Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Hubo otro breve momento de ingravidez. Luego, el aguijón del agua fría. Habiendo entrado primero, la profundidad del río resultó salvadora… solo para que se volviera potencialmente mortal un segundo después.

“Blub, blub, blub…”

Ya ves, Mia no podía nadar para salvar su vida. Lo cual era un problema, porque definitivamente necesitaba nadar para salvar su vida en este momento. Como casi nunca había estado en aguas demasiado profundas para pararse, no tenía idea de cómo manejarse. La natación no era parte de la Cultura Tearmoon, y aunque el amor de Mia por bañarse significaba que no era ajena a las grandes piscinas de agua, no le confirió la capacidad de mantenerse a flote. Ahora, el pedante podría señalar que técnicamente no es posible concluir con absoluta certeza que alguien no puede nadar cuando nunca ha nadado antes. ¿Quién sabe? Podrían poseer algún don innato. Esta posibilidad, sin embargo, fue rápidamente descartada por lo que hizo a continuación.

“Ablub… Ablublublub…”

Ella no hizo nada excepto agitarse impotente, una cadena de burbujas de aire saliendo de su boca. Giró una y otra vez cuando la poderosa corriente la agarró y la arrastró aún más profundamente. Ella no podía respirar. Le dolía el pecho. Las luces comenzaron a destellar en su visión.

Urrrghh… Esto es malo… Además… me siento terriblemente enferma… Bleurgh…

Perdió el rastro de arriba a abajo a medida que avanzaba, hundiéndose y cayendo al mismo tiempo. El mundo giró. Su cabeza giró. Sus ojos también giraron. Ya fatigada por la terrible experiencia en el vagón, su sistema vestibular finalmente arrojó la toalla, y lanzó su último suspiro de aire.

Ahh, entiendo. Así que esto es todo. Me voy a morir aquí. Supongo… es mejor morir en la guillotina… Urgh…

Un poco del peso se levantó de su pecho mientras pensaba eso, y se sintió un poco mejor. Todo lo que quedó fue un dolor triste y agridulce que siguió a su desvanecida conciencia hacia la oscuridad que todo lo consumía.

“¡—cesa Mia! ¡Oye! ¡Vamos Despiértate! ¡Princesa Mia!”

Oyó una voz que la llamaba. Sonaba distante. Luego sintió que su cuerpo se sacudía, seguido de unas palmadas en la mejilla. Había una leve acidez en su boca. Fue desagradable. Pero todo se sentía tan lejos, como si sus sentidos estuvieran siendo apagados por una gruesa manta.

Urrrghh… ¿Qué pasa… dónde… estoy?

Ella quiso abrir los ojos. No fue fácil, pero se las arregló. Allí, a escasos centímetros de su rostro, vio el rostro gallardo del Príncipe Sion.

¿Príncipe Sion? Me pregunto qué está haciendo…

Alcanzando la niebla en su mente, produjo un recuerdo de hace mucho tiempo de algo que Anne le había dicho.

Ah, eso me recuerda… Anne dijo que lo aprendió de la novela de Elise. Algo sobre salvar a las personas que se ahogaron… al respirar aire a través de un beso…

El progreso fue lento, pero lentamente comenzó a reconstruir sus pensamientos.

Recuerdo haberle dicho que es tan indecente… pero incluso entonces, realmente pensé que era bastante romántico… y…

Entonces se le ocurrió.

¿E-Eso significa que el Príncipe Sion me va a besar? ¡P-Pero… este es mi primer beso! ¡Y lo iba a guardar para el Príncipe Abel!

Frente a algo que nunca había experimentado en su vida — tanto esto como lo último — su mente entró en modo de crisis. Nunca imaginó que estaría en una situación como esta. Y con su archienemigo Sion para arrancar.

Ahhh, Príncipe Abel, perdóname. Mi corazón late con fuerza… Pero, quiero decir, esto es bastante soñador. El corazón de cualquiera estaría latiendo en una situación como esta, por lo que no es realmente mi culpa. Así es. Esto está más allá de mi control… definitivamente más allá de mi control…

Con la conciencia despejada, cerró los ojos y esperó lo inevitable, pero no antes de escupir un poco de agua que había estado chapoteando en su boca. Era bastante amargo, y también parecía un poco inapropiado tener la boca llena para el inminente evento.

Lo siguiente que supo fue que tenía la cara vuelta hacia un lado.

¿Hm? Dios mío, qué extraño. ¿Por qué de lado?

Antes de que pudiera manejar otro pensamiento, algo tocó sus labios.

¡Eeep!

Su mente chilló de sorpresa, nerviosa casi en un grado embarazoso por la sensación… Lo cual, pensándolo bien, no era exactamente lo que estaba esperando. Ella — la fuente de la sensación — separó sus labios, empujó más allá de sus dientes y se abrió paso en su boca, su textura más gruesa de lo que había imaginado.

¿Q-Qué es esto?

Luego, sin previo aviso, pinchó el fondo de su garganta.

“¡Bleeech!”

Ella emitió un sonido decididamente poco romántico y se despertó sobresaltada.

Respiración artificial al estilo de Sunkland: preguntas frecuentes

(3) ¿Qué pasa si la víctima vomita?

Si la víctima vomita, inmediatamente gire la cabeza hacia un lado. Luego, limpie el interior de la boca sacando cualquier materia física con el dedo antes de reanudar la respiración artificial.

…Entonces, como resultado del tratamiento ligeramente torpe pero perfectamente apropiado de Sion, Mia logró aferrarse a su primer beso. ¡Bien por ella!

Agachada a cuatro patas con lágrimas en los ojos, Mia vomitó muchos bocados de agua antes de que su tos menguara y miró hacia arriba, pálida y con los ojos hundidos.

“Oh, gracias al sol que estás respirando de nuevo”, dijo Sion con una mirada de alivio.

“Yo… pensé que iba a morir.”

“Sí, esa fue una corriente peligrosa en la que nos detuvimos.”

¡No es la corriente! ¡Me refería a ti! ¡Tú y el dedo que metiste en mi garganta! ¡Y ese sonido embarazoso que me hiciste hacer! Uf, simplemente terrible…

El conocimiento de que su mente había estado en la cuneta todo el tiempo lo hizo mucho más vergonzoso. Aun así, le había salvado la vida. Lo menos que podía hacer era dejar de lado su disgusto.

“Muchas gracias por salvarme, Príncipe Sion.”

Sus amables palabras de agradecimiento, para su sorpresa, se encontraron con un ceño fruncido.

“Es un poco temprano para agradecerme…”, dijo mientras inspeccionaba sus alrededores.

Ella hizo lo mismo.

“¿Dónde estamos?” ella preguntó.

“Aguas abajo de donde caímos. Según el mapa que vi antes, supongo que estaríamos en el área noroeste de Remno.”

“Entiendo. Nos las arreglamos para entrar en el reino entonces.”

“Cierto. Entramos… pero estamos en una mala ubicación. Primero, estoy bastante seguro de que la capital real está a una buena distancia. En segundo lugar, la frontera está por allí ahora”. Hizo una mueca y miró a un lado. “Ahora, si necesitamos salir de Remno, tendremos que cruzar este río y…”

Mia siguió la dirección de su mirada. A lo lejos se cernía el contorno irregular de una montaña que ahora les impedía llegar a la frontera.