Durara! (NL)

Volumen 6

Capitulo 4: Los Fugitivos, Sus Destinos Estan Entrelazados

Parte 1

 

 

NOCHE DE MAYO 4, EN ALGUN LUGAR DE IKEBUKURO

Un sonido débil se escuchó en los suburbios de Ikebukuro.

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Era el sonido de un hombre en tokko-fuku moviendo su puño hacia la mejilla del gánster

— ¡¡Argh!!

Éste ultimo cayó al suelo gimiendo y miró al hombre del tokko-fuku con una mirada furiosa.

— ¿Qué rayos? ¿Ustedes bastardos tienen idea de quién soy? ¿ehh?

El delincuente luchó por ponerse en pie, pero directamente el hombre en tokko-fuku lo pateó en la cara.

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— Claro que lo sabemos. Eres de los Dollars. ¿Cierto?

El hombre del particular atuendo se paró frente a los malhechores y les bloqueó la salida mientras les hablaba con ojos fríos.

— No puedo entender como alguien puede ser tan débil como ustedes. Parece que ellos no mintieron cuando dijeron que los Dollars eran la crème o la escoria de la crème. No es que nuestra banda, los ‘Toramaru’ digamos eso, por supuesto.

— Demonios, ¿Qué pretendes?

— ¿Qué demonios crees que estás haciendo?

Los tres gangsters, que estuvieron hasta ese momento demasiado estupefactos como para hablar, finalmente parecieron darse cuenta de lo que pasaba.

De la nada el hombre del tokko-fuku les había preguntado, ‘¿Son de los Dollars?’ Les pareció extraño que alguien pudiera caminar vestido así a plena luz del día, entonces le respondieron en un tono burlón ‘¿Y qué si lo somos? ¿Tratas de enrolarte, capitán tokko-fuku?’ Tan pronto como los escuchó, el tipo envió a volar por los aires al delincuente que había respondido.

— ¡Tienes que estar bromeando! ¿De qué pandilla eres? — Los bandidos gritaron, pero no sin un dejo de nerviosismo en sus voces.

Si el bousouzoku frente a ellos resultaba ser del ‘Jan Jan Jan’ respaldado por los ‘Awakusu-kai’, sería muy imprudente de su parte intentar algo.

Pero si salían corriendo, su reputación sería imposible de reparar, sin mencionar a la de los Dollars.

Ellos comenzaron a examinar detalladamente a su oponente, tratando de averiguar de dónde provenía. En las mangas del tokko-fuku estaba bordada la palabra ‘Toramaru’.

— ¿Ahh…?

Uno de los maleantes que se percató de ese detalle, inmediatamente pareció relajarse y empezó a burlarse de él.

— Qué demonios, solo eres escoria de Toramaru.

— ¿Y qué?

— Te dieron una paliza bastante severa en este lugar, ¿cierto?

— ¿O ni siquiera escuchaste que limpiaron el suelo con tus amigos en su propio territorio?

— ¿Será porque Saitama esta fuera del alcance de las líneas telefónicas?

Ellos comenzaron a burlarse de su oponente con el fin de recuperarse de la presión psicológica que habían sufrido desde que el tipo comenzó el ataque.

Es cierto que se podrían haber ahorrado el esfuerzo y en su lugar, optado por una pelea. Pero además de que no eran veteranos en peleas callejeras, ya se habían asustado al ver a su compañero caerse al suelo con tan solo dos golpes.

— No crees que honestamente puedas vencernos a los tres, ¿verdad?— El delincuente gritó amenazadoramente.

El hombre en el tokko-fuku suspiró y le contestó:

— Para empezar ¿No vas a preguntar por qué lo golpeé?

— ¡Cállate! ¡Como si eso tuviera algo que ver!

— ¡No intentes actuar como si fueras el juez aquí!

El extraño les dijo con una voz calma a los malhechores, que parecían a punto de abalanzarse sobre él en cualquier momento:

— Estoy muy seguro que puedo lidiar con ustedes, la basura que son…

En el siguiente instante, los delincuentes sintieron un escalofrió en la espalda.

— Pero no quiero cansarme derribando escoria como ustedes. Hoy va a ser un día largo.

Mientras el extraño murmuraba estas palabras, una docena de hombres en tokko-fuku aparecieron de la esquina de un callejón cercano.


— ¡…!

Los delincuentes se dieron vuelta rápidamente, pero solo para encontrarse con que mas miembros de ‘Toramaru’ estaban caminando en la calle que estaba detrás.

— ¿P-por qué están…?… ¿Q-Qué buscan…?

El hombre del tokko-fuku flexionó el cuello ruidosamente mientras les decía a los forajidos que casi estaban llorando:

— ¿Por qué me siguen preguntando cuando pueden contestarse a sí mismos?

— …Los malditos Dollars han estado limpiando el piso con los Toramaru… ¿no es cierto?

***

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VARIOS MINUTOS DESPUÉS

 

En un estacionamiento, no muy lejos del callejón, los delincuentes con los rostros hinchados, fueron forzados a arrodillarse con las piernas dobladas bajo su propio peso. Ellos seguían suplicando con una voz casi inaudible:

— No, es un malentendido, es un malentendido, nosotros no somos de los Dollars ¡en serio!

Yo-yo quise decir, nosotros no somos de los Dollars1, lo sentimos. Lo único que hicimos fue registrarnos en el sitio web. Ni siquiera le hemos visto la cara del líder.

Los jóvenes habían cambiado naturalmente a un discurso honorifico. Uno de los hombres con una katana de madera en la mano dijo:

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— Hmmm-bueno. En realidad nos importa un comino.

— …

— Ustedes usan el nombre, ustedes toman el riesgo que este conlleva. Aunque incluso los niños saben que usan el nombre de los Dollars para intimidar en el barrio.

— Dodamento, nudca mas





Ellos murmuraron con dificultad, ya que probablemente el interior de sus bocas estaba tan hinchado como el exterior. El hombre de Toramaru tomó su teléfono del bolsillo de su camisa y se lo lanzó al delincuente arrodillado.

— Llámalos.

— Q-Qu— ¿Berdón?

— Te comunicas con los demás a través de mensajes de texto, ¿no? Llama a tantos como puedas para que vengan aquí. Nos servirá cualquiera que conozcas que tenga algo que ver con los Dollars.

— De cualquier modo no es como si tuvieras otra opción.

***

 

 

20 MINUTOS DESPUÉS

 

— Hey, aquí no hay nada que ver, vayan a casa.

En la entrada del estacionamiento, los hombres de Toramaru intentaban dispersar a varios estudiantes que trataban de curiosear.

Los niños gritaron y se fueron. Cada uno tenía un teléfono en la mano.

1 En el texto original a partir de esta frase utilizan un discurso honorifico.

— Oe. ¿No me digas que ellos también son de los Dollars?

— No sé. Utilicé su lista de correo, por lo que casi todos lo debieron haber recibido.

Unas chicas de secundaria y algunos oficinistas se asomaron por un momento.

— Al menos uno de ellos ya debió de llamar a la policía. Vámonos.

Uno de los integrantes de Toramaru suspiró y se dijo a si mismo mientras escuchaba sus compañeros:

— Qué diablos… ¿prácticamente todos son parte de los Dollars? ¿Es eso?

Mientras él pensaba en la posibilidad de que, si no tenían cuidado, incluso los chicos de la escuela podrían intentar darles una paliza, la cara del hombre se puso rígida. Miró hacia los delincuentes y les dijo despectivamente:

— El que hizo su pandilla es inteligente, pero también es un maldito bastardo.

***

 

 

EN ALGUNA PARTE DE TOKIO, CUARTEL DE AWAKUSU-KAI

 

Ese era el cuartel del Medei Group “Awakusu-kai”, una de las organizaciones que tenía sus territorios en Ikebukuro.

A primera vista parecía un edificio con oficinas de lujo que solo las grandes empresas eran capaces de alquilar. Sin embargo, no había ni un solo cartel a los lados ni sobre la entrada. Por otra parte, aunque todas las entradas estaban abiertas, eran todas puertas giratorias. El edificio le daría mala espina a cualquier persona lo suficientemente inteligente y se mantendría lo más lejos posible.

La parte central del edificio era el hogar del cuartel de Awakusu-kai.

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La oficina estaba equipada con escritorios de lujo y portarretratos, así como sofás de cuero negro del típico ‘estilo yakuza’ que se veía a menudo en la televisión. Igualmente como esos programas de televisión lo hacían creer a uno, las fotos del jefe del Medei Group y la del de Awakusu-kai se encontraban al lado de un santuario y algunas linternas de papel. Aparte de eso, el resto de la decoración no parecía muy diferente de las oficinas comunes.

En una sala de conferencias situada en una esquina, varios tipos estaban teniendo una reunión.

La mitad de ellos estaban vestidos de una forma que hacia evidente que no estaban ‘en negocios legales’.

La otra mitad, a simple vista parecían hombres de negocios ordinarios, pero el gran aura que los rodeaba los hacía fácil de distinguir de las personas del mundo criminal.

Uno de ellos…un joven, con una mirada penetrante en sus ojos de reptil, abrió la boca:

— ¿Así que dónde está Heiwajima Shizuo?

El hombre más joven que había hablado era Kazamoto, uno de los ejecutivos de Awakusu-kai.

Frente a él, un sujeto de aspecto imponente lanzó humo en el aire mientras le respondía:

— Oe. Kazamoto, ¿estás tratando de dar las malditas órdenes aquí?

Kazamoto ni siquiera se dio vuelta hacia él al escuchar el tono de provocación.

— No te pongas demasiado sensible, hermano Aozaki. No estaba intentando hacer nada.

Solo hice una pregunta.

— No estoy tan convencido.

Kazamoto estaba extremadamente tranquilo. Por el contrario, el tipo al que acababa de llamar Aozaki tenía una mirada implacable.

Aozaki tenía aproximadamente 190 centímetros de alto, con hombros anchos y huesos grandes.

Los músculos y la grasa se combinaban en su cuerpo en proporciones perfectas, haciendo que su traje a medida pareciera a punto de estallar en cualquier momento. Teniendo a alguien así en la habitación era como tener a un predador, lo hizo que el ambiente se pusiera más tenso.

En ese preciso momento, la voz de otro hombre los interrumpió.

— Déjalo Aozaki.

Esa voz silenció la sala de conferencia por completo.

— Joven amo2…

Tan pronto como alguien dijo esto, todas las miradas del cuarto repentinamente apuntaron hacia Awakusu Mikiya, el joven amo de Awakusu-kai.

Él era el hijo de Awakusu Dougen, el jefe de Awakusu-kai. Todos lo consideraban como el primero en la línea sucesoria.

Cada vez era menos común que una organización como la de ellos dejaran que los hijos heredaran la posición de su padre. Sin embargo Mikiya se ubicó así mismo en la posición de ‘joven amo’

debido a que quería seguir los pasos de su progenitor.

Él era el segundo hijo de Awakusu Dougen. El hijo mayor había seguido una carrera alejado del mundo criminal. A partir de esto, resultaba obvio que era el propio deseo de Mikiya el de convertirse en el futuro jefe de Awakusu-kai.

Los que lo odiaban dentro de la organización pensaban que él solo era candidato gracias a su padre. Además de eso, no tenía logros convincentes en su historial y las organizaciones rivales lo veían como el ‘eslabón más débil’. En resumen, a Mikiya no le faltaban enemigos ni adentro ni afuera de Awakusu-kai.

En cuanto a si él podría eventualmente probar que era lo suficientemente competente como los hijos de las otras organizaciones, la mayoría de los actuales miembros de Awakusu-kai optaron por no hacer comentarios.

Este hombre entrecerró los ojos y lanzó una pregunta tal como lo haría con una piedra en aguas estancadas.

— No sé nada sobre este chico Heiwajima… ¿pero es realmente el tipo de persona que puede matar a tres de nuestros hombres con sus propias manos?

2 Joven amo o ‘wakagashira’, es el titulo informal generalmente dado al hijo mayor del jefe de una organización yakuza (siempre que sea el probable sucesor de su padre).

El aire de la sala de repente se enfrió con esa pregunta inocente.

Hacía más o menos 30 minutos que los cuerpos de los tres miembros de Awakusu-kai habían sido descubiertos.

Era un hecho simple y directo, pero al escuchar sobre el incidente, todos los integrantes encontraron sus pensamientos inquietantemente enredados.

El acontecimiento había sucedido antes del medio día del 4 de Mayo, en el clímax de la semana dorada.

El lugar era ‘Mahoutou Co. Ltd.’ una de las organizaciones hijas de Awakusu-kai, de las que Mikiya estaba a cargo.

El ‘Co. Ltd.’ en el nombre era, por supuesto, un frente falso para los negocios reales de la organización.

Superficialmente la compañía era una galería de arte, con Shiki como su representante legal. No obstante, la persona verdaderamente a cargo era Mikiya. Parte de sus ingresos se dirigían al mismo Awakusu-kai mientras que otra parte iba al Medei Group, su organización madre.

La oficina era una de las tres que ellos tenían en Ikebukuro que pertenecía a ‘Mahoutou Co. Ltd.’

Era un lugar donde se realizaban las transacciones que no se podían hacer a plena luz del día.

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Y entonces ocurrió el “suceso”.

Había cuatro personas en esa oficina. Tres de las cuatro usuales, para ser exactos…

El cuarto era un miembro joven. Él se había ido por un par de horas para otro encargo, y al regresar—

Vio a un hombre en un traje de camarero parado en el medio de los cadáveres de sus colegas.

Para cuando regresó con las pistolas que había agarrado al voleo, el tipo ya se había ido.

Eso fue lo que el joven le dijo a su jefe Shiki.

Dado que el muchacho le dijo ‘no hay mal entendido. Ese era Heiwajima Shizuo’, Shiki les había ordenado a sus hombres que siguieran a Shizuo.

Parecía que Shizuo actuaba como un cobrador de deudas para hotlines de citas, pero por lo general, no trabajaba en el mundo de la clandestinidad. ¿Podría alguien así realmente ser capaz de matar a tres hombres en este ‘comercio’?

Mikiya planteó esta pregunta respecto a Heiwajima Shizuo con esas dudas en la cabeza.

El único que le respondió fue un hombre que vestía un traje llamativo. Él era casi igual de alto que Aozaki, pero más esbelto. Usaba un par de lentes de sol de colores que parecían costosos. Un bastón de estilo Europeo que obviamente le pertenecía, estaba reposando contra la silla a pesar de que sus piernas parecían sanas.

— Es un error común pensar que él pelea ‘con sus propias manos’. Cuando quiere, usa cualquier cosa que encuentre a su alcance.

A pesar de que sus compañeros de Awakusu-kai habían sido asesinados, la sonrisa del hombre era firme, pero los ojos detrás de las gafas eran penetrantes. A juzgar por la cicatriz en su cara y la forma en que las personas a su alrededor reaccionaban a sus palabras, el tipo era uno de los peleadores más feroces, incluso entre los que estaban en esa habitación.

— ¿Sabes algo sobre él, Akabayashi?

La persona a la que habían llamado ‘Akabayashi’ se dio vuelta un poco en su silla, haciéndola crujir.

Ahora, frente a Mikiya, empezó a hablar.

— Bueno. Viajas bastante así que no es sorpresa que no hayas estado en Ikebukuro mucho como para saber de él, Mikiya-san. Lo he visto pelear desde cierta distancia…ese sujeto usa armas, pero nunca las lleva con él. Usa cualquier cosa que pueda encontrar a su alrededor.

— Eso no es nada fuera de lo común. Si estás hablando de piedras o de carteleras de anuncios, inclusive los niños que estén acostumbrados a pelear sabrían como usarlos.

— No, no. Esto no es nada así. Él usa máquinas expendedoras y las barandillas.

— ¿Cómo que eso no es ordinario? ¿Quieres decir que golpea a las personas con esas cosas o algo así? ¿Cierto?

Mikiya frunció el ceño mientras se sentía cada vez más perdido al escuchar la explicación.

— No, no. Él los lanza.

El ceño de Mikiya se profundizó con la respuesta.

— ¿Huh…?

— Tiraba las máquinas expendedoras por los aires o arrancaba los guardrail. Creo que arrancó de raíz un poste de luz en una ocasión. — dijo Akabayashi mientras sonreía.

Mikiya estaba a punto de hacerlo callar con un grito de ‘Este no es momento para bromas’, pero después de darse cuenta de que algo estaba mal en el ambiente, se calló al instante.

Era porque la mitad de los hombres que estaban en la sala simplemente desviaron la mirada y permanecieron en silencio.

Si Akabayashi de hecho hubiera estado bromeando, Kazamoto o alguien más habrían sido los primeros en darle una reprimenda.

Sin embargo, Kazamoto bajó la mirada sin decir una palabra. Aozaki mantuvo su dura expresión y permaneció en absoluto silencio.

Entonces Mikiya se percató de algo. Incluso los propios ojos de Akabayashi no estaban sonriendo detrás de las gafas de colores.

Ahí probablemente fue cuando entendió que lo decía en serio.

Aunque no estaba totalmente convencido, el amo se había dado cuenta de que al menos la mitad de los que estaban en la sala, se habían sentido presionados al escuchar el nombre de Heiwajima Shizuo.

— Como sea. Estamos a punto de cerrar este acuerdo con Asuki Group, por lo que sería absurdo dejar que ellos noten que algo está mal y piensen que puede meterse con nosotros cuando somos débiles. Espero que tratemos este asunto con la mayor discreción posible, pero…

— Antes de que cualquier extraño sepa de esto, de alguna manera debemos atraer a Heiwajima.

***

 

 

EN ALGUN LUGAR DE TOKIO, 3º PISO DE UN EDIFICIO

 

Una de las oficinas de Awakusu-kai había sido atacada por alguien.

Pero no más de 30 minutos después del incidente, los saludos que se intercambiaban en la oficina eran engañosamente comunes y rutinarios.

— Disculpa que tengamos que molestarte de nuevo.

— ¿De qué estás hablando? Estamos más que acostumbrados a esto.

— El gran jefe de Awakusu-kai ha estado cuidando de nosotros desde que éramos jóvenes.

— No fue fácil.

— Incluso el pequeño Mikiya es un hombre grande ahora.

— Sí.

Las que estaban intercambiando sonrisas y saludos con Shiki, el ejecutivo de Awakusu-kai, eran un grupo de ancianas con la espalda encorvada.

A primera vista parecían parte del personal de limpieza. Aunque su traje era más hermético de lo normal. Además llevaban cascos que las hacían parecer una especie de fuerza especial contra bacterias o profesionales en el manejo de las avispas.

Varias de esas mujeres, que ya estaban en sus puestos de trabajo, incluso mientras saludaban a Shiki, limpiaron la sala con trapeadores y aerosoles.

— …

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El hombre, en silencio, las observó trabajar desde una esquina de la sala.

— De todos modos, es bueno que no haya tanta sangre. Si ellos encuentran manchas con ese Luminol3 solo díganles que fue de una hemorragia nasal. Eso no se puede ocultar incluso si se cambia el papel de pared.

— Desafortunadamente la policía no confía lo suficiente en nosotros como para creerse eso.

Para empezar, nadie vendrá a examinar este lugar o al menos eso es lo que estuve tratando de lograr.

— Bueno, supongo que tienes razón.

— Ja ja…

Dándoles una sonrisa forzada a las mujeres, que se rieron y continuaron con su trabajo, Shiki rápidamente se dio vuelta para dirigirse al hombre junto a él. Era el joven con vendas en el rostro, 3 El luminol se utiliza en química forense para detectar trazas de sangre. Se lo rocía sobre superficies y, si efectivamente hay presencia de sangre, la hemoglobina reacciona haciéndose visible al aplicar una luz ultravioleta.

el mismo que había gritado al ver la cara inexistente de Celty el día anterior y el mismo que recibió el castigo de Shiki.

— Así que… ¿Dónde está Heiwajima Shizuo?

— No-nosotros no sabemos… Todavía no lo encontramos…

— Bueno. Sé que ese chico no es alguien al que puedas mantener controlado fácilmente.

Incluso si lo intentamos, el tomaría cualquier cosa que encuentre para arrojárnoslo

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¿Cuántos de los nuestros han sufrido por eso hasta ahora?

— Um, en realidad…

Shiki le preguntó con una voz gélida a su subordinado.

— ¿Qué pasó?

— El simplemente huyó de nosotros… nunca posó un dedo sobre nuestros hombres.

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