Monster Musume No Oisha-san (NL)

Volumen 4

Capitulo 2: La Centauro Con Un Moretón

Parte 2

 

 

“¿Y? Incluso si nos olvidamos del hecho de que personalmente te prohibí pelear, di órdenes estrictas a la arena considerando el estado de tu corazón. ¿Quién decidió ignorar esa prohibición?”.

“La cirugía terminó, así que pensé que estaría bien”.

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“¡¿Pensaste que estaría bien?! ¡Ja! ¿Qué crees que significa la frase “órdenes del médico”? Te estabas recuperando bien, pero ahora, ¿quién sabe? ¡No hay forma de que estés lista para una pelea tan intensa! Solo haces lo que quieres y nunca escuchas a nadie… ¡Sé que también has estado comiendo bocadillos a escondidas!”.

“¿Q-quién te dijo eso? Nadie sabe acerca de mis bocadillos de medianoche… ¿Le has estado pagando a Kunai, Cthulhy?’’.

“¡Cállate! ¡Necesitas abrir los ojos y aceptar que todavía estás en período de recuperación!”.

“Detente. No necesito un médico que me regañe todo el tiempo.

Voy a volver a ver el resto de las peleas”.

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“¡Idiota! Debo examinarte para asegurarme de que todo ese

estruendo no haya afectado tu recuperación. ¡Nos vamos a casa ahora!”.

“Nooo…”.

“Como tu médico de cabecera, de ahora en adelante, voy a observar cada uno de tus movimientos. ¡Será mejor que sepas que Kunai está de mi lado! ¡Nos vamos a casa ahora!”.

“Pe-ro-yo-no-quie-ro-ir”. Skadi prolongó cada sílaba.

La representante del Concejo Municipal pataleaba y pataleaba, haciendo una rabieta. Era como si hubiese dejado su dignidad en algún lugar y no recordara dónde. Tisalia había escuchado que, después de su cirugía, Skadi trabajaba más duro que nunca en sus deberes gubernamentales y, a su vez, se había vuelto más impulsiva con los intereses de su vida privada.

Sin embargo, Tisalia no se imaginaba que la Draconess había llegado a tal extremo.

Los gritos de Skadi se hicieron más y más silenciosos. Cthulhy debe habérsela llevado a rastras.

“Bien, así que esa es la situación…”, habló el Dr. Glenn.

“Bueno… creo que me doy una idea de las batallas diarias de un médico”.

“Lamento que hayas tenido que escuchar eso… Empecemos el examen”.

“Sí, gracias.”

Kay y Lorna se apresuraron a quitarle la armadura a Tisalia.

En los combates normales, los luchadores usaban armas, por lo que Tisalia portaba una armadura para protegerse de rasguños innecesarios. Los centauros eran tan poderosos que las pesadas vestiduras de hierro no obstaculizaban sus movimientos en absoluto. Por supuesto, esto solo se aplicaba a las batallas normales. Skadi probablemente eligió los movimientos de agarre y lanzamiento como una forma de contenerse con Tisalia, pero tuvieron el efecto contrario. Cada vez que Tisalia golpeaba el suelo o una pared, la fuerza de su propio peso corporal y el de su armadura trabajaban en su contra. Aunque llevaba almohadillas entre la armadura y la piel desnuda, el dolor era dolor. Hoy, había experimentado eso en un sentido muy literal.

“Hmm…”.

Ser observada de esa manera, incluso si era el hombre que amaba, hacía que Tisalia se sintiera incómoda. Sus moretones estaban centrados en su torso, y la mayor parte de su armadura estaba en la parte superior de su cuerpo, de la cintura para arriba, donde se parecía más a un ser humano. Glenn examinaba su cuerpo minuciosamente, como si quisiera masajearlo. No, esa expresión se puede malinterpretar: lo que quería el médico era, genuinamente, ayudar a su paciente a sanar lo antes posible. Así era el Dr. Glenn.

“No hay sangrado interno… Ya veo. Esto es increíble, Tisalia. ¡Eres buena recibiendo golpes!”.

“Por… Por supuesto”.

“Hmm. Qué es esto…”.

Glenn tomó el brazo izquierdo de Tisalia. No pudo evitar sentir algo de emoción. Su codo cayó justo debajo de la línea de visión de Glenn. Él tomó su mano y comenzó a frotar el brazo suavemente.

“¡Ay!”.

“Ahh, eso es lo que me temía. Tu articulación se ha bloqueado.

Probablemente de uno de los movimientos de Marone. Acabo de verla”.

“¿T-tú examinaste a Marone?”.

“Sí, por supuesto. Tenía algo de tiempo extra”.

Qué adicto al trabajo.

Sin ofender a Marone, pero, por alguna razón, Tisalia estaba decepcionada de no ser la primera en ser examinada.

“Pongámosle una compresa. No creo que sea grave, pero puede que empiece a dolerte después”.

Se puso la compresa y palmeó el envoltorio con la mano. Ejecutó este tratamiento con mucha destreza.

“Parece que… todo lo demás está bien. ¿Sientes dolor en algún otro lugar?”.

“N-no. No en ningún lugar específico”.

Eso fue una mentira. En verdad, no era solo su brazo izquierdo; todo su cuerpo estaba adolorido. Pero este grado de dolor era algo cotidiano en la arena. No era nada que ella considerara lo suficientemente grave como para informar a un médico.

Glenn se acercó a Tisalia y la miró a los ojos. “¿Tu cuello?”.

“¿Q-qué?”.

“En la pelea. Solo hubo un golpe que no amortiguaste bien. Por suerte, no fuiste arrojada directamente sobre tu cabeza, pero… Tisalia, no estás girando la cabeza en absoluto. ¿Te duele el cuello?”.

“¡¿Te diste cuenta de eso?!”. Tisalia pensó que, si el doctor estuvo mirando la pelea todo el tiempo, ella debió esforzarse aún más… Pero ese no era el punto.

Glenn no sabía nada sobre artes marciales, pero se dio cuenta de que ella no pudo recibir bien un golpe. A pesar de que fuera una violenta batalla entre dragón y centauro, él lo notó. Incluso si no sabía nada sobre peleas, cuando se trataba de monstruos, podía deducir las causas de las lesiones o enfermedades. Glenn había abierto su clínica cuando aún era joven y, con su ojo observador, probablemente tenía habilidades equiparables a las de un luchador veterano.

“Déjame echar un vistazo… Ah, pero no soy lo suficientemente

alto”.

Glenn solo era tan alto como el pecho de Tisalia. Sería difícil para él examinar su cuello, incluso si se pusiera de puntillas. Tisalia no tuvo más remedio que doblar las piernas y agacharse, pero entonces…

“Aquí, doctor”.

“Déjenos ayudarlo”.

“¡Oigan! ¡Guau!”. Glenn fue levantado en el aire.

Kay y Lorna tomaron cada una un lado y lo levantaron en sus brazos. Levantar a un solo hombre humano era una hazaña fácil para un centauro. Lo observaron detenidamente, curiosas de su reacción.

“¡Hey, chicas!”.

“Puede ver su cuello mucho mejor desde aquí”.

“E-eso no es a lo que me refiero…”, Glenn tartamudeó.

“Mi señora, no se mueva”.

Con eso, Glenn de repente estaba montado en la espalda de Tisalia, colocado allí por Kay y Lorna. Más exactamente, estaba sentado a horcajadas sobre el tronco de su cuerpo, que se asemejaba al de un caballo. El calor y el peso de Glenn inquietaron a Tisalia.

“Él no necesita estar sobre mi espalda…”.

“Oh, pero ciertamente puedo examinarte con facilidad desde aquí.

Discúlpame, Tisalia”.

“¡¿Mmm?! Doctor, esto es demasiado…”.

Esto no era bueno. Éticamente… era un problema.

“¡Ah, mmm!”.

“Lo siento, déjame echar un vistazo a tu cuello”.

Tisalia relinchó. Se estremeció cuando Glenn le acarició la nuca.

Kay y Lorna, como Tisalia, usaban equipo de protección que se parecía a la silla de montar de un caballo. Era una pieza protectora tradicional que podía transformarse en un escudo como último recurso.

Sin embargo, la forma de la silla de montar era solo decorativa y en realidad no estaba diseñada para que nadie la montara. Además, los centauros tenían espaldas altas, por lo que no era fácil para los humanos sentarse a horcajadas. A menos, claro, que contaran con la ayuda de otros centauros.

“Mmm. ¡Ah!”.

“Tisalia, perdona, quédate quieta”, dijo Glenn.

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“E-estoy intentando… Pero estás sobre mi espalda…”. Estaba incómoda. Tisalia nunca antes había tenido a nadie montado en su espalda.

“Oh, ¿soy demasiado pesado?”.

“¡No eres pesado! ¡No eres pesado en absoluto!’’.

Con sus torsos casi erguidos y sus cuerpos inferiores alargados, los centauros parecían perfectos para montar a los humanos, al igual que los caballos. Pero les molestaba que los trataran como animales de monta.

Eran una especie orgullosa. Se decía que en la antigüedad habían sido montados como esclavos pero utilizaron sus conocimientos de artes marciales para luchar por su libertad.

Sin embargo, los centauros tenían una debilidad.

“Mm. ¡Ahh!”.

El rostro de Glenn estaba cerca. Tisalia podía sentir su aliento y sus dedos en su cuello. Ella cruzó los brazos sobre el pecho para quedarse quieta mientras el doctor exploraba su cuerpo. Por la morfología de los centauros, sus manos no podían alcanzar su propia espalda. Tisalia nunca dejaría que alguien la montara, pero Glenn no era cualquiera. Este era el hombre que amaba. Podría causar un gran alboroto y quitárselo de encima bruscamente, pero no quería que el Dr. Glenn saliera lastimado. Su única opción era dejar que él realizara el examen desde donde estaba sentado.

“¡Ooooh!”.

Glenn continuó con el examen. Era minucioso. El daño a la vértebra cervical podría ser una cuestión de vida o muerte. Tisalia soportó su vergüenza y se quedó quieta, contando los segundos hasta que terminara el calvario.

Kay y Lorna estaban sonriendo, lanzándole miradas traviesas a su señora de cuando en cuando.

“Mmm… Oh, ooh”.

Las espaldas de los centauros eran sus puntos débiles. Una vez que alguien los montaba, estaban en problemas. Por ejemplo, si Glenn hubiera sido un enemigo en batalla, podría haber apuñalado la espalda desprotegida de Tisalia fácilmente. Para decirlo de otra manera, los centauros solo permitían que aquellos en los que más confiaban se subieran a sus espaldas.

“Hmm. Tisalia, ¿puedes girar la cabeza hacia este lado?”.

“¿E-eh?”.

Miró hacia atrás, girando solo el cuello. La cara de Glenn estaba justo al lado de la de ella. Incluso Tisalia, endurecida por la batalla, era impotente cuando se trataba del hombre que amaba, y sucumbió.

“No parece que tengas dolor. No creo que debamos preocuparnos por un latigazo cervical”. Glenn tenía la misma expresión profesional de siempre. Era probable que ni siquiera se hubiera dado cuenta. Para una centauro, dejar que un hombre de su misma edad se sentara sobre su espalda era como confesarle que lo amaba y lo respetaba más que a nadie en el mundo.

“¡Mmm!”.

Tisalia se debilitó en las rodillas ante la idea y luchó contra la sensación con todas sus fuerzas.

Glenn continuó palpándola alrededor del cuello y los hombros hasta que terminó el examen, aparentemente satisfecho. Tisalia sentía mucha más vergüenza por ser montada, que por el hecho de ser tocada por Glenn.

Monster Musume No Oisha-san Volumen 4 Capitulo 2 Parte 2 - NOVA

 

 

Su única opción ahora sería casarse con él.

Tal vez había llegado la hora de empezar a pensar seriamente en presentárselo a sus padres.

“Um, Tisalia…”.

“¿S-sí?”.


“El examen ha terminado. Parece que tu cuello estará bien.

Además… Es un poco alto como para saltar. ¿Puedes bajarme?’’.

La pieza protectora en forma de silla de montar en su espalda no tenía estribos. Por supuesto que no podía bajar solo.

“S-sí. Sólo un momento…”.

Dobló sus cuatro piernas a una altura más apropiada para que Glenn pudiera desmontar. Aunque estaba avergonzada, Tisalia se sintió algo triste cuando Glenn se alejó de ella.

A pesar de tener golpes y moretones por todo el cuerpo, no tenía huesos rotos ni esguinces. Tisalia respiró aliviada ante el diagnóstico final de Glenn. El hecho de que se saliera con la suya con solo unos moretones era la prueba de que contaba con excelentes técnicas defensivas. Teniendo en cuenta que había luchado contra un dragón, esencialmente había salido impune. Mientras se aplicara compresas y se sumergiera en el baño según fuera necesario, se recuperaría rápidamente. En la mansión Scythia tenían hierbas medicinales para el baño que funcionaban bien con los moretones.

“Eso es todo entonces. Cuídate”.

“¿U-umm, doctor?”. Tisalia llamó a Glenn cuando estaba a punto de irse. “Bueno, yo… En realidad, hoy fue mi batalla de promoción”.

“¿Batalla de promoción? Ah, ¿de verdad? No es de extrañar que Skadi estuviera allí para mirar”.

Supuestamente, Glenn también había estado observando, pero no se había percatado de la importancia de la batalla. Era de esperarse, ya que el ascender o no era asunto del peleador en cuestión completamente.

“Y… Bueno, hoy subí al rango dos”.

“¡¿En serio?! ¡¿Rango dos?! ¡Eso es increíble! Escuché que las batallas de promoción eran difíciles, pero… Para alcanzar el rango dos, realmente debes ser una luchadora de primera categoría. ¡Felicidades, Tisalia!”. Glenn dijo esto con una sonrisa genuina en su rostro.

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Puede que fuese más delicado que un centauro, pero Glenn seguía siendo un hombre. No tenía fuerza ni rango, pero podía admirar estas cualidades en los demás. Y entonces…

“¡Sí, así es! ¡Trabajé tan duro! ¿Tal vez… una recompensa estaría bien…?’’.

“¡Absolutamente! ¡Celebremos! ¿A dónde podríamos ir a celebrar?”.

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Tomó las palabras de su boca, dejando perpleja a Tisalia. Sabía que él estaba increíblemente ocupado, pero pensar que todavía tendría tiempo para ella… Su corazón saltó de alegría. Antes de que pudiera preguntarle si estaba seguro, Kay y Lorna hablaron.

“¡Perfecto! Organizaremos una celebración”.

“La prepararemos en un momento que sea conveniente para usted, doctor”.

“¿Ah, de verdad? Eso sería genial”.

“Creo que el Giant Squid’s Inn estará bien…”.

“Será una celebración maravillosa”.

Los planes ya se estaban haciendo. Tisalia se relajó. Glenn la había rechazado muchas veces para entrevistas matrimoniales. Ella creía que le desagradaba al doctor por alguna razón. Aunque, ciertamente, Glenn no actuaba de esa manera en lo absoluto. Tal vez debería tener un poco más de fe en sí misma.

Tisalia estaba acostumbrada a atacar de frente, pero esa estrategia no funcionaba con todos los oponentes. A veces, aunque no era su especialidad, tenía que cambiar a un ataque con fintas y cortinas de humo entretejidas.

El amor era igual.

“Oh, sobre la celebración”.

“¿Sí?”.


“Um… Bueno, si fuera posible, me gustaría que fuéramos solo nos-

…”.

Solo nosotros dos.

Quería celebrar a solas con Glenn. Quizás era egoísta decir algo así. Si terminaba su oración, ¿pensaría él que era egocéntrica? A pesar de que era despiadada en la arena, cuando se trataba del amor, nunca podía avanzar. Tisalia ni siquiera podía decir las palabras: “Solo nosotros dos”.

Justo cuando estaba tratando de reunir el coraje—

“¡Intruso!”. Lorna gritó de repente y se abalanzó a toda velocidad hacia la entrada.

De entre las paredes de piedra y la puerta sobresalía una daga. Tenía que ser solo una distracción, ya que una daga de ese tipo no suponía un riesgo para tres centauros.

“¡L-Lorna! ¡¿Qué ocurre?!”.

“Lo siento, mi señora. Parece que se escapó”.

Mientras Lorna se disculpaba, Kay salió volando de la habitación para perseguir al intruso. No había muchos seres que pudieran escapar de un centauro saludable.

Pero Tisalia estaba confundida. ¿Un intruso en la arena? Solo se permitía el acceso a esta zona al personal autorizado y la seguridad era estricta. Aquí era donde se llevaban a cabo las operaciones de la arena. ¿Cómo podría haber un intruso? Además, Tisalia no había sentido la presencia de nadie más.

“¿Cómo podría alguien traspasar la seguridad?”.

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“No lo sé. Pero cuando lo vi, tuve un mal presentimiento. Solo un poco”.

Tisalia sintió una oleada de admiración. La habilidad de lucha directa de Lorna era inferior a la de Kay. En este período de ascensos, Kay subió al rango tres, mientras que Lorna permaneció en el rango cuatro. A pesar de que eran gemelas, no tenían exactamente las mismas capacidades de lucha. Pero, casi como compensación por esa debilidad, Lorna había agudizado lo que solo podría llamarse un sexto sentido. Era especialmente sensible a la sed de sangre y a la presencia de otras personas.

Tal vez uno de los procedimientos del Dr. Glenn, un tratamiento que incluía una venda en los ojos y otro tipo de restricciones sensoriales, había tenido un efecto en ella. Quizás maduraría como guerrera algún día cercano.

“¿Viste cómo era? ¿Su cara?’’.

“Fue a través de la puerta y solo por un momento. No pude verlo claramente. Pero…”.

“¿Pero… qué?”.

Lorna hizo una pausa. Vacilaba, como si no debiera decir lo que estaba pensando.

“Está bien. Dilo”.

“S-sí. Bueno, um…”. Su asistente de confianza parecía extremadamente agobiada. “La presencia del intruso se parecía… Bueno, se parecía mucho a la suya, mi señora”.

Un escalofrío estremeció el aire.

No hace falta decir que, aunque hubiera un intruso, no había forma de que fuera Tisalia.

Pero la atmósfera ominosa persistió.

En el fondo de la mente de Tisalia, aunque siendo honestos, en la de todos, quedó un pensamiento perturbador. Todos estaban pensando lo mismo, pero nadie se atrevía a decirlo.

Doppelgänger. Algo que tomaba la forma de otros.

“Eh”.

Justo cuando Tisalia debería estar disfrutando de su victoria y ascenso, las cosas se tornaron oscuras.

Kay regresó y dijo que no pudo encontrar rastros del intruso. Todos guardaron silencio ante la espeluznante idea de algo no identificable.

“Está bien”, le dijo Tisalia a Glenn, que parecía mareado. “¡Incluso si fuera un doppelgänger, le presentaré mi lanza si causa problemas! ¡Hohoho!”.

La mitad de lo que dijo fue solo para hacerse la dura. Se suponía que los doppelgänger eran alguna clase de espíritu, ¿no? ¿Podría una lanza dañarlos? Pero Glenn pareció aliviado al escuchar la fuerte risa de Tisalia. Se sentía tan feliz de tranquilizar a otra persona.

Especialmente si se trataba del hombre del que estaba enamorada.

***

 

 

“¡Pensar que alguien se está haciendo pasar por mí en un día tan glorioso! ¡Ni siquiera tuve la oportunidad de preguntarle a Glenn si podíamos celebrarlo solo nosotros dos!”.

Iban de camino a casa desde la arena. Tisalia se apresuraba por la carretera principal. Estaba enumerando sus quejas de camino a la mansión. Kay y Lorna se reían mientras escuchaban a Tisalia. No se estaban burlando de ella, por supuesto. El doppelgänger la había distraído y no pudo decir algo realmente importante.

Quería celebrarlo con una comida a solas, con Glenn.

“No… En realidad no. Eso es solo una excusa”, dijo Tisalia con autodesprecio.

Sabía que el doppelgänger no había sido el problema. Incluso después del alboroto, hubo muchas oportunidades de hablar con Glenn. Simplemente no se atrevió a decirlo porque le faltaba el coraje. Tenía miedo de que se negara si lo invitaba a pasar tiempo a solas con ella. Nunca se sentía nerviosa en la arena, ni siquiera contra la Draconess. Pero el día de hoy, durante la revisión con Glenn, no pudo reunir el valor. ¿Por qué, sin importar cuánto entrenara, no podía superar su cobardía cuando se trataba de amar?

“No se rinda tan pronto, mi señora”. Lorna se estaba riendo.

Peculiar…

Tisalia sabía que, de todas sus asistentes, Lorna era la que más travesuras jugaba. Ella sólo fingía ser una dama apropiada. Cuando cargaba esa mirada en su rostro, Lorna era peligrosa en más de un sentido.

“P-pero, ahora la celebración será una gran fiesta en la posada, ¿no? ¡No habrá posibilidad de que esté a solas con el doctor!”.

“No lo vea así”.

“Ésta es su oportunidad de cruzar esa línea en un entorno abierto.

¡Será la invitada de honor!’’.

“¡¿Cruzar la línea?! ¿Qué es lo que tienen en mente, Lorna, Kay?”.

“No importa quién más esté allí”.

“No se preocupe, mi señora, no necesitará mover un solo dedo”.

“¿E-esperan que sea tan audaz?”.

Kay y Lorna dejaron escapar una risita mientras se alejaban a medio galope.

Las asistentes de Tisalia estaban más entusiasmadas con la situación que ella misma. A este paso, se metería en un problema bochornoso. Por ejemplo, ¿qué tal si pedían una prenda de Loose Silk Sewing que apenas la cubriera, y luego la obligaban pararse frente a Glenn mientras la usaba?

“¡Oigan, esperen, chicas!”.

Kay y Lorna avanzaban a medio galope por la carretera principal.

Tal vez solo le jugaban una broma, pero Tisalia se sentía muy nerviosa. Cuando esas dos tramaban algo, lo llevaban a cabo. Por otra parte, Tisalia estaba dispuesta a cualquier cosa que los uniera a ella y a Glenn. Aunque todavía era demasiado tímida como para exponer su cuerpo ante él. En realidad, el hecho de que se sentara sobre su espalda hoy fue más vergonzoso que si se mostrara desnuda, pero eso era punto y aparte.

Mientras perseguía a Kay y Lorna, Tisalia sintió que una crisis inminente se avecinaba. Ella, que había logrado la asombrosa hazaña de ser ascendida al rango dos, que era la heredera de Scythia, que había puesto honor a su nombre… No estaba preocupada por las expectativas que sus padres tenían sobre ella, ni por sus futuros oponentes, quienes serían aún más fuertes, tampoco los doppelgängers que tenían a toda la ciudad hablando.

Ella estaba preocupada por Glenn y sus asistentes fugitivas.

***

 

 

Habían pasado varios días desde la escena dramática de Skadi.

“¿Qué dijo el doctor?”.

“Dijo que estaría libre el Día de la Urna Dorada a fin de mes. ¿Qué pasará con la orquesta?’’.

“Ya la reservé. También están libres ese día”.

“Bien. Ahora que la fecha de la celebración está decidida, solo falta enviar las invitaciones…”.

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“Espera… en el Día de la Urna Dorada, ¿no acompañarán el amo y la ama a un transporte de caravanas?”.

“Hmm… Así es. Seguramente Lady Tisalia estará más a gusto sin ellos rondando por ahí”.

“…Eres diabólica”.

Las chicas se rieron a carcajadas. Esas eran las damas centauros, Kay y Lorna.

Por alguna razón, cuando estaban solas, asumían unos roles y un diálogo extraño. Normalmente, se veían exactamente iguales, pero cuando su empleadora no estaba presente, la agraciada Lorna suavizaba a la autoritaria Kay, y parecían más una pareja de novios, por así decirlo.

“Bueno, la dama estará satisfecha mientras el médico esté allí”.

“Es cierto. Asegurémonos de que venga, incluso si tenemos que amarrarlo”, dijo Kay sin dudarlo.

No era una broma. Estaba hablando en serio.

En la plaza central, las dos planearon la celebración mientras escuchaban cantar a Lulala. En sus manos había una piel de oveja que usaron como bloc de notas. Había mucha gente que tenía que ser invitada. Una mujer en particular era una invitada importante.

***

 

 

“¡No hay problema!”.

Lulala Heine estaba respondiendo a las preguntas que le habían hecho Kay y Lorna. Se tomó un descanso. Estaba un poco sin aliento, pero Lulala seguía tan alegre como siempre.

“¿Dónde se llevará a cabo? ¿El Giant Squid’s Inn?”.

“Sí, la señora ya nos dio su permiso”.

“Nos fascinaría que cantara”.

“Je… ¡Me están haciendo sonrojar!”.

Incluso para Kay, Lulala parecía una niña linda.

El público reunido alrededor de la fuente estaba compuesto tanto por hombres como por mujeres. Su sonrisa era tan encantadora que atraía a todos, sin importar el género. Aparentemente, la Draconess había descubierto el talento de la niña por sí misma, pero a Kay le sorprendió más que la niña, con su hermosa voz, nunca había salido de los canales hasta entonces.

“Está bien, las veré en la posada a fin de mes”.

“Gracias. Nos aseguraremos de dejar una generosa propina”.

“¡Hurra!”.

Lulala salpicó el agua con la cola mientras la fuente caía sobre ella. Parecía una niña inocente. Era más joven que Kay y Lorna, pero también era amiga de su empleadora y necesitaba que la trataran con respeto.

“Oh, ¿y quién asistirá?”.

Kay y Lorna se miraron involuntariamente. No pudieron evitar sonreír.

“¡Oigan! ¡No se rían de mí!”.

“L-lo sentimos, jeje”.

“Hemos invitado al Dr. Glenn”.

“¡¿Qué?! Oh, quiero decir, no tengo problemas con que venga el Dr.

Glenn, pero…” Lulala miró a su alrededor, preocupada. Era muy obvia.

Como asistentes, no estaban en posición de juzgarla, pero si lo que deseaba Lulala se cumpliera, su señora quedaría devastada. No podían pasar por alto algo así. La felicidad de Tisalia lo era todo para Kay y Lorna. ¿Acaso no era también su trabajo asegurarse de que nadie se le adelantara a su señora?

“Eso es todo por ahora”.

“Le avisaremos cuando se fije la fecha del ensayo”.

Había que hacer otros preparativos. Debían alistar el vestido y los accesorios de Tisalia y decidir el menú que se serviría en la posada. Sería descortés pedirle a Lulala que simplemente llegara y cantara el día del evento, por lo que necesitaban organizar un ensayo con los músicos. Mientras contemplaban los arreglos a seguir, Lulala las llamó y las detuvo.

“Oh, espera… umm, ¿Lorna?”.

“¿Sí?”.

“Eres buena para hornear, ¿verdad?”.

“Bueno, sí, hago lo que puedo”.

Kay pensó que la niña solo quería que Lorna le enseñara a hornear. Era cierto que los productos horneados de Lorna eran excelentes. A diferencia de Kay, que solo era hábil con la espada, Lorna también era buena en las tareas domésticas.

“Me siento un poco hambrienta… ¿Tienes algo para comer?”.

“¿Algo para comer? Solo traigo esto conmigo de momento…”. Lorna sacó una galleta de su bolsa. Probablemente era una de las que había hecho para Tisalia.

“¿Me la regalas?”.

“Por supuesto”.

Lulala agradeció a Lorna y guardó la galleta en su bolsa impermeable. Luego, con un chapoteo, se sumergió en el agua. Lorna se preocupó de que la galleta se fuera a mojar, incluso si la bolsa era impermeable.

“¿Qué pasa, Kay?”.

“No es nada”.

“Mentirosa. Algo te intriga”.

Lorna se inclinó más cerca de la cara de Kay. En momentos como estos, la siempre sensible Lorna deseaba conocer los sentimientos de Kay. Ambas en realidad no estaban relacionadas por sangre, pero había momentos en los que se conocían incluso mejor que gemelos reales. Su conexión era más profunda que la de un par de hermanas, incluso más fuerte que la de los amantes.

Para muestra, el presente.

“Estaba pensando en que Lulala no se comió la galleta. Me pareció un poco extraño”.

“Tal vez se la coma en su casa”.

“Pero ella dijo que tenía hambre. ¿Por qué iba a esperar y llevársela a casa? Podría habérsela comido aquí”.

“Bueno, tal vez la quiere compartir con su familia. Tiene un montón de hermanitos y hermanitas”.

“¿No lo habría dicho directamente si ese fuera el caso? Además, es sólo una galleta. ¿Se podrá dividir entre todos ellos?”.

“¿Qué tiene?”. Lorna miró fijamente a Kay a la cara.

“Hmm… No lo sé”.

“¿Eso es todo?”.

“No soy muy inteligente. Solo pienso que Lulala no se comerá esa galleta, es todo”. Kay extendió las manos y las lanzó al aire con un suspiro.

La política de Kay era no insistir en las cosas. Si no tenía posibilidad de conocer la respuesta de algo, dejaba de pensar en ello. Era así de simple. Para bien o para mal.





“Vamos, Lorna. Todavía tenemos mucho por hacer”.

“Lo sé… Ugh”.

Kay y Lorna avanzaron hacia la plaza. Mientras estas dos asistentes tan capaces manejaran la situación, la celebración se desenvolvería sin problemas. Pero eso significaba que estaban demasiado ocupadas como para vigilar a la sospechosa Lulala.

¿Para quién era la galleta?

Kay no descubriría la respuesta sino hasta el culmen de la celebración.

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