Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Volumen 1

Capitulo 21: Princesa Mia… Siembra Las Semillas

 

 

Entre los estudiantes del año de Mia, había un niño cuya popularidad superó a todos los demás. Se llamaba Sion Sol Sunkland, Príncipe Heredero del Reino de Sunkland y el objeto de la adoración de todas las estudiantes. Su cabello plateado y sus ojos fríos y claros completaban sus rasgos hermosos, que se acentuaban aún más con una voz cargada de miel. Había un aire de compostura en él, aunque mantenía una actitud amistosa y acogedora. Al mismo tiempo, tenía un fuerte sentido de la justicia. Sus calificaciones fueron excelentes, y su habilidad con una espada avergonzó a la mayoría de los maestros; entre los estudiantes, él simplemente no tenía igual. Francamente, sería extraño para él ser menos popular, teniendo en cuenta que era literalmente el príncipe azul hecho carne.

Y Mia, bendita sea su joven e ignorante corazón, se había enamorado locamente de él. Más bien, ella había caído en lo que había pensado que era amor, pero en verdad era quizás algo un poco menos inocente. En su arrogancia, creía firmemente que era la única compañera adecuada de Sion. Como el Príncipe Heredero de Sunkland (un gran reino con una rica historia y tradiciones de larga data) le parecía obvio que la única persona que podría ser su pareja para él era ella, la Princesa del Imperio Tearmoon, igualmente grande e histórico. Él era el hombre de sus sueños, y como resultado, ella simplemente no podía perdonar a la chica que eventualmente había desarrollado una estrecha amistad con él.

La chica en cuestión, Tiona Rudolvon, era hija de un noble pobre cuyo dominio se encontraba cerca de la periferia sur del Imperio, donde la mayor parte de la tierra se usaba para la agricultura. El hecho de que algún patán del medio de la nada lograra ganarse el corazón de Sion (cuando Mia misma no lo había logrado) era una píldora demasiado amarga para que ella pudiera tragarla.

Entonces, ella se desquitó con la chica, burlándose de ella y gritándole. Cuando las otras chicas de alto rango la intimidaban, Mia se unió. Al final, el acoso que Tiona sufrió en sus manos (todo el maltrato que hizo de su vida un infierno viviente) se convirtió en la fuerza impulsora que la llevó a la vanguardia de la historia. Su liderazgo eventualmente la convertiría en un símbolo de la revolución. Aclamada como una santa viviente, habló en nombre de las masas, canalizando su desesperación y enojo a través de sus apasionadas palabras. Fue a través de sus esfuerzos que Mia fue asesinada por la guillotina.

«Qué terriblemente tonta era…» se dijo Mia a si misma.

En sus tres años de vida en las mazmorras, había sido objeto de más o menos el mismo tipo de abuso. Después de experimentar a fondo el tipo de sufrimiento que había infligido a los demás, llegó a comprender una verdad esencial: cosechas lo que siembras. “Intimidar es ser intimidado”. Tal es la naturaleza del cosmos.

—Princesa Mia… mira eso.

La voz de Anne llevó a Mia de vuelta al presente. Se volvió para encontrar a Anne apuntando hacia una esquina de la calle donde Tiona estaba rodeada por un grupo de chicas.

«Ah, por supuesto.» pensó Mia.

A Mia se le ocurrió que estas eran exactamente las mismas circunstancias en las que ella y Tiona se conocieron por primera vez en la línea de tiempo anterior. Las chicas, todas ellas hijas de nobles extranjeros poderosos, habían estado acosando a Tiona por algún problema u otro.

«Creo que estaban hablando de cómo su asistente les había despreciado o algo así.» recordó la Princesa Mía.

En ese momento, Mia acababa de pasar, pero había elegido darle a Tiona el hombro frío.

—¿Qué debemos hacer, Princesa Mia?

—¿Qué debemos hacer? Por qué, la respuesta a eso es obvia.

Ella ya lo había descubierto en el carruaje. La regla era nunca acercarse a nada peligroso, y tenía toda la intención de seguirlo, pero, al mismo tiempo, mostrar cualquier indicio de hostilidad estaba absolutamente fuera de discusión. Ni siquiera quería acercarse a ellas, para no ser etiquetada como espectadora. Este era el tipo de situaciones en las que mantenerse neutral era extremadamente difícil; el espectador que no hace nada, a los ojos de la víctima, simplemente estaba habilitando a los acosadores. Lo último que quería era quedar atrapada en su disputa. Ella no quería tener nada que ver con ellos en absoluto.

Imaginándose que su mejor opción era tomar un desvío, Mia se giró para caminar en una dirección diferente. Justo en ese momento, sintió un escalofrío terrible subir por su columna vertebral.

«¿Q-Qué en las lunas fue eso?» sintió la joven princesa

Ella hizo una pausa. Algo no se sentía bien. Era como si estuviera en una encrucijada. No había ningún indicio claro de peligro de ninguna manera, pero no pudo evitar sentir que le esperaba una terrible desgracia si tomaba la decisión equivocada en este momento. Ella contempló la extraña sensación hasta que una pregunta apareció en su mente.

«Me pregunto… ¿Por qué Anne decidió hacerme esa pregunta?»

Tendría sentido si estuvieran en una encrucijada literal y se tuviera que tomar una decisión si ir a la izquierda o la derecha. Sin embargo, en este caso, Mia no tenía absolutamente ninguna obligación de intervenir. Ambas vinieron del Imperio, claro, pero eso no significaba que tuviera que ir a ayudar a un extraño. Y, sin embargo, Anne había planteado la pregunta. A pesar de todo eso, se volvió hacia Mia y le preguntó: “¿Qué debemos hacer?”

Algo le dijo que necesitaba hacer algo con la situación de Tiona, casi como si…

«Como si la decisión ya hubiera sido tomada…»

Mia se volvió hacia Anne. Cuando sus miradas se encontraron, ella supo que tenía razón. Había una certeza absoluta en esos ojos (una confianza incondicional) que confirmaba el presentimiento de Mia. La pregunta de Anne no era: “¿Deberíamos ayudar?”

Mas bien fue una afirmación que decía: “¿Cómo debemos ayudar?”

Para Anne, era inconcebible que su amada Princesa Mia se negara a ayudar a los necesitados.

«¡E-E-Esto es lo que significa tener que tomar una decisión final!»

Atrapada entre una roca y un lugar difícil, Mia se vio obligada a elegir entre dos opciones igualmente desagradables. ¿Debería ayudarla a su archienemigo o perder la confianza de su súbdito más leal?

Después de pensarlo un poco, Mia llegó a su conclusión: no podía permitirse perder la confianza de Anne en este momento.

—No creo que tengamos otra opción. Pues bien, hagamos esto.

—¡Sí, Princesa Mia!

Después de tres años de vida en las mazmorras, Mia había llegado a comprender una verdad esencial, o más bien, pensó que lo había hecho. Lo que ella no sabía era que solo entendía la mitad.

“Cosechas lo que siembras” Esas palabras realmente suenan ciertas, pero a la guadaña no le importa la naturaleza del grano. Si siembras las semillas de la malicia, entonces la malicia será tu cosecha. Pero si siembras las semillas de la bondad…

Así como la intimidación se pagará en especie, también lo harán los actos de benevolencia. Sin embargo, el alcance total de esta verdad estaba, en ese momento, más allá de la comprensión de Mia.

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