Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

La respuesta de Mia dejó a Ludwig congelado en estado de shock. Cuando vio la expresión de asombro absoluto en su rostro, sintió una fuerte ola de emoción en su interior.

«¡Esto… Esto se siente terriblemente bien!»

El dulce sabor del triunfo se apoderó de su cerebro como un narcótico. Todo su cuerpo se sentía ligero. Ella necesitaba más.

—De hecho, todas las dificultades financieras del imperio se pueden reducir al simple hecho de que hay más dinero saliendo que entrando. Para resolver esta discrepancia…

Mia siguió y siguió, recitando los problemas del imperio uno tras otro. Ella estaba en racha. Su discurso fluyó con la facilidad y suavidad que mostraban una investigación exhaustiva y una comprensión profunda. Después de pasar los últimos días escondida en la Gran Biblioteca, Mia había adquirido un profundo conocimiento de… bueno, nada en particular.

Por supuesto que no.

De hecho, como los astutos entre ustedes ya se habrían dado cuenta, todo lo que dijo fue lo que Ludwig le había dicho a ella, con suerte, mundo alternativo del futuro. En otras palabras, ella simplemente le estaba repitiendo sus palabras. Básicamente fue plagio.

Los acontecimientos del primer día volvieron a ella. En su mente, todavía podía ver la expresión altiva que él había usado mientras le daba conferencias sobre temas grandes y pequeños, su voz llena de sarcasmo burlón. De acuerdo, casi todo lo que había dicho pasó por su cabeza, pero sin embargo…

«Nunca… ¡Nunca olvidaré la humillación que sufrí durante esos días!»

La experiencia fue tan mortificante para ella que cada palabra fue grabada en su mente. Con el recuerdo humillante recién resurgido, ella recordó exactamente lo que él le había dicho, y se lo repitió palabra por palabra.

Ella habló de los problemas con el imperio, los problemas con los nobles, los problemas con la Capital Imperial, los problemas con los reinos vecinos y mucho más. Si alguien hubiera sido testigo de su conversación en el futuro, estaría gritando un asesinato sangriento en el nervio de ella. El descaro con el que ella imitó sus enseñanzas fue casi impresionante.

Mientras tanto, la expresión de Ludwig había cambiado de sorpresa a algo que rayaba en la reverencia.

—… Suficiente.

Levantó una mano para detener a la princesa pontificante.

—Por favor. Eso será suficiente.

Luego, se puso de rodillas y se inclinó hacia adelante en una profunda y cortés muestra de respeto.

—Estoy sin palabras. Nunca hubiera imaginado que la familia real fuera el hogar de alguien tan brillante como usted.

Sus palabras enviaron una sacudida de euforia a través del cuerpo de Mia.

«¡¿B-Brillante?! ¿Acaso esos miserables cuatro ojos dijo algo bueno de mí? Mia tembló de puro deleite. Ahhh Casi siento que este día (en este mismo momento) es por lo que he vuelto aquí.»

Sin embargo, antes de que pudiera disfrutar de la gloria de su triunfo, Ludwig volvió a hablar.

—Sin embargo, en ese caso, ¿Qué necesidad tiene Su Alteza de mi ayuda? Con tal conocimiento ilimitado, seguramente, puedes restaurar el imperio por ti mismo.

Mia palideció al instante.

«¡O-Oh no! ¡He ido demasiado lejos!»

En su emoción, no se dio cuenta de que había dado demasiada vuelta, y se arrojó desde un acantilado. Era cierto que ella repetía lo que Ludwig había dicho. Sin embargo, había dicho todo eso solo después de examinar incansablemente las regiones circundantes y analizar los asuntos de otros reinos. En otras palabras, el futuro Ludwig tuvo que hacer mucho trabajo para llegar a esas conclusiones. Para el actual Ludwig, que todavía era nuevo en este trabajo, las palabras de Mia parecían divina providencia. Su comprensión perfecta de los eventos actuales y las predicciones plausibles de desarrollos futuros, junto con el hecho de que solo tenía doce años, era simplemente demasiado para él. Aturdido y deslumbrado, se despidió de su buen sentido y simplemente miró a la princesa con asombro. En su mente, todo lo que tenía que hacer era dejarlo en manos de esta verdadera diosa de la sabiduría con la que se había topado, y todo saldría bien.

No hace falta decir que Mia no era una diosa de la sabiduría, y prácticamente nada saldría bien si se le dejara a ella. Con la espalda contra la pared, la princesa con cerebro de guisante se obligó a pensar.

«¡Yo… no tengo idea! ¡Nada viene a la mente en absoluto!»

… Esa era su forma de ser lo cual era una fortuna para ella, sin embargo, la mente del joven funcionario ante ella no era insignificante en lo más mínimo.

—Ah, pero por supuesto, eso tiene sentido. Su alteza todavía es joven. ¿Tal vez le preocupaba que la gente no les prestara atención a sus palabras?

Su interpretación fue muy conveniente para Mia… también muy equivocada, pero definitivamente muy conveniente.

—¡E-Eso es correcto!

Ella vio su oportunidad y aprovechó. Si una ola de fortuna se acercaba, iba a montarla. Ella montaría la maldita cosa hasta la luna y más allá. Además, actualmente estaba experimentando un raro momento de agudeza mental.

—Además, aunque soy brillante, todavía puedo estar equivocado a veces. Por eso me gustaría que también pienses en estos temas y me digas lo que piensas.

En este punto, cualquier persona con un sentido de modestia decente habría pensado: “¿Qué tipo de persona se llama a sí misma brillante?” Incluso la cortesía básica requeriría al menos una ceja arqueada o dos. Sin embargo, como resultado de su persistente asombro, Ludwig actualmente no poseía ninguna de esas cualidades.

—Una mente despejada por su propia brillantez… y oídos que acogen con beneplácito el consejo de los subordinados… Su Alteza… Usted es verdaderamente…

Ludwig pensó en su propio superior que, momentos antes, había rechazado sus llamamientos sin siquiera pensarlo. Sintió algo caliente dentro de él. Las palabras de Mia lo conmovieron por completo. Nunca se imaginó que la chica con la que estaba hablando era en realidad una princesa tonta que habría estado completamente indefensa sin la sabiduría que le proporcionó.

—Mi camino ahora está despejado para mí…

Una vez más, se dejó caer en un profundo saludo. Con la cabeza baja, se dirigió a ella con el mayor respeto.

—Su Alteza. Yo, Ludwig, me comprometo a su servicio con todo mi cuerpo y alma— dijo el joven y sincero funcionario.

—Qué terriblemente amable de tu parte. Acepto su promesa— respondió la princesa, profundamente satisfecha.

Así Mia… después de obtener a la leal doncella Anne, adquirió su segundo y más grande aliado.