Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

«¿Q-qué debo hacer? ¿Cómo salgo de este lío?»

Por dentro, Mia descendía en pánico. Convertirse en la compañera de baile de Sion significaría asociarse con él, íntimamente. Si su conocimiento se profundizara, y luego algo saliera mal, el proceso de tres pasos de Revolución → Sunkland se involucra → Guillotina se convertiría en una posibilidad muy real. Eso fue malo. De hecho, eso fue tan malo como pudo ser. Sin embargo, rechazar a Sion aquí seguramente amargaría su opinión sobre ella. Además, si mintiera y dijera que ya tenía una pareja de baile, sería casi imposible para ella encontrarla. Nadie estaba lo suficientemente desesperado como para probar suerte con la princesa que rechazó una oferta de Sion. Con la espalda contra la pared y el techo a punto de colapsar, Mia buscó frenéticamente una salida. Como un pequeño ratón atrapado en un barco que se hunde, pateó todos sus sentidos a toda marcha, tratando de encontrar algo (cualquier cosa) que le diera la oportunidad de sobrevivir. Justo en ese momento, por el rabillo del ojo, vio a su amigo resistente al pañuelo, Abel, siendo arrastrado detrás de la esquina de un edificio por un estudiante mayor. A juzgar por el breve vistazo de sus expresiones que vio, la interacción resultante no iba a ser agradable. Su sentido de araña (o, mejor dicho, de ratón) se estremeció.

«¡Esta es mi oportunidad!»

La visión inquietante le dio la excusa perfecta para huir de la escena.

—¿Hm? ¿Qué está pasando allí? — Preguntó Sion, girando en la misma dirección. Parecía haberse dado cuenta también. Sin embargo, antes de poder pronunciar otra palabra, escuchó una serie de pasos rápidos.

—Discúlpeme un momento.

Se giró justo a tiempo para ver el perfil de Mia cuando ella pasó junto a él.

—¿Qué crees que estás haciendo?

—Como dije, mi querido hermano, estaba buscando una pareja de baile.

La frase de Abel fue interrumpida por un puño que le golpeó la cara.

«Dios mío, qué terriblemente bárbaro. Siendo hermano de Abel, supongo que eso lo haría… ¿El Primer Príncipe?» Pensó Mia mientras miraba desde las sombras.

—Pedazo de… Siempre inclinado hacia atrás para chupar a las mujeres… Si te queda una pizca de orgullo como Remno, entonces mejora con la espada. Luego, se alinearán para besarte el culo— dijo el hermano con un desprecio despectivo. —Hmph. Por otra parte, supongo que nunca sucederá para una pequeña gallina como tú. Ve a lamer sus botas todo lo que quieras, pero ninguna mujer decente te elegirá como pareja de baile.

«Bueno, esa es una visión bastante retorcida de las cosas… Consideraría que es un modo básico acercarse a las chicas que parecen necesitar ayuda.»

Después de darle mentalmente al comportamiento del hermano mayor un firme sello de desaprobación, Mia habló.

—¿Cuál parece ser el problema aquí?

Ambos hermanos se giraron hacia ella sorprendidos.

—Quién se supone que eres… — gruñó el mayor de los dos. —Estamos en medio de algo ahora, Lady. Oh, pero no te preocupes tu linda cabecita (refiriéndose a Mia), nada más que una habitual pelea fraternal. Absolutamente nada que ver aquí, así que, si pudieras pasar de largo, todos estaríamos mejor, ¿me entiendes?

Se inclinó hacia Mia, presionando su rostro casi contra el de ella y mirándola hacia abajo. Si bien era una buena práctica mirar directamente a los niños cuando les hablaba, no había nada benigno en la forma en que la estaba mirando. No fue un intento de comunicación. Fue una amenaza abierta.

En respuesta, Mia se sintió abrumada por una sensación de… algo que parecía cariño.

«¡Qué niño tan travieso!»

Vale la pena repetir que, por dentro, Mia era en realidad una joven de veinte años. A pesar de que había pasado más de tres años en un calabozo, lo que paralizó su madurez mental en ciertos aspectos, todavía era técnicamente una adulta. Además de eso, ella había experimentado los horrores de la revolución. Había sido amenazada y condenada. Incluso había tenido espadas apuntando a su cuello mientras enfrentaba la furia asesina de los rebeldes violentos. Es decir, ella había visto algo de mierda.

En comparación, las travesuras del hermano de Abel eran literalmente un juego de niños. Por mucho que intentara parecer grande y malvado, en última instancia era un príncipe mimado que había sido criado en un entorno protegido. Además, mientras era Primer Príncipe, vino del Reino Remno, que era inferior en estatus al Imperio.

«¡Parece que no tengo absolutamente nada que temer!» se dijo Mia

Mia se burló divertida.

—¿Q-Qué es tan gracioso?

—Dios mío, qué grosero de mi parte. Me disculpo, sin embargo, ¿Podría mantener sus manos lejos de él, por favor? Preferiría mantener la cara de mi pareja de baile en buenas condiciones.

Luego, sin dudar, caminó hacia Abel. Al descubrir que se había cortado el labio, ella sacó su impecable pañuelo blanco, se lo presionó suavemente en la boca y sonrió.

—Bueno, espero que te des cuenta, Príncipe Abel, de que todo esto sucedió porque sigues coqueteando con otras chicas cuando ya me has pedido que sea tu pareja de baile.

—¿Qué…?

La mandíbula de Abel golpeó el suelo. Mia permitió que permaneciera allí, eligiendo en cambio hacer una reverencia superficial al chico mayor.

—Es un placer conocerte, Primer Príncipe del Reino Remno— dijo con una sonrisa deslumbrante. —Soy Mia Luna Tearmoon, Princesa del Imperio Tearmoon y la mujer que tuvo la indecencia de elegir a tu hermano.