Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

En este día, Mia asistía a una fiesta de té por invitación de la hija de uno de los Cuatro Duques del Imperio Tearmoon, Esmeralda Etoile Greenmoon. Para las chicas de la nobleza, las fiestas de té eran un símbolo de estatus. La invitación exitosa de un invitado de prestigio fue una declaración de la influencia del anfitrión. En ese sentido, la Princesa Heredera Mia tenía una demanda particularmente alta.

La fiesta de té tuvo lugar en un rincón de un amplio jardín, donde se habían reunido las hijas de una gran cantidad de casas nobles. Entre ellos estaba la anfitriona, Esmeralda. Su cabello viridiano fluía detrás de ella, suave y ondulado, mientras se volvía hacia Mia.

—Hablando de eso, señorita Mia, fue lo audaz que hizo…

—¿Oh? ¿A qué te refieres?

Mia tomó un sorbo de su té negro mientras le daba a Esmeralda una mirada curiosa.

—Los barrios bajos, por supuesto. Escuché lo que sucedió el otro día— respondió la hija del Duque, antes de soltar la risa más alta. —Ohoho. Pero dime algo. Creo que regalaste tu preciada horquilla por el bien de los plebeyos, ¿sí? ¿Por qué hiciste algo tan inútil? Incluso mi padre estaba completamente perplejo por la noticia.

—Ah, eso es lo que quieres decir…

—Al principio, supuse que era un vuelo de fantasía, pero no puedo evitar preguntarme si había algún significado más profundo, especialmente teniendo en cuenta que era usted, señorita Mia. He pensado mucho, pero al final, simplemente no podía concebir una razón— dijo, inclinándose más y más cerca mientras hablaba.

Francamente, Mia no la quería mucho. Después de todo, a pesar de que constantemente se proclamaba a sí misma como la mejor amiga de Mia para todos los que la rodeaban, había saltado del barco más rápido que nadie al primer indicio de revolución. Ese fue el tipo de cosa que se interpuso en el camino de las amistades. Si fuera por Mia, ella ni siquiera estaría aquí, pero las limitaciones de la propiedad social habían dificultado rechazar la invitación. Esmeralda era, nos guste o no, la hija de una poderosa casa que compartía la sangre del emperador. En consecuencia, el objetivo de Mia para el día era capear los procedimientos con el menor esfuerzo posible y evitar causar problemas. Como tal, ella optó por una respuesta bastante superficial.

—Lo que sea que hice, lo hice siguiendo mi corazón. No tiene un significado más profundo que eso.

¿Cuál fue realmente una versión más diplomática de: “¿Qué? Lo hice porque quería hacerlo. ¿Tienes algún problema con eso, malcriada?”

Si hubiera estado hablando con Ludwig, habría sido necesario elegir sus palabras con más cuidado. Sin embargo, solo para algunas jóvenes de la nobleza, esto era tanta discreción como estaba dispuesta a ahorrar.

—¡Qué espléndido! Tiene tanta compasión en su corazón, señorita Mia.

—Cuidar incluso a los plebeyos… Tal benevolencia está más allá de lo que nos gusta.

Mientras las chicas de la mesa se turnaban para llenarla de cumplidos, Mia suspiró mentalmente.

«Oh, cómo desearía que esto ya terminara…»

—Ha sido un día largo, ¿No, Lady Mia? — Preguntó Anne, tan pronto como comenzaron a dirigirse a casa en su carruaje tirado por caballos.

—En efecto. Mis hombros se sienten terriblemente rígidos— respondió Mia, mientras torcía el cuello de un lado a otro. Sus articulaciones crujieron, provocando una mirada comprensiva de su criada.

—Pensé que realmente no te sentirías como en casa en ese tipo de atmósfera… Tenía razón, ¿no?

No era que Mia no se sintiera como en casa. En todo caso, eso fue en casa. Ella había sido criada en ese tipo de atmósfera. Como tal, la pregunta la hizo sentir un poco curiosa.

—¿Te imaginaste? ¿Qué te hace pensar eso? — Preguntó Mia en un tono casual mientras examinaba distraídamente los diversos regalos que había recibido.

—Porque eres diferente, Princesa Mia. No eres como esas personas.

Sin estar preparada para la repentina gravedad en la voz de Anne, la cabeza de Mia todavía estaba llena de pensamientos tan frívolos como: “ Dios mío, esto es un caramelo de hielo. Me encantan estos. ¡Saben tan terriblemente bien! ” Mientras el discurso de su doncella continuaba.

—Dudo que personas como ellas se molesten en visitar las casas de los pobres, mucho menos en simpatizar o regalar sus propias pertenencias. No se parecen en nada a usted— dijo con voz apasionada.

—¿E-Eso es… así? — Tartamudeó Mia, incapaz de mirar a Anne a los ojos (esos ojos brillantes llenos de tan sincera admiración). Después de todo, el altruismo no era exactamente la principal fuerza impulsora detrás de las acciones de Mia. De hecho, ni una sola cosa que ella haya hecho fue por pura buena voluntad. Había algo terriblemente incómodo en ser elogiada tan generosamente por algo que no hizo. La inocente y sincera confianza de Anne pesaba mucho en su conciencia. Al final, ella se quebró, y su culpa se manifestó como una abrumadora necesidad de hacer algo agradable.

—… Bueno, como soy tan generosa, he decidido darte un regalo. Puede tener estos.

Ella le tendió los dulces de hielo que había recibido.

—¿De Verdad? ¿Estás segura? ¡Parecen muy caros!

—Está bien. No son especialmente raros…

—¡Wow! ¡Muchas gracias!

Por un momento, Anne se rió de alegría, pero pronto se calló. Su expresión se volvió un poco melancólica.

—¿Pasa algo?

—Oh, es solo que… estaba pensando en lo lindo que sería compartir esto con mis hermanas…

—Ah, buen punto. En ese caso, ¿Qué tal si hacemos una visita a tu hogar en este momento?

—… ¿Eh?

—Mejor nos damos prisa, entonces. Son caramelos de hielo, después de todo no quisiéramos que se derritieran antes de que tus hermanas puedan probarlos, ¿verdad?

—¿Qué? P-Pero… Usted… No puede simplemente ir a la casa de un plebeyo así, Princesa Mia, no hay forma de que esté permitido…

—Dios mío, pero pensé que lo sabías. ¿No has oído que tu princesa es una joven muy obstinada?

Y con eso, Mia se volvió hacia el conductor, dejando a Anne completamente sin palabras.