Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

—¿Q-Qué… en las lunas es el significado de esto?

Cuando el asunto salió a la luz, solo quedaban cuatro días para el torneo de esgrima. Después de dirigirse a la mejor tienda de empaque de almuerzo en la ciudad, Mia se encontró cara a cara con la dura realidad de su situación.

—Lo siento, pero ese día no es posible. Cada tienda por aquí ya está a la vista en los pedidos. Dudo que haya un lugar que pueda tomar otro.

Maldijo su propio descuido. Después de escuchar de su séquito que cuando se trataba de cajas de almuerzo, “todo se trata del toque personal”, decidió intentar ordenarlo ella misma sin consultar a Anne. Había tratado con comerciantes cuando estaba en Tearmoon, y había visto a Ludwig hacer pedidos con proveedores antes. Habiéndolo visto hecho, pensó que sería muy fácil hacerlo ella misma. Su confianza, sin embargo, finalmente la traicionó.

«Oh lunas misericordiosas, ¿Qué debo hacer?»

Al enterarse de que todas las tiendas habían dejado de tomar pedidos, estalló en un sudor frío.

«T-Tal vez si les pago más… Sí, si traje suficiente oro…»

Tirar dinero a un problema fue de hecho la solución más simple. Muestre a alguien suficientes monedas, y probablemente podrían convencerse de priorizar su pedido. Sin embargo…

«No, no puedo hacer eso».

Mia inmediatamente descartó el pensamiento. Después de cenar juntas varias veces, había llegado a comprender que la autoridad reinante de la academia, Rafina Belluga, era una persona escrupulosa.

Podría, en teoría, obligar a una tienda a servirla a través de una gran cantidad de dinero. Aunque egoísta, podría salirse con la suya si el personal de la tienda simplemente trabajara más horas. Sin embargo, si la tienda terminara cancelando la orden de otra persona por dejar espacio para la de ella… arruinaría la opinión de Rafina sobre ella. Ya podía ver el desprecio en los ojos de Rafina cuando prometió no volver a hablar con ella.

—Qué… ¡Qué pensamiento tan aterrador!

En un intento de evitar ese destino, pensó y pensó, pero no surgieron buenas ideas. Al final…

—¡A-Anne!

… No tuvo más remedio que volver corriendo a su habitación y pedirle ayuda a su fiel doncella. Ver a su maestro irrumpir por la puerta cerca de las lágrimas le dio a Anne un buen comienzo.

—Mi Lady, por favor cálmate.

Después de ser informada de la situación, Anne inmediatamente se puso en acción.

«Bien, el primer orden del día debe ser: preguntar en el mercado y obtener más información…»

Mientras Mia se estaba divirtiendo en la escuela, Anne había estado expandiendo constantemente su red de conexiones. Ella había comenzado con el personal de la academia. A través de ellos, conoció a los comerciantes que hicieron negocios con la academia. Luego, les pidió a esos comerciantes que la presentaran a aún más comerciantes. Ella hacía visitas frecuentes a la ciudad, y la gente del mercado la conocía por su nombre. Al hacer uso de su vasta red de conexiones, había comprendido completamente la situación.

—Entiendo. Este es de hecho un problema complicado.

Para empezar, era muy difícil encontrar el tipo de caja de almuerzo repleta de embalajes que Mia tenía en mente. Las cajas de almuerzo estaban llenas con la intención de ser llevadas a otro lugar y comidas. A menudo eran necesarios al viajar largas distancias, por lo que generalmente estaban compuestos de alimentos que se mantenían bien. Para la población común, las cajas de almuerzo significaban cosas como pan seco y desigual que cambiaban el sabor por resistencia al deterioro. De hecho, su contenido tampoco cambió mucho entre los círculos nobles. Nuevamente, la preocupación principal era asegurarse de que comer la comida no causara indigestión. La seguridad y la nutrición eran prioridades. El gusto fue una ocurrencia tardía. En consecuencia, el mercado simplemente no tenía productos como “Cajas de almuerzo llenas de deliciosas comidas que ganarían el corazón del chico que le gustaba”. Tal demanda era rara. La gente normal no iba a pagar dinero por cosas así, y los estudiantes de la academia tampoco los necesitaban a menudo. Solo un puñado de tiendas realmente los preparó, y por ahora, ninguno de ellos estaba en posición de aceptar nuevos pedidos.

—Entonces, básicamente, lo que nos falta es mano de obra.

Anne dejó escapar un suspiro de alivio. Por lo menos, no era el peor de los casos. Lo que más temía era la escasez de ingredientes. Si no pudiera obtener los ingredientes físicos con los que preparar la comida, bien podría haberlo llamado un mal día en ese mismo momento.

—En ese caso…

Después de hacer rondas en el mercado y hacer pedidos de ingredientes, regresó a Mia.

—¿Cómo te fue, Anne? ¿Te diste cuenta de algo? — Preguntó Mia mientras se aferraba ansiosamente a los brazos de Anne.

—Creo que sí— respondió Anne asintiendo. —Las cosas podrían funcionar después de todo.

La preocupación en el rostro de Mia dio un paso al alivio.

—¡Oh, gracias a las lunas! ¡Sabía que podía contar contigo, Anne! ¿Supongo que encontraste una tienda que lo haría por nosotros?

—No, mi Lady. Ninguno de ellos puede.

Mia palideció de nuevo.

—E-Entonces, ¿Qué hacemos?

—Lo lograremos — dijo Anne, mientras se volvía hacia Mia con una mirada de determinación. —Lo haremos nosotros mismas.

—… ¿Eh?

La boca de Mia se abrió por un momento antes de que Anne tomara las manos entre las suyas.

—Vamos, te ayudaré. Tendremos que prepare personalmente una caja de almuerzo para el Príncipe Abel.

—P-Prepáralo… ¿Yo misma?

No hace falta decir que Mia nunca había cocinado en su vida.

—Si. Puede que no lo sepas, pero entre la gente común, las personas a menudo se emocionan cuando un esposo trae una caja de almuerzo especialmente agradable que su esposa le hizo. Es como una muestra de amor. Verás, la cocina de las mujeres es una fuente de felicidad para los hombres— dijo Anne, asintiendo para sí misma con el aire de alguien que acaba de decir algo muy sabio.

—¿E-es así como funciona? Entiendo… Por cierto, Anne, ¿Estarías bien versada en el arte de cocinar?

—… he horneado pan antes.

La implicación de esas palabras no se perdió en Mia. Podía oler el peligro inminente.

«¡Gaaah! ¡Estamos condenadas!»