Risou No Himo Seikatsu (NL)

Volumen 9

Epílogo: Regreso Después De Un Mes.

Grabó en su mente la imagen de la fotografía, cerró los ojos y entonó el conjuro. Abriendo lentamente los ojos, se encontró en la habitación de piedra que le era familiar.

“Bienvenido a casa, Zenjirou-sama”. Dijo un soldado con una lanza corta, de pie frente a un fuego que ardía en una cesta de hierro.

Al ver esto, Zenjirou se dio cuenta de que “Teletransporte” había tenido éxito.

“Gracias. Ya estoy de vuelta. Me dirigiré directamente al Palacio Interior ahora”. Anunció Zenjirou.

“Muy bien. Contactaremos con Su Majestad Aura en el palacio”. El soldado respondió.

“Por favor, háganlo”.

Dos de los guardias que protegían la sala de piedra acompañaron a Zenjirou.

“Vaya…” Zenjirou gritó involuntariamente cuando el aire caliente y húmedo envolvió su cuerpo como una gruesa manta.

Lo había sentido incluso dentro de la sala de piedra, pero era mucho más intenso en el exterior.

Zenjirou llevaba el tercer uniforme como cuando partió. Había dejado el primer uniforme en el “Palacio del Huevo Púrpura”. Bueno, decir que lo dejó atrás podría ser un poco exagerado, ya que varias de las sirvientas del Palacio Interior, incluyendo a Inés, todavía estaban allí también. A cambio, trajo muchas cartas que le habían confiado los soldados.

Aunque la pila de cartas que tenía era mucho menor que la del general Pujol, no se debía a la diferencia de popularidad. El pergamino de piel de dragón era un artículo de lujo incluso para los caballeros de bajo rango, por no hablar de los soldados comunes. Por lo tanto, simplemente no había habido muchos que pudieran permitirse enviar una segunda carta en tan poco tiempo.

Zenjirou avanzó por los familiares pasillos del palacio real del Reino de Capua, hacia el Palacio Interior.

Cuando llegó al pasillo justo fuera del Palacio Interior, Zenjirou se detuvo, se dio la vuelta y llamó a los guardias que lo escoltaban: “Gracias por la escolta. Pueden volver a sus puestos”.

“¡Sí, Su Majestad!”

“Por favor, discúlpenos”.

Tras despedirse de los dos guardias, Zenjirou entró en el Palacio Interior.

(Hogar, dulce hogar). Inconscientemente, asoció esas palabras con el Palacio Interior. Incluso Zenjirou se sorprendió de sus propios pensamientos.

“Este es mi hogar, ¿Eh? Antes de darme cuenta, ya me he acostumbrado a una vida bastante lujosa”.

Era obvio que su llegada ya había sido anunciada cuando entró. Las sirvientas del Palacio Interior que estaba acostumbrado a ver le dieron la bienvenida en la entrada.

“Bienvenido, Zenjirou-sama”. Amanda le saludó.

“Estoy en casa, Amanda”. Contestó Zenjirou.

Es agradable no tener que cuidar mis palabras y acciones aquí.

Después de pasar su equipaje a la jefa de las sirvientas Amanda y volver a su sala de estar, Zenjirou respiró aliviado. Un televisor, un PC, una nevera y un sofá rodeado de lámparas de pie de LED. Ciertamente era fácil pasar el tiempo en el “Palacio del Huevo Púrpura”, donde abundaban las herramientas mágicas, pero para Zenjirou, la sala de estar del Palacio Interior, repleta de aparatos electrónicos, era mucho mejor.

Zenjirou conectó inmediatamente el cargador de la cámara digital que se había quedado sin batería, y se quitó el tercer uniforme. Con sólo una camiseta y unos calzoncillos, empujó la puerta del dormitorio. Tal y como Zenjirou esperaba, el aire acondicionado ya estaba en marcha, y una brisa fresca soplaba dentro de la habitación.

“Esto es lo que mejor…” Incapaz de aguantar más, Zenjirou se colocó justo debajo del aire acondicionado, y dejó que la brisa soplara sobre todo su cuerpo.

Permitir que el aire acondicionado soplara directamente sobre la piel desnuda no era aparentemente bueno para la salud, pero Zenjirou no podía preocuparse ahora mismo. No podía ser peor que dejar que su cuerpo siguiera recalentándose; se sentía como si estuviera a punto de sufrir una insolación.

Cuando se hubo enfriado un poco, una pequeña cama llamó la atención de Zenjirou. La pequeña -aunque él la llamaba pequeña, seguía siendo una cama King size estaba justo al lado de la gran cama con dosel que solía compartir con Aura, y había sido traída para que Zenjirou durmiera solo, ahora que Aura estaba en pleno embarazo.

Incluso durante la ausencia de Zenjirou, las diligentes sirvientas del Palacio Interior habían hecho la cama todos los días. Para reducir la tensión del aire acondicionado, la puerta de madera del dormitorio estaba cerrada y se había retirado la lámpara de pie de LED. Por ello, era como si la noche hubiera llegado antes sólo para esta habitación.

“Sólo un poco, hasta que vuelva Aura”. Incapaz de resistirse a la tentación de la cama, Zenjirou se inventó esa excusa y se metió en su propia cama después de un mes de ausencia, todavía en ropa interior.

***

“Buenos días. ¿Has dormido bien?”

Cuando se despertó de nuevo por la noche, fue recibido con la sonrisa de su amada esposa a la que no había visto en un mes.

Probablemente desde que había estado comiendo para dos, no sólo su vientre, sino también sus contornos se habían vuelto algo más regordetes de lo que Zenjirou recordaba.

Por supuesto, Zenjirou tuvo la suficiente discreción como para no expresar sus pensamientos, aunque acabara de despertarse, y llamó a su mujer con una sonrisa llena de pura alegría: “Estoy en casa, Aura. He vuelto hace un rato”.

Sentado en la cama, Zenjirou abrazó a su esposa con ambos brazos. Y la besó ligeramente.

No poder abrazarla con fuerza, porque no quería ejercer ninguna presión sobre su vientre llamativamente grande, era molesto. Pero, aun así, poder abrazar a su amada esposa lo hacía más feliz que nada.

Aura entrecerró los ojos y permitió que Zenjirou la abrazara a su gusto durante un tiempo. Cuando el largo abrazo, similar a un intercambio de temperatura corporal entre ambos, llegó a su fin, Aura susurró al oído de Zenjirou: “¿Ya te has despertado del todo? Si es así, lo siento, pero me gustaría hablar un rato en el salón. Pero si todavía estás cansado, mañana estará bien”.

Zenjirou flexionó sus manos un par de veces. Ya que volvió a través de “Teletransporte”, obviamente no había estado demasiado agotado por el viaje.

“Estoy bien. ¿Vamos a la sala de estar entonces?” Respondió Zenjirou.

“Sí. Pero, creo que sería mejor que te pusieras algo primero”. Señaló Aura.

Zenjirou recordó que se había quedado dormido llevando sólo una camiseta y un bóxer. Tras dejar la camiseta como estaba y ponerse unos vaqueros finos, Zenjirou se sentó en el sofá del salón frente a Aura. Se sentaban uno frente al otro sólo cuando hablaban de asuntos serios. De lo contrario, hablaban sentados uno al lado del otro.

De acuerdo con la regla no escrita que se había establecido firmemente entre los dos, Zenjirou empezó a hablar con seriedad: “¿Por dónde empiezo? Creo que más o menos he esbozado las circunstancias en la carta que te envié antes”.

“Lo siento, pero por favor, empieza por el principio. Sinceramente, estoy un poco confundida con lo que escribiste en tu carta”. contestó Aura.

“Entendido”. Siendo consciente de su limitada capacidad para escribir, Zenjirou accedió obedientemente a su petición, y detalló los acontecimientos posteriores a su llegada al Reino Gemelo.

“…Eso significa que la familia Sharou pronto pasará el trono al príncipe heredero Giuseppe. Sin embargo, logré evitar que el príncipe Francesco fuera instalado como príncipe heredero. Habría sido estupendo que también hubieran decidido la investidura del príncipe Vittore como príncipe heredero, pero como era de esperar, eso no habría sido razonable.” Explicó Zenjirou.

“Ya veo. ‘Facción de Fusión Completa’, ¿Eh? Es la primera vez que oigo hablar de una facción así, pero teniendo en cuenta el inestable sistema político del Reino Gemelo, es razonable que exista un grupo así. Pero que el rey Bruno y el príncipe heredero Giuseppe pertenezcan a ese grupo, además de que ambos intenten arrastrar a Carlos a él; Zenjirou, hiciste bien en impedirlo”.

Zenjirou entrecerró los ojos alegremente ante las palabras de Aura, diciendo: “No hace falta que me des las gracias. Zenkichi es mi hijo, después de todo. Además, Aura, tienes que prestar atención al niño que llevas en el vientre. Ah, ya lo mencioné antes, pero sobre el envío de un sanador, llegamos al acuerdo de que enviarían uno para el mes del esperado parto. Pero depende de las negociaciones con el Papa Benedicto de la familia Gillbelle”.

“Ya veo. Gracias por tus esfuerzos en mi nombre y en el de este niño. Pero, como puedes ver, ambos estamos sanos. Si podemos hacer que despachen uno en el último mes de mi embarazo, no necesitaremos ninguno más, sinceramente. Si ya tienes programada una reunión con el Papa Benedicto, no hay más remedio que volver al Reino Gemelo, pero sí de mí dependiera, me gustaría que volvieras lo antes posible en lugar de alargar el periodo de envío de un sanador.”

Al escuchar la opinión de su esposa, que parecía ser también una apasionada confesión de amor, Zenjirou reveló una sonrisa como si pudiera derretirse de felicidad, incluso mientras su rostro se enrojecía.

“De acuerdo, lo he entendido. En ese caso, limitaré mi próxima estancia a diez días. Si parece que no podré obtener ningún resultado en diez días, volveré de inmediato”. Afirmó Zenjirou.

“Está bien”. Confirmó Aura.

Con esto, la discusión sobre el practicante de curación, que debería ser el objetivo principal de su viaje al Reino Gemelo, llegó a su fin.

Aura pasó a hablar de la herramienta mágica mientras enarcaba ligeramente las cejas: “Por cierto, Zenjirou. Sobre ese nuevo ‘Pergamino del Par Ardiente’ que dijiste que habías propuesto”.

“Bueno…” Sin siquiera ver la severa mirada de Aura, Zenjirou ya era consciente de su propia metedura de pata, y dio una breve respuesta mientras bajaba ligeramente la mirada.

“Sinceramente, este es un incidente considerablemente grande. En el peor de los casos, tiene incluso el potencial de cambiar la era”. Dijo Aura con gravedad.

“S-Sí”. Zenjirou tartamudeó.

Dado que fue por el bien de la protección de su querido hijo Carlos Zenkichi, Zenjirou no se arrepentía, pero seguía siendo muy consciente de que había proporcionado un enorme beneficio a otro país. Sin embargo, lo que Aura quería señalar era algo ligeramente diferente a la propia reflexión de Zenjirou.

“El problema es que tú propusiste esta idea de la herramienta mágica por el tema de Carlos. Para ser sinceros, esto es bastante malo”. Dijo Aura.

“¿Qué quieres decir? ¿Estás diciendo que habría sido mejor que Zenkichi se viera arrastrado a su trama?” Zenjirou inclinó la cabeza hacia un lado, con una mirada bastante dura.

La reina sacudió la cabeza con una expresión tranquila y respondió: “El primer problema es que has demostrado una gran habilidad para conceptualizar herramientas mágicas innovadoras. El segundo problema es que has creado un antecedente de ceder en cuanto se te amenazó con tu hijo Carlos”.

“¡Ah…!” Al comprender lo que Aura quería decir, Zenjirou palideció.

“Se considerará un método válido el amenazarme usando a Carlos. En otras palabras, ¿Se utilizará el mismo truco a partir de ahora?”

“La probabilidad es alta”. Aura asintió despiadadamente en su papel de reina.

“¡!”.

Su intención era proteger a su amado hijo, pero si a la larga había puesto a su hijo en más peligro, no podría lamentarlo lo suficiente.

“¡Mierda!”. Dejando que sus emociones se apoderaran de él por una vez, golpeó el sofá con su puño derecho.

Actuando todavía en su papel de reina, Aura mantuvo la calma y sugirió: “Por lo tanto, es necesario darle una lección al Reino Gemelo sobre lo caro que les costará este asunto. Para empezar, escribiré una carta a la familia Sharou, exigiendo varios juegos del nuevo “Pergamino del Par Ardiente” de forma gratuita. Después, pediré firmemente que vendan el nuevo “Pergamino del Par Ardiente” al Reino de Capua al mismo precio que lo venden en el país. El orden de precedencia estará al mismo nivel que el de la familia Sharou, y por encima del de la familia Gillbelle. Mañana reuniré los documentos oficiales, dáselos al rey Bruno cuando vuelvas al Reino Gemelo”.

“Entendido”. Su marido asintió con una mirada firme.

La reina fue reemplazada por la esposa, sonriendo dulcemente, “No estés tan tenso.

No hay duda de que has dado una muy buena pelea. No es un error insalvable. Aprende de esto y sigue adelante”.

“Bien, gracias, Aura”.

La tensión, que había estado rozando la ansiedad, se desvaneció del rostro de su marido tras las consideradas palabras de ella.

Después de asegurarse de que estaba bien, Aura continuó: “Ahora bien, ¿Qué tal si te das un baño caliente antes de cenar? Si te has ido a dormir nada más volver, seguro que estás empapado de sudor. Seguramente tampoco te has quitado el aceite perfumado, ¿Verdad?”.

“Sí, tienes razón. Pero ¿Y tú, Aura?” preguntó Zenjirou.

La reina Aura sacudió la cabeza y respondió: “Ya estoy bastante grande. El doctor Michelle me ha recomendado encarecidamente que sólo me bañe con varias asistentes a mano. Por desgracia, no puedo entrar contigo”.

Zenjirou mostró una expresión de profunda decepción en respuesta, contestando: “Ya veo. De acuerdo, lo entiendo. Entonces entraré solo”.

“Uh huh, tómalo con calma”. Dijo Aura.

Mientras Zenjirou cogía algunos utensilios de baño, como una lámpara LED y salía por la puerta del salón, Aura exhaló ligeramente.

“Por fin el juicio de mi marido se ha desviado del mío, ¿Eh? Bueno, era bastante increíble que nuestras opiniones no hubieran diferido ni una sola vez hasta ahora, supongo”. Aura reflexionó sobre lo que Zenjirou le había dicho hace un momento.

Si hubiera sido Aura, habría aceptado negociar con el Príncipe Heredero Giuseppe y su grupo, aunque fueran a anunciar oficialmente el secreto de Carlos Zenkichi. Ciertamente, si ella hubiera hecho eso, Carlos Zenkichi probablemente sería considerado como un peligro por los países circundantes, pero era algo que cualquier miembro de la realeza habría hecho.

Al menos, no habría cedido tan fácilmente como Zenjirou. Bueno, estaba el hecho de que era imposible que cediera, ya que Aura no podía pensar en una idea para una herramienta mágica novedosa y beneficiosa, aunque lo intentara.

En cualquier caso, este asunto podría salvarse de varias maneras, pero no podía ser tan optimista sobre los asuntos futuros.

“Mi sabio marido tiene una buena capacidad de percepción y ha superado con creces mis expectativas iniciales, pero al final su carácter no es el de un miembro de la realeza nato. Es algo que ya sabía. Dar seguimiento a eso es mi papel”.

Aura estaba convencida. Esta diferencia de valores no se limitaba a este caso. Si sus hijos se vieran expuestos a un peligro mortal, Zenjirou no sería capaz de ver sus vidas como herramientas de negociación y participar fríamente en un juego de poder.

Eso no era inusual. Por no hablar de los plebeyos, pero incluso entre los nobles había muchas personas profundamente emocionales que no podían hacer eso. Incluso había gente así entre la realeza. Y, siempre que tales personas fueran apoyadas por su entorno, podrían construir relaciones de profunda confianza mutua con esas emociones profundas, lo que la realeza normal nunca podría lograr. En resumen, era una cuestión de disposición.

“Por eso es mi trabajo ayudarle ahí fuera. Mi marido me ha ayudado mucho hasta ahora. Qué clase de reina se supone que soy si no puedo hacer al menos esto a cambio”. Los brillantes ojos castaños rojizos de la reina Aura brillaron con una fuerte determinación mientras murmuraba esto.