Youkoso Jitsuryoku Shijou Shugi no Kyoushitsu e 2-Nensei-hen (NL)

Volumen 0

Capítulo 3: Lanzamiento

Parte 1

 

 

SUEÑOS. SE DICE que soñamos casi todos los días, pero que el hecho de que los recordemos o no está relacionado con la profundidad de nuestro sueño.

Teniendo en cuenta que el sueño está vívidamente grabado en mi mente, no debo de tener un sueño muy superficial. El sueño que tengo ahora ocurrió hace mucho tiempo, es cierto, cuando todavía era adolescente.

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Recordaba cómo me sentí cuando ahorré dinero para comprar un Keicar usado. El kilometraje superaba con creces los 100.000 kilómetros, y el interior estaba destartalado: el mantenimiento no iba como yo deseaba. No podía decir que fuera un coche cómodo, aun así, lo conducía con la sensación de que me había convertido en el sostén de la familia. (Nota del TL: KeiCar : Clasificación japonesa para los coches que se consideran “automóviles ligeros”).

El tiempo que pasé solo conmigo y con el coche, sin hacer amigos ni amantes, fue insustituible.

Ha pasado mucho tiempo desde entonces. Ahora ya no conduzco yo. Ahora duermo en el asiento trasero. El profundo y suave confort del cuero auténtico. La cálida sensación que envuelve mi espalda. Todo ello ha cambiado a algo mucho más lujoso que el coche que solía conducir.

Pero, ¿por qué estoy lejos de alcanzar la emoción y la alegría que sentía en aquellos días?

―Ayanokouji-sensei, estamos a punto de llegar.

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Al oír esta voz desde el asiento del conductor, abrí los ojos en silencio.

En completo contraste con el paisaje de la ciudad, estábamos a punto de entrar en una áspera carretera rodeada de montañas.

―Va a ser un poco accidentado desde aquí.

―Lo sé.

Ya han pasado tres años desde que Naoe-sensei me confió el Proyecto de Desarrollo de Recursos Humanos.

Al principio, me preguntaba qué iba a pasar, pero el proyecto, cuyo nombre oficial es Proyecto Habitación Blanca, empezó bien, en medio del secreto.

El número de personas del mundo empresarial que desean invertir en el proyecto aumenta día a día, y conseguimos crear un fondo de excedentes. Por supuesto, todo el dinero recaudado se destina ostensiblemente a la Habitación Blanca.

El conocimiento de la Habitación Blanca se ha convertido en una especie de estatus que sólo se aplica a los entendidos.

Una gran historia de inversión.

No ha habido muchas situaciones en el pasado que hayan generado tanta expectación a pesar de no haber producido todavía resultados.

Al igual que ciertas acciones, cuando el público se da cuenta de su rentabilidad, ya es demasiado tarde.

Sólo aquellos que invirtieron una gran cantidad de dinero en la empresa desde el momento en que todavía no había sido descubierta pueden tener éxito.

Incluso si no revelo el nombre de Naoe-sensei, los empresarios pueden anticipar automáticamente cuál va a ser mi próximo movimiento.

Esta corriente de acontecimientos estaba toda de mi lado.

El gobierno ya lo está consiguiendo, y la presencia de la alta educación no será un factor menor.

El gobierno acabará involucrándose en la Habitación Blanca, aunque le den publicidad.

Quienes se hayan adelantado pueden esperar una gran publicidad y el retorno de su inversión.

Aunque las cosas hayan ido bien hasta este punto, si la situación resulta decepcionante, los inversores darán la espalda sin dudarlo, y los que les llaman “sensei-sensei” lanzarán simultáneamente improperios contra todos ellos.

Por eso es importante obtener resultados claros y constantes. No podemos bajar la guardia en ningún momento.

Mientras me desplazaba, recibí otra llamada al celular de un nuevo empresario que quería invertir en el proyecto. A pesar de que todavía no se ha anunciado el valor real de los niños de la 1ª generación, una vez abierto el plazo de aceptación para la 2ª generación, empezaron a aparecer solicitantes uno tras otro…

Y eso a pesar de que ni siquiera les hemos contado cómo evoluciona la primera tanda de alumnos.

Por supuesto, se trataba de un movimiento estratégico, para inculcar que la educación de la Habitación Blanca iba bien, que tenía más éxito del que yo había imaginado y que había tantos solicitantes que quizá no todos fueran aceptados. Al distribuir en secreto esa información sobre la Habitación Blanca, estaba aumentando el valor de su existencia. Además, había gente que quería utilizar la Habitación Blanca de una forma distinta a la prevista. Se trata de la existencia de hijos ilegítimos, un problema inseparable de la gente adinerada.

Cuando una amante insiste en tener un bebé, hace que lo coloquen en la Habitación Blanca como condición para tenerlo. De este modo, la existencia del niño puede borrarse por completo de forma ostensible.

Una amante tiene constancia de haber dado a luz a un niño y puede mantener una conexión con su pareja.

Por supuesto, esto puede sonar escandaloso e incomprensible para mucha gente normal.

Pero como nos permitiría conseguir recursos humanos y fondos para la Habitación Blanca, no teníamos motivos para negarnos. Aceptamos la oferta con un “sí” rotundo e inmediatamente la añadimos a nuestra lista.

―Nunca aprenden, ¿verdad?

¿Tener dinero vuelve loca a la gente? Repiten fácilmente embarazos no deseados en un acto egoísta.

No me importa si los usan para tener bebés en secreto, pero la parte inferior de sus cuerpos… es repugnante.

Ahora, más del 30% de la segunda generación está formada por hijos ilegítimos que no pueden revelarse al público.

En otras palabras, el valor de la Habitación Blanca sigue en ese nivel tan bajo.

No basta con que el público confíe sus queridos hijos a la Habitación Blanca.

Los empresarios que ofrecen dinero y niños no saben mucho sobre el verdadero plan y, por supuesto, muchos de los miembros del personal no conocen el verdadero significado del experimento.

No dudarán de que el propósito del experimento es educar a los niños nacidos bajo estrellas desafortunadas y devolverlos a la sociedad después de haber sido criados de forma respetable.

―Eso es comprensible.

Yo mismo sigo inclinándome mucho más por ver a los niños como sujetos de experimentación.

Es un gran riesgo tomar ahora a los preciados niños de los ricos.

Cómo llenar esta discrepancia es también una cuestión que no podemos evitar en el futuro.

Independientemente de la situación, proporcionaremos una educación completa a todos los niños.

La Habitación Blanca acabará convirtiéndose en un centro aprobado por el gobierno, eso no es una quimera.

Con el tiempo, las instalaciones educativas de todo el mundo seguirán el modelo de la Habitación Blanca.

Naoe-sensei y yo lideraremos la construcción de ese puente, y tendremos una voz más fuerte en el partido.

Cuando el viejo Naoe-sensei se jubile, tendré un puesto enorme esperándome. Poco a poco, voy avanzando, paso a paso.

Esta conciencia está empezando a germinar.

Trabajar en el Proyecto de Desarrollo de Recursos Humanos tan duro como pude desde el día en que Naoe-sensei me lo confió no fue un error. Este proyecto es una parte esencial de mi vida.

No hay duda de que se vislumbran brillantes esperanzas. Aunque no está exento de incertidumbres.

Mientras trabajara en el proyecto de la Habitación Blanca, iba a tener que mantener forzosamente las distancias con el mundo político. Tienen un olfato muy agudo. Algunos de ellos ya debían de haberse dado cuenta de que yo estaba trabajando en un proyecto así entre bastidores. Hay muchos aliados, pero también muchos enemigos, y muchos de ellos intentan sonsacarme debilidades, ya que soy la mano derecha de Naoe-sensei.

Mantienen las distancias conmigo para averiguar si estoy de su lado o en su contra. La Habitación Blanca es ahora la mitad de mí.


Pero por eso me aseguré de mantener fuertes mis conexiones con el mundo de los negocios.

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En cualquier mundo es igual tener una póliza de seguros en caso de emergencias.

Si no puedes ampliar tus conexiones en el mundo político, debes reforzar tu posición en el mundo empresarial.

Esto es esencial porque el mundo político y el mundo empresarial son dos caras de la misma moneda.

Las conexiones con el mundo empresarial son cada día más fuertes, y yo he optado por ponerme tanto la máscara de político como la de hombre rico.

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El dinero fluye a diestro y siniestro, y yo utilizo el que he reunido para consolidarme.

―Parece que Sakayanagi-sama acaba de llegar a la Habitación Blanca.

―Ya veo. No me importa lo repentino, pero date un poco de prisa.

―Sí, señor.

Aunque todavía queda tiempo hasta la reunión programada, sigue siendo un invitado, y no es buena idea hacerlo esperar.

***

 

 

Atravesé la reja, dejé estacionado mi coche en la entrada principal y me dirigí rápidamente a la habitación de invitados.

Sakayanagi, que no se había sentado en el sofá sino que estaba de pie mirando por la ventana, se volteó hacia mí.

―Siento haberlo hecho esperar.

―No hay problema, Ayanokouji-sensei, llegué antes de lo esperado.

Sakayanagi, inclinándose cortésmente, se acercó a mí, sonriendo como de costumbre.

―Esperaba con impaciencia la inauguración de la Habitación Blanca hoy.

―Ya veo.

Durante los últimos tres años, más o menos, he estado en contacto frecuente con Sakayanagi.

Pensé que no me llevaría bien con él, que había nacido en un entorno privilegiado, pero aun así, nunca se sabe cómo se comporta la gente cuando comparte algunos objetivos comunes.

Quizá se debiera a que yo llevaba tiempo tratando con gente que siempre intentaba averiguar lo que había en el corazón del otro, pero ya no me resultaba doloroso encontrarme con Sakayanagi, que no tenía una cara oculta.

―Sigo sorprendido con la seguridad; no encaja con el lugar.

―Supongo que no se puede evitar. No podemos hacer público este lugar ahora. Hay mucha gente ahí fuera que busca desesperadamente escándalos sobre mí y Naoe-sensei.

Tal vez preocupado por esta respuesta, Sakayanagi sólo sonrió irónicamente.

―Usted fue quien más me ayudó con el proyecto de la Habitación Blanca.

Quería enseñárselo primero.

―Sólo quiero apoyar este proyecto, ya que salvará a más niños.

No me cabe duda de que para Sakayanagi, los niños que tiene delante son los que dirigirán Japón.

Para mí y Naoe-sensei, no es más que una carta para ascender en nuestra carrera, pero ya lo tuvimos en cuenta.

Sean cuales sean sus intenciones, este hombre lo aceptará mientras haya niños que salvar.

Es un buen hombre, pero nunca se sabe cuándo puede volverse contra ti.

Este hombre se distanciará de mí cuando se dé cuenta de que el futuro de estos niños no está garantizado.

―Le mostraré los alrededores.

―Por favor.

Primero llevé a Sakayanagi al laboratorio.

―Hoy es un día importante para establecer nuevas políticas para la Habitación Blanca, y me gustaría que viera crecer a los niños.

―Los niños que acoge ya tienen más de tres años, ¿no? Es pronto.

Algunos de los niños fueron vistos por el colaborador de Sakayanagi. Debe haber algunas escenas que él recuerde.

―¿No tiene hijos?

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Cuando conocí a Sakayanagi, este hombre ya llevaba varios años con su mujer. Incluso ahora, no he oído que esté embarazada o que haya dado a luz a un niño.

―No es que no quiera tener hijos, es que no he tenido la oportunidad de hacerlo. Hemos hablado de dejar que la naturaleza siga su curso.

En otras palabras, si el marido, la mujer o ambos tienen algún problema, no mencionarán sus perspectivas de tener un hijo.

Si ambas partes están de acuerdo, tampoco sería una mala opción.

―Ya veo. Eso era innecesario, olvídelo.

―Yo también me lo he preguntado siempre, Ayanokouji-sensei, ¿se casará alguna vez?

―Lo consideraría si tuviera una pareja, pero por desgracia llevo soltero un tiempo.

―Una pareja es esencial para una larga carrera en la política. Espero que encuentre pronto a esa persona.

―Sí, yo también.

Amor, matrimonio, parto… No tengo tiempo para eso.

Dicen que tener a alguien que te proteja te hace más fuerte, pero por desgracia yo no lo creo.

Tener a alguien que te proteja es ser débil al mismo tiempo.

He visto demasiados políticos en el pasado que murieron por culpa de sus protectores.

***


 

 

Había un poco de ruido cuando llegué al laboratorio.

Los estudiantes de Suzukake y los otros tres están a punto de hacer un examen exhaustivo.

―Gracias por esperar. Empecemos.

―Sí, señor.

Tabuchi, el único neutral en la sala, modera la sesión sin ningún sentimiento personal.

―Los dividimos en tres grupos de forma aislada y los sometimos a una educación exhaustiva durante tres años.

―Entre los tres investigadores, el que muestre más resultados será elegido como representante, ¿verdad?

Tras dar una breve explicación, Sakayanagi comprendió la situación.

―Sí.

―¿Ya tienen una predicción del resultado?

―No. Durante los últimos tres años, no he tenido casi nada que ver. Sólo he proporcionado el apoyo necesario sin interferencias de ningún profano. Ni siquiera sé quién va a exhibir lo que ha conseguido.

Durante los últimos tres años, he dejado que todo avanzara sin siquiera ver el proceso del proyecto.

No puedo decir que no habría interferido si me hubiera enterado sobre la marcha”. Cuando respondí con sinceridad, Sakayanagi aplaudió sorprendido.

―Debió de hacer falta mucho valor para dejarlo completamente en manos del equipo de campo, ¿verdad? La mayoría de los supervisores no pueden confiar en que sus subordinados hagan su trabajo, y tienden a pasar por encima de ellos.

Los que gastan dinero tienden a tener esos malos pensamientos.

―Después de todo, estoy trabajando con el dinero de otros. Si hubiera sido dinero ganado con mi sangre y mi sudor, quizá lo habría criticado más. Los únicos que sufren si el dinero se va por el desagüe son los inversores.

Por eso pude esperar sentado durante tres años.

―Pero aún así. Si fracasamos, es probable que lo pierdan todo. Es lo mismo para los propietarios de negocios ordinarios. Consiguen un gran préstamo del banco y luchan por la fortuna de la empresa. Es el dinero del banco, pero también puede decirse que es el dinero personal del presidente.

En el sentido de que son responsables de la empresa, no son tan diferentes de un supervisor.

―Nunca ha cambiado su costumbre de alabar rápidamente a los demás, ¿verdad?

―Es mi naturaleza. Siempre hay algo bueno en los demás, y mi trabajo es verlo.

Le respondí sin dudar que lo que había dicho era un verdadero cumplido.

Esto es lo que hace que este hombre sea fácil de controlar, lo que me gusta de él, y lo que no me gusta de él.

Unos niños entraron en la habitación a través del cristal del espejo mágico.

Los niños, cada uno con una placa en la que figuraba su respectivo investigador, tomaron asiento en silencio.

―A los tres años, están casi listos para un poco de conversación, ¿verdad? Es comprensible que esto no le suene a Sakayanagi, que no tiene hijos propios.

―Empiezan a mostrar señales de comprensión, inteligencia, ego e incluso cierta destreza manual. El desarrollo más obvio, a primera vista, puede ser el aspecto motor -en general, se manifiesta al ponerse de pie sobre una pierna, caminar de puntillas y subir escaleras sin problemas.

―Creo que es lo suficientemente grande como para ser capaz de hacer eso…

Con una mirada tensa en su rostro, Sakayanagi miró a los niños.

―¡Comiencen!

A su orden, los niños dieron la vuelta a sus papeles y tomaron sus bolígrafos al mismo tiempo.


―¿Esto… es un examen?

Nadie se levanta de sus asientos, y están más concentrados y atentos que los niños de primaria que corretean por el barrio.

―¿Qué están probando en los niños?

―Es un examen de aritmética. Aquí está.

Recibo el papel que trae Tabuchi, y Sakayanagi y yo lo miramos por primera vez. Los problemas van desde sumas y restas hasta multiplicaciones y divisiones.

―Son el tipo de problemas en los que deberían trabajar los alumnos de primaria, ¿verdad? Increíble…

Mientras Sakayanagi estaba impresionado, Tabuchi respondió con calma.

―El mundo es muy grande. Hay niños considerados superdotados que pueden resolver problemas más difíciles. Son, sin duda, prodigios genéticos.

―Pero los niños de aquí no son superdotados…

―En efecto, no lo son. No son especiales. Todos los niños, que no muestran ningún sesgo en su capacidad, han adquirido la habilidad de resolver problemas.

La confusión de los niños ante los problemas difíciles no es muy distinta de la de los alumnos que se presentan a los exámenes de selectividad.

La primera incomodidad que sentí al observar a los tres grupos fue que los grupos de Ishida y Souya eran tan parecidos en sus actitudes y reacciones ante el examen que no podía notar la diferencia al mezclarlos, mientras que el grupo de Suzukake no se movía ni un milímetro.

El seguimiento de la cámara en tiempo real mostró que las respuestas de los niños no eran apresuradas, alteradas o angustiosas en absoluto, a pesar de que algunas de sus respuestas eran erróneas.

Independientemente de si este hecho es bueno o malo, Ishida y los demás estaban claramente molestos.

―¿Qué clase de educación creó niños tan inhumanos…?

Los murmullos de Souya eran los de un investigador.

―Mi primera tarea fue hacer que mis hijos desarrollaran una mente madura. Me aseguré de que, aunque no pudieran resolver un problema, pudieran continuar con calma, objetividad y sin pánico. Castigaba sin piedad a los niños que no podían hacerlo.

Lejos de tener la reacción de un niño, eran como robots sin emociones.

―¿Castigos corporales para niños de 3 años?

―No, es de cuando eran recién nacidos. Y no quiero que lo llames castigo corporal, Souya. Es mi educación.

Al oír esas palabras, Sakayanagi parecía más incómodo que nadie.

El porcentaje total de respuestas correctas de Suzukake era claramente superior al de los niños de Ishida y Souya, aunque sería un gran problema si no fuera acompañado de resultados.

―La concentración de esos niños se acerca a la de los adultos. Están tan absortos en su trabajo que si los llamaras de cerca, es posible que no se dieran cuenta enseguida.

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Después de conocer bien las capacidades académicas de casi todos los participantes, Suzukake puso música en la sala. El sonido fuerte y fuera de lugar hizo que los niños de la sala se detuvieran y empezaran a mirar a su alrededor.

Sin embargo, los niños a los que Suzukake daba clase no reaccionaron exageradamente al sonido, como él presumía, y siguieron concentrándose únicamente en resolver los problemas.

―¿Cómo es posible?

Ishida también estaba sorprendido por la educación de Suzukake.

―Educación. Los niños tienen miedo a ser castigados de diversas formas. Dolor físico, dolor mental, lo que consideres efectivo. Llévalos al límite de su terror, y los miedos acabarán desapareciendo. No en el sentido metafórico, sino en el real. Todavía estamos en el proceso de hacer eso.

―Con el debido respeto, eso es incuestionablemente un castigo corporal. Las habilidades que se adquieren haciendo esto no tienen ningún sentido. No creo que su política educativa sea la correcta.

Desde luego, no se puede decir que no haya ningún problema. No es de extrañar que Sakayanagi se enfade.

―No tengo derecho a interferir, pero no debe aprobar la forma de hacer las cosas de Suzukake-san.

―Lo siento, Sakayanagi, pero no quiero la opinión de un extraño. Mantenga la boca cerrada.

―Pero… a pesar de la educación de Ishida-san y Souya-san, ha conseguido mucho.

Parece que los grupos de Ishida y Souya estaban creciendo más naturalmente como seres humanos.

Pero, ¿llegarán a ser genios en el verdadero sentido de la palabra?

Aunque crecieran y se convirtieran en seres humanos excelentes hasta cierto punto, es muy poco probable que puedan competir con estudiantes dotados naturalmente y convertirse en genios en ciertos campos.

Por otro lado, la educación de Suzukake parece tener tanto grandes riesgos como grandes beneficios.

―Sólo me importan los resultados. No me importa el proceso.

―A eso me refiero exactamente. Decidí trabajar para ustedes porque pensé que me dejarían ser libre en el verdadero sentido de la palabra. Dijo que sólo le importan los resultados.

A diferencia de Sakayanagi, que expresó su desagrado, Ishida y Souya eran muy listos.

No decían que no sintieran nada por los niños, pero sus caras de investigadores eran más sustanciales que sus sentimientos hacia ellos.

Miraban a los niños que Suzukake había creado con un brillo en los ojos.

Tras las pruebas académicas, el siguiente paso era comprobar su desarrollo motor.

―Los tres tienen filosofías educativas muy diferentes, así que les dije que expresaran las habilidades que habían adquirido a su manera, a diferencia de lo que ocurre en el aspecto del estudio, donde he estandarizado los métodos de prueba.

Los niños educados por Ishida utilizaban con destreza sus pequeñas manos para realizar manualidades.

Los alumnos de Souya mostraban movimiento con las barras y el gimnasio de la jungla.

Pero eran los niños educados por Suzukake los que más asombraban también en el aspecto físico.

No se trataba sólo de su destreza y agilidad física. También eran capaces de desarrollar una gran variedad de habilidades, como tocar el piano.

―Es un niño de 3 años tocando… increíble.

Por supuesto, era obvio a oídos de cualquiera que sus habilidades distaban mucho de ser profesionales.

Pero ni siquiera un adulto con poca práctica podría tocar así de bien. Al final, lo importante no es si sabes tocar el piano o no.

―¿Cuántas cosas les has enseñado en sólo tres años, Suzukake-san…?

―Mi método educativo está muy por encima de la capacidad de aprendizaje de una persona normal. Si no tienes talento para aprender en poco tiempo, serás castigado sin cesar. Al cerebro naturalmente no le gusta y obliga al niño a madurar antes de tiempo. Las personas con cerebros tan pequeños como el suyo tienen un potencial ilimitado.

Esa es la diferencia a los tres años de esta educación. Por no hablar de a los 5 años, 10 años, 15 años y 20 años.

Me pregunto cuánta ventaja tendremos. A mí mismo se me puso la carne de gallina al ver estos resultados. En general, el grupo educado por Suzukake fue el mejor con diferencia.

Ishida y Souya miraban fijamente los datos de Suzukake, olvidándose de ocultar sus caras de frustración.

―Lo hiciste bien. Demostraste lo que puedes hacer.

―Gracias. Sin embargo, no creo que hubiera una gran diferencia de habilidad entre ellos dos y yo. Estoy bastante impresionado de lo bien que lo han hecho con una educación sencilla.

―Tú también alabas a la gente, Suzukake.

―Los hechos son los hechos. Y como puedes ver, hay algo de lo que mis hijos inevitablemente carecen.

―Emociones, ¿verdad?

―Sí. Ishida-san y Souya-san han criado a sus hijos con emociones humanas. Eso es normal. Pero yo las eliminé por completo. Pensé que al no permitir que floreciera la capacidad de comunicarse a través del diálogo, podría elevar el nivel del potencial humano.

Todo contra lo que se competía era sólo en lo que respecta al cerebro y al cuerpo. Para Suzukake, la victoria ya estaba a la vista desde el principio.

―Si me pones como líder, francamente hablando, existe el peligro de que la primera generación se convierta en incomparable y sin personalidad. Pero creo que podemos crear a las personas más fuertes.

Después de tres años de investigación real, Suzukake estaba claramente convencido de este punto.

―Ishida y Souya, ¿qué piensan de las emociones?

―No se puede negar que el factor de inhumanidad aumentará, pero… como investigador, creo que me gustaría ver al ser humano más fuerte desarrollado por tus manos, las de Suzukake-shi. (Nota del TL: Shi : Honorífico poco común, utilizado normalmente en entornos empresariales)

Souya asintió con la cabeza.

Con Suzukake como líder, empezaremos a trabajar en el plan de estudios para la segunda generación.

―Estarás a cargo del plan de estudios para la segunda generación y de qué tipo de política de entrenamiento adoptaremos.

―Gracias.

Suzukake hizo una profunda reverencia y estrechó la mano de Ishida y los demás.

―Yo…

Sakayanagi se dio la vuelta para marcharse.

―Sé que no te gusta. Pero esto también es una forma de educación.

Sakayanagi salió de la habitación sin mirar atrás.


A partir de ahora, quizá se sacrifiquen bastantes niños para la investigación, pero está bien. Es un pequeño precio a pagar cuando el resultado final es un ser humano perfecto. El objetivo es entrenar a 100 personas y hacer que 100 personas sean perfectas.

Ese es el objetivo final de la Habitación Blanca. Ahora es el momento de ver hasta dónde podemos llegar.

En este sentido, es alentador contar con alguien como Suzukake, capaz de investigar sin temor. Y con el apoyo de personas que poseen algo de sentido común, como Ishida y otros, también es posible evitar las deserciones.

Parece que ya hemos pasado la etapa en la que necesitamos hablar de cualquier otra cosa.

Ahora es mi trabajo evitar que esto se haga público en la medida de lo posible. Debo seguir proporcionándoles un lugar para que investiguen sin vacilar.

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