Durara! (NL)

Volumen 6

Capitulo 6: Todo Esta Resuelto Y Detonado II

Parte 2

 

 

VARIOS MINUTOS ATRAS, CERCA DE LA CARRETERA KAWAGOE

 





— Oye Aoba ¿Cuánto tiempo nos llevará esta caminata?

— Si así están tratando de arrinconarnos, esto va a ser un infierno de problemas.

Varios de sus jóvenes compañeros se quejaron mientras Aoba estaba a punto de seguir el hilo negro hacia un estrecho callejón. A diferencia de él, no estaban en lo absoluto interesados en el hilo extendido fuera de la fábrica abandonada.

Aoba sonrió ligeramente ante eso y respondió.

— No digan eso. Piensen en esto ¿No es raro que haya un hilo tan largo en la calle? Mira, no se puede cortar. Es elástico como el caucho, pero se vuelve más delgado a medida que tiras de el. Se siente como humo condensado en las manos.

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— Me importa un comino lo que se siente.

— Es… como el descubrimiento del siglo para mí. De todos modos, aparte de eso, ¿Gin no ha vuelto a llamar?

— Él envió un mensaje. Dijo que estaba viendo a Kadota combatir con el jefe de ‘Toramaru’

desde la esquina de Segunda Planta. Aún no han terminado.

— Ya se está convirtiendo en una larga lucha. Pero, de nuevo, Kadota es muy habilidoso. Es muy bueno en las peleas cortas y largas… ¿Pueden llevar a las mujeres secuestradas allí antes de que terminen?

Aoba estaba a medio camino a través de su análisis, cuando un ruido ensordecedor les llegó desde la calle principal.

— ¡¿?!

Los peatones se detuvieron. Los conductores frenaron. La calle se llenó de gritos y de un sonido chirriante, como si seda se estuviese desgarrando.

— ¿Qué demonios…?

Aoba corrió hacia el cruce de la carretera Kawagoe y miró detenidamente.

Vio a un coche negro estacionado en la calle.

No le costó demasiado darse cuenta que el coche privado pintado de negro pertenecía a algún tipo de organización violenta.

— ¿Yakuza…?

Varios hombres estaban agachados en el suelo mientras Aoba y los chicos observaban impactados.

El adolescente rápidamente decidió que quien había causado esta conmoción no había sido uno de esos hombres— pero sí una motocicleta que irrumpió en la escena.

Aoba pensó que iba a dirigirse directamente hacia el coche negro1—

Pero en cambio, el piloto se precipitó en la escena del alboroto sólo para recoger a una pequeña niña.

El enorme hombre de la motocicleta dejó el lugar directamente, sin siquiera frenar—

— Y se dirigió a un callejón diferente al que Aoba y sus amigos se encontraban.

— ¿Qué ha pasado exactamente…?

Tan pronto como volvió en sí, Aoba se dio cuenta de que el hilo negro se extendía fuera del callejón y seguía a la motocicleta.

Los chicos estaban a punto de entrar a la calle principal para ver lo que estaba sucediendo cuando vieron—

— Desde el apartamento al lado del coche negro—

— Una extraña figura negra apareciendo desde el cuarto o quinto piso.

— ¡La Motocicleta Negra…!

Aoba estaba seguro de lo que había visto, aunque sólo fuera por un instante.

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La figura con el traje de motociclista negro voló por el balcón y aterrizó en el suelo.

De su brazo, algo parecido a unas cuerdas negras estaban pegadas al balcón del que acababa de saltar.

El Motociclista Negro las utilizó como cuerdas de caucho y aterrizó en el suelo.

Tan pronto como Aoba había sido testigo de este inusual espectáculo—

Sus ojos brillaron mientras murmuraba: “Te encontré…”

El brillo de sus ojos era, sin embargo, muy diferente de aquel brillo que Mikado tuvo cuando vio por primera vez a Celty—

Era el brillo frío y despiadado en los ojos de una serpiente al encontrar su presa.

1 En Japón la gente asocia los coches pintados de negro a mafias.

***

 

 

UN MINUTO ATRAS, EN FRENTE DEL APARTAMENTO DE SHINRA EN LA CARRETERA KAWAGOE

 

— ¡Papá…!

— ¡Akane!

A la entrada del edificio, el padre y su hija se vieron por primera vez después de varios días.

El intimidante hombre caminó hacia la chica que se escondía detrás de Shiki.

Akane había preparado sus mejillas para ser abofeteada. Sin embargo, lo que terminaron tocándola fueron los fuertes y cálidos brazos de su padre.

Awakusu Mikiya se arrodilló y abrazó la temblorosa figura de su hija.

A pesar de que Shiki y los guardias estaban presentes, Mikiya dejó aparecer una paternal expresión en su rostro.

— Está bien si yo o el abuelo no te agradamos, pero no asustes a tu madre de esta manera.

La niña se sintió confundida por un momento, pero acabó agarrando la manga de su padre y se disculpó.

— Lo siento… ¡Lo siento! ¡Estoy tan feliz de que estés a salvo, Papá…!

Mientras les observaba, Shiki concluyó que sus oídos podrían haberle fallado antes.

Pero—

“Ella se escapó de casa, sin embargo, parece que está lista para volver con Mikiya-san.”

“Esto todavía es un poco extraño.”

“¿Estoy tan feliz de que estés a salvo…? “

“¿Por qué la señorita estaría preocupada por la seguridad de Mikiya-san?”

Shiki sintió que algo todavía no estaba bien. En ese momento—

—Vio un objeto pequeño volando hacia ellos desde la calle.

“¿?”

“¡¿?!”

Tan pronto como se dio cuenta de lo que era, Shiki se cubrió el rostro y el corazón, listo para correr.

Pero ya era demasiado tarde. Antes que su cerebro pudiese mandar la orden a sus pies para moverse, la “cosa” se había convertido en un destello de luz—lo siguiente que supo fue que el aire se llenó con el ruido ensordecedor y una luz cegadora, y todos a su alrededor ya no podían ver ni oír.

Una explosión.

De repente el mundo fue tragado por una oscuridad llamada luz.

Shiki y Mikiya eran los únicos miembros del ‘Awakusu-kai’ que se dieron cuenta de lo que estaba sucediendo.

Una granada.

Era un tipo especial de granada, que desorientaba a las personas con una intensa luz y sonido, famosa debido a su uso frecuente por la policía en el rescate de rehenes y otras situaciones.

Mikiya estaba completamente ensordecido por el ruido, pero su visión era la suficiente como para descifrar que estaba sucediendo. La granada había sido débil. Además, tenía su espalda vuelta hacia el centro de la explosión cuando sucedió, porque estaba abrazando a su hija.

Al darse cuenta de que se trataba de un ataque, protegió a la pequeña con sus brazos y miró a su alrededor—

Pero sus oídos sordos no capturaron el sonido de una motocicleta acercándose.

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Un hombre saltó de la motocicleta que apareció de la nada frente a él.

Sus ojos, ya invadidos por la cegadora luz, sólo podían distinguir la figura de un enorme hombre que llevaba un casco de rostro completo.

El hombre, considerablemente más alto agarró el brazo de Akane y trató de apartarla de él.

— ¡Bastardo!

Mikiya se enderezó de inmediato— pero el individuo lo agarró del cuello con una mano y lo levantó del suelo con facilidad.

— ¡…!

Después de eso, lo arrojó hacia su coche negro, lejos de Akane.

Mikiya sintió a su espalda chocar contra un lado del auto. El impacto fue tan fuerte que sus pulmones se sintieron como si fuesen aplastados.

Pero luchó para ponerse en pie de todos modos y se volvió hacia el salvaje hombre que había aparecido abruptamente en la escena—

Sólo para descubrir que ya se estaba yendo en la motocicleta con Akane en sus brazos, mientras los miembros del ‘Awakusu-kai’ permanecían momentáneamente cegados.

Sólo otro hombre fue testigo de la escena de cerca, además de Mikiya.

Era Shiki, que había estado cubriendo sus ojos con la mano. Aun así, todavía experimentaba una breve ceguera debido a la cantidad de luz que se escapó a través de las rendijas de sus dedos.

Tal vez era apropiado llamarlo ‘suerte’, el haber tomado esa medida de manera oportuna y de tal forma en contra del inmediato destello de la explosión.

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La explosión aún resonaba en sus oídos. La vista frente a él era de su jefe siendo lanzado hacia el coche.

Tan pronto como se dio cuenta de lo que estaba sucediendo, se precipitó hacia la motocicleta.

Pero esta ya estaba acelerando.

“Ese tipo de fuerza…”

Se acordó de los cuerpos mutilados de los subordinados asesinados.

“Pero ese hombre definitivamente no era Shizuo.”

“Shizuo es mucho más bajo.”

El hombre también tenía una estructura dramáticamente diferente de la del bartender.

Por supuesto, también podría haber sido Shizuo llevando un traje de músculos y zapatos con tacones ocultos— excepto que Shiki ya había considerado poco probable que fuese culpable.

No era, sin embargo, el momento para tales deliberaciones.

Tan pronto como el sonido de la explosión se desvaneció, lo primero que hizo Shiki fue meter a un confuso Mikiya en un seguro coche antibalas.

Y entonces lo vio.

Sus orejas recuperadas lo oyeron.

Mikiya le estaba gritando algo al piloto de la motocicleta que se alejaba.

Y lo que escuchó fue—

***

 

 

EN ALGUN LUGAR DE IKEBUKURO

 

…-kun.

— …-kun. ¡Mikado-kun!

Una voz familiar sonó en su mística conciencia.

“¿Quién es?”

“Ah, Sonohara-san.”

En su propio vacío, la conciencia de Mikado fue capaz de llegar a esa conclusión.

— Mikado-kun, ¿Estás bien? ¡Por favor, aguanta!

A medida que sus sentidos lentamente se comenzaban a agudizar, Mikado se dio cuenta de que su voz sonaba diferente.

“Ah, esto es inusual.”

“Sonohara-san suena muy preocupada.”

“¿Qué pasó?”

A medida que sus sentidos se agudizaban aún más, Mikado se dio cuenta de que él mismo se sentía diferente también.

“¿Hm?”

“Me duele el cuerpo.”

“¿Por qué?”

“¿Qué he hecho?”

“Ah… cierto.”

“Me golpearon.”

“Y entonces… y entonces…”

“Sonohara-san… eh, ¿Por qué?”

La mente de Mikado se aclaró finalmente. Abrió los ojos, curioso acerca de lo que estaba pasando en esos momentos. Pero su visión seguía siendo demasiado borrosa como para darse cuenta de lo que estaba sucediendo.

Parecía que estaba tendido en el suelo, y el rostro de Anri flotaba en algún lugar por encima de él.

— Ah… Sonohara-san…

— ¡Mikado-kun! ¡Gracias a Dios…!

Aunque no podía distinguir la expresión de su rostro, Mikado reconoció el alivio en su voz. Le hacía sentir culpable y agradecido. Al recordar lo que acababa de sucederle, sintió como si su pecho fuese a explotar de vergüenza.

“Ah, cierto.”

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“Me golpearon gravemente.”

“Hablando de eso, no he oído la voz de Sonohara-san tan preocupada desde que Masaomi cayó en la fábrica abandonada.”

“Estoy tan contento.”

“Por lo menos se preocupa por mí tanto como se preocupa por Masaomi.”

Los pensamientos de Mikado eran tan borrosos que no sabía por dónde empezar.

“Hablando de eso, ¿Dónde están los hombres que…?”

“¿Se fueron?”

Si seguían por ahí, Anri estaría en peligro.

Mikado luchó por levantarse a pesar del dolor.

En ese preciso momento, sin embargo, una sombra apareció en su borrosa visión.

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— ¡Tú… tú monstruo…!

“¿Eh?”

Fue uno de los tres hombres que lo habían estado torturando.

Levantó el brazo, como si estuviese a punto de golpear Anri con un objeto plateado.

“¡Peligro!”

Mikado estaba a punto de empujar a un lado Anri cuando—

Antes de que pudiera hacerlo, un sonido metálico rebotó en todo el callejón.

La parte superior del cuerpo de Anri se retorció un poco de lado. Algo plateado se estaba extendiendo fuera de su brazo.

“¿Un tubo de acero…?”

“¿No, una katana…?”

En el siguiente segundo, el arma plateada golpeó la sien del hombre. Su gigante figura cayó como una marioneta con las cuerdas rotas.

Mikado se acordó de lo que pasó hace meses.

Cuando había llegado a la fábrica abandonada para rescatar Masaomi de la muchedumbre de los

‘Yellow Scarves’, Anri había estado allí sosteniendo una katana en sus manos.

“Esta es la Sonohara-san que no conozco…”

La visión de Mikado finalmente se recuperó al mismo tiempo que el arma plateada era succionada de vuelta al brazo de Anri.

— Um… ¿Estás bien…?

— S-sí.

El chico se incorporó lentamente— y vio a tres hombres, incluido el que había caído, tirados inconscientes en el suelo.

— Esto…

— …

Anri bajó la cabeza y permaneció en silencio.

Era obvio que “algo” había pasado recién.

Pero Mikado no tenía idea de qué era exactamente.

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Ninguno de los hombres estaba sangrando, pero tenían moretones que parecían como si hubiesen sido golpeados con varillas delgadas de acero.

Obviamente Anri lo sabía, pero no dijo nada.

“Y estaba la cosa que vi hace un momento…”

Probablemente no fuera una alucinación.

Todo eso le daba curiosidad. Pero al ver la expresión inquieta de Anri, negó con la cabeza.

— Está bien. No voy a hacerte ninguna pregunta.

Una leve sonrisa apareció en su rostro hinchado.

— G-gracias, Mikado-kun…

Aliviada por la recuperación del joven, Anri le tocó el hombro, sonriendo tímidamente.

— Um, ¿Realmente estas bien? ¿Deberíamos llamar a una ambulancia…?

— No, gracias. me puedo parar por mi cuenta.

Mikado se puso de pie de inmediato para tranquilizarla.

“Sí, ya está decidido, ¿No es así? Nuestros secretos tendrán que esperar hasta que Masaomi regrese.”

De todos modos, probablemente no era algo que se podía explicar solo en una o dos frases.

Una colegiala con una katana a la que hacía desaparecer en cuestión de segundos sin dejar rastro.

De ninguna manera era algo que uno podría entender con sentido común. Pero no era la principal preocupación de Mikado en aquel momento, abrumado por emociones más fuertes que sus dudas sobre Anri.

“Yo no he…”

“No he sido capaz de hacer nada.”

“Yo no pude hacer nada con respecto a esos hombres… y Sonohara-san tuvo que salvarme.”

“Mi debilidad… puso a Sonohara-san en peligro…”

Aunque se recriminara por lo que había pasado, no significaba que podía hacer algo para remediar la situación. Débilmente, trató de tranquilizar a Anri.

— No hay necesidad… estoy bien.

— Entonces… ¿Al menos deberíamos ir al hospital o el apartamento de Kishitani-sensei…?—

sugirió Anri, pero Mikado negó con la cabeza.

— No tengo ningún hueso roto, voy a estar bien… también, tenemos que ir… donde está Kadota-san… a la segunda planta de Raira.

— ¿Eh…?

Mikado bajó los ojos al ver la duda y la preocupación en su rostro. Mirando al suelo, murmuró.

— Lo siento… pero tengo que ir de inmediato… para salvar a las chicas… ellos iban a utilizarlas como rehenes… y a juzgar por lo que dijeron, probablemente no van a dejarlas ir después de la lucha.

— Mikado-kun… creo que es mejor dejar que la policía se encargue de esto.

— ¡No! Si tratamos de alertar a la policía, ¡Quién sabe lo que esos hombres van a hacer con las chicas…! Además, Kadota-san estará en problemas también si la policía se involucra.

— …

Anri sintió que el joven solo estaba diciendo la mitad de la verdad.

Ella sabía que él tenía algún tipo de lazo especial con los ‘Dollars’.

Mikado probablemente estaba preocupado que la participación de la policía significase un problema para la pandilla.

— …

Después de un breve silencio, Anri inhaló silenciosamente y habló.

— En ese caso, yo voy a ir también.

— ¿Qué…?

— No quieres llamar a la policía… , ¿No…? Entonces voy a ir contigo. Quiero salvar a Kamichika-san y a sus amigas también.

La muchacha se detuvo un momento, como si dudara, antes de añadir—Yo quiero… ser de alguna ayuda para Mikado-kun.

Lo dijo con determinación.

Mikado comprendió sus pensamientos inmediatamente.

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La figura de la chica con una katana llenó su mente.

Él sabía lo que significaba— incluso si ella fuese a exponer su identidad secreta, lo iba a ayudar.

Mikado no sabía cuál era su secreto, pero sabía que debía ser importante para ella.

El muchacho bajó la cabeza, con dudas escritas por todo su rostro.

Pero sabía que, sin importar lo que él dijese, Anri iba a seguirlo. Decidió aceptar su determinada oferta tan rápidamente como había aceptado su propio egoísmo.

— Ya veo… vamos entonces.

El chico asintió enfáticamente y salió del callejón con Anri.

Poco después, una figura femenina en un traje de piloto salió de su escondite en el callejón.

La figura femenina probablemente les había oído hablar. Murmuró “la segunda planta de Raira, eh.” y regresó a su motocicleta aparcada cerca.

— Chico y chica, que ingenuos. La solución correcta, ponerse en contacto con la policía inmediatamente. Otras respuestas son nada más que impulsos del egoísmo, ilusiones o esperanzas.

Vorona, la mujer, había presenciado la escena en la que Anri había dejado a los hombres fuertes fuera de combate con el dorso de su katana.

— Además, de esta manera, sería posible para mí terminar con la chica de gafas antes de que la fuerza policial interfiera.

Al mismo tiempo que murmuraba estas palabras, escuchó la voz de Slon por el trasmisor instalado en su casco.

— Vorona, ¿Me oyes?

— Afirmativo.

— Tengo a nuestro objetivo, Awakusu Akane. No está herida, probablemente en estado de shock. La he metido en el camión de vuelta a la base. Nadie nos sigue.

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— Excesivamente espléndido. Por favor, analiza la dirección exacta de la segunda planta de Raira y envíamelo. También, por favor, mueve el camión cerca de ese lugar.

Vorona dio sus órdenes con una voz calma después de escuchar el informe del hombre.

Las comisuras de sus labios, sin embargo, se curvaron en una confiada sonrisa.

— Esto me está haciendo positivamente festiva. Vamos a terminar los trabajos de una vez hoy.

— Una vez que los trabajos estén terminados, puedo concentrarme en la conquista de la Motocicleta Negra tanto como quiera. Un golpe de suerte.

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