Monster Musume No Oisha-san (NL)

Volumen 4

Capitulo 2: La Centauro Con Un Moretón

Parte 1

Tisalia Scythia, la princesa centauro, era madrugadora.

Se levantó muy temprano, al amanecer. Su cama con dosel era lujosa y lo suficientemente grande para que cupiera un centauro en ella. Gracias a los logros de Scythia Transportation, Tisalia, heredera de la empresa, pudo vivir de forma extravagante.

“Ahhh…”.

Era una mañana de sueño. Tisalia reprimió un bostezo mientras se levantaba de la cama. Dos asistentes, Kay y Lorna, la esperaban. Era su trabajo despertarse antes que su patrona. El ritual matutino de Tisalia incluía limpiarse la cara con un paño, arreglarse el cabello y cambiarse de ropa. Como la hija legítima de la casa, todos los preparativos de la mañana de Tisalia fueron realizados por sus asistentes. Pero lo mantenía simple: su cabello estaba recogido hacia atrás, fuera del camino, y sobre su ropa interior, vestía una sudadera de algodón. Así le gustaba.

Una vez que estuvo lista, salió de la habitación con Kay y Lorna. El pasillo era lo suficientemente ancho para que varios centauros caminaran juntos. Atravesaron el pasillo hasta el vestíbulo y salieron al patio, donde los esperaba un centauro especialmente alto.

Tenía poco más de cincuenta años, su expresión severa bajo su bigote. Tenía el torso desnudo, musculoso y blandía una espada de práctica. Se había formado un charco de sudor en el suelo a su alrededor, lo que sugiere que ya había estado entrenando durante una cantidad significativa de tiempo esa mañana. Aquí estaba un guerrero veterano que parecía que podría enfrentarse a un gigante si la situación lo requería. Una mirada más cercana a su torso desnudo reveló múltiples cicatrices.

“Umph”. Cuando el hombre vio a Tisalia salir al jardín, dejó de blandir la espada.

“Buenos días padre”.

“Sí”. El padre de Tisalia, Hephthal, director de Scythia Transportation, asintió generosamente.

“Voy a hacer mi carrera matutina”.

“Bien. Ten cuidado”. Hephthal sonrió.

Solo viendo su sonrisa, podría parecer un caballero de voz suave conversando con su hija. Pero Tisalia podía imaginarlo blandiendo su espada y atacando un campamento enemigo sin quitarse dicha sonrisa de encima.

“Kay, Lorna, cuiden a mi hija”.

“Sí, señor”.

“Déjenos todo a nosotras”.

Su padre se preocupaba demasiado… Al menos, eso pensaba Tisalia, aunque no lo expresara en palabras.

Tisalia sentía pura alegría cada vez que entrenaba con Kay y Lorna.

Por eso siempre lo daba todo con sus asistentes.

“Je”. Ella sonrió a su pesar. Detrás de los movimientos de balanceo de su padre, los empleados masculinos practicaban bajo las instrucciones del mayordomo jefe.

Un sonido agudo vino de otra dirección. Tisalia miró hacia arriba para ver a su madre cortando paja con una alabarda. Su madre debió sentirse bien ese día, ya que había sacado un arma real. Pero Tisalia no vio a las doncellas que siempre estaban al lado de su madre. Si no estaban en el patio, entonces tal vez estaban meditando en la casa de baños.

La vista de centauros alineados en entrenamiento tenía que ser todo un espectáculo si no estabas acostumbrado. Pero así era la mansión donde vivía Tisalia Scythia.

El clan Scythia dirigía una empresa de transporte en estos días, pero originalmente habían sido mercenarios. Solo aquellos empleados que eran fuertes y cuyas habilidades eran reconocidas por Hephthal, el cabeza de familia, podían vivir en la mansión. Muchos habían participado en la guerra diez años antes y nunca se perdían una sesión de entrenamiento matutino.

Por supuesto, el negocio de Scythia Transportation se estaba expandiendo significativamente ahora. Recientemente habían agregado a la nómina otras especies, como las arpías, para la entrega de cartas y paquetes pequeños, y los cíclopes, que se ocupaban del mantenimiento de automóviles. Así que este grupo no era representativo de toda la empresa.

“Kay, ¿has escuchado esta historia?”.

“¿Eh?”.

“El otro día, un ladrón irrumpió en la sala de guardia de cierta mansión. Habló y habló sobre cómo había llegado a robar cosas y gritó: “¡Arréstenme!” Pero no había robado nada, ni una sola joya. ¿Sabes por qué?”.

“Umm…”. Kay ladeó la cabeza.

Lorna respondió por ella en su lugar. “Fue porque irrumpió en esta mansión, ¿verdad?”.

“Sí. Pero una vez que entró, ¡incluso las criadas y los mayordomos parecían duros! ¡Los asistentes que servían como seguridad eran los poderosos Scythia! Había toneladas de armas y armaduras caras, sin mencionar el arte y las decoraciones, ¡pero ni siquiera notó ninguna de ellas! ¡Se asustó y solo se escapó, luego les pidió a los guardias que lo detuvieran!”, Tisalia se rió a carcajadas.

Contaba esa historia en fiestas durante un tiempo. Era aún más divertido porque era cierto. Debido a que el propietario hizo la transición del negocio de los mercenarios al de transporte, todos los empleados eran expertos en artes marciales. Bueno, eso no era del todo cierto; sería una exageración decir que todos los empleados domésticos eran armas vivientes. Sin embargo, esta era la casa de Tisalia. La residencia de un clan tan famoso por su fuerza que incluso los ladrones huían descalzos.

El ejercicio matutino era una tarea diaria para Tisalia. Su entrenamiento era despiadado, como cabría esperar de un guerrero. Y aunque era conocida como la princesa centauro, no había ni rastro de la elegancia de una princesa cuando entrenaba.

Empezó con una carrera matutina.

Corrió por la carretera principal de Lindworm. Galopó hasta la plaza central y regresó sin detenerse, su ruta habitual. A primera hora de la mañana, las carreteras estaban vacías. Como no tenía que preocuparse por un accidente, podía correr a toda velocidad.

Durante esta carrera matutina en particular, Tisalia vio a Illy volando en el aire, entregando periódicos. Illy se desempeñaba como subcontratista de la aldea de las arpías, pero ya se había acostumbrado a su papel en la entrega aérea.

Después de su carrera, Tisalia regresó al patio de la mansión y comenzó su entrenamiento de armas con Kay y Lorna.

“¡Umph!”.

“¡Atta!”.

“¡Yaaah!”.

Kay sería su oponente hoy. Lorna hizo el papel de árbitro. Tisalia y Kay lanzaron gritos de guerra y cruzaron sus espadas de práctica. Incluso antes de que el sudor de su carrera matutina se hubiera secado, Tisalia estaba sudando nuevamente por el manejo de la espada. Los centauros tenían cuerpos enormes, por eso requerían una gran cantidad de ejercicio y generaban un gran volumen de sudor. Esto era exacerbado por su entrenamiento despiadado.

Después de la primera ronda de entrenamiento con armas, Tisalia fue a la casa de baños. Su baño comenzó con agua caliente corriendo sobre su cabeza. Entonces llegó el momento de limpiar su cuerpo. Este también era el trabajo de sus dos asistentes, ya que Tisalia se quedaba parada allí. Había agua potable fría disponible en la casa de baños y se la bebió de un trago. En verano, el agua se preparaba con limón y sal. Los asistentes también bebieron hasta saciarse.

Una vez que se enjuagó todo el sudor de su cuerpo, los asistentes la secaron y salió de la casa de baños.

Tisalia se sentó frente al espejo del vestidor. Aquí era cuando se preparaba para el resto del día y se ponía presentable para los demás. Su cabello estaba muy bien arreglado sobre su cabeza, y solo usaba una pizca de maquillaje. Si bien los guerreros se dedicaban a luchar, también era una profesión gloriosa ante la vista del público. Simplemente no podía salir sin embellecerse.

Tisalia se levantaba muy temprano todas las mañanas por lo mucho que tenía que hacer, desde entrenar hasta estar presentable. Se necesita tiempo para que una princesa se prepare.

Con la ayuda de Kay y Lorna, completó sus tareas matutinas.

A continuación, se trasladó al comedor.

Cuando Tisalia entró al comedor, sus padres ya estaban sentados. No importaba lo ocupados que estuvieran, la familia de tres siempre se sentaba a desayunar juntos. Esa era la política del padre de Tisalia.

“Siento llegar tarde, padre, madre”.

“Bien, entonces”. El padre de Tisalia era el jefe de la empresa y el pegamento que mantenía unido al clan. No importaba lo ocupado que estuviera con el trabajo, nunca se saltaba el desayuno.

Su padre ya no tenía el torso desnudo, como durante el entrenamiento. Ahora vestía un traje de tres piezas, y las cicatrices de sus días como mercenario se escondían debajo de su atuendo formal. Hoy volvería a administrar la industria del transporte de Lindworm.

“Comamos entonces. Hoy recibimos una gran entrega de tomates de Aluloona. Ya están en temporada y son absolutamente deliciosos”.

“Sí, son maravillosamente jugosos”, se unió su madre.

Tisalia recogió sus cubiertos. Ella disfrutaba de estos momentos con su familia.

Los centauros generalmente eran vegetarianos. La comida de esta mañana incluyó una ensalada con tomates de Aluloona, pan de maíz y una sopa hecha con tubérculos. Todos los alimentos que se comían en la mansión eran preparados por su chef de confianza, por lo que Tisalia nunca se preocupó por lo que había en la comida.

Se sirvieron galletas como acompañamiento. Sin embargo, estas galletas tenían un contenido de sal extremadamente alto. Debido a su ejercicio excesivo, los centauros necesitaban ese sodio extra. Al no haber sal para recolectar en Lindworm, obtenían sal marina del reino humano o sal de roca del reino de los monstruos.

“¡Lorna, las galletas de hoy están deliciosas!”, Tisalia elogió a Lorna, quien estaba a su lado, esta vez sirviendo como mesera.

Lorna había hecho las galletas saladas ella misma. Las hizo porque eran las favoritas de Tisalia, pero a los padres también les gustaban. Lorna, que era bastante buena en la cocina, soltó una risita modesta.

“Es un honor, mi señora”.

Una vez consumido el plato principal, la familia disfrutó de un té de hierbas. Durante las comidas, las conversaciones familiares eran livianas y alegres, pero estos momentos no siempre eran solo diversión y juegos para Tisalia.

“Casi lo olvido”, Hephthal se animó de repente, recordando algo.

Aquí viene… Tisalia se preparó.

El ambiente en la mesa de repente se volvió tenso. El padre de Tisalia la ponía a prueba constantemente para medir sus capacidades como heredera.

“Hoy es tu examen de promoción, ¿verdad?”.

“Sí, padre”, asintió Tisalia. Había estado esperando esta conversación.

“Escuché que ya has pasado tres seguidos. Entonces, ¿qué tal? Kay, Lorna, ¿qué opinan de mi hija?”.

“Sí, señor. Esta mañana, la dama me derrotó con facilidad”.

“La dama está llena de energía y de buen humor. Estoy segura de que será ascendida”.

Su padre asintió, escuchando a Kay y Lorna. “Si ganas, entonces habrás alcanzado el segundo rango. Asegúrate de tener éxito”.

Tisalia asintió mansamente. “Te haré sentir orgulloso, padre”.

Al desempeñar el papel de hija en esta casa, Tisalia no estaba en una posición de mando. Como hija, era una capaz, obediente y orgullosa miembro de su departamento.

El examen de promoción se llevaba a cabo en la arena, donde los luchadores se dividían en siete rangos según su habilidad. Para asegurar un combate interesante y evitar que las peleas se volvieran unilaterales, los gladiadores luchaban con otros del mismo rango. Los novatos comenzaban en el puesto siete, el más bajo, y ascendían en función de sus resultados. Los más fuertes, que habían alcanzado el rango uno, eran los héroes de la arena. Aquellos lo suficientemente fuertes como para ganar consecutivamente en el rango uno, eran admitidos públicamente en el salón de la fama. Cuando un miembro del Salón de la Fama finalmente se retiraba de la lucha, su nombre era tallado en el monumento de la arena, preservando su honor durante siglos.

Tisalia tenía el ojo puesto en el salón de la fama.

La promoción en el ranking de la arena era importante. Las selecciones se realizaban con base en los exámenes de promoción que tenían lugar en primavera y otoño. Solo los luchadores con probabilidad de avanzar luchaban entre sí. Y aquellos que vencían cuatro veces seguidas alcanzaban el siguiente rango. Por supuesto, a veces, ciertos luchadores claramente por encima de su nivel, eran ascendidos rápidamente—como Kunai Zenow, quien ascendió al rango uno en menos de seis meses.

“La dama ya ha ganado tres contiendas”, dijo Kay.

“Si gana hoy, la noticia se extenderá por todo Lindworm de que ahora es una luchadora de rango dos”, agregó Lorna.

“Y seré un padre orgulloso. Tisalia, no bajes la guardia”.

Tisalia inclinó la cabeza. Ella nunca bajaba la guardia. Había estado en racha durante los últimos seis meses. Batalla tras batalla, se había ganado su lugar de candidata a ser promovida. No podía dejar que esta oportunidad se desperdiciara. Ella debía ganar.

Bebió un sorbo de su té de hierbas para no enfadarse. Si llegara al rango dos, de repente alcanzaría un nuevo nivel de fama. La gente apostaría, habría mayor euforia y más espectadores en sus combates. Las entradas serían difíciles de conseguir. Ella sería la flor de la arena.

Incluso si nunca llegara al rango uno, que estaba poblado solo por héroes y monstruos, el rango dos seguía siendo un honor considerable.

Adquiriría una cantidad apropiada de fama como la hija de Scythia, y si—solo si—ganara hoy, de camino a casa, podría pasar por la clínica.

Él estaría ahí…

“Lo que me recuerda…”. Esta vez, fue su madre quien habló. Entrecerró los ojos hacia Tisalia mientras bebía su té de hierbas y comía sus galletas.

Cumplir con las expectativas del padre de Tisalia no era difícil. Siempre había sido una hija fuerte y habilidosa, tal como su padre esperaba de ella. El problema era su madre. Su padre arremetía de frente. Su madre, por otro lado, planeaba todo antes de lanzarse al ataque.

“¿Cómo te fue en tu entrevista de matrimonio, Tisalia? ¿Con el caballero que arreglé para ti?’’.

“Señora…”.

“Tal vez un prospecto tan débil no sea apropiado para la dama”.

“Kay y Lorna, silencio. Este es un problema de herederos. Están fuera de lugar hablando sobre este asunto”.

“Sí…”. Kay y Lorna se quedaron en silencio. Eran impotentes cuando la madre de Tisalia tomaba la ofensiva.

Su madre estaba a punto de cumplir los cuarenta, pero parecía mucho más joven, quizás gracias al entrenamiento diario. También participaba activamente en los negocios de la compañía, ayudando a su esposo y sirviendo como el tejido que mantiene unido a Scythia Transportation. Pero esos eran negocios…

Por alguna razón, cuando conversaba con Tisalia, se convertía en una madre que no podía hablar de nada más que de matrimonio. Era la única que sacaba el tema. Deseaba ver a su hija casada. Quería nietos lo antes posible.

“Madre, no necesitas concertar más entrevistas. Ya tengo a alguien en mente”.

“Bueno, si ese es el caso, entonces tráelo aquí. Supongo que te refieres al Dr. Glenn de la clínica”. La respuesta de su madre fue cortante.

Si fuera tan fácil, Tisalia ya lo habría llevado a la mansión.

“El Dr. Glenn… Bueno, está muy ocupado”.

“Hmph. Enamorarse de un frágil hombre humano. ¿Estás segura de que tienes la mente en el lugar correcto? Eres la hija de la casa de Scythia. Necesitas un pretendiente poderoso de tu propia especie”.

“Er…”. Tisalia sintió que su rostro se calentaba.

Ojalá su madre pudiera resfriarse, aunque fuera una sola vez. Entonces ella podría visitar la clínica y ver con sus propios ojos lo hombre que era el doctor. Pero su madre era alguien que meditaba en agua fría en pleno invierno. Ni siquiera estornudaba. ¿Qué podría hacer Tisalia? Podría tratar de encontrar una manera de enviar a su madre al hospital ella misma… En este punto, era posible que se hubiera entrenado lo suficiente como para derrotar a su madre con la lanza.

Tisalia dejó que su ira se acumulara mientras miraba a su madre.

“No me mires así. Si tienes algo que decir, entonces dilo”.

Tisalia vio el espíritu de lucha en los ojos de su madre. Su madre estaba tan lista para pelear como ella. Al final, eran una familia de guerreros. La única forma que conocían de arreglar las cosas era con armas. Ahora que lo pienso, había pasado bastante tiempo desde que Tisalia se había enfrentado a su madre…

“Suficiente”. Su padre interrumpió el concurso de miradas entre madre e hija con una sola palabra, justo antes de la explosión. “Estamos comiendo”.

“Pero, cariño…”.

“Nuestra hija solo puede estar con hombres fuertes, Kimmeria. Cualquier hombre que quiera entrar en nuestra familia deberá superarla. Cuando eras joven, me parece recordar que decías algo como: “¡Nunca me casaré con un hombre más débil que yo!”.

“Eh… ¡C-cariño! Ciertamente no necesitamos hablar de cuando yo era joven… ¡Aquí no!”. El rostro de Kimmeria se volvió rojo brillante y se quedó en silencio.

El padre de Tisalia era el heredero de la familia militar Scythia, y su madre representaba a otra familia noble de centauros. Tisalia estaba enteramente interesada en su historia de amor. Mientras tanto, Kay y Lorna ahogaban su risa al pensar en la madre de Tisalia como un caballo joven e ingobernable.

Pero cuando se trataba de artes marciales, Glenn no sabía nada. Nadie podría concebir que fuese más fuerte que Tisalia. Si su padre se enterara, probablemente estaría más en contra del partido que su madre.

Tisalia no estaba segura de cuán fuerte era Glenn mentalmente, aunque, de cualquier forma, a sus padres no les interesaría tal cosa.

“Bueno, entonces, padre, debería irme”.

“Oh sí. Kimmeria y yo tenemos asuntos de la empresa que atender, por lo que no podremos asistir, pero estaré esperando buenas noticias. ¡Dales una pelea digna de nuestro nombre!”.

“Sí, padre”.

Tisalia se levantó rápidamente de la mesa. Kay y Lorna la siguieron.

Realmente era hora de dirigirse a la arena, pero a Tisalia le preocupaba más alejarse rápidamente de los constantes ataques e interrogatorios de su madre. A pesar de que Hephthal estuvo en contra del pretendiente anterior por su debilidad, también le interesaba resolver los asuntos matrimoniales de su hija cuanto antes.

“Es solo que…”. Un momento así, justo antes de un combate tan importante, fue totalmente innecesario.

Ahora Tisalia no podía dejar de pensar en Glenn.

***

Era una batalla feroz.

Tisalia lo notaba en el incesante vitoreo del público.

“Ahh… Ahh…”.

Los hombros de Tisalia se movían hacia arriba y hacia abajo mientras respiraba con dificultad. Tenía calor y sudaba dentro de su chaleco antibalas. Su oponente final, Marone Golghar, conocida como Green Wind, era una luchadora de nivel medio con la que Tisalia había luchado muchas veces. Marone obtuvo buenos resultados y, por lo tanto, fue seleccionada para el examen de promoción. Ambas sumaron tres victorias consecutivas, por lo que ésta sería su última batalla en el rango.

La velocidad y precisión de Marone habían mejorado desde la última vez que peleó con Tisalia. Ella esquivó suavemente la carga de Tisalia y apuntó a la brecha en su armadura con la espada de práctica.

“Ugh…”.

Aún le dolía el brazo.

Marone estaba empleando técnicas de bloqueo de articulaciones. Tisalia se preocupó cuando Marone la agarró del brazo, pero pudo apartarse con su fuerza física natural y apuñalarla con la lanza en el momento en que Marone perdió el equilibrio.

“¡Mi señora! ¡Mi señora!”.

“¡Está ganando! ¡Lo está haciendo!”.

Las voces de Kay y Lorna se escuchaban por encima de la multitud. Las dos mujeres normalmente elegantes ahora estaban sonriendo de oreja a oreja y aplaudiendo.

“¡Mi señora!”.

“¡Princesa!”.

“¡La tienes!”.

Otros de Scythia Transportation también gritaban “¡Princesa! ¡Princesa!” con mucha fuerza. Illy saltaba arriba y abajo y parecía que iba a salir volando. Se había detenido en medio de la pelea solo para echar un vistazo rápido.

Tisalia había… ¿ganado? Aún no lo creía.

Marone, que había caído al suelo, estaba siendo atendida y escoltada fuera de la arena. Era una lagarto de piel gruesa, por lo que probablemente no había resultado gravemente herida, pero Tisalia todavía estaba un poco preocupada.

“Ahh… Uf…”.

Tisalia no podía levantar el brazo que sostenía su lanza. En cambio, levantó su brazo derecho en señal de victoria para los espectadores. Fue entonces cuando sucedió.

“¡Asombroso! ¡Fue simplemente increíble!”.

Escuchó una voz fría que resonaba como una campana. Pero por alguna razón, ese comentario único e indiferente silenció a toda la arena en auge.

“Cualquiera de las dos era capaz de ganar. Fue muy feroz. Deberías estar orgullosa por otorgarnos tan magnífica pelea”.

Una sombra descendió frente Tisalia.

Era Skadi Dragenfelt.

Debió haber volado hasta el suelo de la arena desde el asiento más alto de la terraza. Las batallas de promoción eran partidos importantes, por lo que los miembros del Concejo Municipal de Lindworm asistían a menudo, pero Tisalia nunca hubiera pensado que la jefa del consejo asistiría en persona. Skadi se estaba recuperando de una cirugía mayor que había tenido y acababa de reanudar sus funciones gubernamentales. Ya se había quitado el velo y se veía su rostro angelical.

“M-muchas gracias…”.

“Sí, bueno, ya me aburrí de ser una espectadora”.

“¿Q-qué?”.

El guardaespaldas de Skadi gritaba algo desde la terraza. Estaba demasiado lejos para escuchar, pero Tisalia podía leer sus labios: ¡Huye, ahora!

“Tisalia, ¿qué tal un duelo?”.

“¿C-conmigo?”.

“Ciertamente, sería emocionante”.

Por primera vez, Skadi se quitó la bata en público, demostrando que se había recuperado por completo de su enfermedad. Tiró la bata, revelando las prendas interiores perfectamente ajustadas que llevaba puestas. Probablemente estaban hechas de telas especiales de Loose Silk Sewing. Le permitían moverse libremente sin que sus alas y escamas se interpusieran en el camino. Seguramente había seleccionado esta ropa con intención de armar un alboroto.

“A menudo me malinterpretan. La verdad es que odio la guerra, pero una buena batalla siempre sienta bien”.

Hubo un alboroto en la multitud. ¿Y cómo evitarlo? Este tipo de combates no estaban bajo regulación, pero eran una rara oportunidad de ver a un dragón peleando. Y esta era Skadi Dragenfelt. Hace años, participó en peleas de exhibición contra los luchadores por capricho. Sin embargo, su nivel estaba tan fuera del alcance de los competidores, que no pudieron hacer nada. A partir de entonces, a Skadi se le prohibió participar en todas las peleas, incluidas las de exhibición, sentando así el precedente de poder vetar a un luchador sin necesidad de pertenecer a la liga. La dragona era legendaria en la arena, tanto así que le habían dado el apodo de “Draconess”.

No había duda de que Tisalia nunca sería capaz de enfrentarse a

ella.

“No te preocupes, me contendré contigo”. Skadi inclinó la cabeza hacia un lado como si preguntara: “¿Por qué la vacilación?“. Pero, por supuesto, cuando tu oponente era un dragón, incluso si fuera a contenerse… la pelea podría ser mortal.

“Eh”. Tisalia miró hacia los asientos oficiales para invitados. Kay levantó los brazos en forma de cruz, y los ojos de Lorna miraban abajo mientras sacudía la cabeza vigorosamente. Le decían que no necesitaba enfrentarse a ella. El árbitro ya había señalado el final del encuentro. No se había otorgado el permiso para una pelea con Skadi, así que no importaba cuánto se quejara la Draconess.

Pero…

La multitud está alborotada…

Los aplausos no paraban.

Después del excitante combate de promoción entre Tisalia y Marone, en el que Tisalia había salido victoriosa, el dragón más fuerte de Lindworm se había entrometido, desafiando a la ganadora. Éste era el drama culminante. Naturalmente la multitud enloquecería con tal sorpresa.

Soy una guerrera… Dar una buena pelea y mostrar mis habilidades es mi…

La mano que sostenía su lanza temblaba.

Tisalia estaba cubierta de heridas, su brazo izquierdo incapacitado y respiraba con dificultad. Todo lo que quería hacer era ir a casa y bañarse con una bebida de frutas helada. Pero…

“¿Cómo puedo negarme? Acepto tu reto. ¡Vamos, Draconess!’’.

Tisalia, temblorosa, agarró firmemente su lanza preparándose para la carga.

A pesar de ser un dragón, su oponente tenía apariencia de niña, y acababa de recuperarse de una enfermedad. Tal vez podría sacar ventaja de eso.

“Típico”. Skadi sonrió.

“¡Ha!”. Tisalia pateó el suelo de la arena y comenzó a galopar.

Enfocada, lanza en mano, cerró la distancia entre ella y la dragona en un instante, preparándose para asestar el golpe.

“Muy lenta”.

Skadi agarró fácilmente la punta de la lanza, con la fuerza suficiente para aplastarla. ¿Dónde escondía tanto poder en un cuerpo tan diminuto?

“¿Pensaste que podrías ganar simplemente sorprendiéndome?”. “No”. Tisalia dejó escapar una pequeña sonrisa, mientras soltaba la

lanza.

“¿Eh?”. Skadi fue tomada por sorpresa y perdió el equilibrio.

“¡Esa fue una mala jugada! ¡Lo siento!”. Con su cuerpo libre después de soltar la lanza, Tisalia levantó sus patas delanteras en el aire. Se ajustó un poco y apuntó…

Posteriormente, dejó caer todo su peso sobre Skadi, que estaba vulnerable.

“¡Uf!”.

“¡Argh!”.

Este movimiento era conocido como caída de cascos. Tisalia pensaba que era la única forma en que podría causar daño a un oponente tan feroz como Skadi. La jugada estaba prohibida en los combates normales. Dependiendo de dónde golpearas, tenía el potencial de aplastar órganos internos o romper huesos. Si alguien matara a su oponente, su reputación como luchador se vería severamente afectada. Pero Tisalia estaba segura de que la caída de cascos no heriría mortalmente a Skadi.

“Estás… bien”.

Fue entonces cuando Tisalia se dio cuenta de que había sido demasiado optimista. Skadi esquivó, casi en su totalidad, la caída de cascos con reflejos extraordinarios. Tisalia, sin lanza, cayó al suelo. Parecía que la situación se había invertido. Pero todavía tenía un truco bajo la manga.

¡Ahora!

Presionó el hombro de Skadi, causándole dolor. Aunque la caída de cascos no la había aplastado, sin duda le ocasionó daños. Recogió su lanza y arremetió contra Skadi.

“Muy bien, Princesa Centauro. Pero apenas estoy comenzando…”. Skadi abrió la palma de su mano para agarrar la lanza de nuevo. “Dije que me contendría contigo un poco”.

Momentos después, el mundo de Tisalia se puso patas arriba.

***

“¿Qué diablos estaba pensando?”.

“¡Ya había sido ascendida!”.

“¿Cuántas veces me lo van a repetir? ¡A veces una mujer tiene que valerse por sí misma!”.

“Mi señora, esto pasa cada vez que salgo con usted”.

“Necesita aprender cuándo retirarse de una pelea”.

“Ugh. ¡Lo sé! ¡Solo soy terca!”.

Al final, Tisalia había sucumbido al contraataque de Skadi.

Le dolía todo. Ya tenía golpes por su pelea con Marone, y a eso se le sumaban sus nuevas heridas causadas por la Draconess. Todo su cuerpo estaba magullado y dolorido.

Las tácticas de Skadi se componían principalmente por agarres y lanzamientos. Había eludido la carga de Tisalia, aprisionado la lanza, y arrojado a la centauro por los aires.

“Pensé que había dicho que se contendría…”.

El ataque inicial de Tisalia, la caída de cascos, tomó desprevenida a Skadi. Ya fuese porque acababa de recuperarse de su enfermedad o porque llevaba mucho tiempo sin pelear. La Draconess había bajado la guardia.

Si Tisalia hubiera acertado de lleno, probablemente habría ganado.

Por supuesto, la diferencia de velocidad entre ambas fue lo que lo evitó.

Después, Skadi arrojó a Tisalia una y otra vez, casi de forma vengativa. Una vez que estaba en su ritmo, no había nada que la detuviera. Parecía utilizar técnicas de Aiki, y Tisalia no tenía cómo responder a eso.

Usando los hombros de Kay y Lorna para sostenerse, Tisalia se dirigió hacia el consultorio médico de la arena. Podía caminar, aunque a duras penas, por lo que no necesitaba una camilla. En cualquier caso, tenía que hacerse un chequeo. El médico de la arena solo se especializaba en humanos. Examinaba monstruos en casos de emergencia, pero los pacientes con heridas graves eran transportados al Hospital Central. Al médico le apasionaba examinar a los luchadores humanos, pero era descuidado con los monstruos, quizás porque no era su especialidad.

Sería mucho mejor si el doctor supiera sobre monstruos… Como Glenn.

“Te estaba esperando, Tisalia”.

Los ojos de Tisalia se abrieron de par en par ante el timbre de esa voz. “¡¿Qué… D-Doctor?!”.

“Sí, por favor toma asiento. Parece que has sufrido contusiones en todo el cuerpo. Déjame asegurarme de que no tengas huesos rotos”.

“Eh… Um…”.

¿Cómo? ¿Por qué? Tisalia estaba temblando demasiado para articular su pregunta. No sabía por qué Glenn Litbeit estaba en el consultorio médico de la arena. Por supuesto, no tenía problema alguno en ser examinada por Glenn.

“Sabes, estaba tratando de imaginar por qué razón el personal de la arena había irrumpido tan repentinamente en mi clínica. Cuando escuché que alguien estaba peleando contra Skadi, supe inmediatamente que habría heridos. Por esa razón llegué lo más rápido que pude”.

“Oh… ya veo”.

“Parece que la Dra. Cthulhy también estaba aquí, así que realmente no necesitaba venir, pero…”. A veces se le pedía a la Dra. Cthulhy que estuviera presente en partidos importantes, en caso de que ocurriera un accidente. Pero esta vez, probablemente solo era una espectadora. O tal vez estaba allí para vigilar a Skadi, como su médico de cabecera. No había otra explicación de por qué el personal de la arena no se daría cuenta de la presencia de Cthulhy y llamaría a Glenn en su lugar.

En ese momento, como para corroborar la conjetura de Tisalia, los sonidos de una discusión surgieron de la habitación contigua.

“Skadi, obtienes cero puntos. ¿Quién te dio permiso para pelear?’’.

“Pero… había pasado tanto tiempo…”.