Mezametara Saikyou (NL)

Volumen 3

Capítulo 9: Los Perseguidores Siguen Persiguiendo.

Parte 2

 

 

¡Hey! Soy yo de nuevo, el Capitán Hiro.

Después de destruir el robot de batalla que aterrizó en la playa, llegamos al apartamento. Sin embargo, estaba en un estado trágico. Las ventanas estaban destrozadas por los terremotos anteriores, y las balas perdidas –

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¿láseres? – habían quemado y destruido las paredes. A pesar del lamentable estado en que se encontraba, sería lo suficientemente útil como cobertura, así que nos escondimos a su lado.

«¿Qué? ¿No deberíamos dirigirnos al Krishna? Bueno, sí. Si sólo pudiéramos».

–No veo que vayamos a entrar ahí… Murmuró Elma.

–Moriríamos, coincidió Mimi.

–Sería un suicidio, dijo Chris.


–Sí. Es más que peligroso.

Mientras nos escondíamos en los arbustos junto al apartamento, una intensa batalla se desarrolló ante nosotros: el sistema de defensa de la isla contra los robots de batalla que se desplegaban desde su forma esférica.

Las mitades inferiores de los robots enemigos se dividieron en tres piernas, y de los cuerpos superiores brotaban cuatro brazos, cada uno de los cuales disparaba láseres. Unas máquinas muy poderosas.

Mientras tanto, las singulares fuerzas de defensa de la isla avanzaban. Había cangrejos de coco como rocas de dos metros, gorilas y perros mecánicos, torretas láser que emergían del suelo, maidroides con rifles láser… «Oh, el gorila acaba de cargar y destruir algunos robots enemigos.

¡Los hizo sopa de macaco!»

–En serio, Chris. Tu tío no puede hacer todo esto y seguir evitando a las autoridades, ¿verdad?

–No sé, respondió Elma en su lugar. –Puede que estén evitando el rastreo de alguna manera. Podrían pagar a los piratas usando Rare Metal en lugar de Ener, e incluso podrían haber conseguido sus robots de batalla por debajo de la mesa. Esa podría ser la razón por la que no usaron armas reactivas.

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–¿Por qué, sin embargo? Preguntó Mimi.

–El Imperio no se sentaría y dejaría que alguien lanzara armas reactivas a un planeta resort. Una investigación exhaustiva podría atraparlos por lo que están luchando al máximo mientras se protegen a sí mismos.

–¿Tanto desconfía el Imperio de las armas reactivas? Me pregunté en voz alta. –Es terriblemente blando en cuanto a su regulación, si es así.

Había utilizado torpedos antibuque con ojivas reactivas en la Federación Belbellum durante la escaramuza, pero fui capaz de reabastecerlos con pequeñas dificultades.

–No hay tantos mercenarios, después de todo. Están manteniendo un ojo sobre ti, no te preocupes.

–¿De verdad? Puede que sí. Si regulan las armas, también podrían regular las naves, ya que podrían atacar estaciones y colonias. De repente tenía curiosidad por saber cómo los mercenarios se habían convertido en una parte aceptada de este universo.

–Maestro Hiro, ¿está bien el Krishna? Preguntó Mimi, preocupada.

«Yo también estaría preocupado».

–Lo está, le aseguré. –He activado los escudos a distancia usando mi tableta, así que debería estar bien. Tal vez debería haber hecho que Elma se quedara atrás en la nave, sin embargo.

–En retrospectiva es 50/50. Nunca podríamos haber esperado que ellos rompieran las defensas del planeta y nos atacaran directamente, dijo Elma

Mei se inclinó hacia delante, haciendo una reverencia en la maleza. –Me disculpo profundamente por mi incapacidad para mantenerlos a todos a salvo.

–Eh, es más bien culpa nuestra por traerte problemas. Me encogí de hombros. «¿Vamos a tener que pagar los daños? Ugh» … –Por ahora, vamos a manejar el fuego de cobertura. Manténganse ocultos.

Asomé mi mitad superior fuera del arbusto, preparé mi pistola láser, y contuve la respiración. El tiempo parecía ralentizarse a mi alrededor. Apunté con la mira de mi láser a los robots enemigos y disparé.

Aunque todo lo demás era lento, mis láseres seguían moviéndose casi a la velocidad de la luz. Uno, dos, tres, cuatro, cinco disparos aterrizaron para cuando los brazos del robot apuntaban hacia mí.

–¡Hmph! Disparé dos veces a uno de sus cañones. Mis láseres causaron una explosión dentro de su brazo, volando la mitad de él.

«Vaya. Así que esos barriles son puntos débiles, ¿eh?» 

Necesitaba respirar, así que me escondí de nuevo y jadeé. –¡Haah! Haah, haah…

–Maestro Hiro…

–Estoy bien.

Después de recuperarme, me asomé por el lado del arbusto y contuve el aliento de nuevo, disparando agresivamente a los brazos con armas de los robots. Una vez que había cortado su ofensiva, las fuerzas de defensa serían capaces de acabar con ellos.

Disparé dos láseres a cada cañón, reduciendo la potencia de fuego de los robots enemigos. Viendo que estaban debilitados, nuestros robots de defensa comenzaron un feroz contraataque. Los que se asemejan a los cangrejos de coco se acercaron a una velocidad increíble, golpeando, aplastando y cortando al enemigo con sus temibles pinzas. Los robots gorila abordaron a los enemigos, golpeando, golpeando y golpeando con sus brazos. Los perros de caza robóticos se agolpaban alrededor de los enemigos, mordiendo y explotando. «¿Qué? ¡¿Explotando?! ¡¿Son armas suicidas?! ¡Eso es una locura!»

Una vez que la ofensiva se rompió, todo terminó. Los robots enemigos fueron rápidamente eliminados, y la escaramuza había terminado.

–Los sabuesos están buscando enemigos ahora, nos dijo Mei. –Por favor, esperen hasta que haya garantizado nuestra seguridad.

–De acuerdo.

Los perros de caza supervivientes se dispersaron en todas las direcciones. Eran esqueléticos, sin más partes que las necesarias. Los dispositivos de auto-destrucción me daban demasiado miedo. Parecía que los cangrejos y los gorilas nos vigilaban. El caparazón de los cangrejos parecía estar hecho de roca.

«Qué máquinas tan extrañas».

Los robots gorilas tenían el pelaje chamuscado, mostrando el metal que había debajo. Ellos deben haber recibido fuego láser. ¿Estaban camuflados como gorilas reales en el bosque? ¿Por qué? Deben estar cuidar el bosque, supongo. Sin embargo, ¿Qué pasa con los cangrejos? ¿Se encargan de podar los árboles o algo así? Esta isla está llena de misterios.

Después de un rato, nos dieron el visto bueno y nos dirigimos al Krishna. Las maidroides, los cangrejos y los gorilas nos siguieron como guardaespaldas. Me gustaron los cangrejos. Eran enormes. Lo suficientemente grandes que tuve que mirar hacia arriba. Tenía muchas ganas de montar uno.

–Me alegro de que hayamos podido llegar al Krishna, suspiré. Mimi, Elma, Chris, Mei y yo subimos la escalera y abordamos la nave.

–De acuerdo, dijo Mimi. –Qué alivio.

–Siento haberlos arrastrado a todos a esto…. Chris se desplomó abatida. Esto realmente la estaba afectando.

–No tienes que preocuparte por ello, ¿vale? Elma se encogió de hombros.

–No te estamos protegiendo por la bondad de nuestros corazones, de todos modos.

–Vaya, Elma. Sé un poco más amable.

Elma me miró con rabia.

«Eso no va a funcionar. ¡Sé que sólo estás siendo mala para “mantener tu dignidad de mercenaria”! Sin embargo, eres muy tierna, como un niña intentando desesperadamente parecer alta poniéndose de puntillas».

–¿Qué hacemos ahora? Preguntó Mimi.

–Esa es una pregunta difícil, querida. Dudo que podamos escapar fácilmente mientras los piratas están enfrentando el sistema de defensa,

¿verdad?

–Ni siquiera lo intentes, dijo Elma. –Deberíamos escondernos en el Krishna hasta que todo esto se calme. Si es necesario, podemos encontrar una manera de salir.

Elma se refería al escenario en el que la plataforma defensiva de Cierra III y esos piratas espaciales empezaron a arrasar el planeta. Otra posibilidad era que su ataque con meteoritos alcanzara el almacén de materiales y poner en peligro el propio planeta.

–¿Cómo van las cosas? Le pregunté a Mei.

–No van bien, respondió, con un tono sombrío. –Hemos solicitado ayuda de emergencia a la Flota Imperial, pero el enemigo está bloqueando nuestras comunicaciones, así que aún no hemos recibido respuesta. Además, pequeñas naves piratas han comenzado a descender sobre el planeta, mientras que sus grandes naves están realizando bombardeos orbitales sobre nuestras instalaciones de intercepción en tierra.

–Whoaaa, eso no es realmente bueno. Mimi y Elma, estén listas para despegar en un momento.

–Entendido, respondió Elma. –¿Qué pasa con Chris?

–Hmm… Mei, ¿puedes apoyar como suboperadora?

–Sí. Tengo los activos necesarios instalados.

–Entonces siéntate en la silla de la suboperadora. Chris, tenemos un asiento libre de repuesto; puedes sentarte ahí.

–Sí, señor.

Nos rehidratamos y charlamos un poco antes de dirigirnos a la cabina. Incluso el Krishna no sobreviviría al fuego orbital de una gran nave, así que teníamos que estar preparados. Justo cuando llegamos a la cabina, el Krishna se sacudió. O, mejor dicho, el suelo debajo de él se sacudió

–¡Whooaa! Grité.

–¡¿Eep?! Chilló Chris.

–Su fuego orbital se está acercando a esta isla, informó Mei. –Sus pequeñas naves también están empezando a reunirse.

–Parece que mi tío financió esto, después de todo.

–Ya lo habíamos adivinado. Pongamos esta nave en marcha. Elma exigió.

–Bien. Mimi, lleva a Chris al asiento de repuesto.

–¡De acuerdo!

Mimi se ocupó de Chris mientras Elma y yo saltábamos a nuestros asientos.

–Voy a despegar, le dije a Elma. –Encárgate de los controles mientras yo lo hago.

–Entendido. Cambiando el generador principal de modo de espera a modo de batalla.

–¡Perdón por la espera! Mimi corrió de nuevo a su silla.

–De acuerdo. ¡Hora de despegar! Después de confirmar que Mimi estaba en su asiento, yo levanté la nave directamente hacia arriba. Los propulsores que manejaban el control de posición en el espacio trabajaron como propulsores de despegue vertical en la superficie. –Mimi, mantente concentrada en el radar. Eso va doblemente para cualquier cosa que venga del espacio exterior.

–¿Como un bombardeo orbital?

–No. Cualquier pirata que venga por nosotros vendrá desde arriba. Basándonos en lo que dijo Mei, vendrán montones de ellos. Aunque sí, queremos evitar el bombardeo.

No esperaba que nada pudiera golpearnos directamente, ya que el Krishna era ágil, y los bombardeos orbitales normalmente usaban armas cinéticas destinadas a apuntar a los edificios en lugar de a las naves. Sin embargo, eso no significaba que no fueran a usar láseres. Los láseres de súper alta potencia como los láseres pesados del Krishna no se atenuarían mucho en la atmósfera, por lo que un crucero con la misma potencia sería fácilmente capaz de atacarnos desde la órbita con un cañón láser.

Pero no pensé que el equipo de los piratas espaciales fuera tan peligroso. Siempre y cuando no tuvieran los cruceros de la flota, al menos.

–Hiro, ¿tienes experiencia luchando en gravedad? Preguntó Elma.

–En realidad no, pero no es mi primera vez.

–Hmm. No hagas nada demasiado peligroso, ¿de acuerdo?

–No puedo prometer nada. Los piratas espaciales no están acostumbrados a luchar en la gravedad, y yo sería un tonto para no tomar ventaja de eso.

–¡Hay varios enemigos a las diez en punto, llegando a gran altitud! Me informó Mimi.

–No pierden el tiempo, ¿eh? Elma, encárgate de los subsistemas.

–Si, sí.

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Accioné los propulsores principales, ascendiendo rápidamente. Las fuerzas g de nuestra aceleración eran más intensas de lo habitual, probablemente debido a la gravedad del planeta y la atmósfera.

–¡Huff, huff…! Chris hiperventilaba detrás de mí, pero no podía cuidar de ella durante una batalla.

–¡Ya vienen! Mimi gritó.

–¡La iniciativa gana el día! Giré la nave hacia los piratas que se acercaban y disparé mis cuatro láseres pesados contra ellos mientras venían en la atmósfera.

–¡¿Wargh?! ¿Una emboscada? Por desgracia para él, el pirata en del frente explotó con una sola descarga. Dada la magnitud de la explosión, eran carne muerta.

–¡Hay más! Dijo Mimi.

–¡Las naves enemigas están haciendo maniobras evasivas! Elma añadió.

–Los voy a triturar lo mejor que pueda.

Luché sin descanso contra las naves piratas que descendían. Ellos no eran totalmente idiotas. Una vez que supieron que el Krishna estaba esperando, ellos cambiaron de rumbo y trataron de evadir mis ataques. Sin embargo, estaban viniendo en una trayectoria balística, y cambiar su ángulo tan repentinamente sería peligroso.

–¡Idiotas! No cambien de ángulo, ¡o estropearán su aterrizaje!, Dijo un enemigo por el comunicador.

–¿Qué tal si entras ahí? Le respondió uno de sus compañeros.

Elma se rio. –Es una pelea horrible la que están teniendo.

–Es una pena que vayan a morir todos de cualquier manera. No iba a dejar que uno solo se escapara, y Milo no iba a dejar que pisotearan todo sobre su planeta.

–¡Los cañones vienen de más allá de la órbita! Mimi me dijo.

–Ups.

Mientras luchaba contra los esporádicas ataques piratas, las grandes naves enemigas comenzaron a bombardear con armas cinéticas desde órbita. Ellos eran fáciles de esquivar si sabías que venían, e incluso si golpeaban, me imaginé que no romperían mis escudos. Sin embargo, siempre había una posibilidad de que volaran los escudos y nos arrojaran al océano, así que me vi obligado a empezar a esquivar.

–Esto hace que sea más difícil contraatacar…

–No hay otra manera. No queremos que nos den.

Elma y Mei tenían la cabeza fría, pero una vez que empecé a evitar el bombardeo orbital, Mimi y Chris se callaron. ¿Estaban petrificadas?

¿Temblando? No podía mirar a mi alrededor en medio de la batalla.

–D-disculpe, tartamudeó Mimi. –Los enemigos que aterrizaron están empezando a reunirse y a venir hacia aquí.

–¿Dónde está el más cercano? Pregunté

–El primero con el que nos encontraremos está delante de la proa de estribor, pero vendrán de todas las direcciones, uno tras otro.

–Entendido. Nuestra primera prioridad es lidiar con los que vienen a la derecha hacia nosotros.

Más piratas seguían acercándose en trayectoria balística. Lidiar con los que se desviaron tendría que esperar.

–Definitivamente obtendremos ganancias de ellos, dijo Elma, satisfecha por la recompensa ante nosotros.

–Sí. Aunque es una pena que sus recompensas sean un poco malas por separado.

–Ustedes están terriblemente tranquilos… Chris se estremeció.

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–Este bombardeo no está mal. Lo prefiero a volar en un cinturón de asteroides cualquier día.

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–Totalmente Elma estuvo de acuerdo.

–Ahora que lo pienso, yo también lo haría, dijo Mimi.

–¿Um…? Chris parecía mucho menos convencida.

Pero es cierto. El bombardeo orbital cinético era peligroso y todo, pero sólo venía de tres naves. Atravesar un cinturón de asteroides sería mucho más difícil y peligroso. Los piratas pululaban desde todas las direcciones, esquivando mis ataques. Ellos gritaban a través de las comunicaciones de amplio alcance mientras se acercaban.

–¡Maldita sea! Derríbenlo de una vez.

–¡Ese bono de incentivo va a ser mío!

–Cielos, dije con una risa. –¿Un bono de incentivo?

–¿Cuánto han pagado por esto? Elma gimió. –¡Desplegando anuladores!

–No lo sé, pero viendo que siguen viniendo sin importar cuántos derribo, debe ser mucho. Aceleré con fuerza, tomando sus ataques con mis escudos antes de subir a una mayor altitud. Más piratas gritaron a través del comunicador.

–¡Están corriendo! Atrápenlos.

–¡Lánzales unos misiles buscadores de calor!

Una alarma estridente sonó cuando los misiles buscadores se acercaron al Krishna desde atrás.

–Elma. A mi señal, activa la refrigeración de emergencia y despliega bengalas.

–Si, sí. Quieres hacerlo cuando vayamos a las nubes, ¿verdad?

–Exactamente… ¡Ahora!

El Krishna se sumergió en una espesa nube, y Elma activó la refrigeración de emergencia de la nave al mismo tiempo que lanzaba bengalas.

Habiendo perdido su fuente de calor objetivo, los misiles buscadores se acercaron a las bengalas y explotaron detrás de nosotros.

–¿Les hemos dado?, Gritó un pirata.

«No, idiota», quise decir, pero me mordí la lengua y volé a través de la nube, usando mis propulsores de control de posición para girar la nave a lo largo en el camino y mantenerla oculta. Ahora, el Krishna volaba hacia atrás.


–Eres bastante bueno bajo la gravedad, dijo Elma.

–Las naves espaciales no están diseñadas con la aerodinámica en mente, pero mientras tenga cuidado, no es tan malo. La sensación de una nave cambia mucho basado en la resistencia del aire y la gravedad, por lo que, si no prestaste atención, podías estrellarte contra el suelo o el océano.

–¡No los atrapamos!, Bramó un pirata, enojado porque me había escapado.

–¡Entonces todavía tengo una oportunidad!

Los piratas atravesaron las nubes en su persecución, pero les lancé con fuego láser pesado.

–¡No dejes las nubes! Nos disparará.

–¡¿Gah?! ¡Tampoco te detengas! ¡Él sabe que estás ahí de todos modos!

«¿Oh? Parece que algunos de estos piratas de verdad tienen cerebros». No pude ver sus naves con los fotosensores, pero mis otros sensores me dejaron muy claro dónde estaban. Incluso los láseres pesados se atenuaban un poco dentro de las nubes, pero mientras siguiera disparando, podría compensar…

¡Fyoom! El bombardeo cinético desde la órbita atravesó a todos los piratas que se agolpaban, haciéndolos volar a ellos y a las nubes. «Mierda, ¿estás bromeando?», ¿Me estás tomando el pelo?

–¡Nooo! Grité. –¡Mis recompensas!

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–¡¿Qué?! ¡¿Eso es lo que te preocupa?! Chris sonaba consternada por alguna razón, pero no me importaba.

No había pensado que los piratas fueran tan estúpidos como para ser alcanzados por bombardeo orbital. «¡Tengo que acabar con ellos antes de que más de ellos mueran!»

–Hiro, no te vuelvas codicioso y hagas algo estúpido, me advirtió Elma.

–No me digas lo que ya sé. No soy tan tonto. Yo limpiamente derribé cada barco pirata en rápida sucesión mientras ellos entraban en pánico ante el repentino giro de los acontecimientos. El bombardeo continuó, así que tuve que estar atento a cualquier cosa que cayera desde arriba.

–Sin duda los estamos superando, comentó Chris.

–Él nunca perdería contra los piratas, dijo Mimi con orgullo.

La situación estaba pasando de un contraataque a un trabajo de limpieza. Los piratas habían perdido su cadena de mando gracias al ataque orbital, así que ahora, sólo estaban atacando como maníacos, tratando de golpearme, o chocando entre ellos en su pánico.

Algunos incluso estaban disparando misiles buscadores de calor demasiado cerca de sus aliados y los eliminaban. «¡Eso es lo que pasa cuando los usas demasiado cerca de tus compañeros, idiota!, ¡Buscan literalmente el calor!» No había forma de perder.

–¿No vamos a ocuparnos de los enemigos que nos bombardean desde órbita? Preguntó Chris.

Sonreí. –Oh, ¿esos pequeñines? Hay que mantener una órbita específica para mantenerse fuera de la atracción gravitatoria del planeta, así que, si nos acercamos demasiado, sería muy fácil que nos bombardearan.

–Básicamente, no quieres el terreno alto aquí, Elma resumió. –¿Pero los láseres pesados del Krishna no pueden defenderse?

–Son fuertes, pero no llegan exactamente lejos. Mi nave no está realmente adecuada para ataques de largo alcance. Mis láseres tenían un alto rendimiento, pero el oscilador era demasiado pequeño para la lucha a larga distancia. Tal vez podría funcionar como un último esfuerzo, pero esperaba que no llegara a eso. –Preferiría que Milo se encargara de los grandes por nosotros… Mei, ¿cómo se ve?

Mei respondió con calma desde el asiento de suboperadora. –Nuestro Sitio de Acumulación y Ensamblaje en el ecuador pronto comenzará los ataques masivos de los conductores. También hemos anulado con éxito su dispositivo de interferencia. La flota imperial estacionada en este sistema se dirige hacia aquí.

Sería perfecto si Milo pudiera derribar la gran nave usando el conductor de masa. E incluso si no, la flota estaría aquí pronto. Supongo que sólo tenemos que golpear al resto de los pequeños.

–El bombardeo del conductor masivo ha comenzado, anunció Mei.

–Golpeando en cinco, cuatro, tres, dos, uno… Ahora. Al final de su cuenta atrás, vi un destello de luz en la distancia. –Impacto directo confirmado. Segundo y tercer disparo entrando… Y golpeando.

«¡Pow pow!» Dos destellos de luz más. El fuego del conductor de masas debe haber hundido las tres naves grandes. «¿En serio, todas se hundieron con un solo golpe y ni siquiera pudieron esquivarlo? Nota para mí: No subestimes al conductor de masas».

–Bueno, vamos a limpiar la basura…, Empecé, pero fui interrumpido.

–Yo también me ocuparé de ellos.

–¡Algo viene hacia nosotros con una trayectoria balística! Gritó Mimi.

«¡¿Refuerzos enemigos?!» Me tensé por un momento, pero luego me di cuenta de que probablemente estaban de nuestro lado. –Deben ser refuerzos de Milo, ¿verdad? Le pregunté a Mei.

–Sí. Aunque menos refuerzos y más un ataque.

–¿Un ataque? Repetí, justo cuando algo explotó por encima de nosotros.

–¡¿Waaaargh?!

–¡¿Qué está pasando?!

–¡Nuestros escudos!

Sea lo que sea había eliminado las naves de los piratas, pero dejó el Krishna intacto.

–Era una bomba inteligente, explicó Mei. –Milo controla directamente la trayectoria de las bombas y el tiempo de explosión.

Las bombas inteligentes supermasivas de disparo rápido explotaron por todas partes, despojando a los barcos piratas de sus escudos y haciéndolos volar en pedazos. Eran armas peligrosas. Incluso el Krishna estaría en peligro si no tenía cuidado. Mientras me estremecía de terror, una comunicación de campo amplio entró.

–Esta es la Unidad de Caza de Piratas de la Flota Imperial. Cesen todas las hostilidades de inmediato. Por el nombre de Su Majestad Imperial, no permitiremos más violencia.


Supongo que la caballería ha llegado, pero espera. “La Unidad de Caza de Piratas” … Repetí.

–Es ella, ¿verdad? Mimi se estremeció.

–¿Ha venido aquí sólo para perseguirte, Hiro? Ella es perseverante, lo reconozco.

–¿Um? Sólo Chris parecía confundida mientras todos temblábamos ante lo que estaba por venir.

***

 

 

–¡Achuuuuuuuu!

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–Teniente Comandante, ¿está usted enferma?

–No, estoy perfectamente bien. Ese estornudo me tomó bastante desprevenida. ¿Por qué me siento como si me estuvieran calumniando en este momento…?

–Tal vez necesite un chequeo.

–Hmm, tal vez. Vaya, no esperaba que esto surgiera tan pronto. Esta es una buena oportunidad, así que seamos lo más minuciosos posible.

–¡Sí, señora!

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