Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 9

Prólogo: A Solas En El Dormitorio.

La mayor potencia que domina el Medio Oeste del continente austral: El Reino de Capua.

“… Nn”.

Esa mañana, la reina Aura se despertó en el dormitorio del Palacio Interior como de costumbre, e inconscientemente tanteó a su lado con la mano derecha.

La reina, que parecía estar aún medio dormida, abrió los ojos sin poder evitarlo y dirigió su atención a la pequeña cama de repuesto que habían traído recientemente al dormitorio. Por fin recordó su situación actual.

“Ah, ya veo. Cierto, Zenjirou está en el Reino Gemelo, ¿No es así?”.

Murmurando para sí misma, la reina se sentó en la cama.

Normalmente su marido dormía a su lado.

Durante su embarazo, su querido marido había estado durmiendo en una cama de repuesto, para asegurarse de que no pasase nada.

Ese marido se encontraba actualmente en el lejano Reino Gemelo de Sharou y Gillbelle, un país situado en el centro del continente austral.

“Antes de darme cuenta, me acostumbré tanto que me siento incómoda durmiendo sola, ¿Eh?”.

La reina sonrío amargamente sin querer mientras se levantaba de la cama.

Pero, de hecho, esas palabras no eran del todo ciertas.

Últimamente, Zenjirou había estado muy ocupado en la ciudad sureña de Valentia, en el dominio de Gaziel y, esta vez, en el Reino Gemelo.

Especialmente cuando se fue al dominio de Gaziel, estuvo ausente de la capital real alrededor de un mes, pero entonces no deseaba inconscientemente a su marido como ahora.

Aunque era su segunda vez, estaba en medio de un embarazo, y a donde Zenjirou había ido esta vez era un país extranjero donde su propia autoridad no podía llegar. Incluso una mujer valiente como Aura sentiría un poco de ansiedad, al menos inconscientemente. En cualquier caso, la reina se levantó de la cama con su fino traje de noche, tomó una campana de plata y la hizo sonar.

“Sí, discúlpenos”.

Varias sirvientas, que entraron inmediatamente como si hubieran estado esperando fuera, le quitaron rápidamente el traje de noche a Aura y le prepararon un cómodo vestido.

“Su Majestad, ¿Qué tal si abro la ventana?”.

Una joven doncella, de pie junto a la ventana, preguntó. La reina, que seguía desnuda después de que sus sirvientas le hayan quitado la ropa de dormir, se lo pensó y sacudió la cabeza.

“El aire no es demasiado malo todavía. No la abramos por ahora. No quiero que se escape el aire frío. En su lugar, enciende la luz”.

Ahora mismo estaban en plena temporada de calor. Continuaban las noches bochornosas, en las que la temperatura no bajaba de 35° C ni siquiera en plena noche. Excepto en esta habitación, que tenía aire acondicionado, la temperatura en todas partes había superado con creces la temperatura corporal. Abrir la ventana de madera significaba dejar escapar el aire frío del aire acondicionado, o dejar entrar el aire caliente del exterior en la habitación.

“¡Sí, ciertamente!”.

La habitación se iluminó inmediatamente una vez que la joven sirvienta encendió hábilmente la lámpara LED.

Mantener la ventana cerrada y depender de la luz artificial no era un estilo de vida demasiado saludable, pero dado el viento caliente de la estación más calurosa, esta forma era mucho más preferible a permitir que el aire libre entrase en la habitación. La reina Aura, después de que las sirvientas le pusieran un vestido holgado de maternidad, le dijo a la jefa de las sirvientas, Amanda: “Tomaré mi comida aquí por el momento. Que me la traigan a esta habitación”.

“Entendido, como quiera”.

La sirvienta principal de mediana edad reconoció con calma las palabras de la reina.

Las comidas era una oportunidad de diplomacia informal para la realeza. Por eso, normalmente se tomaban en el palacio real. Incluso

cuando se come en el Palacio Interior, es típico que la comida se celebre en el comedor, pero actualmente Aura estaba dando prioridad a la salud de su mente y su cuerpo.

Por muy acostumbrados que estén, el calor de la estación más calurosa también es duro para la población local.

En el caso de una mujer embarazada, era mejor que lo evite si era posible.

“Iré a ver a Carlos antes del desayuno”.

Todas las sirvientas inclinaron la cabeza ante la reina.

“Como quiera. Le acompañaremos”.

Como si estuvieran protegiendo a la reina cuando empezó a caminar, las jóvenes sirvientas flanqueaban los lados izquierdo y derecho de la reina.

Normalmente las sirvientas irían detrás, pero ahora caminaban junto a la reina en caso de cualquier peligro potencial, prestando atención para que la reina embarazada no se cayera.

Ser capaz de lidiar tranquilamente con una protección tan constante y cercana que Zenjirou rechazaría definitivamente con la razón de que “es sofocante”, se debía probablemente a que había nacido en la realeza.

Saliendo de su dormitorio con aire acondicionado y pasando por la sala de estar y un pasillo, Aura llegó al dormitorio donde dormía el Primer Príncipe del Reino de Capua, Carlos Zenkichi.

Al entrar por la puerta que abrió una sirvienta, una habitación cómodamente fresca les dio la bienvenida. Por supuesto, no era tan fresca como la habitación de Aura y Zenjirou, con su aire acondicionado en marcha, pero como un ventilador soplaba continuamente sobre el hielo de la nevera, la temperatura de la habitación estaba ciertamente por debajo de los 30º C.

En comparación con la temperatura exterior, que ya había empezado a superar la de un ser humano, este lugar podría llamarse prácticamente el cielo.

“Voy a entrar”.

“Oh, Su Majestad. Su Alteza Carlos sigue durmiendo”.

La nodriza del príncipe Carlos, Cassandra, se levantó de su silla y le informó en voz baja a la reina cuando entró en la habitación.

“Muy bien”.

La reina asintió levemente y se acercó a la pequeña cama con el niño dormido sin hacer ruido.

Naturalmente, la expresión de la reina se suavizó al ver el rostro dormido de su hijo sano.

“Está durmiendo tan tranquilamente, ¿Verdad?”.

“Sí”.

Confirmando las palabras de la reina, la nodriza no se olvidó de transmitir al mismo tiempo más asuntos concernientes.

“Sin embargo, en esta época, ésta es la única habitación donde Su Alteza puede pasar su tiempo cómodamente. Últimamente salgo de la habitación con él a veces, con cuidado de que no afecte a su salud, pero cada vez que lo hago se pone a llorar en cuanto salimos de la habitación”.

La reina miró al techo y suspiró al escuchar el informe de la nodriza.

“Sí, realmente entiendo sus sentimientos, pero eso no es bueno. Está bien ir despacio, pero su cuerpo tiene que acostumbrarse al clima de este país”.

“Como desee, Su Majestad”.

El príncipe Carlos, hijo de la reina Aura y el príncipe consorte Zenjirou, nació de forma natural después de que Zenjirou llevara sus aparatos eléctricos al Palacio Interior.

Por ello, el Príncipe Carlos no había vivido la temporada más calurosa sin recurrir a los beneficios del aire frío de los bloques de hielo y los ventiladores.

Pues bien, actualmente el príncipe Carlos tenía un año y un mes. Dado que no tiene más de dos años, incluso con la antigua forma de contar la edad de alguien, en la que se añade un año más en Año Nuevo, era una preocupación bastante apresurada, pero teniendo en cuenta el futuro, era sin duda un problema que debía tratarse pronto.

Según las reglas, el Palacio Interior está cerrado a los hombres, aparte de su amo, Zenjirou. Su hijo, el príncipe, no sería una excepción. Sólo los niños menores de cinco años, según el método tradicional de recuento, podían permanecer, ya que aún no eran tratados como hombres. En otras palabras, el príncipe Carlos tiene que dejar este Palacio Interior dentro de otros tres años, pase lo que pase. Si se acostumbraba al Palacio Interior con todos sus aparatos eléctricos, era obvio que lo pasaría mal más adelante en su vida.

“Más bien, después de consultar con el doctor Michelle, sería mejor reducir el suministro de hielo siempre que no afecte a su salud. A este paso Carlos se convertirá en un niño incapaz de sobrevivir en cualquier lugar que no sea el Palacio Interior”.

Si todo va bien, Carlos será el rey después de Aura. No es un puesto en el que se le permita una debilidad como “recluirse en el Palacio Interior por el calor de la estación”.

Si no le acostumbran a una vida sin las ventajas de los aparatos eléctricos antes de que llegue a la edad de la discreción, será el propio Carlos quien tenga problemas en el futuro.

“Si este niño es una niña, deberíamos preocuparnos por lo contrario”.

Murmurando eso, la reina se acarició el vientre, que por fin había empezado a hincharse visiblemente, con la mano derecha, sin dejar de mirar a su hijo mayor que dormía profundamente.

Un hombre abandona el Palacio Interior a los cinco años, pero una mujer vive en el Palacio Interior hasta su matrimonio.

Si el niño que llevaba en su vientre era una niña, Aura quería criarla como alguien que herede la experiencia en el manejo de los aparatos eléctricos.

Dejando a un lado los electrodomésticos de uso cotidiano como el aire acondicionado, el frigorífico o la televisión, el ordenador personal que ejecutaba el programa de hoja de cálculo debería pasar definitivamente a la siguiente generación como un “Arma de la Familia Real”.

Que la realeza pueda comprobar los ingresos fiscales de todos los territorios en poco tiempo y sin necesitar la ayuda de otros sería una herramienta muy poderosa para presionar a los señores regionales.

Por eso quería dejar atrás una rama matrilineal de la familia real que haya aprendido a manejar los aparatos eléctricos centrados en el ordenador personal, y que sean expertas en el mantenimiento de los aparatos eléctricos dominando los planes de “Inversión del tiempo”. La reina Aura dijo, “Estoy segura de que a mi marido no le gustará esto, pero conseguiré que lo entienda”.

Los valores de Zenjirou rechazaban la idea de estar atado al Palacio Interior desde el nacimiento, pero también sería capaz de comprender lógicamente que la opinión de Aura era correcta.

Si pensaban permitir que los humanos de este mundo aprendan el programa de hoja de cálculo, que básicamente estaba lleno de números arábigos, inglés y japonés, Zenjirou no tendría más remedio que invertir mucho tiempo en enseñarles personalmente desde una edad tierna. Por lo tanto, la única capaz de aprender será la hija de Zenjirou, que puede permanecer en el Palacio Interior incluso después de los cinco años.

“Bueno, no sirve de nada dejar volar mi imaginación antes del nacimiento, supongo. Después de todo no es seguro que este niño sea una niña”.

La reina exhaló profundamente.

Pero, si se le permitiera cualquier deseo en el mundo, Aura querría que su segundo hijo fuera una niña, si fuera posible.

Si daba a luz cuando se esperaba, el Príncipe Carlos y el segundo hijo sólo se separarían por dos años.

Debido a que el aumento del número de miembros de la realeza tiene la máxima prioridad en este momento, había vuelto a elegir el embarazo y el parto, pero la existencia de hermanos cercanos en edad y de la misma madre y padre, se convertiría sin duda en un factor preocupante en el futuro.

“Supongo que sólo puedo rezar para que sea una niña, en dos sentidos”.

Incluso en lo que respectaba al nacimiento de su querido hijo, no podía escapar de su pensamiento político.

“Por Dios, esa cosa llamada estatus social llega a interferir en mi amor por mis propios hijos…”.

Como si quisiera expulsar sus sombrías emociones, la reina respiró profundamente.