Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Después de escuchar la respuesta de Anne y de tener todo tipo de alarmas en su cabeza, Mia rápidamente fue a buscar ayuda. A pesar de conocer a muchas personas, pocas resultaron útiles. Después de todo, las chicas que la seguían eran todas nobles, y probablemente podían contar con una mano el número total de veces que habían estado en una cocina. De hecho, lo mismo se aplicaba esencialmente a todo el alumnado de Saint-Noel. Casi ninguno de los estudiantes aquí había cocinado antes.

«Casi ninguno».

Mia se dirigió a la habitación de una de las excepciones… Chloe. Aunque los Forkroads eran nobles, su título había sido comprado. Incluso ahora, su estilo de vida se parecía más al de los comerciantes acomodados. Había una buena posibilidad de que ella supiera cocinar.

—Oh, Princesa Mia… ¿Eh? ¿Cocinar? — Chloe inclinó la cabeza con curiosidad ante la inesperada solicitud. —Bueno, sí, estoy familiarizado con el tema. Quiero decir, he leído sobre eso antes— dijo con una sonrisa.

Tenga en cuenta su elección de palabras: “familiarizado con el tema” y “leer sobre él antes”.

«No parece que vaya a tener suerte con ella tampoco» pensó Mia.

Los instintos de supervivencia de Mia fueron acertados hoy, y le dijeron que la respuesta de Chloe también apestaba a peligro. Sin embargo, decidió reclutarla para el equipo de la caja de almuerzo; los mendigos no pueden ser elegidos, después de todo.

—Claro, estoy libre ese día. Puedo ir a ayudar.

Después de recibir una rápida confirmación de Chloe, Mia salió nuevamente. Sabiendo que necesitaba explorar más personas, se dirigió hacia…

—…Nadie. ¡Absolutamente a nadie más se le viene a la mente! —dijo Mía.

Las cosas apenas habían comenzado y ya se había topado con un callejón sin salida. En realidad estaba muy orgullosa de sí misma por todo el trabajo duro que había hecho para conocer gente, por lo que este la golpeó particularmente duro.

«¡El problema es la cocina! ¡Encontrar a alguien en esta academia que pueda cocinar es imposible para empezar!» se dijo Mia a si misma

Justo cuando estaba a punto de comenzar a regresar a su habitación para ponerse de mal humor por un tiempo, Anne apareció.

—¡Mi lady! ¡Encontré a alguien que puede cocinar!

—¡¿De Verdad?! Espera, déjame adivinar… alguien que conoces que puede cocinar… —Después de un momento de consideración, ella dijo: — Oh, ¿Es Liora?

El asistente de Tiona repentinamente vino a mi mente. Parecía una posibilidad.

—Uh, no… intenté preguntarle, y quiero decir, ella es buena… pero es buena en cosas como atrapar liebres salvajes, destriparlas en el acto y asarlas enteras…

Aunque técnicamente era una forma de cocinar, también parecía un poco… “uno con el desierto”, por así decirlo. Para los pueblos del bosque, probablemente era una habilidad extremadamente útil, pero su relevancia para preparar cajas de objetos era discutible.

—En realidad, es Tiona quien dijo que es buena cocinando.

—¿T-Tiona?

Mia retrocedió en estado de shock, y tal vez también de horror. En el mundo de Mia, Tiona era la enemiga pública número uno. La había evitado activamente, intentando todo lo posible para asegurarse de que tuvieran una interacción mínima entre ellos. Ser sometido a la guillotina era, después de todo, el tipo de cosa que tendía a dejar una impresión duradera. Pero…

—Si. Aparentemente, a veces ayudaba en la cocina de su casa.

Tiene sentido. Los Rudolvons eran tan pobres que era casi tonto llamarlos nobles. No solo eso, sino que tenían una tonelada de tierra que usaban para la agricultura. Con la mayoría de sus sirvientes trabajando en el campo, ciertamente era posible que Tiona tuviera que ayudar a cocinar. Ella sería una adición crucial a su equipo.

—Hnnngh… B-Bien— dijo Mia, haciendo una mueca como si se hubiera tragado la píldora más amarga de la historia.

Por lo tanto, Mia hizo una visita renuente a Tiona.

—¿Ah, Princesa Mia? ¿Qué pasa? — Preguntó Tiona, sorprendida por la visita sorpresa.

—Señorita Tiona, escuché que usted es buena cocinando. ¿Es eso cierto?

—Sí, yo diría.

Al ver el asentimiento seguro de Tiona, Mia estaba a punto de soltar un grito de alegría…

—Siempre estoy cortando las cosas, así que, si necesitas vegetales en juliana, déjamelo a mí.

… Solo para ahogarlo después de escuchar las palabras de Tiona.

—… ¿Y qué hay de otras cosas?

—También puedo picar cosas.

Mia no sabía nada de cocina, pero, aun así, tenía la sensación de que algo no estaba bien. Tiona tampoco parecía completamente confiable. Aun así, la ayuda cuestionable seguía siendo ayuda, y ella necesitaba toda la ayuda que pudiera obtener.

—Señorita Tiona, ya ves, estoy planeando preparar una caja de almuerzo y entregarla al Príncipe Abel el día del torneo de esgrima. ¿Te gustaría hacerlo juntas?

—¿Eh? ¿Juntas? Pero… Tú eres la Princesa, y yo solo… Además, no tengo a nadie para dárselo…

Tan pronto como escuchó esas palabras, Mia tuvo un destello de inspiración tortuosa.

—Dios mío, ¿Es así? Hm, en ese caso, ¿Qué tal ese imbé…? Ejem. Quiero decir, ¿Qué tal si preparamos un poco más y puedes llevarle uno al Príncipe Sion?

A Mia le pareció que las posibilidades de que su grupo de inexpertas prepararan con éxito una caja de almuerzo eran bastante bajas. Si las cosas salían mal, cualquier brebaje que lograran podría ser tan malo que enfermaría a Abel y arruinaría su desempeño en el torneo. En ese caso, sin embargo, siempre y cuando ella hiciera que Sion comiera lo mismo…

«¡De esa manera, al menos lo derribaré también! ¡Esta es una oportunidad perfecta para recuperar algo!»

Había ido demasiado lejos para detenerse ahora. La operación caja de almuerzo iba a suceder de una forma u otra. Si estaba destinada a fallar, que así sea. Pero ella ciertamente no iba a fallar sola. Iba a llevar a su archienemiga con ella.

¡Cuando la vida te dé limones, exprime sus jugos amargos en los ojos de tus enemigos! ¡Así es! ¡Mia sabía cómo sacar lo mejor de lo que tenía! ¡Ella era optimista! ¡Una pensadora positiva! Eso es lo que significan esas palabras, ¿verdad?

«Además de eso, no será solo mi culpa. Tiona también tiene que compartir la culpa. Eso significa que no importa cuánto nos odie el Príncipe Sion, no puede por sí solo acabar conmigo. ¡Oh, qué manera perfecta de tener mi venganza!» se imaginó Mia

Una sonrisa malvada se deslizó por los labios de Mia. Poco sabía ella que arrastrar a Sion finalmente descarrilaría todo su esquema y lo enviaría en una dirección completamente diferente.