Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 2

Capitulo 37: La Princesa Mia… Declara Su Resolución

 

 

En una habitación de huéspedes particularmente grande y lujosa en la mansión del alcalde, una princesa del tamaño de una pinta se estaba entregando en una cantidad excesiva de ojos cerrados. La habitación estaba amueblada con una cama tan grande que ni siquiera Mia — que estaba dormida — no tenía que preocuparse por caerse. Tan pronto como tuvo la oportunidad, se enrolló en un suave edredón y se entregó a su tierno abrazo.

Realmente no puedes culparla.

Después de todo, había pasado un tiempo desde que había dormido en una cama. Además, el plan era irse al día siguiente para encontrarse con Keithwood y Tiona, y la idea de abandonar su nuevo nido estaba teniendo un impacto negativo en su motivación para levantarse. Sion, preocupado por ser atacado por la noche, en realidad no dormía mucho, pero esas preocupaciones estaban por debajo de Mia. Estaban tan por debajo de ella que ni siquiera consideró la posibilidad. Resulta que la ignorancia no es solo felicidad; También es un gran sedante. Así que se las arregló para dormir profundamente, murmurando algo sobre el delicioso estofado de hongos mientras hacía ruidos sordos. Sus labios se curvaron en una sonrisa glotona mientras continuaba atiborrándose en sus sueños. Lamentablemente, su riquísima fantasía fue destrozada por un ruido proveniente del pasillo.

“¿Mmm?” Ella se despertó con un bostezo. “Qué terriblemente ruidoso… ¿Cuál es el problema?”

Colgó las piernas al costado de la cama y se frotó los ojos. Una vez que la pesada neblina del sueño desapareció de su mente, se puso de pie, sintiendo la suave sensación de una gruesa alfombra bajo sus pies descalzos. Se dirigió hacia la puerta, se calzó los zapatos y salió al pasillo, donde Sion estaba caminando.

“Ah, Sion. Que buena sincronización. ¿Qué está pasando?”

“Bueno, la — Uh, Mia, tal vez deberías cambiarte primero.”

“¿Huh?”

Después de unos cuantos parpadeos perplejos, se miró a sí misma, y en ese momento asintió.

“Oh. Creo que tienes razón.”

Actualmente, el atuendo de Mia consistía en un gran camisón hinchado hecho con una generosa cantidad de lana, una gorra de dormir que se parecía a un sombrero de bruja flexible y sus zapatos. No fue su momento más de moda. Además, probablemente había algo que decir sobre aparecer en público también con un camisón, pero los estilos contradictorios de su atuendo ocuparon el centro de atención por ahora.

“Anne realmente me haría caso si me viera así. Supongo que tendré que cambiar entonces.”

Se retiró dentro de su habitación y rápidamente se puso algo más presentable, después de lo cual siguió a Sion a la oficina del alcalde.

Tan pronto como entraron en la habitación, oyeron la voz de Lambert.

“No hay forma… No pueden haber enviado al ejército aquí tan rápido…”

“Pero el hecho es que simplemente enviaron un mensajero exigiendo nuestra rendición.”

“¿Qué está pasando?” preguntó Sion.

Lambert se giró hacia ellos, con la cara un poco más pálida de lo habitual.

“Acabo de recibir un informe de nuestros camaradas de que el ejército real ha tomado posición en las calles, y liderándolos está el Segundo Príncipe, Abel Remno.”

“¡Mi Dios! ¡Príncipe Abel!” Exclamó Mia, pura alegría burbujeando ante el inesperado desarrollo bienvenido.

Así es. Es posible que algunos de ustedes lo hayan olvidado, pero Mia fue en algunas partes una “doncella enamorada”. El resto de ella estaba compuesto de cualidades decididamente no viriles, como mirar con una sonrisa espeluznante el cuerpo de un chico guapo y ponerse descarado con una pareja de jóvenes delincuentes… pero, en cualquier caso, su chica interior en una primera cita despertó de su largo sueño y subió su ritmo cardíaco.

¡Oh, gracias a las lunas que me bañé anoche!

Pero su deleite fue interrumpido por la respuesta de Sion.

“La única razón por la que un miembro de la familia real lideraría personalmente un ejército aquí es despertar a las tropas para la batalla”, dijo con una mueca amarga. “La Legión Diamante ya está en posición, lo que significa que está trayendo dos cosas: refuerzos y el comando del Rey”. Bajó la voz a un susurro. “Así que ese es el camino que has elegido recorrer, Príncipe Abel…”

Hubo un momento de silencio. Luego se volvió hacia Lambert.

“Dime exactamente lo que dijo el mensajero. Además, me gustaría saber dónde está desplegado actualmente el ejército nacional.”

“¿Qué? Pero—”

“Si quieres el apoyo de mi reino, entonces te sugiero que obedezcas.”

Por un segundo, Lambert frunció los labios pensando, pero pronto asintió y ordenó a su subordinado que obedeciera. Sion luego se volvió hacia Mia.

“Mia, ¿supongo que quieres estar allí?”

“¿Huh? Uh, pero…”

Ella pensó que diría que sí, pero la palabra quedó atrapada en su garganta. Ella se dirigiría, se dio cuenta, a lo que muy bien podría convertirse en un campo de batalla. Habría peligro real e inminente. No era el lugar amable en el que debería estar caminando casualmente.

“Por supuesto, incluso si no vas, lo haré. En ese sentido… podría ser más fácil si no vienes conmigo.”

“¿Qué? ¿Por qué?”

“Las cosas han cambiado, y ahora tengo una pregunta para el Príncipe Abel que debe ser respondida. Y dependiendo de esa respuesta…” Se detuvo, pero su mano se movió hacia la espada en su cintura y sus ojos se estrecharon. “Lo que te dije esa noche… Es hora de poner a prueba mis palabras. No puedo esperar y ver cómo matan a personas inocentes.”

“¿Vas a… matarlo?” ella escuchó una voz temblorosa decir. Era de ella.

“Espero no hacerlo… espero no tener que hacerlo.”

Al escuchar eso, algo se endureció en su corazón. La ternura se volvió para resolver, y ella se decidió. Fue la decisión más difícil que había tomado, y le tomó toda la determinación que poseía.

Mia no quería que Abel muriera.

En cuanto a Sion… ella tampoco quería verlo perecer de esta manera. Aunque no tenía idea de lo que podía hacer, no podía soportar la idea de quedarse atrás mientras los dos se iban a matar a la otra parte. Al menos ella quería estar allí. Contuvo el aliento y lo dejó salir, endureciendo su tímido corazón…

“¡Príncipe Sion, yo… iré contig—!”

…Y accidentalmente se mordió la lengua en medio de su declaración de resolución, con fuerza.

La moraleja de esta historia, entonces, es mantenerse dentro de sus posibilidades, porque la extralimitación conducirá al dolor y al fracaso.

Sin embargo, ella fijó a Sion con una mirada de determinación. La determinación, es decir, de ocultar el hecho de que le dolía tanto la lengua que casi lloraba.

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