Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 1

Capitulo 22: ¡La Princesa Mia Usó Asalto Verbal! Tiona… ¿Recuperó La Salud?

—Disculpe, pero ¿Qué están haciendo exactamente, chicas?

Con sus pasos rápidos y constantes, Mia se metió entre la multitud. Había tres chicas rodeando a Tiona, las reconoció de la línea de tiempo anterior como hijas de nobles moderadamente prominentes de varios países moderadamente notables. El énfasis aquí está en “moderadamente”.

—¿Huh? ¿Y quién crees que eres? — dijo la líder del trío con irritación, irrumpiendo en…

—¿S-Su Alteza…?

Al escuchar la voz sorprendida de Tiona, la chica se quedó en silencio y el color desapareció de su rostro.

—¿Q-qué? ¿Su Alteza? Te refieres…

—Creo que las presentaciones están en orden. Como habrás sospechado, soy Mia Luna Tearmoon, Princesa del Imperio Tearmoon. Es un placer conocerlas.

Mia le dio un pequeño tirón a su falda y realizó una elegante reverencia. Justo en ese momento, la luz del sol caía sobre ella, imbuyéndola con una resplandeciente corona que deslumbró a los espectadores. Era como si ella brillara con la gloria del Imperio mismo, y las chicas casi se postraran en el lugar.

—Ahora, permíteme repetirme… ¿Qué están haciendo exactamente, chicas?

—Um, bueno, estamos…

Sus caras se volvieron cada vez más pálidas. Como la princesa del poderoso Imperio Tearmoon, Mia era la única persona que no podían permitirse ofender… Y en este momento, se veía absolutamente furiosa.

De hecho, Mia estaba a punto de perder su paciencia. Lo último que quería hacer era ayudar a su archienemigo y, sin embargo, estas chicas la habían puesto en una situación en la que no tenía más remedio que hacer eso. Ella las miró con odio ardiente.

—Me pareció que te comportabas de manera bastante grosera con uno de mis súbditos.

—N-no en absoluto. Estábamos pensando que, aunque ella es nobleza imperial, proviene de una casa noble en las afueras, así que le estábamos recordando que cualquier hábito grosero no sería tolerado en una sociedad educada.

—¿Necesito repetirme una vez más?

Al ver que no tenía otra opción, Mia había aceptado que iba a tener que interpretar al salvador. Sin embargo, fue una aceptación renuente, y Mia era una perdedora extremadamente dolorida. Después de todo, había odiado perder (su vida por la guillotina) tanto que literalmente estaba reproduciendo todo el juego. En un intento por sentirse un poco mejor sobre este giro de los acontecimientos, siguió hablando.

—Ves, amo a todos mis súbditos, y los amo a todos por igual. Ni siquiera al hijo del mendigo más pobre se le negará mi afecto. No importa quiénes sean, mientras pertenezcan al Imperio, no toleraré ninguna descortesía hacia ellos.

Lo que quiso decir es: “No estoy ayudando a Tiona porque es especial o algo así, ¿vale?” Incluso si hubieran estado intimidando a un miserable niño mendigo, ella todavía habría intervenido para ayudar. En esencia, ella realmente estaba diciendo: “¡ Escucha aquí, imbécil! ¡No me importa lo que te pase a ti! Para mí, no eres diferente de un pobre miserable, ¿entendido?”

Ahora, todo esto puede parecer sumamente contradictorio. Teniendo en cuenta que estaba interviniendo para ayudar de todos modos, sería mucho más productivo para ella comprometerse de todo corazón con el esfuerzo. Sin embargo, eso requeriría que ella fuera una buena chica. Y ser una buena chica simplemente no era de lo que se trataba Mia. Por lo tanto, se volvió hacia Tiona y le sonrió triunfante.

«¡Ja! Solo te ayudé. Ya no puedo decir nada malo de mí, ¿verdad?»

Por desgracia, la sonrisa de Mia estaba destinada a ser malinterpretada gravemente.

Tiona no provenía de una línea particularmente larga de nobles. Su abuelo fue originalmente un tipo de líder entre sus compañeros agricultores. Después de luchar con éxito contra un grupo de bandidos, le otorgaron tierras y un título. Por lo tanto, no nació, sino que fue incluido en la nobleza (una especie de nueva chica rica). El empeoramiento de las cosas fue el hecho de que la región donde vivía Tiona se incorporó al Imperio mucho más tarde que las otras regiones. Como resultado, la discriminación era rampante. A menudo, ni siquiera se los consideraba súbditos del Imperio, sin importar la nobleza. Escuchar ser llamados “Los ciudadanos de segunda clase” no fueron el peor insulto que jamás hayan escuchado. En los días malos, se les llamaba todo, desde “descendientes de siervos” hasta “campesinos de colonias”.

Por eso había venido a Saint-Noel. Había estudiado de corazón, aprendió todas las reglas de la sociedad educada e incluso se valió de la cerca. Día tras día, se esforzó por mejorar, todo para poder eclipsar a esas chicas nobles que se habían burlado de ella. O, al menos, para que ya no sea objeto de burlas. Quería ser reconocida como una igual, mirarlos a los ojos y saber que vieron a alguien cuya sangre corría tan roja como la de ellos.

Y, sin embargo, apenas había pasado medio día desde que había llegado, y ya estaba mirando los fragmentos destrozados de sus esperanzas. Las voces, su tono rencoroso demasiado familiar, le apuñalaron los oídos y el alma.

Su mundo se oscureció. Se mordió el labio y bajó la mirada.

Después de venir hasta aquí, tuvo su respuesta: no importaba cuánto lo intentara. Nada iba a cambiar. No para ella, no para los Rudolvons, no para la gente de su condado. Nunca los verían como ciudadanos plenos de Tearmoon.

Justo cuando la desesperación comenzó a agarrar su corazón, ella apareció.

Como el destello de luz que divide la oscuridad, Su Alteza Imperial Mia Luna Tearmoon, la más noble de los nobles y la Princesa del Imperio Tearmoon, entró y declaró con rotunda convicción que Tiona era “uno de mis súbditos” y que “No importa quién era, mientras pertenezcan al Imperio, no toleraré ninguna descortesía hacia ellos”.

«… ¿eh?»

Durante mucho tiempo, la mente de Tiona estaba en blanco. Las palabras de Mia seguían resonando en su mente, pero su significado la eludía. No esperaba ninguna ayuda, y nunca en sus sueños más salvajes, pensó que también sería reconocida como un súbdito del Imperio. Entonces, ella parpadeó, y la figura de la chica ante ella se enfocó.

«Su Alteza…»

La sonrisa de la chica era más suave y más tierna que cualquier otra que hubiera visto.

—… Ah.

Algo cayó sobre la mejilla de Tiona, ella sabía que era una lágrima. No fue porque todo su arduo trabajo haya valido la pena, tampoco fue porque ella dio vuelta a sus agresoras. Fue por una promesa: la seguridad de que, sin importar cuán impotente o insignificante sea una persona, la joven princesa ante ella la amaría y la protegería como una de los suyos . Después de pasar toda su vida acosada por la necesidad de seguir probándose, por primera vez, se sintió… segura. El alivio se derramó de ella en una corriente de lágrimas que, a pesar de sus mejores intentos de detener, simplemente se negó a dejar de fluir.