Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 2

Capitulo 7: Día Blanco

Parte 2

El papel que había puesto en la caja como obsequio adicional era un folleto de “Haré todo lo que digas” boletos, como el que podría hacer un niño pequeño. El montón de boletos era válido para tres usos y presentaba una ilustración dibujada a mano de un oso. Amane pensó que había resultado bastante bien, dadas sus habilidades de todos modos.

Dado que Mahiru siempre lo estaba cuidando, quería hacer lo que pudiera para ayudarla siempre que lo necesitara.

Esa era la idea detrás de los cupones de todos modos, pero Mahiru parecía más concentrado en el oso ilustrado. Sus hombros temblaron de risa.

“Pfft-ha-ha, ¿dibujaste esto tú mismo, Amane?”

“Oh, cállate”, dijo Amane hoscamente. “No soy un artista. ¿Y qué?”

“No, creo que es genial. Lo elegiste por una razón”. La sonrisa inocente de Mahiru hizo obvio que en realidad no había tenido la intención de criticar. “… Entonces, ¿puedo usarlos de inmediato?”

“¿En qué?”

Amane no esperaba que ella quisiera ejercer su privilegio tan repentinamente, pero si Mahiru tenía un favor que quería pedirle, tenía la intención de concederle su solicitud lo mejor que pudiera.

Mahiru gentilmente giró la caja que contenía el brazalete para mirarlo. “…

Amane, por favor ayúdame a ponerme esto.”

“Oh, vamos, no necesitas un boleto para preguntarme eso”, dijo con una sonrisa preocupada mientras escuchaba su modesta solicitud. “Ahora, si la dama me permitiera ayudar…”

Mahiru le tendió la caja y su expresión se suavizó cuando vio lo linda que se veía. Después de quitarle la caja, la dejó sobre sus rodillas y se quitó el brazalete, notando el suave sonido de la delicada cadena deslizándose por el terciopelo. Con cautela, abrió el broche y suavemente enrolló la cadena alrededor de su muñeca. Finalmente, lo volvió a sujetar con cuidado. El cálido oro rosa brillaba en la delicada muñeca de Mahiru.

Tenía razón, este color se adapta a la piel clara de Mahiru.

Dado que la suya era una clase de belleza refinada, Amane había adivinado que algo conservador y elegante le sentaría mejor que algo llamativo, y sintió una oleada de orgullo cuando se dio cuenta de que había hecho la selección correcta.

“Sí, eso se ve bien”.

“…Gracias.”

Pensando que no estaría bien abrazarla por mucho tiempo, soltó su mano y Mahiru llevó el brazo que llevaba el brazalete hasta su pecho, sosteniéndolo suavemente y sonrió suavemente.

Esa sonrisa dulce y descarada, la forma suave de los labios de Mahiru, el leve rubor en sus mejillas inocentes… Era a la vez infantil y femenina, inocente y refinada. Amane descubrió que no podía apartarse de ella, por mucho que lo intentara.

…Esto es demasiado…

Saber que él era el motivo de la sonrisa de Mahiru era casi más de lo que podía soportar. Amane trató de apartar los ojos y hacer que su corazón volviera a la tierra, pero al final, siguió mirándola hasta que ella se dio cuenta y escondió su rostro en un cojín.

“Entonces, ¿cómo estuvo el Día Blanco?”

Al día siguiente, Itsuki le pidió un informe. Amane hizo todo lo posible para darle un ceño fruncido sin humor.

Itsuki había sido lo suficientemente considerado como para no preguntar mientras estaban en la escuela, pero de camino a casa, se detuvieron en un restaurante de comida rápida, y en el momento en que se sentaron, comenzó a buscar detalles con una sonrisa.

Amane solo había venido a comer unas patatas fritas porque tenía ganas de algo salado.

Ahora pensaba que probablemente habría sido mejor no venir si tuviera que aguantar este tipo de preguntas.

“¿Qué hay que contar…? Le di el brazalete como de costumbre”.

“¿Y ella estaba feliz de tenerlo?”

“… Más o menos”, respondió Amane con la voz más tranquila que pudo reunir.

Es cierto que no había obtenido la reacción que esperaba, pero a juzgar por su sonrisa sincera, estaba seguro de que estaba feliz con el regalo.

Amane se sintió un poco incómoda al recordar esa dulce y hermosa sonrisa. Trató de reprimir el calor que se apoderaba de su rostro.

“Seguro, seguro.” Itsuki se cruzó de brazos y asintió con complicidad. “Puedo decir por tu reacción que todo salió muy bien. Definitivamente estaba feliz de recibir el regalo, y te sonrió muy linda, ¿verdad?”

“Quiero decir…” Amane se mordió el labio.

“Mira, hombre. Estás construyendo una conexión sólida, ¿verdad? ”

En lugar de burlarse de él, Itsuki estaba hablando con seriedad y en un tono serio. Itsuki nunca se entromete en ciertas áreas que, como el mejor amigo de Amane, sabía que era mejor no tocar. Pero aparte de esos temas, tenía una extraña habilidad para señalar la verdad, tanto que a veces resultaba incómodo. Amane no tenía ningún recurso, la relación de Itsuki estaba demasiado bien establecida para hacer un buen material de conversación en este punto, por lo que cambiar de tema era casi imposible.

Amane se atragantó con sus palabras e Itsuki le sonrió con calma. La mirada algo cálida en sus ojos irritó a Amane.

Al ver que no tenía sentido luchar, Amane agarró una papa frita y obstinadamente miró hacia otro lado.

Itsuki sonrió burlonamente a su amigo. “Estoy feliz por ti, hombre. ¡Finalmente, mi pequeño Amane está comenzando la primavera de su juventud!”

“Eso no es lo que está pasando”.

“Pero no sabes con certeza cómo se siente al respecto, ¿verdad?”

“… Aun así, estoy seguro de que no es así”.

Ciertamente, sabía por experiencia de primera mano que Mahiru confiaba profundamente en él. Quería ser la persona en la que más confiaba, de hecho, y de todos los que conocía en la escuela, creía que ella era la más honesta con él.

Pero eso no significaba que estuvieran enamorados ni nada.

Claro, a veces, cuando se tocaban, se sentía un poco… intenso. Pero eso no era raro con las amistades del sexo opuesto. Y está bien, Mahiru hizo mucho por él, pero estaba seguro de que eso no significaba que ella tuviera sentimientos románticos por él.

Y sí, recientemente Amane había estado gastando un poco más de esfuerzo en su apariencia. Pero seguía siendo el mismo perdedor desesperado que siempre había sido. No había forma de que una chica como Mahiru se enamorara de un chico como él.

“Sabes, Amane, a veces puedes ser bastante patético. En serio, eres el tipo de persona que actúa como si nadie lo quisiera jamás”.

“¿De verdad crees que todo lo que se necesita para que un chico como yo tenga una novia increíble es un poco de trabajo duro? Tendría mejor suerte esperando un milagro… ”

“Si todas las chicas hermosas fueran capturadas solo por los jóvenes más guapos y encantadores del mundo, los chicos que se perdieron podrían tomar un camino violento, ya sabes”.

Amane no estaba segura de que Itsuki tuviera derecho a comentar, como miembro del grupo anterior.

Itsuki continuó: “De todos modos, si insistes, lo dejaremos así por ahora… Más importante aún, es hora de que haga una predicción como tu mejor amigo”.

“¿Acerca de?”

“Tarde o temprano, vas a cambiar. Ya puedo ver las señales reveladoras.

Todo lo que te queda es dar los primeros pasos hacia tu nuevo futuro”.

“… No hables como una especie de gurú sabelotodo”, dijo Amane con el ceño fruncido.

“¡Hahaha! ¿Cuánto tiempo llevamos siendo amigos?” “No ha pasado ni un año”, bromeó Amane con frialdad. “¡Oh, sí, es cierto!” Itsuki rugió de risa.

Los dos solo se conocían desde el comienzo de la escuela secundaria, pero Itsuki entendía a Amane mucho mejor que los chicos que había conocido en la escuela primaria y secundaria en casa. Se alegró de que los dos se llevaran tan fácilmente.

“De todos modos—,” continuó Itsuki.

“¿Mmm?”

“Sigues hablando y hablando de que no eres digno de ella, pero tu actitud y la forma en que hablas de ella solo demuestra que realmente te gusta”.

“Te meteré estas patatas fritas en la nariz”, amenazó Amane.

“Lo siento,” Itsuki se disculpó instantáneamente.

Amane estuvo muy cerca de estar realmente impresionado por lo que su amigo tenía que decir solo para que Itsuki lo arruinara al final con un comentario ridículo.

“Llegas tarde hoy”.

Cuando Amane regresó a casa una hora más tarde de lo habitual, Mahiru salió a recibirlo con su delantal. Después de su conversación anterior con Itsuki, Amane no pudo evitar pensar que parecía una recién casada. Se dijo a sí mismo que no sentía eso por ella, por lo que no era justo permitirse esa ilusión, y se llevó el pensamiento de su mente con un poco de pánico.

“Mm, comí papas fritas con Itsuki”.

“… ¿Justo antes de la cena?”

“No te preocupes, terminaré mi plato”.

Tenía un segundo estómago para la cocina de Mahiru, y había sido conservador y de todos modos solo tenía una pequeña orden de papas fritas, por lo que tenía mucho espacio para su comida, incluso si Mahiru sirvió su tamaño de porción habitual.

“Por un segundo, me preocupé que subieras de peso…”, reflexionó Mahiru. “Pero eres tan delgado que probablemente podrías soportar poner un poco más de carne”.

“Eres alguien para hablar. Siempre me ha preocupado que te rompas a la mitad un día”.

“No soy tan frágil, ¿sabes?”

“¿Ah, de verdad? Mira lo delgada que estás”.

Mahiru tenía un físico muy esbelto y femenino. Por supuesto, hizo bastantes deportes, por lo que no solo era delgada, también estaba tonificada y flexible. Aun así, ella tenía una mirada delicada por alguna razón, y solo como prueba, él extendió la mano y agarró su muñeca, envolviendo fácilmente sus dedos por todos lados. Recordó que su padre le advirtió que siempre tratara a una dama con delicadeza y cuidado.

Parecía tan delicada y delgada, pensó, mientras movía sus dedos a lo largo de los de ella, sintiendo los delicados huesos debajo de su piel.

Mahiru se retorció incómoda. Vio que ella estaba mirando su mano entre las suyas, con las mejillas ligeramente sonrojadas, y se dio cuenta demasiado tarde de que la había estado tocando sin su permiso.

Presa del pánico, Amane soltó la mano de Mahiru.

“Perdón. Debería haber sabido que no te gustaría eso”.

“Eso… Bueno… no odio cuando me tocas”.

Amane miró a Mahiru en estado de shock. Apenas podía creer lo que oían sus propios oídos. Mahiru también pareció darse cuenta de lo que ella había dicho exactamente y miró hacia arriba de repente, con las mejillas más rojas de lo que nunca las había visto, los ojos comenzando a llenarse de lágrimas. Amane sintió que no podría soportar la vergüenza ni un momento más.

“E-Eso no significa que te estoy pidiendo que me toques ni nada, ¿de acuerdo?” Mahiru explicó. “Solo que odio cuando otros chicos me tocan. ¿Tú entiendes?”

“S-Sí”, dijo Amane dócilmente.

Sin embargo, su corazón todavía latía salvajemente. La redacción tan particular que había utilizado dejaba mucho abierto a la interpretación. Sintió que necesitaba cambiar de tema.

“… Oh, um, me di cuenta…”, murmuró, “no estás usando el brazalete que te di ayer. Quiero decir, obviamente no tienes que usarlo si no quieres…”

Mahiru miró su muñeca y con un dedo trazó suavemente el lugar donde Amane la había agarrado.

“… Si me lo pongo cuando hago las tareas del hogar, se interpone y se daña antes… quiero que sea agradable, así que lo usaré en mis días libres”.

“…Ya veo.”

Amane no podía imaginar una respuesta más perfecta. Ella le había dicho a ambos que iba a atesorar el regalo y que tenía la intención de usarlo con regularidad. Sus piernas amenazaban con ceder en el acto, y su pecho se sentía como si fuera a estallar con todos los sentimientos burbujeando dentro de él, y en el calor del momento, estaba seguro de que no había un hombre vivo que lo hubiera sentido diferente.

En algún lugar de este estado de vértigo, Amane se dio cuenta de lo fuerte que latía su corazón. Tomó varias respiraciones largas y lentas para intentar calmarse.

“… Mientras te guste, soy feliz”.

“Lo hago, y lo voy a cuidar bien. Como hago con todos ellos: el osito de peluche, el llavero y el brazalete. Sin embargo, voy a usar la crema de manos sin reservas”. Mahiru sonrió levemente, luciendo avergonzado.

Amane no pudo soportarlo un momento más. Rápidamente se quitó los zapatos y corrió por el pasillo.

“… Voy a cambiarme de ropa”.

“O-Okay. Nos vemos cuando regreses, Amane”.

A pesar de que había regresado a su propio apartamento de soltero, Amane sintió que su nueva esposa lo estaba despidiendo. Su corazón comenzó a latir violentamente de nuevo, corrió a su dormitorio y se derrumbó rápidamente en el suelo.