Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Habían pasado cinco días desde el regreso de Mia al Imperio.

“…Estoy agotada”.

Desde las interminables rondas de saludos que tuvo que intercambiar con su padre y sus nobles de alto rango hasta la fiesta conmemorativa a la que tuvo que asistir a su regreso, la habían abrumado desde que regresó a Tearmoon. Las princesas de los poderosos imperios, de hecho, no pasaban sus días ociosas. Eran personas ocupadas.

“Ya extraño la escuela. Fue muy relajante allí”.

Apenas había estado aquí una semana, y ya quería regresar. Justo cuando recordaba con cariño sus días despreocupados en Saint-Noel, su fiel súbdito Ludwig apareció ante ella.

“Es un gran placer darle la bienvenida de regreso, Su Alteza, y estoy muy contento de ver que ha regresado a salvo”, dijo, su rostro no expresaba ninguna de las emociones a las que se refería. El indicio de un ceño fruncido que llevaba era una visión familiar — tanto que casi se sintió nostálgico.

“Yo también me alegro de verte bien, Ludwig”.

Después de un rápido intercambio de saludos, Ludwig comenzó a informar a Mia sobre los acontecimientos que habían ocurrido en el Imperio durante su ausencia.

“Todavía no es suficiente…”, dijo con un suspiro después de que él terminó su informe.

“Estoy de acuerdo en que las reservas de alimentos son menos que ideales, pero, alteza, debo enfatizar que un mayor almacenamiento de granos plantea un riesgo significativo de desperdicio”.

La preocupación de Mia por las disposiciones del Imperio era una cosa que Ludwig simplemente no podía comprender. La cantidad que le había ordenado que almacenara era tan grande que solo tendría sentido si se estaban preparando para una hambruna cuya escala y severidad el Imperio nunca había visto antes. Habría suficiente comida para alimentar a Tearmoon, incluso si las cosechas se diezmaran por completo durante años. No importaba cómo lo pensara, esto parecía excesivo. En todo caso, el colapso financiero parecía una preocupación mucho más realista y apremiante. Después de todo, mantener las provisiones era el proceso de mantener los cultivos almacenados, donde no se utilizarían. Si no sucediera nada, entonces el dinero gastado en su producción se habría desperdiciado. Además, el mantenimiento no era gratuito; cuesta dinero mantener los alimentos almacenados.

Estos eran problemas que Mia no podía ignorar y, sin embargo, aún mantenía su postura.

“Su Alteza, permítame decirle primero que confío en usted y que tengo fe en su juicio. Por lo tanto, aunque no puedo profesar apoyo para su posición, si desea aumentar las provisiones, entonces me ocuparé de que se incrementen. Sin embargo, aún necesitaremos una forma de explicar esta decisión a los nobles”.

“¿Qué quieres decir?”

“Ya he dado aviso oficial de que todos los nobles de Tearmoon deben reducir el gasto y reducir el desperdicio. Entonces, declarar que estamos aumentando las provisiones almacenadas puede provocar críticas de que usted misma está causando desperdicio”.

“Usted plantea un buen punto. Ciertamente son expertos en encontrar fallas en otros”.

Desde el punto de vista de Mia, aumentar las provisiones era obviamente lo correcto. Después de todo, ella sabía con certeza que una hambruna generalizada iba a suceder en unos pocos años. La parte frustrante fue que a pesar de saber que no tenían suficiente comida almacenada, no tenía forma de explicar por qué necesitaban más. Ella suspiró.

“Parece que necesitamos cambiar nuestro ángulo de acercamiento”, dijo, sacudiendo rápidamente la cabeza como si estuviera despejando sus pensamientos. “Ludwig, dijiste que confías en mí, ¿verdad? Si es así, proceda bajo el supuesto de que habrá una hambruna grave dentro de unos años”.

Sus ojos se entrecerraron ante su declaración.

“¿Quiere decir que debo prepararme no para una posible hambruna, sino inevitable?”

“Correcto. Y suponiendo que haya una hambruna, tengo otra pregunta para ti. Si no podemos ahorrar suficiente comida para cuando llegue, entonces ¿qué debemos hacer?”

“Bueno, normalmente, no tendríamos más remedio que usar comerciantes para traer comida desde lejos”.

Incluso Mia sabía eso, pero…

“Eso no servirá. El uso de comerciantes hasta ese punto arruinaría nuestras finanzas. Nada es tan caro como la comida durante una hambruna, ¿correcto?”

“Hay poco que podamos hacer al respecto. El precio aumenta cuando la demanda supera a la oferta. Es natural que algo cueste más cuando más personas lo quieren”.

“Tenemos que limitar eso, aunque…”

O llegarían a un punto donde una bolsa de trigo podría comprar un castillo completo. Ella sabía que esto era posible; ella lo había vivido. Y había sido un infierno.

La única forma de evitar que los comerciantes lo aprovechen es almacenar más alimentos, pero…

Esa no era una opción. Al mismo tiempo, las posibilidades de aumentar la oferta eran igualmente escasas. Casi todos los cultivos aquí iban a ser eliminados por completo. Podrían aumentar la cantidad de tierras de cultivo en Tearmoon en diez, y aun así no sería suficiente. También sería extremadamente ineficiente.

¡Hmph! ¡Todo esto es terriblemente injusto! ¡No es como si toda la comida del mundo entero hubiera desaparecido!

Ahora, para lo que podría ser la sorpresa de algunos, Mia, de hecho, no pasó todos sus días en la escuela holgazaneando. Claro, los amigos y el romance habían ocupado gran parte de su tiempo, pero en realidad también aprendió algo. Un día, cuando estaba investigando sobre las hambrunas, se dio cuenta de que había entendido mal cómo funcionaba todo.

Las hambrunas no fueron causadas por una deficiencia en la cantidad absoluta de alimentos disponibles. Ocurrieron debido a impedimentos en el transporte de alimentos. No fue un problema de suministro; Fue un problema de distribución. La gente pasaba hambre no porque la comida se hubiera ido, sino porque la comida no podía llegar a ellos. Por eso, en primer lugar, podría existir el modelo de negocio de llevar alimentos a zonas de hambruna y venderlos a un precio elevado…

“¡Ah! ¡Lo tengo!” dijo ella, poniéndose de pie.

El movimiento repentino hizo que Ludwig se estremeciera, pero no le hizo caso, porque en un instante de inspiración acababa de tener una muy buena idea. Si de alguna manera pudieran comprar comida de los comerciantes a bajo precio durante la hambruna, entonces todos sus problemas se resolverían. ¿Cómo podrían hacer esto, preguntas? Por qué…

¡Las tasas de pareja! ¡Se trata de las tasas de pareja!

La muy buena idea de Mia era básicamente ser una amiga sórdida y pedir descuentos — algo que no requería una musa de fuego para pensar.

“Las tasas de pareja, dices… entiendo…”

Sin embargo, por alguna razón, Ludwig se quedó en silencio mientras contemplaba sus palabras. Después de un rato, levantó la vista y con una voz llena de admiración dijo: “Esa es… una idea brillante”.