Mezametara Saikyou (NL)

Volumen 2

Capítulo 7: Los Tenientes Tienen Capas De Profundidad

 

La flota imperial siempre realizaba el mantenimiento de sus barcos después de una batalla, siempre que fuera posible. Al fin y al cabo, esos barcos habían sido construidos con el dinero de los contribuyentes y se los prestó el emperador, así que no podían ser descuidados.

A pesar de la masacre unilateral, la Unidad de Caza de Piratas se quedó atascada en el mantenimiento durante un tiempo.

Normalmente, los soldados utilizarían el mantenimiento obligatorio como tiempo libre, pero teníamos que urdir nuevas estrategias y revisar la batalla de ayer. De todos modos, sería otro día normal para mí.


  1. Así. Pensé.

–¿Nos vamos, entonces? dijo Serena, sonriendo. Había l egado al puente de la nave insignia del Lestarius para mi rutina habitual de enseñanza, sólo para encontrar a Serena sola y con ropa informal. Un suéter de punto beige abrazaba sus curvas y su falda negra dejaba ver sus piernas. Podía ser seductora, pero también l evaba un cinturón de espadas con algún arma de alta tecnología. « ¿Qué es esto, fantasía casual?»

–Espera, ¿qué estás tramando? Dije. No era tan estúpido como para estar todo el rato de acuerdo. « Woow, ¡una cita con una chica linda!»  Nada de nuestras interacciones hasta ahora me l evaba a confiar lo más mínimo en las intenciones de Serena.

–¿Planeando? No es nada tan malo. Serena puntualizó su mentira con una risa altanera. Fui directo a mi terminal de mano. –¿Qué estás haciendo?, dijo.

Esquivé la pregunta. –Uh, nada. Entonces, ¿a dónde vamos?

Seguramente no le importó mucho mi momentáneo tecleo.

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–Hoy no trabajo, dijo.

–Ajá. Sí, el atuendo la delataba, aunque no me hubiera importado trabajar para una jefa que se vistiera así todos los días.

–Estaba pensando en salir a comer por la ciudad, continuó.

–Suena divertido.

–Sin embargo, ¿no es triste visitar un restaurante solo?

«¡Ja, ja, ja! Pobre chica solitaria».

–¿Por qué no invitas a un amigo? pregunté.

–Por desgracia, no tengo amigos en este sistema estelar. Apoyó su mejil a en la mano como si estuviera descorazonada. « Qué falso se ve eso».

–¿Así es? ¿Por qué no invitas a uno de tus subordinados?

–Supongo que se sentirían bastante incómodos viendo a su superior de esta manera.

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–Si me tratan como a un teniente, ¿no te convierte eso en mi superior también?

–Sí, pero cuando el contrato termine, esa relación dejará de serlo.

No debería preocuparte tanto como a mis otros subordinados.

Además, pareces muy extrovertido, incluso cuando hablas con la nobleza. Serena se acercó, todavía sonriendo.

Me aparté, desesperado por ganar algo de tiempo. –Parece que hoy no tengo trabajo, así que supongo que podemos decir que yo también estoy libre, ¿no?

–Oh, no, dijo el a. –Yo estoy fuera del trabajo, pero tú no. Me gustaría que discutieras las estrategias para matar piratas y tus experiencias durante el almuerzo. Es algo relacionado con el trabajo.

–¿Relacionado con el trabajo? Esto suena a abuso de poder.

–¡Tee hee! No te preocupes. Nadie me reprenderá por abuso de poder por algo tan pequeño como esto. Te han contratado como experto en la caza de piratas, así que debes asegurarte de cumplir con tu deber. Sonrió como un gato que se acerca a su presa.

Esta gatita definitivamente tenía la intención de clavar sus garras en mí. Mientras luchaba por escapar, mi terminal empezó a sonar. Lo saqué del bolsillo y miré a Serena para pedirle permiso. El a asintió de mala gana.

–¡Aquí Hiro! Podía gritar de alegría. Mi SOS a Elma había l egado.

–¿Cómo va todo? Dijo Elma.

–Fuera del trabajo. Almuerzo potencial.

–No puedes negarte, ¿eh? Acepta, pero con la condición de que podamos acompañarte.

–Entendido. Colgué. La mirada de Serena se había estrechado hasta convertirse en un resplandor.

–Si mi equipo puede venir, entonces acepto.

–Es bastante extraño l evar a otras chicas a una cita, ¿no crees?

–Si esto está relacionado con el trabajo, entonces no es una cita.

Además, Elma es una veterana. Tiene mucha más experiencia que yo.

El a sería la persona perfecta para hablar si quieres algunas historias reales de mercenarios. « Jaque mate».

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–Urk… Muy bien. Serena continuó mirándome con desprecio, pero no pudo negarse.

***

 

 

–Buenos días, teniente comandante. Elma saludó a Serena, intercambiando sonrisas con el a. –Tu atuendo te hace parecer bastante accesible.

–Gracias, Elma. Tu vestimenta también es encantadora. Y Mimi, estás tan adorable como siempre.

–Umm, gra-gracias, tartamudeó Mimi. –E-estás muy linda, teniente comandante Serena. Estaba un poco pálida.

Por una vez, Elma parecía una elfa de fantasía tradicional, con su ropa verde y vaporosa. Me hubiera gustado verla así antes.

«¿Por qué no l evas siempre eso? Siempre l evas ropa de m ercenario, vayamos donde vayamos. Si te da pereza, quizá una cami sa y unos pantalones. Eso es. ¡Ponte un poco de ropa para elfos, chica !»

Por su parte, Mimi había vuelto a su atuendo de nuestro viaje de compras. La hacía ver como una linda niña rica, refinada y clásica. Su busto estaba bel amente acentuado, por supuesto. Mientras tanto, yo seguía con mis pantalones y mi chaqueta habituales. Mi filosofía a la hora de vestir era que todo lo normal me parecía bien.

–Normalmente mi trabajo es acompañar a las chicas, pero por desgracia, no sé mucho sobre la colonia, dije. –Ah, y también…

Como no estamos en el trabajo, no voy a besar mucho. ¿Guay?

–No hay problema, respondió Serena.

–Gracias. Las cosas se ponen demasiado rígidas cuando tengo que ser todo educado y formal. Entonces, Serena, ¿quieres ir a un lugar específico?

–Sí. He seleccionado un restaurante con buenas críticas. También ofrece comida orgánica. He organizado el transporte, así que vamos al cuarto ascensor y nos dirigimos a la ciudad desde al í.

–Vaya, vaya. Orgánico, ¿eh? ¿Así que, en lugar de cartuchos de comida, tendríamos carne y verduras de verdad? Ahora me

interesaba.

Mimi rebotó a mi lado, apenas capaz de contener su emoción. Un restaurante como éste le ayudaría mucho en su objetivo de probar toda la comida de la galaxia.

–Nunca he venido aquí antes, dije cuando subimos al ascensor.

–Oh, sí, dijo Mimi. –Cuando fuimos de compras, usamos el segundo ascensor.

–El distrito del segundo ascensor es una popular zona comercial del centro, dijo Serena. –Esta zona es más bien para las oficinas gubernamentales y las grandes empresas, por lo que está orientada a la nobleza y a los ricos, con restaurantes de alta calidad y marcas populares.

Bajamos poco a poco a la ciudad de abajo. Una vez que salimos, Elma comentó: –Vaya, hasta la gente que pasea parece rica.

–También hay muchos guardias, dije.

Puede que Elma, Mimi y Serena fueran capaces de pasar desapercibidas de un modo u otro, pero los guardias me miraban con mi aburrido equipo de mercenario.

Probablemente parecía el guardaespaldas de las chicas o algo así. Me di cuenta de que se morían por registrarme.

Por suerte, Serena había pedido un taxi, así que no tuve que soportar las miradas de los guardias durante mucho tiempo. Nos dirigimos sin problemas a nuestro destino, observando los lujosos alojamientos de clase alta por las ventanas.

El taxi nos dejó frente a un edificio alto que no se parecía en nada a un restaurante.

–Nuestro destino está en la tercera planta, me informó Serena.

–A mí me parece un edificio normal.

–El espacio habitable es valioso, así que concentran toda la vistosidad en el interior, dijo Elma.

–Estoy bastante nerviosa… murmuró Mimi.

Serena soltó una risita. –Tee hee. Sólo es un restaurante. No hay que preocuparse. He reservado una habitación privada, así que no tendrás que preocuparte por los modales.

–Una habitación privada, ¿eh? Si Mimi y Elma no hubieran venido a mi rescate, habría estado solo en una habitación con Serena. El a realmente estaba dispuesta a utilizar cualquier medio necesario para tenerme envuelto alrededor de su dedo.

–Llegamos justo a tiempo. ¿Vamos? Serena nos guio hacia el interior.

***

 

 

–Sabes, Serena comenzó, –todos me desprecian porque soy una mujer. Pero nos matamos a trabajar, que sepas.

–Oh, um, sí. Claro, dije amablemente.

A la media hora de nuestra comida, Mimi, Elma y yo habíamos l egado a la misma conclusión: « ¡Esta mujer no hace  más que trabajar!»

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Las cosas habían empezado bien. Un buen vino acompañó una comida de carne y verduras de verdad. Como no soy bebedor, me limité a beber agua, pero Serena se dio el gusto de beber hasta que se le pusieron los ojos en blanco. Cada sorbo la hacía menos elocuente. Cuando le sugerimos que tal vez ya había bebido suficiente, se limitó a decir:

–¡Es mi día libre y voy a beber todo lo que quiera! Sinceramente, puede que la hayamos incitado.

–Inclinando la cabeza cuando no quiero, forzando sonrisas… ¡¿y qué consigo con el o?! ¡Sólo miran mis malditas tetas! ¡Debería cortármelas! Dijo Serena.

«¡¿Ves eso?!»

Nos había dicho afuera que no necesitábamos preocuparnos por los modales, pero quizás esta habitación privada era realmente para que la propia Serena pudiera soltarse.

–Oh, uhh… Cálmate, ¿vale? Baja la espada.

Serena sacó su espada y la clavó en el aire. Me apresuré a su lado, quitándole el arma de las manos y dejándola a un lado por ahora.

Realmente no quería que esta exuberancia se volviera violenta.

–¡Y tú! gritó Serena, mirándome fijamente. –¿Cómo puedes resistirte a mí cuando me esfuerzo por tentarte?

–¿Quieres saberlo?

–No, no quiero. Se tapó los oídos con las manos. –Ya lo sé. Intentar convencerte a la fuerza está mal…

–Así que fuiste consciente de ti misma todo el tiempo. Elma se rio mientras Serena apoyaba la cabeza en la mesa.

Mezametara Saikyou Volumen 2 Capitulo 7 Novela Ligera

 

–Uhh, así que dijiste que empezaría como suboficial si me unía a la flota, ¿verdad?

–Sí. ¿Quieres unirte?

–¿Cuál es la paga?

–Unos 4.000 al mes…

–Puedo ganar 100.000 al día si lo intento. ¿Lo ves? No hay razón para que me una, le dije.

–Ulp…

«Llorar no ayudará, linda».

No es que no tuviera nada que hacer para unirme a la flota. Podía intentar ascender en el escalafón y convertirme en cabal ero, y luego usar ese estatus para conseguir la casa de mis sueños. Pero eso me l evaría una eternidad. Trabajaría durante diez años o más. Incluso podrían quitarme el Krishna.

–De todos modos -continué-, te agradecería mucho que dejaras de intentar reclutarme. Mira, nos estamos conociendo y ya hemos comido juntos. Mientras sigan l egando las recompensas, estaré encantado de seguir aceptando trabajos por encargo de vez en cuando.

–¿No me abandonarás? preguntó Serena.

–Por favor, no l ores. Me estás matando ahora mismo. Esta ni siquiera es una conversación apropiada para nuestra relación. Intenté disuadirla con una mirada, pero se limitó a hacer un mohín. « Qué difícil es esta mujer».

–Si te hubieras creído eso, te habría dado un buen golpe, refunfuñó Elma.

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–¿Qué tan poco piensas de mí? En serio.

–El maestro Hiro sólo tiene un alma bondadosa. Mimi me puso una mano en el brazo. « Tch. Ignoraré la ocurrencia de Elma por  ahora por respeto a Mimi, pero no lo olvidaré».

–No es justo, gimió Serena mientras se apoyaba en la mesa. « ¿Qué no es justo?» ¡No es justo! ¡Yo vi a Hiro primero! ¡No es justo! A continuación, dio un pisotón y empezó a l orar de nuevo.

–Eugh… Esto se estaba convirtiendo en algo deprimente.

–¿Perdón? Elma me lanzó una mirada.

Y también lo hizo Mimi. –¿De qué está hablando?

Suspiré. –Cuando l egué a Tarmein Prime, este tipo de la Autoridad Portuaria me molestaba. Serena me salvó de sus garras.

–Así es. Yo te salvé. gritó Serena. –Eso significa que conocí a Hiro primero, pero en el momento en que quito mis ojos de él, ¡otras chicas me lo arrebatan!

Me quedé totalmente perplejo. –Nadie me apartó de ti.

–No debería importarte con quién decida estar Hiro, dijo Elma

–Agh… Tienes razón, pero… ¡Pero! Serena se tomó el resto de su bebida y aparentemente se tragó el resto de su frase en el proceso. « Linda, ya estás borracha como un tronco. Por favor, no bebas más».  Uuuurgh… Medio sol ozando, se quedó dormida al í mismo en la mesa.

–¿Qué hacemos ahora? Pregunté a las chicas.

–No parece despertar.

–¿Debemos comer una tonelada ya que el a paga? Elma sonrió.

–Es la hija de un marqués, Elma.

–Si sus padres lo supieran, podríamos tener problemas… Dijo Mimi.

Una l amada en la tableta que habíamos usado para pedir interrumpió nuestra conversación.

–¿Sí? Dije.

–Su reserva terminará pronto. ¿Le gustaría extenderla?

–Umm… Serena se dio por vencida. Miré a Elma, que negó con la cabeza.


–Estas habitaciones son caras. Te cobrarán de más si la alargas.

Mientras Elma y yo poníamos nuestras cabezas en común, Mimi atendía a Serena, que no parecía capaz de caminar sin

ayuda. « Parece que tendré que cargarla».

–No gracias, ya terminamos, dije. –¿Podemos pagar ahora?

–Muy bien. Les esperamos en el vestíbulo.

***

 

 

Después de pagar el exorbitante coste de la comida, l evamos a Serena de vuelta al Krishna. Definitivamente no estaba en condiciones de volver a la flota.

–Por Dios, dije.

Dejé a Serena en nuestra cápsula médica con Mimi y Elma. Había que desnudarla para la cápsula, y después de lo sucedido en el restaurante, no iba a ser yo quien lo hiciera.

Además, una mujer como el a no debería ser vista en ropa interior por ningún hombre que no fuera su marido. En su lugar, me retiré a la cafetería para beber un refresco sin gas. « Ahh. Siento la alegría líquida fluyendo a través de mí».

Pero ¿ahora qué? Seguramente no podía tomarme en serio las divagaciones de Serena en su estado de embriaguez. Eran sólo los desvaríos de una borracha, nada más. ¿Esas lágrimas eran reales? No podía estar tan molesta porque yo estuviera con otras mujeres. No, no vale la pena que me preocupe por eso. Tal vez fuera mi refresco azucarado, pero la decisión de dejar de lado todo el asunto de Serena me quitó un peso de encima. Decidí seguir adelante como si nada hubiera pasado. No valía la pena molestarla por la comida o por lo que había dicho. De todos modos, podría recuperarlo a través de mi contrato con el a.

Eso estaba bien para mí, pero en cuanto a Serena… Reclutarme iba a ser mucho más embarazoso y difícil después de todo eso.

Sacudí la cabeza. « De verdad, en serio. ¿Quién se emborracha tanto en una comida que ha planeado? Era como una bebedora primeriza que no se dio cuenta de lo fuerte que le iba a pegar la beb ida hasta que ya había bebido demasiado».  Aunque tal vez sea así fuera del trabajo. Mientras reflexionaba, Mimi asomó la cabeza en la cafetería.

–Serena se ha despertado.

–¿En serio? Eso fue rápido.

–La cápsula médica la puso sobria, aparentemente.

–Esa tecnología es una locura. ¿Era ese el poder de la tecnología médica futurista? ¿La gente de aquí podía beber todo lo que quisiera mientras tuviera una cápsula? « Ahora que lo pienso, Elma las usa muy a menudo. No puede ser… ¿Podría ser qué?»

–¿Debo entrar ahí?

–Elma está hablando con el a ahora mismo. Creo que deberíamos esperar aquí.

–Genial. ¿Quieres un trago?

–Estoy bien. Mimi tomó la sil a junto a mí.

No había mucho más que pudiera hacer sobre el asunto de Serena, así que pasé a temas más felices: –Esa cosa orgánica estuvo muy buena.

–¡Sí, lo estuvo! Mimi chirrió. –Era la primera vez que comía verduras y frutas frescas. ¿La has comido mucho?

–Sí, en mi antiguo universo. No teníamos cartuchos de comida ni cocinas automáticas, así que eso es muy nuevo para mí. Miré la Steel Chef 5 consagrada en un rincón de la cafetería. Era un poco increíble cómo podía hacer tantos sabores a partir de tan pequeños y extraños ingredientes. –Aunque no sé si la comida orgánica de este universo es la misma.

–Eres del tercer planeta del Sistema Solar, ¿no? ¿Qué hay de diferente en la comida de aquí? preguntó Mimi, ladeando la cabeza.

Mimi no sabía mucho más que el hecho de que yo era de la Tierra y que había l egado aquí durante un accidente de hipervelocidad. Había omitido algunos de los detal es más extraños de mi l egada aquí.

–Oh, sí, dije. –De donde yo vengo, cuando dicen comida ‘orgánica’, quieren decir que no se usan pesticidas o fertilizantes químicos en los cultivos mientras se cultivan. No sé si ese restaurante hace lo mismo o no.

–Vaya. ¿No es un proceso ineficiente?

–Sí, pero dicen que es más sabroso y mejor para ti. No es que yo sepa si tienen razón o no. Todo eran alimentos de lujo, así que no había comido mucho. En mi país, me gustaba demasiado la comida basura y los refrescos como para molestarme con las cosas orgánicas de lujo. –¿Qué te gustó de la comida de hoy, Mimi?

–Me gustó la ensalada de mariscos. ¡Las verduras crujientes, los tiernos camarones y calamares, y el aderezo encima! El a juntó las manos con los ojos bril antes. Mimi siempre se veía más emocionada cuando hablaba de comida.

–Oye, hasta yo puedo hacer una ensalada de marisco siempre que tengamos los ingredientes adecuados. La receta era bastante sencil a, pero conseguir las verduras, el marisco mezclado, el vinagre, el aceite y todos los demás condimentos sería complicado.

–¿En serio? Mimi se inclinó. « Oye, tranquilízate».

–De nuevo, siempre que tenga los ingredientes. Antes vivía solo, así que aprendí a cocinar un poco. Pero en este universo, los ingredientes son difíciles de conseguir. Y ni siquiera tenemos una cocina. Ahora que lo pienso, ¿no había un juego de cocina todo en uno en la tienda de aparatos? Lo había ignorado en ese momento, pero tal vez debería haberlo comprado.

–¡Vamos a comprar uno algún día! Buscaré lugares donde los vendan.

Mimi me agarró las manos, apretando fuerte.

–S-seguro.

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Ya habíamos comido ensaladas antes, pero esta ensalada de mariscos estaba entusiasmando a Mimi. Espero que mi cocina no la decepcione después de todo esto.

Todavía estábamos resolviendo los detal es de nuestra aventura de la ensalada de mariscos cuando Elma entró en la cafetería con una Serena perfectamente sobria a cuestas. La capitán de corbeta volvía a estar limpia y ordenada, con toda la rudeza borrada de su cutis.

–Perdón por la espera, dijo Elma. –La princesa se ha despertado.

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–Supongo que no necesitaba el beso de un príncipe, después de todo, bromeé.

–¿Oh? ¿Estás decepcionado? me preguntó Elma.

–No soy del tipo príncipe, la verdad. Me encogí de hombros, pero esa broma tenía a Serena cubriéndose la cara, roja hasta la punta de las orejas. El a no olvidaría esto pronto. –Debe apestar para ser un jefe.

Pero bueno, probablemente se sintió bien desahogarse, ¿no?

–Lamento profundamente lo ocurrido, dijo Serena.

–No te preocupes por eso, dije. –La comida estaba buena, y nunca habríamos ido al í sin que nos invitaras. Si lo sientes tanto, tal vez podrías mostrarnos más el lugar.

Con suerte, hacer de guía turístico haría que Serena sintiera que habíamos igualado el marcador. La idea de que se sintiera en deuda conmigo me congeló los huesos.

–Muy bien. Me aseguraré de enviarte una recomendación.

–Muchas gracias. ¿Quieres que te acompañemos a tu nave? Dije.

–O-oh, no, gracias. Um…

–Sé que tienes mucho en tu plato. Sin embargo, a todos los efectos, no he oído nada. Comimos bien, bebimos juntos y lo pasamos bien.

¿Genial?

–Gracias por tu consideración. Serena se despidió de nosotros con pequeños asentimientos y se apresuró a salir del Krishna, todavía roja como tomate.

–Debe ser difícil ser una mujer en el ejército, murmuró Mimi.

***

 

 

Las otras excursiones de caza de piratas… no fueron tan fáciles como la primera.

–No están picando, ¿verdad? Dijo Serena.

–Eso supongo.

Durante toda una semana, los piratas no mordieron el anzuelo.

Deben haber descubierto el truco y se lo han contado unos a otros.

Sólo se necesitó un par de grupos de piratas destruidos para que el resto entendiera el mensaje.

–¿Y ahora qué? Pregunté. –¿Intentamos la cosa?

–La cosa era una medida a medias que implicaba cambiar las identificaciones de los barcos y los nombres de la tripulación de Serena. Una vez que nos encargáramos de eso, podríamos volver a pintar la nave cebo, y entonces nuestra pequeña trampa volvería a funcionar. Serena tenía la autoridad y la habilidad para gestionar la logística del plan.

De hecho, su hábil manejo de asuntos como ese ya había sido reconocido por los altos mandos de la Flota Imperial. Esa nave carnada incluso se canceló como un gasto de trabajo, y se le dio libertad de acción para comprar más con el dinero de la flota.

–Eso funcionaría, pero tal vez deberíamos cortarles el paso en la fuente. dijo Serena.

–Es justo, dije. –Teniendo en cuenta cuántos hemos matado hasta ahora, puede que se estén quedando sin hombres.

Habíamos eliminado a más de 200 piratas con nuestra táctica de la carnada. En un mundo de videojuegos, podrían haber seguido viniendo, pero aquí, en la realidad, no estaban tan dispuestos a seguir sufriendo pérdidas tan grandes.

A pesar de su limitada mano de obra, los piratas espaciales podrían haber sido interminables después de todo, estaban en toda la galaxia.

Incluso una dura matanza sólo les empujaría a retirarse a una base y reagruparse. Si se derriba una base, aún podrían dispersarse y volver a agruparse más tarde, incluso si tuvieran algún problema para repostar y hacer el mantenimiento durante un corto período de tiempo.

–Vamos a aplastarlos, declaró Serena. Habíamos averiguado la ubicación de una base pirata cercana gracias a las naves que habíamos destruido aquí. Parecía que Serena estaba lista para atacar.

–¿Cómo debemos prepararnos? Pregunté.

–¿Preparamos otra jaula?

–Rodear y destruir, dijo el a. –Esa es la clave de la victoria. Pidamos también ayuda al gremio de mercenarios.

Me alegraba que estuviera dispuesta a pedir ayuda. Elegir la opción más segura podría significar menos gloria para el a, pero también significaba una victoria más segura con menos pérdidas. Había que ser un buen líder para hacer ese tipo de elección.

–¿Qué debo hacer, entonces?

–Tendré tu ayuda, por supuesto. Aunque trabajarás en las mismas condiciones que los demás mercenarios.

–Depende de las condiciones. No iba a aceptar eso fácilmente. Tenía que mantenerme firme y hacerle saber que aún podía rechazar un trato injusto. Si hiciera un trabajo de mercenario fuera de este contrato, también querría recompensas y compensaciones diferentes.

–Eres muy cuidadoso. Serena sonrió con ironía. –Si quisiéramos acabar con el os ahora mismo, ¿qué tipo de fuerzas necesitaríamos?

–¿Para exterminarlos? Bueno, habría que añadir al menos treinta corbetas a nuestra fuerza actual como primera línea. Cincuenta si quieres estar segura.

Destruir una base pirata era bastante sencil o. Ni siquiera eran bases, sino más bien estaciones de suministro y puestos de avanzada menores. El escuadrón actual de Serena ciertamente tenía el poder de fuego para hacer el trabajo. Ni siquiera tendríamos que acercarnos tanto, gracias a nuestro mayor alcance.

Pero el exterminio era diferente. En el momento en que fueran atacados, los piratas cargarían su botín y huirían en todas direcciones.

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Para evitarlo, había que infiltrarse con una línea de frente considerable: entre treinta y cincuenta naves bastarían. El escuadrón de Serena simplemente no tenía suficientes naves para eso. De ahí la necesidad de que esas corbetas sirvieran de primera línea. Las corbetas, rápidas y con una fuerza decente, eran excelentes para la exploración y la adaptabilidad. Ninguna otra nave era tan buena para acercarse a los demás.

Era la clásica división militar: los que adoraban las grandes armas como los acorazados y los cruceros, y los que saboreaban la movilidad, la capacidad de respuesta y el control del campo de batal a de las corbetas y los destructores.

–Será muy difícil conseguir tantas corbetas para mi escuadrón, señaló Serena.

–Claro, pero podemos subcontratar los extras como antes. Para eso está el gremio de mercenarios, después de todo.

–Efectivamente. Serena se frotó la barbilla pensando, a lo mejor calculando exactamente cuántos efectivos más podría añadir a la Unidad de Caza de Piratas. –Tenemos los datos. Haré una petición oficial al cuartel general del ejército.

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