Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Un bote grande y lujoso, capaz de transportar dos docenas de carruajes tirados por caballos, flotaba en la superficie del lago. Anne levantó la vista hacia el enorme recipiente y se rascó la cabeza.

—Huh… ¿Cómo es que no solo construyen un puente a la isla, Princesa Mia? Quiero decir, uso un bote para transportar personas, pero siento que no tienen que cargar los carruajes también…

—Aparentemente, usaron un puente en el pasado, pero hubo demasiadas disputas sobre la verificación de los documentos de inscripción y la confirmación de los acompañantes.

Los puentes, sin importar cuán grandes o numerosos fueran, siempre frenarían el tráfico. Eran fundamentalmente cuellos de botella. Agregue a eso el hecho de que todos los estudiantes de la academia llegaron en carruaje el mismo día, y fue fácil ver que la congestión era inevitable. Además, en esos carruajes viajaban todos hijos e hijas de aristócratas para quienes el concepto de “espera” era completamente extraño. Una disputa entre esas personas podría resultar fácilmente en que algún supervisor pobre pierda la cabeza, pero al mismo tiempo, aumentar el ancho y la cantidad de puentes hasta el punto en que no se produciría congestión tampoco era factible dada la poca frecuencia con la que se usaban.

—Escuché que incluso después de que comenzaron a usar botes para transportar a los estudiantes, aún hubo una ocasión en que estalló una discusión sobre la ubicación de sus cabañas asignadas.

Los hijos de la nobleza y la realeza eran, en general, personas muy orgullosas. No permitirían que quienes provenían de familias de menor o igual rango ocuparan una cabaña superior a la suya, y es mejor que no sea más grande tampoco. La gran cantidad de condiciones previas que debían tenerse en cuenta al asignar cabañas convirtió todo el proceso en una pesadilla para quien estaba a cargo.

—Cuán terriblemente estúpido es estar discutiendo sobre tales asuntos… Hmph.

Mia terminó visiblemente su declaración con una burla y un encogimiento de hombros para llevar a casa el punto de que nunca pensaría en hacer tal cosa. El hecho de que recordara claramente una línea de tiempo separada donde alguien que se parecía y sonaba exactamente como ella hizo una gran escena sobre cuyo carruaje se cargó primero fue, en este caso, completamente irrelevante. Además, su mejilla definitivamente no estaba temblando.

Anne, por supuesto, ignoraba estos detalles. Su mente estaba actualmente llena de pensamientos como “ Wow, la Princesa Mia es tan increíble y es un modelo a seguir”, esto solo sirvió para fortalecer su lealtad hacia su princesa.

Finalmente, llegaron al puerto. Al desembarcar, se despidieron del conductor del carruaje y del séquito de guardias imperiales que los habían acompañado en su viaje.

—Estimados caballeros, su diligente escolta ha sido muy apreciada. Pueden volver. Rezo para que tengan un buen viaje a casa.

El capitán de la guardia imperial inclinó la cabeza.

—Si su Alteza. Nosotros y todo el Imperio les deseamos lo mejor. Que Dios esté contigo en tu nueva vida en la academia.

Mia le agradeció una vez más cuando los recuerdos del pasado resurgieron. Durante la revolución, con la mayoría del ejército imperial huyendo o desertando, un grupo de caballeros se había mantenido firme en su deber. Los guardias imperiales (a los que estaba mirando en este momento) lucharon hasta el final para protegerla. Al final, ninguno eligió la vida sobre la lealtad.

En otras palabras, eran exactamente el tipo de amigos útiles con los que necesitaba mantenerse en buenos términos. Por lo tanto, se aseguró de tratarlos con el mayor respeto.

—Su Alteza…

—Ella acaba de…

Algunos de los guardias se movieron un poco. Algunos tenían labios temblorosos. Se oyó un resoplido. No fue su culpa, de verdad. Todos se emocionan un poco la primera vez. Después de todo, ninguno de estos caballeros había escuchado una palabra de agradecimiento de su princesa.

Con la tarea de proteger a la familia real, estos eran caballeros de habilidad excepcional. A veces, tenían que detectar amenazas (por ejemplo, intentos de asesinato) incluso antes de que ocurrieran. Sin embargo, no importa cuán fielmente hayan realizado su tarea, al final del día, todavía era un trabajo. Aunque podrían arriesgar la vida y las extremidades en el cumplimiento del deber, sus muertes y lesiones no preocupaban a las personas que custodiaban. Fue su propósito, estaban haciendo su trabajo. Nada estaba mal con eso. Tal era simplemente la forma de las cosas…

Y, sin embargo, la joven princesa ante ellos había expresado preocupación por su bienestar. Ella dijo que rezaría por su regreso seguro. No fue mucho, pero igual los conmovió. Cuando partieron hacia la capital, las palabras de Mia resonaron en sus corazones, consolidando su lealtad hacia su pequeña maestra.

—Ahora… vamos también— dijo Mia, volviendo la mirada hacia la etapa culminante que decidiría su destino, la Academia Saint-Noel.

La isla en el lago donde se encontraba la Academia Saint-Noel contenía todas las instalaciones necesarias para funcionar como una ciudad independiente. Era, en efecto, una especie de ciudad universitaria. Una multitud de tiendas se alinearon en las calles, ofreciendo de todo, desde ropa y zapatos hasta herrerías, joyas y artículos de papelería. Tampoco hubo escasez de restaurantes. Además, para garantizar la satisfacción de la población de clase alta de la isla, todos eran de la más alta calidad. Lo que significaba que para Anne, todos emitían un aura que era lo opuesto a la bienvenida.

—Woweee… — dijo en un tono que era una mezcla entre asombro y aversión. —Hay tantas tiendas que parecen demasiado aterradoras para entrar…

Mia se rió un poco ante su reacción.

—Estoy de acuerdo, pero eso solo es cierto para la calle principal. Hay muchas tiendas más baratas que están destinadas a la gente común que vive en la isla. La academia también tiene su propia tienda, que ofrece la mayoría de las necesidades diarias a precios muy razonables.

«Oh, qué alivio. Puedo ir allí a comprar las cosas que necesito para mí…» pensó Mía

—Como tal, a partir de mañana, me gustaría que realice una encuesta exhaustiva de cada tienda en esta área.

—… ¿Eh?

—En particular, quiero que hagas una lista de todas las tiendas que venden artículos de buena calidad a precios razonables— dijo Mia, como si fuera la solicitud más normal del mundo.

—P-Pero, Princesa Mia, ¿Qué pasa con tu asignación? Pensé que habías dicho que te enviarían más que suficiente para cubrir todo lo que puedas necesitar…

—Lo harán, tienes razón, pero cierta cantidad de gastos son realmente necesarios para mantener la imagen del Imperio. Sin embargo… — Mia miró todas las elegantes tiendas a su alrededor y frunció el ceño. —Hay un momento y un lugar para tales gastos, y este no es el momento. Mi asignación se deriva de los impuestos, y prefiero no malgastar algo que proviene del sudor y la sangre…

—Princesa Mia…

La voz de Anne tembló de emoción mientras veía a Mia susurrar suavemente para sí misma.

—El sudor y la sangre no deben desperdiciarse, absolutamente no deben…

Para Mia, no fue una metáfora; cómo usó el dinero de los impuestos tuvo un efecto directo en su sudor y sangre, específicamente, cuánto terminaría derramando. Cada moneda desperdiciada era un paso más hacia la guillotina, y no tenía intención de volver a ver esa maldita cosa.

—Enviaré la mitad de mi asignación a Ludwig. Estoy seguro de que lo hará un buen uso.

Justo entonces, Mia se detuvo en seco.

—¿Princesa Mia?

—Mi… Eso es… — susurró, su mirada fija en una figura en la distancia.