Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 1

Capitulo 7: La Lesión Del Ángel Y Una Muestra De Gratitud

Parte 1

Todos los días en su camino a casa, Amane iba al parque en donde Mahiru y él se hablaron por primera vez.

El edificio donde Amane vive no es un complejo de apartamentos familiar, sino era uno que era dirigido a la juventud y a las parejas, de manera que había una mínima cantidad de niños allí, y a los alrededores en todo apartamento era igual.

Oculto y alejado del ojo humano, ese diminuto parque a las cercanías de Amane siempre estaba desierto. Siendo en ese despoblado parque sin niños, en que Amane encontró a Mahiru por segunda vez.

“¿Qué estás haciendo en un sitio así?”, Preguntó.

“… Nada”. Mahiru estuvo sentada sobre un banco sin movimiento alguno, incluso después de haber reconocido a Amane y darle un vistazo.

A diferencia de la primera vez que los dos se reunieron, esta vez ambos se conocían y entablaron una conversación. Eso hizo más sencillo para Amane en hablarle a Mahiru, pero para cuando ella le contesto su voz fue dura. No parecía que Mahiru estuviera en alerta como en la primera vez. Esto era levemente diferente. Amane podía decir que Mahiru tenía precaución de algo no se notara en su cara.

“Vamos, si no hubiera sucedido nada, no estarías aquí sentada con esa cara. ¿Algo te ha sucedido?” Amane preguntó.

“… En realidad no…” Mahiru era similar, a cuando estuvo bajo esa torrencial llovizna, en como si estuviera perdida y no supiera que hacer. Mirarla así preocupo a Amane, pero Mahiru no parecía dispuesta a hablarle de su problema.

Aunque estuvo obligado por su promesa táctica de cero interacciones fuera de sus apartamentos, Amane no sería capaz de hablarle nuevamente al verla sola en el parque. Mahiru, por su parte, probablemente no quería hablar, su expresión era dura y estaba en blanco

Amane pensó que era correcto si fuera que la chica no tuviera ánimos para hablar, pero cuando se dio cuenta de que hubo pelo de gato en su chaqueta. “Tienes algo de pelo en tu informe; ¿Estuviste jugando con un perro o un gato?”, Preguntó.

“No estaba jugando. Estuve ayudando a un gato que quedó atascado”, explicó Mahiru.

“Un total cliché… Ah, comprendo”.

“¿Hmm?”

“Espera ahí. No te muevas”

Amane finalmente se había percatado de porque Mahiru estaba ahí sola sentada en ese banco. Lanzo un suspiro y salió corriendo. Estaba seguro de que Mahiru le seria obediente y no se movería de allí. En realidad, era más acertado decir en que no se podía mover a ninguna parte.

Murmuro para sí mismo por las extrañas circunstancias en que Mahiru escogía para hacerse la dura, Amane fue de compras por vendas médicas y una compresa a la farmacia del vecindario, junto a la taza para café helado que frecuenta en las tiendas de conveniencia. A lo que Amane finalmente regreso al parque, encontró a Mahiru sentado en su banco, sin cambio alguno, como había esperado.

“Shiina, sácate las medias.”

“¿Eh?”

Realizo su orden directamente, y ella le contesto con una voz glacial.

“Sí, es que esto es repentino… Mira, colocare mi chaqueta en ti y te darás la vuelta, así que sácate las medias. Debemos poner hielo en la lesión y aquí tengo una compresa”

Como era de esperarse, Mahiru no estuvo contenta al recibir esa orden de sacarse sus medias, así que, en modo explicativo, Amane le mostro la bolsa rebosante de suministros médicos.

La cara de Mahiru se arrugo en compresión. “… ¿Cómo lo supiste?”

“Te sacaste una media, y tu tobillo se mira ligeramente hinchado. Además, no haces el intento por levantarte. Es en realidad ese típico esguince cliché por rescatar un gato”

“Oh, cállate.”

“Sí, sí, sácate esas medias y dame tu pie”

Era algo que todo mundo sabría al solamente mirar, pero Mahiru hizo una mueca amargamente, tal vez porque ella no espero en que se hubiera percatado de su herida. Obedientemente, Mahiru aceptó la chaqueta de Amane y la coloco sobre sus piernas, así que al parecer iba a escuchar lo que tendría que decir.

Amane se giró de Mahiru, coloco el hielo comprado sobre su taza dentro de una bolsa de plástico, y vertió el agua sobre ella.

Después de sellar la parte alta de la bolsa para que no se saliera, saco una toalla de su bolso y la envolvió, logrando una bolsa con hielo de improviso. Luego se giró de nuevo con lentitud.

Mahiru realizo su pedido y se sacó sus medias, exponiendo sus descubiertas piernas. Siendo delgadas y sedosas, e incluso al estar tensadas parecían sedosas. La antinatural hinchazón sobre su tobillo era notoria.

“Bien, no está tan hinchado, pero si te mueves será peor. En primer lugar, sentirás frio, pero te pondré algo de hielo. A lo que el dolor desaparezca, pondré una comprensa, así que tranquilízate”, explicó Amane.

“… Gracias.”

“De ahora en adelante, si necesitas ayuda solamente pídemela, no es como si me debieras o algo así”

En todo caso, es lo opuesto— Quiero pagar todo lo que has hecho por mí, así que sería muy feliz si dejases que te solucione 1 o 2 problemas.

Mahiru mostro su expresión habitual. Aun así, ella no le discutió a Amane y se quedó en silencio mientras que ponía hielo en su rodilla apoyada sobre el banco.

“¿Te duele aún más?” Amane preguntó después de un tiempo.

“… Sí, algo”, contesto Mahiru.

“Excelente, colocare la comprensa, así que… no te enfades conmigo si luzco como un pervertido o un acosador ¿de acuerdo?”

“No diría algo así de grosero a la persona que me brinda ayuda”

“Es bueno escucharlo”

Destacando en que no tenía pensamientos desagradables, Amane se agacho a un costado de la pierna de Mahiru y presiono la compresa sobre ese hinchado y rojizo tobillo.

Cuando Amane le hizo la pregunta sobre su nivel de dolor, se escuchó a como si Mahiru podría ponerse de pie y caminar, pero el movimiento haría surgir aún más dolor en su esguince, por lo que se quedó ahí tranquilamente sentada. Mientras se mantuviera allí, solamente sería una lesión menor.

Amane había terminado de poner la compresa y para cuando la estaba asegurando con cinta se dio cuenta de la directa mirada que Mahiru le propinaba.

“Eres sorprendentemente hábil en eso”, comentó.

“Bueno, puedo realizar primeros auxilios. Sin embargo, aún no logro cocinar”. Amane se encogió de hombros, mostrando algo de torpeza, y Mahiru dejo escapar una risa extraña. Se relajó al mirar esa tensa expresión en calma, aunque sea levemente. Calmado ante la relajada actitud de Mahiru, Amane tomo sus pantalones de gimnasia de su bolso.

“Aquí” dijo, dándoselo a Mahiru.

“¿Qué?”, Preguntó.

“No me pongas esa cara; No me agrada. De todos modos, tus piernas ya están expuestas, ¿verdad? Y no es como si pudieras ponerte las medias con esa compresa ahí. Relájate, no las he tocado”

Sería malo para ella si se colocara sus medias con el tobillo así de hinchado, en especial ahora que tiene cinta médica puesta. Antes se miraba bastante adolorida, Amane pensó que en Mahiru podría dar uso de sus pantalones de gimnasia, para protegerse del frio y ocultar su ropa interior.

Mahiru pareció comprender su amabilidad, así que se colocó los pantalones.

Amane le quito su chaqueta y le cedió su chaqueta que traía puesta.

“Aquí, úsalo”, dijo.

“Espera, pero ¿por qué?”

“¿Quieres que te descubran siendo llevada?”

Dejar que Mahiru caminara con ese tobillo sería una mala idea. Amane desde un principio planeo en llevarla a su casa. Después de todo, ambos iban al mismo sitio.

“Oh, perdón, pero ¿podrías llevar mi bolso?” Amane preguntó. “Es obvio que, no podría cargarte si lo llevara en mi espalda”

“¿Hay una alternativa en donde no me cargues?”

“Mira, tu tobillo se torció, debes darle reposo. No hay nadie por aquí, y mis piernas están en perfecto funcionamiento, déjame usarlas”

“¿Tus piernas?”

“¿Qué, preferirías mis brazos? ¿Preferirías que te apoyara desde tu costado?”

“¿Eres lo bastante fuerte para cargarme hasta allá?”

“¿Te burlas de mí?… Bueno, en realidad no estoy muy seguro de eso”

Amane sabía que podía llevar a Mahiru si es que ella se apoyara en él, pero honestamente, sería complicado llevarla hasta el complejo de apartamentos.

Lo que, es más, es seguro que atraerían atención, y eso era lo que más Amane quería evitar.

Sabía que Mahiru se había estado burlando cuando ella había sacado su fuerza, así que sonrió, contento de que se sintiera lo suficientemente bien como para hacer chistes como ese.

“Mira, si te sumas al juego, ponte la chaqueta y utiliza mi bolso. Después que te hayas subido a mi espalda, tomaras tu bolso también, mientras estas en eso. No tendré la capacidad de llevarlo si es que te cargo”, indico Amane.

“… Perdón”, murmuró Mahiru.

“Te digo: Está bien. No se vería muy varonil de mi parte en que dejara a una persona lastimada aquí sola y marcharme a casa o hacerte caminar”

Amane se agachó y se distancio de ella, y Mahiru se inclinó con timidez hacia la espalda de Amane.

Mahiru tenía puesta la chaqueta de Amane, así que llevo más ropa de lo normal, pero, aun así, pudo sentir su cuerpo cálido y suave cuerpo presionada contra el suyo.

Después de afirmar en que los brazos de Mahiru estuvieran seguros sin dar presión en su cuello, Amane se colocó de pie con lentitud, llevando a esa lastimada chica en su espalda.

Lo sabía; es tan ligera, pensó Amane. Se preguntó en sí debería estar preocupado de su dieta y no al revés. Es natural que fuera pequeña, sin embargo, eso era todo.

Mahiru emitía una fragancia dulce, y aunque Amane podía decir de todo sobre la ansiedad que sentía al ser apretado por ella, se dirigió a su casa sin demostrarlo.

Algunas personas miraron directamente hacia la visión de un sujeto cargando a alguien en su espalda, pero la cara de Mahiru había sido cubierta enteramente por la chaqueta, así que Amane no estuvo nada preocupado de la leve atención que recibían.

“Muy bien, llegamos” Amane llevo a Mahiru hasta su puerta, después la bajo y se giró para irse sin dar más interferencia.

Dado que Mahiru podría moverse mientras este apoyada en las paredes, Amane pudo presumir que su lesión no era tan grave. Para su fortuna, era viernes, así que Mahiru tendría bastante tiempo para descansar y ponerse de nuevo en pie sin complicaciones.

“No necesito cenar esta noche, descansa. Si deseas, te puedo traer suplementos nutricionales”, le ofreció Amane.

“Estoy bien. Tengo algunas cosas para esto”, contesto Mahiru.

“Eso es bueno. Nos vemos.”

Eso era importante: la comida no sería un inconveniente. Era importante en que Mahiru se mantuviera sin movimiento y tuviera descanso. Amane al mirarla abriendo la cerradura de su puerta, se giró y saco su llave.

“… Um”, inicio Mahiru.

“¿Hmm?”

A lo que Amane escucho la voz de la chica y se giró, miro como ella le daba un vistazo tímidamente, con su bolso presionado contra su pecho. Parecía algo preocupada, mientras que mantenía su cabeza gacha en confusión, pareció recuperar su compostura y le miro con determinación.

“… Gracias por lo de hoy. En realidad, me has salvado” admitió Mahiru.