Tearmoon Teikoku Monogatari (NL)

Donde hay luz, seguramente debe dar lugar a la sombra…

Incluso dentro de Lunatear, la gloriosa capital del poderoso Imperio Tearmoon, había un lugar desde el cual la gente desviaba la vista. Pasado por un tramo de las murallas de la ciudad estaba el distrito de Newmoon, los barrios bajos de la capital imperial. Allí vivían los más pobres de los pobres, para quienes la comida escaseaba y las enfermedades eran rápidas y fatales. Los que se enfermaron a menudo podían ser encontrados abandonados en las calles. Era un lugar donde el funcionamiento de la sociedad civilizada casi había desaparecido, a excepción de una pequeña iglesia y un orfanato.

Una niña caminaba por el distrito abandonado, su hermoso vestido casi cómicamente fuera de lugar entre las carreteras rotas y los edificios en ruinas. Ella no era otra que Mia Luna Tearmoon, la amada hija del Emperador Tearmoon. Con un ligero salto en su paso, saltó de un lugar a otro, mirando con curiosidad a su alrededor.

—Su alteza, es peligroso para usted estar muy por delante. Debo pedirle que te quedes detrás de nosotros…

Junto a la joven había cuatro guardias armados, junto con su sirvienta en espera, Anne, y su aliado recién persuadido, Ludwig. Para explicar por qué un grupo de personas tan llamativo estaba en un lugar como este, el reloj narrativo necesitaría ser rebobinado unas horas atrás.

—Bueno, entonces… parece que este problema… es de hecho uno que necesita ser resuelto.

Gracias a los dulces que trajo Anne, la mente de Mia estaba más aguda que nunca. Después de volver a leer su diario, encontró una entrada que le llamó la atención.

—La plaga… Recuerdo que me arrojaron huevos por esto.

Dentro de unos años, la capital quedaría devastada por un brote de enfermedad. Fue un incidente terrible que incluso Ludwig no pudo predecir. Finalmente, el diez por ciento de la población sucumbiría a la epidemia. Según el diario reescrito, las finanzas del imperio (que apenas comenzaban a mejorar después de los esfuerzos de Ludwig) recibirían un golpe devastador por este desastre y luego caerían en espiral.

—Hmmm, sé que no podemos simplemente ignorarlo… pero ¿Cómo se puede prevenir una plaga?

Como regla general, Mia no era fanática del trabajo duro. Cuando llegaba el momento, podía encerrarse en la Gran Biblioteca, pero eso nunca duraba mucho. Además, odiaba fundamentalmente la idea de estudiar y buscar cosas. ¿Qué debería hacer ella entonces?

—Bueno, simplifiquemos las cosas por ahora… en caso de duda, solicite ayuda.

La solución fue fácil “si no tenía la respuesta, simplemente le pediría a alguien que se la diera”. Después de todo, ahora tenía acceso a una fuente conveniente de conocimiento.

—Señorita Anne, nos vamos.

—¿A dónde vamos, Princesa Mia?

—Hablar con el estúpido cuatro… quiero decir, Ludwig.

—Ah, el caballero del otro día… En ese caso, será mejor que te arregles y te veas bonita y bonita.

Los ojos de Anne brillaron de entusiasmo de repente.

—¿Es eso así? Personalmente, creo que me veo bastante bien como estoy…

Mia estaba vestida actualmente con un elegante vestido negro que a menudo usaba en su habitación. Si bien puede ser un poco soso para el piso del salón de baile, lo consideró perfectamente adecuado para una reunión informal.

—¡Eso no servirá en absoluto! ¡Esta es la oportunidad perfecta para llamar su atención y dejar una impresión! ¡No podemos dejar que lo pases! Ahora, vamos, Princesa Mia. Nos vamos al vestuario.

De mala gana, Mia se dejó arrastrar al vestuario, donde Anne rápidamente solicitó la ayuda de una doncella veterana cercana para coordinar la ropa de Mia. Se decidieron por un vestido azul claro adornado con flores de cerezo ceniciento. Su falda fue recortada relativamente corta en un diseño que simultáneamente enfatizaba los encantos del usuario y permitía la libertad de movimiento.

—Vaya, nunca había visto este vestido antes.

Teniendo en cuenta el hecho de que Mia poseía suficientes vestidos para llenar cinco habitaciones, no había forma de que pudiera seguir cada una de ellas. Inevitablemente, había muchos vestidos que ella superó sin usar.

—Te ves genial, Princesa Mia— dijo Anne con una sonrisa, antes de comenzar a cuidar el cabello de Mia. Pasó un peine a través de las brillantes hebras argentes una y otra vez hasta que quedaron suaves como la seda. Luego, los sostuvo en su lugar con una horquilla adornada con una gema de color arcoíris.

Cuando Mia se miró en el espejo y vio la horquilla, sus ojos se estrecharon un poco y susurró:

—Dios mío, eso es…

—¿Qué pasa, Princesa Mia?

No fue Mia, sino una doncella veterana a cargo del vestuario quien respondió.

—Esa fue una oferta de cierto comerciante rico el año pasado. Su alteza estaba muy complacida con el regalo.

Anne se rió alegremente después de escuchar la historia de la doncella del vestuario.

—Entonces de ahí es de donde vino esto. Es perfecto para esta ocasión, entonces.

—Supongo que sí… — respondió Mia, un indicio de tristeza arrastrándose en su voz.

«Para ser honesta, realmente no me gusta eso…» pensó Mia

No era el diseño de la horquilla lo que le importaba. En realidad, le gustaba mucho cómo se veía. Sin embargo, debido a una cierta razón, no podía apreciar de todo corazón usarlo. Durante un tiempo, debatió si debería rechazar el adorno.

«Pero para ir a ver los estúpidos cuatro ojos, supongo que esto es suficiente.»

Al final, ella eligió el silencio.