Monogatari (NL)

Volumen 7

Capitulo Ocioso: Jiangshi Mayoi

Parte 8

 

 

Hubo un tiempo en el que la frase “ser el único, en lugar de ser el número uno” hacía furor entre algunos de los entendidos, y aunque suena muy bien y puede darte un empujón cuando te sientes deprimido, no se sostiene a la fría luz del día.

La primera y más importante es la objeción de que convertirse en el único puede ser más difícil que ser el número uno, ya que la mayoría de las personas son bastante corrientes. No pueden adquirir individualidad sino a través de la competencia con los demás, porque ser el único sigue significando ser uno de ellos. No, en ese sentido, el llamamiento a “ser el único, en lugar de ser el número uno” es excesivamente correcto y quizá, por esa misma razón, no ofrece ningún consuelo.

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A continuación, la objeción de que la gente necesita conocer la crueldad de obligar a los demás, y la atrocidad de obligarse a uno mismo, el aislamiento de ser el único, la soledad de ser único.

Si lo piensas por un segundo, decirle a alguien que sea “singular” es un mandato repulsivo—cierto, cuantos más amigos haces, más baja, quizás, tu intensidad como humano. Pero últimamente me he puesto a pensar—¿no es el objetivo de los amigos el que los hagas a pesar de que baje tu intensidad como humano?

He podido empezar a pensar así.

Fue, por supuesto, Hanekawa Tsubasa quien me abrió los ojos en ese sentido, pero—sin duda, también hubo alguien más.

Hachikuji Mayoi.

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Ella, que vagó perdida y sola durante más de diez años, y durante todo ese tiempo fue una “única”—me ayudó a abrir los ojos.

Así que.

“Salvemos a Hachikuji.”

La idea se me ocurrió de forma natural, aunque repentina. Justo después de que Shinobu me dijera que una paradoja temporal no ocurriría en absoluto, que no podría ocurrir.

No hubo causa-efecto, no hubo un disparador. Se me ocurrió allí, en medio de esa acera.


En todo caso—yo diría que se me ocurrió cuando vi el cartel de:

“Sólo para peatones.”

“¿Eh? ¿Habéis dicho algo?”

“Ya me has oído—salvemos a Hachikuji.” Repetí con algo parecido a una profunda determinación, como si tratara de convencerme a mí mismo en respuesta al tono dudoso de Shinobu. “He estado pensando en ello—¿por qué hace once años? Y por qué el trece de mayo, por qué el segundo sábado de mayo? Aunque nos hayamos desviado de nuestras coordenadas temporales objetivo, me parece extraño— intentamos retroceder un día, y tendría sentido si acabáramos retrocediendo una hora, o un año, o incluso concedería diez años, pero retroceder once años, o más exactamente once años y tres meses— debe haber una razón para esa precisión milimétrica. Por supuesto, está el hecho de que fue tu primer intento de viajar en el tiempo, pero tengo la sensación de que hay algo más.”

“Algo más—¿por qué pensáis así?” “Sólo mi intuición.”

“Intuición.”

“Tal vez debería llamarlo una premonición—una premonición de que no fue una desviación, sino un ajuste. Que no acabó así porque salió mal—acabó así porque salió bien. Aunque como es una sensación sobre el pasado, supongo que sería más preciso llamarlo arrepentimiento.”

“…”

Shinobu empezó a decir algo—luego se calló.

Conociéndola, probablemente iba a iniciar las bromas habituales y burlarse de mí, pero—sin duda lo pensó mejor al ver mi cara. Un testamento.

Por la desesperación que lleva escrita.

No era el tipo de expresión que decía tengo una gran idea.

“Estoy bastante seguro de que mañana es el día en que Hachikuji muere.”

“… ¿El día en que esa chica perdida morirá?”

“Te diré por adelantado que no estoy cien por cien seguro. Hachikuji sólo dijo que fue hace algo más de diez años—no precisamente once. Tal vez pensó que no tenía sentido entrar en los detalles, tal vez ella misma ya no lo recordaba. Tu memoria de seiscientos años es un ejemplo extremo, pero es perfectamente normal estar confuso sobre algo que ocurrió hace más de diez años. Sin embargo—lo único que sé con seguridad es que mañana es el Día de la Madre.”

El Día de la Madre.

Hachikuji Mayoi murió—en el Día de la Madre. En un accidente de tráfico.

“Así que si estoy en lo cierto, Hachikuji perderá la vida mañana por el parachoques de un vehículo—de camino a ver a su madre, de la que se había separado.”

“Sí, fue algo parecido…” “Entonces.”

Entonces, dije. Mirando de nuevo el cartel de la calle.

“Entonces—vamos a salvarla.” “…”

“He estado pensando—dado que de todos modos estamos aquí en el pasado, ¿qué podríamos lograr? Adquirir libros descatalogados o comprar   acciones    está   muy   bien,   pero…   ¿no   hay   algo   más significativo, algo más importante—”

No podría expresarlo bien, pero si tuviera que hacerlo: Algo fatídico.

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“—¿Qué podemos lograr?”

“… ¿No hemos discutido hace unos momentos el hecho de que no podemos lograr por más que intervengamos?”

Que no se produzca una paradoja temporal significa justamente esto—que no podremos hacer nada fatídico, comentó Shinobu, sonando sólo un poco consternada.

De forma distante, como si no pudiera seguir mi seriedad.

“Sí.” Asentí. No es que lo haya olvidado. “Bueno, por favor, escúchame. Primero, pensé en Senjougahara. ¿No hay nada que pueda hacer por Hitagi Senjougahara, mi novia?”

“¿Estáis presumiendo de vuestra vida amorosa?”

“Para nada. Presumir… Si quieres verlo así, ¿qué puedo hacer? En este punto de la corriente temporal, Senjougahara debe estar viviendo en una supuesta mansión de la que sólo he oído hablar, no en los Apartamentos Tamikura como hace ahora.”

“Hmm. ¿Y esa ‘mansión’ ha sido sustituida por una carretera en el presente?”

“Sí. Así que pensé que podría tomar una foto con el teléfono de esta

‘mansión’ en todo su esplendor como recuerdo.”

“Algo tan modesto debería ser posible. Los datos de vuestro teléfono móvil podrían desaparecer gracias a un poder misterioso cuando volvamos al presente, pero merece la pena aceptar el reto. Parece que no hay riesgo.”

“Sí.” Decidí no discutir el término poder misterioso, que no sonaba ni de lejos tan sospechoso como debería. “Aunque no pueda usar muchas funciones de mi teléfono de mi celular, debería poder usar la función de la cámara—algún impedimento histórico podría intervenir justo en el momento en que intente tomar la foto para que, a fin de cuentas, no pueda, pero como dices: vale la pena aceptar el reto… Pero entonces me puse a pensar, ¿para qué?”

“¿Preguntáis para qué? ¿No estaría encantada esa simple mujer?” “Simple mujer…”

Sentía hostilidad. ¿Era sólo mi imaginación?

“Quiero decir, piénsalo, probablemente ya tiene fotos de su antigua casa. No es como si hubieran quemado su casa o algo así.”

“Kakaka. Sí, no espero que ocurra algo tan cómico como un incendio en casa. Sería demasiado desafortunado.”

“Estoy bastante seguro de haber visto algunos libros en la estantería de Senjougahara que parecían álbumes de fotos… en cuyo caso, una foto no sería un gran recuerdo en absoluto.”

“Aunque ese argumento da pie a que muy bien lo sea. Pero en esencia vuestras palabras son ciertas.”

“Entonces pensé, ¿no podría resolver los problemas de Senjougahara ahora, hace once años?”

“¿Mm? Por los problemas de esa chica, ¿os réferis al Cangrejo de Peso…? No, era otra cosa. No el cangrejo, sino sus—”

“Sí. Sus problemas familiares.” Dije, terminando la frase por Shinobu. “La madre de Senjougahara fue acogida por una secta nefasta, el acuerdo de divorcio—todo ello. Pensé que tal vez podría cortar esos problemas de raíz antes de que sucedieran.”

“No podéis. Porque alteraría el destino de una persona… no, de muchas.”

“Probablemente, sí.”

No intenté contrarrestar la negativa de Shinobu. No podía. No necesitaba que ella me lo dijera; no había forma de que un solo hombre, un servidor, pudiera llevar a cabo una hazaña tan extravagante.

De ninguna manera.

“Puede que merezca la pena aceptar el reto.” Apunté. “Pero existe la posibilidad de que sólo empeore las cosas—conozco demasiado bien los peligros de meter las narices en los asuntos de otras familias.”

Y si puedo añadir.

“No tengo ni idea de lo que podría hacer para poner a la familia Senjougahara en una mejor trayectoria. Especialmente a estas alturas, once años en el pasado.”

Por lo que había oído, los horribles problemas familiares de Senjougahara aún no habían surgido—de hecho, se podría decir que estaban en su fase de luna de miel.

Padre, madre e hija.

Los tres, yendo juntos al observatorio a contemplar las estrellas— así era en ese momento.

“Si hubiéramos retrocedido dos años, tal vez encontraría a ese bastardo de Kaiki y le patearía el trasero, pero a once años de distancia, el estafador mentiroso probablemente siga en la universidad. Incluso si le diera ahora una patada en el culo, apuesto a que la desviación se corregiría en los nueve años transcurridos.”

“Creo que no podríais igualar a Kaiki ni siquiera en su época universitaria. Sería un buen chiste cuando cambiara las tornas y os quitara todo lo que tenéis.”

Solo para obtener vuestros billetes falsos, añadió Shinobu con acidez.

Sí, bueno, no hay mucho que pueda decir a eso. Sinceramente, no creía que pudiera ganarle aunque estuviera en la escuela primaria.

“Realmente me gustaría poder hacer algo al respecto—por su parte, Senjougahara mira el lado bueno y dice cómo fue precisamente por haber vivido ese miserable período que ahora tiene la suerte de estar saliendo con el joven Araragi-kun aquí presente, pero aun así, los dos años que pasó con el Cangrejo de Peso fueron, a pesar de su ingravidez, demasiado pesados de soportar. Sin embargo, eso probablemente entra en el apartado de ‘algo que no puedo hacer’.”

“Probablemente.”

“Por la misma razón, no creo que pueda hacer nada por la situación de Hanekawa en casa. Bueno, si sólo hablamos hipotéticamente, puede que no haya nada que pueda hacer por los Hanekawa—”

Ahora mismo tendría unos seis años—es decir, sus problemas ya habían “surgido”. Resolver problemas que aún no han surgido, como en el caso de Senjougahara, tiene un grado de dificultad extraordinariamente alto, pero si los problemas ya han surgido, seguramente podría encontrar alguna forma de solucionarlos.

Pero.

“—Pero debe ser absolutamente imposible. Lo que sea que haya infectado a la familia Hanekawa va más allá del nivel de cualquier cosa que un estudiante de secundaria o un vampiro puedan arreglar.”

“Sí.” Shinobu estuvo de acuerdo conmigo por una vez. Sin dudarlo. “El Gato Afligido y Black Hanekawa son una cosa, pero lo más miserable fue que me superara la propia ex representante de clase—si es posible, no quiero tener nada que ver con ella.”

“Sí… Hacer el movimiento equivocado sólo lo empeoraría… No importa Kaiki, no creo que pueda vencer ni siquiera a la Hanekawa de seis años. Si intentara algo, estoy seguro de que me disuadiría.”

“Sí.”

“Aunque me gustaría conocer a Loli Hanekawa, no estoy seguro de cómo me siento al convertirme en un criminal.”

“¿Es necesario considerar tal posibilidad?” Bueno, esto último era una broma.

La familia de Senjougahara era una cosa, pero no podía evocar una imagen concreta de cómo sería una “situación mejorada” para los Hanekawa. Por supuesto, debió de haber un tiempo en el que las cosas fueron mejores en esa casa, pero… no me imaginaba que fuera ahora, hace once años.

Sin duda, Hanekawa no compartía el sistema de valores de Senjougahara—en el que un presente feliz es posible precisamente por un pasado infeliz.

No lo compartía en absoluto. De hecho, ella lo aborrecía.

Hasta el punto de negarse a sí misma—en última instancia, Hanekawa odiaba más que nadie su propio yo brillante, su yo feliz.

Ese asco, ese odio.

Dio a luz al gato blanco. El gato negro.

“Si hay algo que pueda hacer, quiero intentarlo—pero apuesto a que también es ‘algo que no puedo hacer’.”

“Sí. Creo que estáis pensando correctamente. Y tampoco hay algo que podáis hacer por la Chica Mono o Flequillo-chan. Es exactamente como dijo ese detestable mocoso Aloha.”

La gente solo se puede salvar a sí misma.

Nadie puede salvar a otro que no sea a sí mismo— “Mm-hmm. Y sin embargo.”

Parecía que Shinobu estaba tratando de concluir las cosas—pero todo hasta ahora no había sido más que un preámbulo. Era totalmente inútil, incapaz de hacer nada por Senjougahara o Hanekawa, y sin embargo.

Y sin embargo.

“Creo que podemos salvar a Hachikuji.”

“¿Por qué pensáis así? A pesar de vuestra peculiar confianza, el poder hacer algo no está en absoluto asegurado.”

“Bueno—fue un accidente que la atropellara un vehículo, ¿no? No es como la vida familiar de alguien, donde las cosas se van acumulando, y cuando te das cuenta ya es demasiado tarde. Si se puede evitar un hecho momentáneo y fortuito, ¿no se puede evitar todo?”

“Bueno… siento echar un jarro de agua fría a vuestras esperanzas, teniendo en cuenta vuestros sentimientos y vuestra relación con la muchacha… Pero por mucho que no quiera decirlo, debo deciros que es inútil. No es tan diferente de los casos de Tsundere-chan o de la ex representante de clase como os imagináis.”

De hecho, Shinobu murmuraba con evasivas. Como nuestra conexión iba más allá de las palabras, porque mis sentimientos, mi excitación misma se transmitía a ella a través de mi sombra, debía ser mucho más difícil para ella decirlo.

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“Por ejemplo, ¿mañana? No sé cómo podríais hacerlo, pero imaginemos que mañana os las arregláis para evitar el daño que va a sufrir esa muchacha perdida. Digamos que mañana no será su último día. Verdaderamente, podríais ser capaz de hacer eso—y aun así. Si lo conseguís, el accidente ocurrirá al día siguiente, o al siguiente, simplemente aplazado por un tiempo.”

“…”

“O tal vez no sería un accidente de tráfico en absoluto. No importa. Dentro de unos días esa chica perdida perdería su vida de una manera u otra. Como no, ese hecho establecido no puede ser alterado. Lo que sea que estés pensando en hacer, simplemente retrasará lo inevitable, simplemente lo pospondrá.”

Las palabras de Shinobu me pesaron mucho—pero también podía preverlo. Ni siquiera yo pedía tanto.

Hachikuji moriría.

Mañana, al día siguiente, no lo sabía—pero no había forma de evitarlo. Era el destino.

Aun así.

Incluso así. Así que.

“Está bien.” “¿?”

“Lo que digo es que, aun así, mientras no muera mañana—mientras no sea el Día de la Madre, Hachikuji no se convertirá en una excentricidad.

Aquella joven, Hachikuji Mayoi—fue en el Día de la Madre que se perdió porque murió sin ver a su madre.

Así que si no pasara nada mañana, si no se encontrara con un accidente ni nada y consiguiera ver a su madre—entonces esa niña.

Estaría satisfecha, pasara lo que pasara. Podría morir, pero nunca se perdería.

Después de morir—

No se quedaría en la muerte.

“…”

Al oír esto, Shinobu dijo—nada.

Supuse que se reiría en mi cara o me regañaría por inane, pero—al menos eso no ocurrió.

No había errado el tiro.

Al menos no lo suficiente como para hablar de ello.

“Interesante.” Ese fue el comentario de Shinobu después de haber pasado un tiempo. “Interesante. Francamente, creo que vale la pena intentarlo.”

“¿En serio?”

“Sí. El éxito no está asegurado, por supuesto. De hecho, espero que fracasemos. Debemos trabajar desde la presunción de que no hay esperanza. Pero hay valor en ensayar lo que se presume sin esperanza… tal vez.” Aunque la nota final no fue especialmente inspiradora, Shinobu asintió a mi plan con tantas palabras, tuvo la amabilidad de asentirlo. “Después de todo, las excentricidades como yo existen fuera del marco del destino—en virtud del cual son posibles barbaridades como el viaje en el tiempo. Por lo tanto, si puede evitar el momento crucial—su transformación en una excentricidad, y sólo eso, podría aún evitarse.”

Si puede. Sí.

Hachikuji Mayoi no tendría que vagar, perdida—durante más de diez años, completamente sola, sin nadie en quien confiar, rechazando a todos y cada uno de los que se acercaban a ella, su soledad más profunda que la de cualquier otra persona en esta ciudad.

No sería capaz de rescatarla.

Pero podría salvarla.

“Desde el punto de vista de la gestión de riesgos.” Continuó Shinobu. “Si el destino dicta su giro, al final todo será inútil. Si el Día de la Madre es el día en que debe ocurrir, entonces en lugar de un día o dos de desviación, tal vez se retrase hasta el próximo año. Y—”

“¿Y se dejará engañar por una Vaca Perdida? Claro, la probabilidad de que eso ocurra es muy alta. Pero si el destino fuera realmente tan obstinado, dudo mucho que la deformación del tiempo nos hubiera devuelto a ti y a mí con tanta precisión al día anterior al Día de la Madre, hace once años.” Declaré, con feroz resolución. “La razón por la que tú y yo estamos aquí. La razón por la que vinimos aquí. No es para hacer mis deberes de verano, ni para hacerme con libros descatalogados, ni para comprar acciones—es para salvar a Hachikuji.”

Sí. Ese era nuestro destino, dije—fieramente, con fuerza.

Sin tomar lecciones de la historia sobre los trágicos finales que esperan a quienes invocan el destino como justificación.

***

 

 

Recorriendo los caminos de la memoria.

Sacando piezas de información, una por una.

Estaba bastante seguro de que el apellido de la madre de Hachikuji era Tsunade—recordaba haberlo oído.

También estaba bastante seguro de que la casa de Tsunade-san no estaba tan lejos de la de Hanekawa y Senjougahara—cerca de aquel parque (cuyo nombre aún no sabía leer, Namishiro o Rohaku o lo que fuera) donde conocí a Hachikuji.

Hacia allí se dirigía—y fue en sus inmediaciones donde sufrió el accidente.

¿Dijo que el vehículo la atropelló mientras estaba en un paso de peatones?

Mientras el semáforo estaba en verde—eso, al menos, se me quedó grabado, no hace falta rebuscar en mi memoria para encontrarlo, sólo una sesión informativa para poner a todos al día.

Pero aunque su destino, es decir, su meta, la última parada, estaba clara, no sabía la ubicación del lugar al que había llamado hogar mientras estaba viva.

De hecho, podría estar en el pueblo de al lado.

Una niña con esa gigantesca mochila podía recorrer la distancia a pie, así que no podía estar muy lejos, conjeturé, pero dicho esto, por lo que yo sabía podría haber recorrido parte del camino en tren o en autobús.

Por la forma en que hablaba de ello, tenía la imagen de que había caminado todo el camino, pero no podía asegurarlo, y de todos modos, podría haber estado participando en alguna bravuconada de quinto grado.

O tal vez lo estaba recordando mal.

Todo sonaba muy fácil, lo único que teníamos que hacer era evitar un accidente de tráfico—y en realidad había asumido que sería fácil evitar uno que sabíamos que iba a ocurrir al día siguiente, pero ante la realidad de la situación, empezó a parecer inesperadamente duro.

Hmmm.

No iba como esperaba. ¿Qué hacer?

“Tengo una excelente idea.”

“¿Oh? ¿Lo dices en serio? Si tiene una buena idea, Shinobu-san, tiene que decírmelo.”

“¡Romped todos los semáforos en todos los pasos de peatones de la ciudad!”

“¡Los accidentes se dispararían! ¡¿Quieres ser un terrorista?!” “Bueno, tu gustos por las lolis se puede catalogar de terrorista.” “¡¿Acabas de decir eso como si en verdad fuera inteligente?!” Así, el proceso de ensayo y error llegó a un punto muerto.

Más bien un callejón sin salida al que llegó un niño perdido. Un callejón sin salida.

Todavía teníamos toda la noche, así que no había necesidad de preocuparse… Por ahora, decidí intentar localizar la casa de Tsunade- san.

Pensé que al menos podría pensar un poco mientras caminábamos o paseábamos.

Hachikuji me había dicho la dirección de Tsunade-san en ese futuro Día de la Madre, e incluso habíamos llegado al lugar, pero por supuesto no lo recordaba, así que tuvimos que empezar de cero.

“Urk.”

“¿Qué?”

“Una cosa—” Shinobu, que se había cansado de caminar y se aferraba a mí para que la llevara (normalmente, no al estilo de una princesa en brazos), propuso en el camino: “Una cosa que podríamos hacer para evitar el accidente podría ser llevar nuestra advertencia directamente a la madre de la muchacha que habita en la casa Tsunade.”

“¿Hm?”

“Queremos confirmar la ubicación de la residencia Tsunade en cualquier caso, así que ¿por qué no usar el intercomunicador para informarla?”

Tu hija, que fue llevada a vivir con su padre después de tu divorcio, va a tener un accidente de tráfico mañana. Va a venir a visitarte en secreto para el Día de la Madre. Por favor, llámala por teléfono y pídele que tenga cuidado. Ah, sí, y ya que estamos aquí,

¿crees que podrías decirnos dónde está la residencia Hachikuji?

¿Así?”

“Sí. ¿Encontráis algún fallo en ese plan?”

“Ah, bueno, vamos a pensar en ello por un segundo, ¿de acuerdo? Si sacamos conclusiones precipitadas, nuestro juicio podría ser erróneo. Bien, hmm, ¿hay o no hay problemas con ese plan? Uh, ¡sí!”

Problemas y nada más.

Como nos denunciase, la fiesta se acabaría.

Era más realista que destrozar todos los semáforos, pero— “Probablemente no es aconsejable que conozca a Tsunade-san.” “¿Por qué razón?”

“Por todas las razones posibles… Pero supongo que hasta el divorcio de sus padres, Hachikuji vivía por aquí. Aunque no podamos preguntarle directamente a Tsunade-san, quizá podamos averiguar algo de los vecinos…”

Y justo cuando estaba pensando: o, por ejemplo, de alguien que pase por allí, Shinobu y yo alcanzamos a ver una figura que se acercaba a nosotros de frente. Un momento perfecto—no, en realidad, apenas fue bueno.

Más bien el peor momento imaginable. No sólo llevaba una niña rubia.

La persona que se acercaba a nosotros era también una niña. Una niña de unos seis años—que camina leyendo un libro.

Llevaba gafas.

Su cabello estaba peinado en una sola trenza en la espalda. Se notaba que era del tipo serio sólo con mirarla.

“¡Qué niña tan excepcionalmente adorable—espera, es Hanekawa Tsubasa! ¡Es cierto, es cierto! ¡Es Hanekawa Tsubasa!”

“¡Ey!”

Loli Hanekawa chilló y puso distancia entre nosotros. Al hacerlo, lanzó el libro que había estado leyendo.

Un golpe directo—en la cabeza de Shinobu.

“¡Arghh!”

Shinobu cayó al suelo como un insecto rociado con insecticida. Todo ello en el espacio de un solo segundo.

“¡¿Q-Quién eres tú?! ¡¿Y cómo sabes mi nombre?! No, no respondas, puedo verla por mí misma. ¡Eres un pervertido!”

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“…”

Loli Hanekawa me despreció al instante.

El golpe fue suficiente para que quisiera caer de rodillas.

Pero esto fue sorprendente. Incluso a los seis años, Hanekawa era obviamente Hanekawa.

Creía que sólo había sido capaz de reconocer a Araragi Koyomi, de siete años, porque era yo, Araragi Koyomi, pero no, era sorprendentemente obvio—o puede que sólo la reconociera porque era Hanekawa y estaba profundamente unida a ella.

¿Parece tan seria incluso hace once años?

Pero   espera.   Araragi   Koyomi—estaba   poniendo  los   ojos   en Hanekawa Tsubasa vestida de civil. Por primera vez.

Estaba en la escuela primaria, ¡así que no tenía uniforme!

“¡Hurra-hurra! ¡La ropa civil de Hanekawa es un pijama de gatos!” “¡Ey!”

“¡Y el tsurupeta Hanekawa es lo máximo! ¡Vaya, Hanekawa es tan plana como una tabla!”

“¡Eek! ¡Eek! ¡Eek!”

Loli Hanekawa corrió como una loca tratando de escapar.

¡Hanekawa, esta asustada!

¡De mí!

“Amo, calmaos. Estoy recibiendo vuestras emociones con dolorosa claridad, pero no perdáis de vista vuestro objetivo original. Si os arrestan aquí, será imposible que os liberen al día siguiente…”

“Urk.”

La advertencia de Shinobu, hecha mientras estaba agachada en la acera, llegó en el momento justo y evitó que me lanzara sobre Loli Hanekawa.

Con todas mis fuerzas me aferré a la imagen mental de que mis zapatos estaban cosidos al suelo.

Sin embargo, a lo que realmente quería aferrarme era a Loli Hanekawa.

Autocontrol-autocontrol-autocontrol-autocontrol-autocontrol…

“Qué tipo tan espantoso… Quedándose quieto, derramando lágrimas amargas… Si hay estudiantes de secundaria como él, entonces el mundo es un lugar muy negro después de todo…”

El miedo de Loli Hanekawa no tenía límites.

Ahora tiene un trauma en construcción, con el beneplácito de la crítica.

“O-Ojou-chan…” Me dirigí a Loli Hanekawa, haciendo todo lo posible por sonar como un sincero caballero y sin duda fracasando. Sin embargo, me dieron una E por el esfuerzo. “Bueno, eh, sé su nombre por su etiqueta. Ah, y me gustaría pedirle unas simples indicaciones.”

“…”

Una mirada escéptica.

No ayuda que Loli Hanekawa no lleve una etiqueta con su nombre. Qué mentira más inútil.

Maldita sea, por muy niña que fuera, me dolió recibir la mirada de Hanekawa de “mirar a un extraño”. La parte de “mirar a un perdedor”, por otro lado, se sintió un poco bien.

“¿Hay una residencia de los Tsunade en este barrio?” “…”

Loli Hanekawa, que seguía sin decir nada, señaló a la derecha. Vaya, vaya.

Ella lo sabía. Incluso de pequeña Hanekawa nunca hacía las cosas a medias.

“Gracias. Lo sabes todo, ¿no?” “No lo sé todo. Sólo sé lo que sé.”

Con eso, Loli Hanekawa se puso en marcha, con sus pies patinando.

Como si estuviera huyendo de mí. Bueno, realmente lo estaba haciendo.

“—¿Crees que acabo de alterar la historia?” “Es poco probable.”

Lo único que cambió fue vuestro índice de favorabilidad, bromeó Shinobu, levantándose del suelo.

Al ser golpeada por el libro y caerse de mí, sin haber hecho nada para merecerlo, se había llevado un buen segmento de comedia física.

Y ni siquiera estaba enfadada, aunque supongo que esa indulgencia es de esperar en una persona de 600 años.

“Imposible estarlo con un impacto tan nimio.”

“Aun así.” Dije. “No puedo evitar preocuparme por las ramificaciones de encontrarme con una versión pasada de alguien que conozco. ¿El hecho de que fuera Hanekawa fue bueno o malo? ¿Crees que tal vez se convierta en mi novia en el futuro debido a esto?”

“Ni hablar.” Me dijo Shinobu. Con más fuerza de la necesaria, por alguna razón. “Y en el improbable caso de que hubiera una posibilidad, cuando esa chica prefiere no recordar algo—”

“¿Huh?”

“No, no es nada. De todos modos, no debéis temer. De todos modos, sabemos en qué dirección está la residencia Tsunade, así que démonos prisa.”

“Bien.”

Entonces, mientras íbamos por el camino que nos indicó Loli Hanekawa, cuando nuestra vista se fijó en la residencia Tsunade— recordé.

Que once años más tarde, lancé la misma pregunta a Hanekawa, a la que respondió rotundamente que no.

¿Es posible saber, once años en el pasado, algo que no se sabe once años en el futuro? O quizás once años después Hanekawa sólo actuaba como si no lo supiera debido a las circunstancias, pensé mientras seguía caminando, confiando en las palabras de Loli Hanekawa.

No importaba lo lejos que fuéramos, no había ninguna residencia Tsunade que encontrar.

Al final llegamos a una cabina de policía.

“Nos engañó…”

Ya de pequeña, Hanekawa lo tenía todo controlado.

***

 

 

Y, sin embargo, este podría ser un momento apropiado para decir que “Dios trabaja de forma misteriosa” (aunque sinceramente no me importa ese dicho) porque gracias a esa cabina de policía nos enteramos de las ubicaciones tanto de la casa de Tsunade-san como de la casa de los Hachikuji.

No había mucho que hacer. Le pregunté a la oficial de guardia:

“Disculpe, me preguntaba si podría darme indicaciones.”

Nada de trucos, sólo una petición de ayuda. Más que una apuesta desesperada y de alto riesgo, parecía que no había nada que perder, como si mi acercamiento fuera más una broma que otra cosa, pero la mujer policía respondió rápidamente: “¿La casa de Tsunade-san? Déjame ver…”

Pensé, ¿en serio? pero me di cuenta de que era una época en la que la gente era terriblemente libre con la información personal, al menos en comparación con ahora (el presente).

“Las cosas son realmente difíciles para la pobre Tsunade-san,

¿verdad? Después del divorcio, parece haber envejecido de la noche a la mañana. Hace un acto de valentía, pero se puede ver el cansancio en su rostro. No es de extrañar, esa mujer realmente quiere a su única hija.

¿Cómo se llamaba? Dame un segundo, lo recordaré. Tengo una gran memoria, viene con el territorio. Mayoi-chan, ese era. Linda niña, pero parece que nunca viene de visita. Bueno, soy una parte neutral, y no quiero criticar al padre, pero…”

La escuché mientras continuaba con su diatriba. Durante casi una hora.

En el transcurso del cual me convertí en un experto en los asuntos internos de la familia Hachikuji (es decir, de Tsunade-san).

Por muy laxa que fuera la protección de la información personal durante estos años, los labios de la mujer policía estaban demasiado sueltos.

Sería susceptible de ser demandada en el presente.

“Por cierto, ¿cuál es tu relación con Tsunade-san?” Preguntó al final, ocupándose por fin de sus obligaciones.

¿Y mi respuesta?

“Soy un amigo.” Dije. “Un amigo de Mayoi-chan.”

… Intenté hacerme el interesante, pero al sentir que la mujer policía estrechaba los ojos ante el perfil sospechoso de un estudiante de secundaria que decía ser amigo de una chica muy joven, me fui tan rápido como pude.

La retirada en picado de un chico medio vampiro. No es el tipo de cosas que se ven todos los días.


“¡Muy bien, esa mujer policía me dibujó un mapa del barrio! Con esto soy invencible. Como Mario después de conseguir una estrella en Super Mario Brothers!”





“¿Es vuestra analogía tan vívida que debéis pronunciarla con tanta fuerza?”

La rápida retirada táctica llegó a su fin—en ese parque. El parque con el nombre que no pude leer.

Nos sentamos en un banco y abrimos el mapa (realmente excelente) dibujado a mano, y mientras lo ojeábamos, Shinobu preguntó: “¿Qué fue primero, Super Nintendo o Super Mario?”

“¿Mm?”

No, espera.

Me confundí por un segundo, pero obviamente Super Mario.

De hecho, podría ser que Super Nintendo fuera Super Nintendo gracias a Super Mario.

“En cualquier caso.” Dijo Shinobu. “Uno no puede dejar de admirar la sensibilidad de quienes se refieren a la Super Nintendo como SNES… Alguna vez deseé que mi propio nombre anterior se abreviara de alguna manera igualmente ingeniosa…”

“¿Te refieres a aquel tan largo?” Había jurado no volver a llamarla por ese nombre, así que acabé usando un vago demostrativo.

“Heh, un vampiro que ha olvidado su verdadero nombre…”

“No intentes que suene bien.” Sólo tenía mala memoria.

Estábamos revisando el mapa mientras intercambiábamos estas bromas ociosas.

La casa de Tsunade-san. Y la casa de Hachikuji.

“No están tan lejos como pensaba… Puede que sea algo duro para las piernas de una niña de primaria, pero ni siquiera se necesitaría una bicicleta para cubrir esta distancia.”

Al menos me liberé de la preocupación de qué hacer si ella había tomado el transporte público.

Obligado a considerar todas las contingencias, tal vez no sabría qué hacer si ella se hubiera montado en un taxi como una celebridad, pero si lo hubiera hecho, salvarla estaba fuera de mi alcance.

Tienes que estar bromeando. Es lo que yo pensaría.

“De acuerdo—así que lo único que tenemos que hacer es encontrar la distancia más corta entre las residencias Hachikuji y Tsunade y vigilar el paso de peatones entre ellas.”

“Bueno, me pregunto, mi amo…”

Justo cuando sentía que había zanjado el asunto por el momento— sintiendo, por decirlo de una manera sencilla, que habíamos superado el escollo—Shinobu me ofreció este trago amargo.

Por cierto, no estaba sentada a mi lado en el banco, sino en mi regazo.

Su omóplato me presionó el pecho.

“¿Qué?” Se sorprendería si le lamiera la nuca, pensé sin rumbo. “¿Hay algún problema con mi idea? También estaba pensando que tenemos que encontrar un lugar para dormir y prepararnos para mañana. Como tal vez esa escuela abandonada.”

“Escuchad…” Shinobu levantó de repente la cabeza para mirar hacia mí y dijo: “Por muy corta que sea la ruta residencia Tsunade- residencia Hachikuji, seguro que hay más de un paso de peatones entre ellas.”

De cerca, me di cuenta de nuevo de lo encantadores que eran los labios de la niña, y me pregunté seriamente si imaginar cosas inmorales sobre ella equivalía a un delito. Entonces—

“Oh.” Entendí su punto. “Correcto, y si incluimos los cruces peatonales, el número aumenta aún más.”

“No hay tal designación.”

“Pero un paso de peatones es básicamente un cruce de peatones. Y si alguien se para a charlar en el paso de peatones, eso es cruce de peatones.”

Cruce de peatones… Suena doblemente aburrido.” “¿Qué tal ‘fuego cruzado peatonal’? No es nada aburrido.” “Es una reminiscencia de Matrix.

“Así que tú también has visto eso…”

“Además, las pasarelas se denominan propiamente puentes peatonales y constituyen otro tipo de paso. Además, también hay pasos de peatones subterráneos. Considerados en conjunto, los candidatos a nuestra vigilancia alcanzan proporciones voluminosas.”

“Bueno… Es extraordinariamente difícil que se produzca un accidente de tráfico en una pasarela o en un paso subterráneo, y si hubiera habido un accidente de esa magnitud en mi ciudad, hasta yo lo recordaría…”

Al fin y al cabo, en ese momento era un niño prodigio. Un niño maravilla.

“Pero Shinobu. ¿Por qué estás tan bien informada sobre el tráfico de la calle?”

“Me lo inculcó ese mocoso Aloha.” “Vaya.”

En ese caso, la pregunta era por qué Oshino se molestaba en estar bien informado sobre el tráfico de la calle… pero entonces nunca debería sorprenderme que Oshino supiera algo.

No lo sabía todo, sólo sabía cosas innecesarias.

“Por cierto.” Me aclara Shinobu. “Según un estudio realizado en el 2004, el número de pasos de peatones en Japón era de 1.725.015. Si lo limitamos a los cruces con señales de tráfico, el número es de 987.326. Puede superar el millón en la actualidad.”

“¡Woah! ¡No puede ser!”

“En realidad, he sacado los números de un sombrero.” “¡¿Por qué mentir en esta coyuntura?!”

¡Deja que me impresione!

Ahora el resto de su credibilidad también había desaparecido—no es que tenga sentido describir a las excentricidades, o a los vampiros, como creíbles—

“Credibilidad y habilidad suenan bastante parecido.” Dijo Shinobu, apoyando la parte posterior de su rubia cabeza contra mí.

“Hmmm.” Las chicas realmente huelen así de bien sin siquiera llevar perfume, pensé sin valor, cruzando los brazos frente a mi pecho. Teniendo en cuenta la pequeña rubia que se apoyaba en mí, sería más exacto decir que cruzaba los brazos frente al pecho de Shinobu. Una persona neutral asumiría sin duda que estaba abrazando a una niña. “Aun así, tenemos que elegir uno de los pasos de peatones por adelantado. Después de todo, sólo tengo un cuerpo.”

“Si insistís, cortaré vuestro cuerpo en pedazos.” “¿Por qué iba a insistir en eso?”

“Me pregunto si os regeneraríais como una planaria. Si os hago pedazos, podríamos acabar con un centenar de vos.”

“Me parece que Hachikuji dijo una vez algo parecido. Espera, cuando lo pienso realmente…” No fue porque cerrara el mapa, nada en particular lo provocó, pero me di cuenta de que había otra posibilidad que debíamos considerar. “Cuando lo pienso, ella no tomó necesariamente la ruta más corta de un lugar a otro. Teniendo en cuenta los acontecimientos posteriores, se perdió totalmente, ¿no es así?”

“Ahh, en efecto.” Shinobu estuvo de acuerdo. “A la luz de su transformación en una excentricidad, es más probable que no haya tomado el camino más corto.”

“Pero si se fue por todos lados, no hay manera de que podamos vigilar un lugar en específico…”

Solo por exagerar, en el caso que nos atañe, tendríamos que vigilar todos los pasos de peatones de Japón.

Miré el cartel con el mapa residencial en la esquina del parque. Ese día, ese Día de la Madre, dentro de once años—

Hachikuji estaba mirando el mapa. Sola.

Absolutamente—sola.

“¿Qué hacemos? Y después de que por fin hayamos localizado la ubicación de las casas Tsunade y Hachikuji gracias a Hanekawa.”

“No gracias a la versión loli de la ex representante de clase, fue cosa vuestra. Deberíais tener la cabeza bien alta.”

“¿Sí?”

“Sí. Al menos, no fue con esa intención que la chica nos señaló en dirección a esa cabina de policía…” Hm, Shinobu tarareó con una sonrisa satisfecha y no particularmente horripilante. “He dado con un plan.”

“Un plan.”

“Sí.   Soy  la   Gran   Planeadora   Shinobu.  Una   colaboración   de ensueño.”

“Como en tu caso las épocas se solapan, es más un plagio que una colaboración.”

Es decir, primero haz algo con la dura realidad de que, gracias a tu plan secreto, estamos atascados once años en el pasado.

Por favor, por favor, no más secretos. Mantén el código abierto, te lo ruego.

Por supuesto, gracias al plan podríamos salvar a Hachikuji, así que supongo que no podría culparla en eso.

“Escuchad mis palabras. No es necesario que nos quedemos en un paso de peatones. Hemos averiguado la ubicación de la residencia Hachikuji, así que vayamos allí a esperar, desde donde podremos seguir a la chica cuando se dirija a la residencia Tsunade.”

“¡¿Dónde está el chiste?!”

Su inesperada y correcta estratagema me obligó a soltar una absurda ocurrencia. Como tenía los brazos cruzados, el gesto que la acompañó adoptó la forma poco convencional de chocar mi barbilla con la coronilla de Shinobu.

“No tenemos más que seguirla y, en cada paso de peatones, ceñir nuestros lomos para la acción. Así evitaremos que sea una víctima…” Parecía que a Shinobu le gustaba lo que le estaba pasando por la cabeza y no hizo ningún movimiento para detenerme, quedándose sin fuerzas mientras continuaba su explicación. “Es obvio que seguir a una chica de tan tierna edad parecerá de lo más sospechoso a ojos ajenos, pero… aquí, once años en el pasado, tales extravagancias son todavía algo toleradas.”

“Hmm…”

Ciertamente una extravagancia.

Bueno, por extravagante que fuese—era un plan excelente.

“Si queréis garantizar la seguridad de esa muchacha perdida con mayor certeza, también podríamos atacarla con todas nuestras fuerzas cuando salga de la casa, y de una u otra manera infundirle un miedo tan grande que se encierre en el interior, para permanecer allí todo el día.”

“¿Qué quieres decir con ‘de una manera u otra’?”

¿Atacarla con todas nuestras fuerzas?

Hacer que una niña de primaria se encierre en su casa era un nivel de extravagancia que hacía que te arrestaran, incluso hace once años.

Probablemente por la mujer policía de antes.

“Pero si se trata de eso, ese plan no está fuera de la mesa, Shinobu.” “¿No está fuera de la mesa?”

“Bueno, si llega el caso. Si es así, estoy preparado para ser tachado de criminal. Pero eso es ir demasiado lejos, o mejor dicho, es fundamentalmente inútil. No sólo estamos tratando de evitar un accidente de tráfico—quiero llevar a Hachikuji a casa de Tsunade-san con vida para que pueda verla, a su madre.”

Quería ver a su madre.

Ese era el deseo de Hachikuji.

La razón por la que vagó perdida durante más de diez años.

“No sé cuánto tiempo lleva esa mujer policía apostada allí.” Continué. “Pero al menos por lo que pudo decirme, la única hija de Tsunade-san no parece haber sufrido ningún accidente en los últimos dos años—por lo que este Día de la Madre, hace once años, debe ser el día en que Hachikuji muere. Así que después de todo, por eso he venido a este momento. Si Hachikuji puede simplemente ver a su madre mañana, entonces, sin remordimientos—incluso si el accidente de tráfico ocurre más tarde, encontraría su destino sin remordimientos, y sin perderse.”

Por otro lado, evitar el accidente de forma que no llegue a ver a su madre—probablemente supondría que Hachikuji siguiera perdiéndose al morir.

La propia muerte no pudo evitarse.

Si ese destino era inamovible, si era historia—entonces no había nada que hacer más que aceptarlo.

Sin embargo.

Lo que quería evitar era la década siguiente.

“Sí, si podemos hacer esto, su transformación en una excentricidad puede al menos evitarse. Así que no queda más remedio que poner en marcha la Operación Acoso.”

“Cambia el nombre de la operación ahora mismo.” “En tal caso Operación Puntillas.”

“¿Puntillas? ¿Por qué demonios?”

“La respuesta es obvia, la gente suele ir de puntillas cuando no quiere hacer ruido. De allí la expresión ‘ir de puntillas’, la cual se relaciona con caminar sin hacer ruido.”

“No sabía que la frase estuviese tan relacionada con el sigilo…” Me miré los pies y caminé de puntillas.

Comprobé que definitivamente hacia menos ruido.

No es bueno, ya no sabía que pensar sobre que solo bastaba una pequeña acción para parecer un experto en la realización de crímenes.

Dicha acción no me convenía en absoluto.

“Muy bien.” Sugerí. “Vamos a dormir temprano esta noche, y mañana esperaremos frente a la casa Hachikuji a partir de la mañana. Me pregunto si habrá algún poste de teléfono o algo tras lo que podamos escondernos.”

“Sí, es probable que haya un poste telefónico o algo así. Aunque no haya ninguna estación base.” Pero escuchad, dijo Shinobu—su tono de voz no cambió realmente, pero incluso sin la conjunción contradictoria, habría adivinado que estaba a punto de decir algo negativo. Tenía ese aire. “¿Entendéis, mi amo?”

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“¿Hm? ¿Entender qué? Si te refieres al reposo que me produce abrazarte, entonces sí, lo entiendo perfectamente. Y por eso te lo agradezco.”

“Por eso, no tenéis que estar agradecido.”

No todas las veces, castigó Shinobu.

“Más bien, lo que significará si salvas a esa muchacha perdida.” “¿Eh? ¿Qué significará? ¿No hemos agotado ya esa discusión? Ya

es suficiente. Has dicho que no se producirá una paradoja temporal— ”

“No hablo de paradojas temporales y similares—”

Si Hachikuji Mayoi no se convierte en una excentricidad.

Si no se convierte en una Vaca Perdida. Si no pierde el rumbo.


“Dentro de once años, no os encontrareis con la muchacha,

¿verdad?” “…”

“No os reuniréis con ella en ese Día de la Madre, y vuestras agradables charlas, todas las bromas ociosas, todo desaparecerá. ¿Lo habéis entendido bien?”

Por supuesto.

Eso sí que lo entendí.

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