable que es. Basta con mirar su rostro. Ni siquiera creo que tenga novia. No intimides a los solitarios.

— ¿Qu…?

El hombre gritó mientras la punta de su nariz se ponía roja. Kadota, sin embargo, ni siquiera se molestó en mirarlo.

— Habla japonés. Esto es Japón.

Su actitud arrogante provocó aún más a los delincuentes. Pero recordando que tenían una abrumadora superioridad numérica, recuperaron la compostura.

Pronto comenzaron a burlarse de Kadota y de sus heridas.

— Mira eso, ¡Ya está todo hecho jirones! ¿Crees que podrás luchar contra nosotros de esa manera?

— ¿Por qué iba a querer pelear con ustedes?

— ¡Cierra la boca! ¡Me has estado irritando desde hace mucho tiempo, Kadota! ¡Paseando por allí pensando que eres el jefe de los ‘Dollars’ o algo, cuando en realidad no has hecho ni una mierda!

— ¿Eh?

Kadota ni siquiera había pensado en ello.

Pero Chikage le había dicho lo mismo cuando se conocieron.

Parecía que la situación ya se había ido de las manos antes de que pudiera darse cuenta de ello.

Pero aun así, Kadota no entendía por qué diablos daba esa impresión.

— No hay jefes en los ‘Dollars’. Todo el mundo es lo mismo. ¡Es por eso que eres un dolor en el culo cuando caminas por ahí pensando que eres uno!

— No recuerdo haber caminado pensando que yo era el jefe ni nada…

Kadota se rascó la cabeza suspirando y caminó un paso hacia los hombres.

Ellos no pudieron evitar moverse y tomar medio paso atrás en alarma.

Kadota era un famoso experto en lucha callejera. A pesar de que los hombres no pensaban que él pudiera ganar contra todos ellos sin ayuda de nadie, ninguno de ellos quería ser el primero en llevarse sus golpes.

En la tensa atmósfera, Kadota preguntó con una voz clara y sin vacilar.

— Hablando de eso, ¿Quién demonios son ustedes?

“” “” … “” “”

Estas sinceras palabras de Kadota fueron suficientes para que estos hombres montaran en cólera.

Ellos le tenían miedo, o al menos no estaban contentos con su existencia. Esta era la mejor oportunidad de reclamar su posición para sí mismos—antes de esto nunca tuvieron la oportunidad— pero su oponente ni siquiera sabía quiénes eran.

Para un grupo de delincuentes que, por lo general podía hacer lo que quisiera en las calles en el nombre de los ‘Dollars’, ese era el peor insulto en el que podían pensar.

— Estamos de suerte hoy. ¡Venimos a patearle el trasero tanto a ‘Toramaru’ como a Kadota!

Dijeron eso para ocultar su humillación.

Uno de ellos sacó una porra desde el interior de su ropa, las venas sobresaliendo de su sien.

— Seremos un poco más famosos una vez que pateemos el trasero de ‘Toramaru’. Pero sólo un poco más… ¡Ya que no son nada más que una patética pandilla de Saitama!

El hombre se río y apuntó con su porra al rostro de Chikage.

Sólo que—

—con un agudo sonido metálico, la porra especialmente fabricada, se detuvo antes de que pudiera golpearlo.

— ¿Eh…?

El hombre vio un objeto parecido a un palillo aparecer de la nada en la mano de Chikage.

Su mango y la envoltura estaban pintados con un patrón multicolor, principalmente en rojo y negro.

Parecía una espada corta.

— ¿Qué…?

El delincuente estaba confundido al ver el extraño objeto parecido a un palillo que bloqueaba su ataque. Chikage no le hizo caso de todos modos. Mientras que la mano derecha se mantenía en el mango, llevó la mano izquierda sobre la envoltura de color rojo y negro, y tiró con fuerza.

Un leve sonido metálico se escuchó, y el palillo plateado se reveló.

Desde la distancia, se veía exactamente igual que una espada corta o una daga. Los rostros de los hombres cambiaron al instante.

Pero a medida que lo analizaron más de cerca, se dieron cuenta que se trataba de un arma con un diseño único.

Se veía como una daga, pero no tenía hoja. En cambio, era romo y pesado con un brillo acerado.

En la base del palo, sobresalía una bifurcación en forma de llave en la superficie del metal. Alguien que nunca lo había visto antes, probablemente lo describiría como una fusión de una porra de metal2 y una katana.

Sólo Kadota parecía familiarizado con el arma. Observaba a Chikage y al “objeto” con interés.

— Kabutowari, ya veo. Muy interesante.

— Sí, lo conseguí en una tienda de recuerdos en un viaje a Kamakura.

— Oh, yo conozco el lugar. La tienda justo en frente de los ojos de Buda, ¿Verdad?

— ¿Conoces el sitio? Esa tienda es lo más. Tengo otras cosas también, pero éste parece gustarme. No había nadie alrededor para enseñarme a usarlo, así que desarrollé mi propio sistema.

Siguieron charlando a pesar de la grave situación en la que se encontraban.

El delincuente con la porra se alteró aún más por haber sido ignorado.

Levantó alto su mano e hizo un movimiento para partir por la mitad la frente de Chikage.

Chikage reaccionó rápidamente en esa fracción de segundo.

Casi tan pronto como el hombre comenzó a levantar el brazo, el muchacho giró su cuerpo y empujó el extremo romo de la kabutowari hacia su nariz.

Un ligero ruido amortiguado después, los ojos del hombre comenzaron a rodar sin control.

Después de un par de segundos, cayó de rodillas, la sangre chorreándole por la nariz como una fuente.

— …

A varios metros de distancia, los otros delincuentes se quedaron sin aliento ante la vista, sudando.

“Tenemos la ventaja aquí.”

La fantasía fue rápidamente eliminada por la fuente de hemorragia nasal.

— ¿Y? ¿Qué decías?

Chikage le dio una patada al hombre arrodillado en el suelo, puso su pie sobre su cabeza y sonrió.

Su rostro lucia completamente diferente a cuando río al unísono con Kadota.

— Hey. En realidad tú fuiste el que no golpeó tan duro cuando luchamos, ¿No es así ?—

preguntó Kadota, frunciendo el ceño.

Chikage sacudió la cabeza y respondió.

— No. Cuando mi oponente no está usando un arma, yo no la utilizo tampoco. Esa es la manera en que yo lo hago. No estaba conteniéndome contigo. Pero no voy a tener piedad de ellos ahora. Esto es así.

2 Porra de metal (Umezawa ): un arma utilizada por los policías japoneses en la era Edo .

Mientras decía eso, Chikage tocó su hombro rítmicamente con su kabutowari y anunció con una sonrisa cruel.

— Es un poco difícil enfrentarse a todos ustedes a la vez, lo admito… pero les garantizo que los primeros cinco que intenten cualquier cosa van a terminar perdiendo un ojo o con una clavícula rota.

— ¡…!

Los tipos se miraron unos a otros, conteniendo la respiración.

Estaban seguros de que no iban a perder con el número de hombres que tenían. Pero ninguno de ellos quería ser uno de los “cinco primeros”. La seguridad de que ganarían sólo hizo que cada uno de ellos se obsesionase más con no terminar herido.

Presionándolos aún más, Kadota dio un paso hacia adelante.

— Ya que querías patear mi trasero, supongo que no te quejarás si te saco cinco más de encima, ¿no?

— ¿Crees que puedes barrer con nosotros…?

Finalmente uno de los autoproclamados ‘Dollars’ habló, pero su voz ya era débil.

Eran diferentes.

Ahora, los delincuentes tuvieron que admitir que el dúo que tenían en frente estaba muy por encima de ellos.

Eran dos hombres heridos, aun así parecían más formidables que veinte.

Pero ya era demasiado tarde para retroceder ahora.

El que parecía ser el líder del grupo hizo una amarga mueca y dio una señal a alguien que estaba al acecho en la parte posterior del almacén—donde Kadota y Chikage no podían ver.

“El plan consistía en mostrarles eso después de haberlos golpeado un poco, pero…”

O puede ser que hayan decidido recurrir a la “carta del triunfo” antes, porque un extraño muchacho les había llamado “débiles”—

Tan pronto como las rehenes fueron empujadas hacia afuera desde la parte trasera del almacén—

— ¿¡Non…!?

Los ojos de Chikage se abrieron con sorpresa. Tan pronto como se dio cuenta de lo que había sucedido, apretó los dientes furiosamente.

La chica miró a los ojos de Chikage y dijo en tono de disculpa:

— Lo siento, Rocchi… fuimos capturadas.

***

 

 

CAMINO A LA PARTE TRASERA DE LA SEGUNDA PLANTA DE RAIRA

 

Mikado y Anri llegaron a la pista un poco más tarde que la banda de delincuentes.

Se movieron lo más discretamente posible de sombra a sombra hacia el almacén, abriéndose camino hacia el campo abierto donde Kadota y los otros estaban.

Gritos de “Kabaddi! ” seguían viniendo desde la pista. Nadie hubiera creído que en realidad había una pelea en el lugar hacia dónde se dirigían.

De hecho, el almacén era un lugar tan poco visitado incluso por miembros de los clubes deportivos que casi no contaba como parte de la academia. Los clubes principalmente traían sus equipos desde los edificios académicos, lo que hacía el depósito casi completamente innecesario.

Mientras consideraba los atributos de la segunda planta, Mikado se dio cuenta de que se trataba de un lugar donde apenas se notaría una lucha en curso, y mucho menos seria reportada a la policía.

Los mensajes de texto de la dirección de correo de los ‘Dollars’ a veces informaban que los miembros pasaban el rato aquí, tanto en el día como durante la noche.

Mikado había considerado enviar un mensaje de texto diciendo “No podemos usar chicas como rehenes. ¡Vamos a ir detenerlos!”, pero lo suprimió, preocupado de que otros miembros llamaran a la policía y metieran a los ‘Dollars’ en problemas innecesarios.

“No, aún no…”

Chicas que no tenían nada que ver con la guerra de pandillas, habían sido secuestradas. No era el momento para debatir si eran “problemas innecesarios” para alertar a la policía. Pero la mente de Mikado estaba lejos de la calma suficiente para decidir racionalmente.

“Además, dado que se trata de un crimen real, no creo que alguien quiera verse involucrado…”

En el momento de su primer encuentro, los ‘Dollars’ eran más como un club, y sus miembros, en su mayoría aparecieron porque estaban interesados en la idea.

Pero sintió que desde esa reunión, el grupo había estado cambiando.

“Los ‘Dollars’ son reales.” Una vez que se confirmó este hecho, la gente comenzó a usar el “poder”

investido por el nombre de la pandilla.

Mikado no los reprendió ni trató de detenerlos. Él sabía que no tenía derecho para hacerlo.

Pero eso fue exactamente por qué las cosas sucedieron de la forma en que ocurrieron.

Él no sabía lo que querían Aoba y su pandilla, pero sabía que la posibilidad había estado siempre ahí, que las cosas salieran como salieron ahora.

“Todo es mi culpa.”

“No he sido capaz de hacer nada…”

“¿… ?”

El muchacho sintió que algo andaba mal en sus pensamientos.

Pero no tenía ni idea de lo que era. Él simplemente siguió caminando.

Desde la parte trasera del almacén, vio a la misma banda de delincuentes de pie frente a dos hombres.

Los delincuentes parecían estar usando las chicas como rehenes. El hombre junto a Kadota era probablemente el líder de ‘Toramaru’.

— Tenemos que encontrar una manera de acercarnos a ellos desde la parte posterior y ayudar a los rehenes a huir…

Pero Mikado no tenía un plan concreto ni ninguna preparación; no había mucho que pudiese hacer.

Podía tratar de asustar a los hombres fingiendo que estaba llamando a la policía, o confundirles con un extintor del almacén—

Mikado pesaba estas opciones en su cabeza.

Sin girarse, le dijo a Anri, que caminaba detrás de él:

— Voy a intentar algo, si no lo consigo, Sonohara-san, por favor llama a la policía…

CLANG

Un extraño ruido metálico lo interrumpió desde detrás de su espalda.

— ¿Eh…?

Mikado se dio la vuelta—

Lo que vio fue un espectáculo raro de ver.

Una katana había aparecido de la nada en la mano de Anri y paró el cuchillo de la mano de una persona que había aparecido de la nada y llevaba un casco de rostro completo.

“¿¡!?”


Al principio Mikado pensó que era Celty. Pero los colores del traje de motociclista eran diferentes.

La persona tenía un cuerpo con más curvas que el de Celty. Probablemente era una mujer.

— ¿Q-quién es…?

Mikado estaba confundido. La mujer en el casco, sin embargo, no se fijó en él mientras empujaba el cuchillo una segunda — y una tercera vez— hacia Anri.

Anri la bloqueaba con su katana e hizo un movimiento para cortar las piernas de su oponente.

El agresor esquivó su ataque por poco y blandeó de nuevo el cuchillo después de dar varios pasos hacia atrás.

— ¡S-Sonohara-san!

Mikado no podía dejar de gritar. No entendía lo que estaba pasando.

— ¡Por favor, corre!

Anri le dijo rápidamente mientras daba un paso gigante hacia adelante con la katana.

Su oponente, sin embargo, mientras tanto se había retirado a un lugar más lejos de lo necesario—

Sacó cierto objeto de la bolsa de su cintura, tiró del gancho de seguridad, y lo arrojó hacia Anri.

“¿Eh?”

En algún nivel, era el tipo de suceso “inusual” que Mikado había estado esperando.

“¿Qué es eso?”

Sin embargo, al mismo tiempo, era tan completamente diferente de lo que había imaginado— el objeto voló directamente hacia Anri y Mikado antes de que éste pudiera siquiera prepararse mentalmente.

“Una grana…”

El objeto estaba a escasos metros de él. Mikado se sentía más desorientado que nunca.

Pero la blancura cegadora se hizo cargo de su visión al siguiente segundo, detonando su confusión sobre la marcha.

***

 

 

— ¿Eh…?

— ¿Qué está pasando?

Con la novia de Rokujou Chikage como rehén, los hombres habían revertido la situación para su ventaja.

En su visión periférica, sin embargo, hubo de pronto una luz cegadora.

Ellos vieron el misterioso destello de luz como una explosión desde la sombra en el otro lado del almacén.

No había ruido y la luz desapareció de inmediato— pero aun así era un destello de luz tan inquietante que los delincuentes se quedaron pegados en su lugar.

Kadota y Chikage, que también habían tomado nota de los destellos de luz a sus espaldas, se dieron la vuelta con los ojos muy abiertos.

Segundos.

Los hombres fueron distraídos por el resplandor durante no más de 10 segundos.

Si hubiesen sido peleadores callejeros con más experiencia o personas que habían visto ese tipo de luz antes, se habrían vuelto a centrar más rápido.

Pero no lo eran.

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Como resultado, unos pocos segundos de falta de atención hicieron una diferencia asombrosa.

Un hombre sintió que algo se pulverizaba sobre su brazo.


— ¿Eh…?

Él era el que sostenía un cuchillo contra la garganta de Non. Un misterioso líquido había sido pulverizado sobre el brazo con el que sostenía el cuchillo.

El hombre miró su propia extremidad sin saber lo que había pasado—

— Ciao.

Un hombre joven con los ojos rasgados, que parecía tener un poco de genes caucásicos en él, apareció en frente de ellos.

— ¡Y-Yumasaki!

El hombre lanzó un grito. Se había dado cuenta de algo.

Al saber, que su brazo olía a un determinado líquido volátil, y que Yumasaki sostenía un bote lleno de combustible para encendedores en su mano izquierda y un Zippo3 en la derecha.

— ¡¿Uwah?! Espera… ¡Espera, imbécil!

El hombre se alejó de Yumasaki, aullando.

Yumasaki aprovechó la oportunidad para agarrar la mano de Non y alejarla de la banda de los hombres.

— Ah… ¡T-tú bastardo!

— ¡¿Qué demonios estás haciendo?!

— ¡¿Cuando has llegado hasta aquí, otaku apestoso?!

Los hombres gritaron y cargaron hacia Yumasaki.

Sin embargo, varios otros se pusieron en su camino.

Había cerca de cinco de ellos. Se veían muy diferentes de aquella banda de delincuentes.

— Ah, parecía que todo el mundo iba a viajar en la Semana de Oro, por lo que sólo conseguimos hacer que estas personas vengan. ¡Pero son los mejores! ¡Con indicador de potencia completa Musou! ¡Dance Dance Revolution!

— ¿¡Ustedes…son todos subordinados de Kadota…!?

El líder de los delincuentes le gritó. Pero ya era demasiado tarde: los intrusos habían comenzado a atacar a los hombres que aún tenían en su poder a las rehenes.

— ¡E-espera…! ¡Uwah!

¿Seguir agarrando a las chicas o soltarlas y contraatacar?

Ni siquiera hubo tiempo para que pudiesen elegir antes de que fueran golpeados uno por uno.

Las chicas corrieron precipitadamente hacia a Yumasaki tan pronto como fueron liberadas. Los delincuentes corrieron tras ellas y estaban a punto de, naturalmente, rodear a Yumasaki.

Pero en frente de ellos había una llama naranja.

— ¡Cómete eso! Hablando científicamente, esto se llama Piroquinesis. ¡Cómo me gustaría estar en la clase de Komoe-sensei4!

— ¿Eh?

Los hombres, sintiendo el calor, se quedaron congelados.

La lata de líquido para encendedores había desaparecido de la mano de Yumasaki. En su lugar, él sostenía lo que parecía ser una botella de spray.

— Tanto si eres un buen chico o un chico malo, ¡No trates de imitar lo que hacemos!

3 Encendedor

4 Komoe-sensei: Tsukuyomi Komoe, profesor en la Academia de la Ciudad de To Aru Majutsu no Index.

Yumasaki sonrió y liberó su dedo del botón del spray.

Era un generador de llama simple hecho con una botella de aerosol de líquidos inflamables y un encendedor.

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Sin embargo, cuando se maneja erróneamente, la botella de spray se filtra y causa explosiones graves. Con frecuencia, había informes de este tipo de accidentes y los subsiguientes incendios por televisión. Era una cosa muy peligrosa.

Yumasaki lo entendía perfectamente, pero de todas maneras usó el aerosol y el encendedor para amenazar a los delincuentes.

El fuego de la boquilla pulverizadora había desaparecido, pero el fuego en el encendedor seguía encendido. Ninguno de los hombres se había movido un centímetro más hacia él.

Tan pronto como vio caras conocidas entre los intrusos, Kadota gritó de la sorpresa.

— Ustedes…

Una mujer vestida de negro, Karisawa, apareció de repente desde detrás de su espalda.

— Bueno—para decirte la verdad, Dotachin, estábamos pensando en observarte y ver si podíamos robarte algunos movimientos. Pero estos chicos raros ya robaron los mejores lugares para eso, por lo que decidimos escondernos y ver cómo saldrían las cosas.

— Hablando de eso… ¿Cómo supieron que estábamos aquí?

— Lo sabrás una vez que hayas revisado tus mensajes de los ‘Dollars’. Por cierto, ¿Por qué todo el mundo está de pie con la boca abierta? Gracias a Yumacchi pudimos salvar a las chicas.

— Ah, fue porque hubo un destello…

Kadota se giró de nuevo en la dirección de la luz cegadora para verificar—

— Y oyó el rugido de miles de motores procedentes de la dirección opuesta.

Kadota se dio la vuelta y vio a los motociclistas en chaquetas de cuero aparecer en medio de los árboles fuera de la valla.

Se veían como si estuvieran tratando de ver lo que estaba pasando aquí. Tan pronto como se dieron cuenta que no había manera de entrar, estacionaron sus motocicletas en la carretera y subieron por encima de la valla.

Estos fueron los hombres que atacaban a los miembros de los ‘Dollars’ en todas partes.

Habían hecho que un integrante de la pandilla llamase a sus compañeros, pero su rostro cambió de repente.

A uno de ellos le pareció sospechoso y agarró su teléfono celular para ver el mensaje de texto ; vio una foto de su líder entrando en un lugar parecido a un parque. El siguiente mensaje llegó con una foto de la novia de su líder.

Así que convocó a todos y cada uno de sus hombres, y se dirigieron directamente hacia aquí para encontrar a su jefe.

Chikage, al ver a sus hombres, murmuró, sorprendido.

— ¿Por qué están aquí…?

Seguía con los ojos agrandados y la boca abierta, pero Chikage ya estaba en la centro de la pandilla de delincuentes.

— Ah…

— Wah…

— ¡¿Qué eres…?!

Ya distraídos por Yumasaki, los hombres entraron en pánico cuando vieron a Chikage acercarse a ellos con tanta rapidez. Ellos trataron de agarrarlo del cuello, pero—

— El primero que se había lanzado hacia él cayó después de ser pateado de lleno en las bolas.

El segundo, quien levantó un pedazo de madera, perdió dos dientes del frente con la punta de la kabutowari de Chikage.

El tercero sacó su cuchillo y precipitó la hoja en el brazo del joven.

Pero su primer intento fue bloqueado por el gancho de la kabutowari. Chikage torció su muñeca, y el cuchillo del hombre se dobló.

— ¿Qué…? ¡Argh!

Golpeó al matón en el rostro mientras perdía el equilibrio. Así de sencillo, se llevó tres hombres en un segundo.

— Bastardos… si tienen agallas de ir por ahí secuestrando a las novias de otras personas, ya saben que merecen morir, ¿No?

Al mismo tiempo, los miembros ‘Toramaru’ que habían saltado la valla comenzaron a llamarle.

— ¡Capitán! ¿Estás bien?

— ¡Sí! —Chikage respondió tranquilamente.

Los miembros ‘Toramaru’ preguntaron con rabia en sus ojos:

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— ¿Podemos terminar con ellos, capitán?

— Ah, no.

Chikage miró a su alrededor y dijo en voz alta mientras empujaba la kabutowari dentro de la clavícula del hombre que se había atrevido a acercarse por detrás.

— Nah , va a ser difícil saber quién es quién a este punto. Chicos, sólo tienen que combatir con todo aquel que venga hacia ustedes o hacia mí. Voy a acabar con ellos, así que ustedes pueden ponerlos a dormir.

Su tono era alegre, pero la ira oculta en su voz amenazaba con hacerse notar.

Uno de los delincuentes lo sintió y se dio cuenta de que las cosas no eran un buen augurio para ellos. Dio la espalda a Chikage y trató de correr pero—antes de que pudiera hacerlo, un brazo se le había enrollado en su garganta.

— ¿Y ahora qué? ¿Quieres correr?

— K-Kadota…

— Pero yo quiero jugar.

Después de enviar el hombre a gemir en el suelo con un movimiento paralizante, Kadota río con amargura.

— ¿Hay gente como esta en los ‘Dollars’? Parece que los ‘Dollars’ están yendo cuesta abajo.

***

 

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HACE UN MINUTO, AL LADO DEL ALMACEN

 

Vorona cerró los ojos en cuanto la luz amenazó con cegarle.

Lo que le había lanzado a Anri era una granada aturdidora debilitada. A diferencia del tipo que Slon había usado en frente del apartamento de Shinra, esta granada era casi silenciosa. Todo lo que hizo fue emitir una luz cegadora.

El casco de Vorona tenía una capucha especial instalada en él, que la protegía de la luz. Pero para Anri y Mikado, la granada aturdidora iba a explotar justo en frente de ellos. Incluso al haber cerrado los ojos inmediatamente, seguirían estando ciegos por un rato.

Ellos continuarían siendo incapaces de ver por unos segundos más, pero tampoco sería un tiempo muy largo.

Vorona no iba a permitir que la pequeña oportunidad escapara. Para completar su misión de

“Herir a Sonohara Anri, lo suficiente como para hacerla incapaz de moverse por un tiempo”, ella metió un cuchillo en el abdomen de la chica.

Pero—

La chica con la katana reaccionó casi de inmediato y bloqueó su ataque.


Un sonido metálico se escuchó. La chica procedió a deslizar la hoja y balancearla con fuerza en las piernas de Vorona.

Vorona saltó y esquivó el golpe con pericia. Suponiendo que cualquier contacto con la cuchilla era probablemente peligroso, saltó hacia atrás más de lo necesario.

“¿Ella vio mi ataque?”

El objetivo de la adolescente era muy preciso. Vorona miró su rostro y no pudo evitar contener su aliento.

Los ojos de Anri eran de un color rojo brillante, tal como lo habían estado la noche anterior— tal vez incluso más brillantes.

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