Mezametara Saikyou (NL)

Volumen 3

Epilogo: Dormir

Volvimos al Krishna y decidimos tomar un descanso mientras esperábamos. Habíamos pasado por una pelea con robots de batalla, habíamos tenido una gran pelea de perros con piratas espaciales, habíamos cenado, dejado Cierra III y nos reunimos con Serena. Realmente estaba sintiendo el cansancio. Tomé el primer baño, fui a mi habitación y me senté en la cama con ropa cómoda, echando de menos la comodidad del baño.

Mientras tomaba mi tableta para mirar la lista de recompensas piratas que había ganado hoy, se oyó un zumbido en la puerta. «¿Quién podía ser?» Me pregunté mientras abría remotamente la puerta. Allí vi a Chris. Ella parecía que acababa de darse un baño y llevaba una bonita ropa de dormir rosa.

«¿Qué está pasando?»

–¿Qué pasa? Le pregunté.

–Quiero hablar.

–Adelante, entonces. Apenas estaba vestida. Aun así, dejé entrar a Chris y le ofrecí una silla para que se sentara. Me senté en mi cama para poder mirarla mientras hablamos. –Debes estar cansada por todo lo de hoy,

¿verdad? Dije, haciendo una pequeña conversación. –Las fuerzas g durante las batallas son duras. Incluso en mi buen estado físico había sido duro para mí, así que sólo podía imaginar lo que había sido para ella. Tal vez deberíamos hacer un chequeo mañana por la mañana.

–Sí, un poco. Pero cuando estoy con todos ustedes, todo lo que siento son los latidos de mi corazón…

–¿Fue divertido?

–Sí. Chris me miró con una gran sonrisa tan contagiosa que debí devolverle la sonrisa.

–Sin embargo, las cosas no son siempre tan locas. Es una verdadera pena que nuestras vacaciones se hayan interrumpido una semana antes.

–Lo es. Estoy triste por no haber podido terminar nuestro viaje de pesca, dijo Chris con cara de decepción.

Subí ligeramente la calefacción en el termostato junto a mi cama; no quería que pasara frío ya que su pelo aún estaba húmedo. ¿Por qué no habla de lo que ha venido a hacer? –¿Tienes algo en tu mente?

Bajó la mirada en silencio.

«Vamos, querida. No puedo leer las mentes, y mi intuición apesta. Tampoco soy sensible a las sutilezas de las mujeres. Si te quedas en silencio, no no llegaremos a ninguna parte». –Hrm… ¿Quieres venir aquí? Palmeé el lugar a mi lado, provocando un asentimiento de Chris. Ella se sentó a mi lado.

«Mira, no creo que su inocencia sea linda sólo porque soy un pervertido,

¿verdad? Lo digo en serio, eso es lo que pienso». –¿Es difícil hablar de ello?

–Sí… Lo es.

«Deja de ponerte nerviosa y de sonrojarte, te lo ruego. No soy un pervertido, pero podría sentir que se avecina un cambio en mi».

–Así que…, Empezó ella.

–¿Sí?

–Prefieres a las mujeres más altas y femeninas, ¿no?

–¿Eh? Uh, sí. Cierto.

–Ya veo… Chris bajó los hombros con tristeza. Tenía un presentimiento sobre por qué se palmeaba el pecho.

–Chris, no te odio. De hecho, me inclinaría más a decir que me gustas. Eres linda de una manera que me hace querer mantenerte a salvo.

–¡Bien!

–Pero no voy a hacerte nada. Sería dañar mi reputación, y sería una falta de respeto para ti y tu abuelo.

–Aw…

–Además tengo un problema más sencillo.

–¿Hm?

–No quiero ser vulgar, pero no creo que… Funcione físicamente. Usé mis dedos para mostrar una circunferencia simulando ya sabes qué.

–Oh… Parece que entendió lo que quería decir. Se puso roja como un tomate.

–No voy a lastimar a una pobre chica que ni siquiera ha terminado la pubertad.

–Pero tengo la misma altura que Mimi.

–Bueno, ahí sí que me has atrapado, ¿eh? Pero Mimi es una adulta. Tú no aún no lo eres, ¿verdad?

–Mrgh. Chris golpeó su cabeza contra mi pecho.

«¡Ja! Pequeña cabeza de chorlito».

–No debes tener tanta prisa.

–¡Sí que la tengo! Una vez que mi abuelo me recoja, ya no podré estar con contigo, murmuró Chris en voz baja, todavía apoyada en mi pecho.

–Sí, es cierto. Me rasqué la mejilla y miré al techo.

Una vez que su tío, Balthazar, fuera atrapado, ella sería la última descendiente de la familia Dalenwald. Podría haber una familia filial o criados que continuaran con el nombre de la familia, pero no importaba mientras Chris viviera. Conseguir un hombre para casarse con ella sería la forma más fácil de mantener la línea de sangre. Y si eso era o que su abuelo quería, sin duda un buen pretendiente vendría en poco tiempo. No conocía los detalles del matrimonio en el Imperio, y mucho menos entre la nobleza, pero había recogido suficientes trozos y piezas para adivinar.

Pero yo no sería su hombre. El Conde Dalenwald elegiría a su marido, probablemente sin tener en cuenta los sentimientos de Chris. Es decir, así era como funcionaba, ¿no? Dudo que deje que un mercenario común mancille el linaje.

–Oye, Chris. Yo… Puso un suave dedo en mis labios, cortándome.

–Lo sé, pero por favor no lo digas. Quedémonos así… Chris dijo, enterrando su cara en mi pecho y envolviendo sus brazos alrededor de mí.

Le di unas palmaditas en la espalda. «Hmm… Sí, no puedo verme a mí mismo involucrándome con ella. Un buen hombre la rechazaría rotundamente».

–…

Miré la cabeza de la chica y suspiré. Aunque fuera a hacer eso al final, no iba a suceder ahora mismo.

–¿Quieres dormir así? Pregunté.

–¡¿Ulp?!

–Si es su deseo, mi señora, seré su espada y su almohada… Haaah. Dejé escapar un gran bostezo y me tumbé mientras Chris se quedaba congelada.

Ella dudó, pero finalmente se acostó a mi lado.

–Voy a apagar las luces.

–De acuerdo.

En la oscuridad, Chris se removió un rato antes de quedarse quieta.

«No puede quedarse aquí por mucho tiempo, y no todo puede ir como quiere, pero me gustaría hacer todo lo posible para que los sueños de esta niña se hagan realidad». Me prometí a mí mismo que lo haría mientras dejaba ir la conciencia y me dejé llevar por el mundo de los sueños.

*FIN DEL VOLUMEN 3-