Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 1

Capitulo 4: Un Encuentro Casual

“Ah.”

Amane percibió una hermosa voz escuchándose desde detrás de él.

Últimamente, se había acostumbrado a escuchar esa voz hermosa, pero solamente por los alrededores de su apartamento. Actualmente la escucho mientras iba caminando por el corredor de los dulces en el supermercado.

Amane nunca había esperado que Mahiru le reconociera ante las demás personas, así que giro en desconcierto al verla parada allí, con sus ojos bien abiertos.

En su brazo hubo una cesta colgando, y en su interior hubo un rábano daikon y algo de tofu, así como un paquete con piernas de pollo y una caja de leche. Probablemente estos eran los ingredientes para su cena de esta noche.

Esto no fue nada de casualidad. Amane se detuvo junto a ella al mismo tiempo en el corredor de los dulces. Eso era todo.

“Solamente para que sepas, es simplemente una coincidencia”, afirmó

Amane. “No es como si estuviera acosándote o algo así”

“Ya lo sé, ya lo sé” Mahiru le asintió. “Los dos nos encontramos aquí porque este es el supermercado más cercano que tenemos”. Antes de que Amane tuviera la oportunidad de estar de acuerdo con ella, escucho a la chica murmurar: “Sin embargo, realmente, ¿esto fue lo primero que se te ocurrió…?” Miró seriamente hacia un cuaderno que llevaba consigo.

Esta fue la detallista Miharu que daba registro de todas sus necesidades. Ignorando a Amane por su floreado cuaderno, Mahiru siguió más adelante de los dulces y fue hacia el corredor que mostraba condimentos.

Era Mahiru en búsqueda de algo en lo elemental de la cocina mientras murmuraba cosas como salsa de soja y mirin y eso le pareció demasiado encantador a Amane. Fue claro que la chica estaba en un peculiar estado de ánimo, sin embargo.

“El Mirin está aquí, mira”, dijo Amane, apuntando.

“Ah, ese no es— Busco el que tiene bajo contenido de alcohol. No puedo comprar ese, aún soy menor de edad”, contesto Mahiru.

“¿Se le considera como alcohol?”

“El mirin es un tipo de vino para arroz dulce, después de todo. Los que son específicos para la cocina traen alcohol, pero le agregan sal para que sea complejo beberlo, por lo que incluso hasta un menor puede comprarlo”

Amane estuvo a punto de entregarle una botella de mirin, pero se detuvo, dio una negación con su cabeza, y en vez de ese coloco el de bajo contenido alcohólico en su cesta.

“Todos los días se puede aprender algo nuevo…” Todo esto era nuevo para Amane, al incluso hacer sus tareas domésticas, estos fueron datos eran muy reveladores. Miro a Mahiru que se movía con rapidez por el corredor, y se detuvo frente a una repisa llena de salsa de soja.

Mahiru frunció el ceño, como si se hubiera percatado de los precios en las etiquetas. “… Es precio de ganga, pero por persona es una botella…” Al parecer, tuvo la intención de comprar un remplazo. Mahiru lanzo sus quejas, decepcionada y se giró hacia Amane.

“Tal vez… ¿incluso yo podría comprarlos?” Amane rápidamente se dio cuenta de lo que trasmitía Mahiru con su mirada, y lanzo una sonrisa irónica, mientras iba en busca de una botella con salsa de soja. Al tomarla, Ella al verlo hizo una sonrisa en satisfacción.

“Es de utilidad tener a alguien que lo comprenda”, dijo.

“… Eres más ahorrativa de lo que pensé”, comentó Amane.

“Bueno, no miro que sea complejo ir en busca de precios cuando pueda hacerlo. Es una reducción en nuestros gastos, ¿verdad?”

“Me pregunto si a eso se le dice mentalidad ahorrativa. Bien, a lo que uno vive con lo dado por sus padres, supongo que eso es lo más efectivo”

Amane técnicamente puede vivir solo, pero en realidad, an recibe ayuda de sus padres. Su familia es bastante acomodada, y cubrían el alquiler de su seguro y cómodo apartamento, además de cubrir sus cuotas de escolaridad y de brindarle una asignación acorde. Amane nunca tuvo que darles importancia a sus gastos, pero era muy agradecido por todo lo que sus padres hacían por él, así que intentaba no hacer mal uso de ese dinero.

“… Así es, ya que dependemos de su ayuda, es importante ser moderados”, contestó Mahiru, mientras hacia una evaluación de su cesta. Su voz se escuchó muy fría, como si algo le despojara su calidez.

Amane fue estremecido por ese tono opaco de Mahiru, pero a lo que levanto su vista nuevamente hacia sus víveres, su expresión regreso a lo que era. Esos apagados ojos que había observado por un momento habían desaparecido.

“… De todas maneras, ¿en realidad compraras eso?” Mahiru preguntó, como para hacer un cambio de tema, y miro hacia el paquete de arroz instantáneo y ensalada de papá que había en la cesta que Amane traía.

Las comidas que Mahiru le compartía, claramente, son deliciosas, pero solamente ellas no eran lo suficiente, para remediarlo, todos los días venía a comprar algún alimento simple y una ensalada de papa como hoy.

“Te lo digo, es mi cena”, explicó Amane.

“No es saludable” le disparó Mahiru.

“Eres tan detallista. Es solamente la compra de una ensalada, ¿no?”

“Una ensalada de papa… ¿Cómo es que tu cuerpo sigue andando?”

“Céntrate en tus asuntos”

Mahiru le presiono sin decir palabra alguna, le miro con sus ojos en reproche para incentivarle para que comiera más verduras. Amane se giró y dejo que Mahiru se le adelantara.

Charlando sobre esto y aquello, ambos compraron lo que necesitaban. Amane había comenzado a colocar sus cosas en una bolsa plastificada, pero Mahiru saco una bolsa reutilizable que había traído y coloco todo allí.

Ella en realidad era un ángel preocupado del medio ambiente.

Sin embargo, Mahiru solamente había traído una única bolsa, y Amane se preocupó de que ella no bastara para sus cosas.

Con la leche, la salsa de soja y el mirin para cocción de bajo contenido alcohólico, hacían unos 4 litros de líquido en su totalidad, y si no se comparara con el agua, eso significo que allí había unos 4kg. Y aún quedaron el rábano daikon y los demás ingredientes para mediar, también. La bolsa debería estar bastante pesada. Todo iba bien, pero, aun así, era obvio que sería duro llevar todo hacia el complejo de Mahiru y Amane.

Ella ha estado cocinando para mí, así que debe estar comprando más condimentos e ingredientes a lo acostumbrado.

Lo debe estar haciendo para hacer una buena división de sus porciones conmigo. La cantidad que me ofrece frecuentemente es una comida. Mahiru le dice siempre que son sobras, pero debe hacer la preparación de más comida a propósito.

Después de que Mahiru tuvo tantas complicaciones para cuidar de Amane, su orgullo se vería afectado si no la ayudara ahora.

Tan pronto como Mahiru terminó de guardar todo en su bolsa reutilizable, Amane tomo las cuerdas y la levanto. No fue de tanto peso para él, claro, pero pudo decirse que si ella la hubiera llevado le tomaría mucho tiempo.

Mahiru puede ser buena deportista, pero la fuerza de sus brazos era un asunto totalmente diferente. Sin duda, pensó Amane, sus ojos miraron hacia su delgada figura sobre su ropa, sin duda sus brazos no tendrían la fuerza suficiente para levantar esos pesados víveres.

Sus ojos de color ámbar repentinamente parpadearon. Mahiru pareció algo sorprendida— O levemente preocupada.

“… No lo robare ni nada de eso”, dijo Amane en su defensa.

“Eso no es lo que me preocupa” contesto Mahiru. “Es solo… que puedo llevar mis propios víveres, ¿sabes?”

“Te verías más hermosa si solamente te callaras y dejaras que por alguna vez te cuidara”, bromeó Amane.

“Básicamente me estás diciendo que no luzco hermosa”, contesto Mahiru sin complicarse.

“Bien, deberías pensar en la actitud que tienes en la escuela, para que luego compares la que tienes conmigo”

Mahiru retrocedió. Tal vez Amane sin darse cuenta la coloco nerviosa. Su versión que muestra en la escuela —esa amable, gentil y humilde chica con que todo mundo se relaciona— no era la persona que Amane conocía. Sí bien, Mahiru siempre ha mostrado amabilidad hacia él, pero también es muy directa. Nunca cubre o se deja cegar por sus encantos. Todo lo que decía era directo y muy breve.

Amane aprovecho el aturdimiento de Mahiru y se movió rápidamente hacia la salida del supermercado, mientras que en sus manos sostenía su bolso de la escuela y en la otra la bolsa llena de víveres. La fue dejando atrás, pero no le dio importancia alguna. Sin preocupación, continuo hacia delante mientras que la brecha entre ambos se acrecentaba. No disminuyo su velocidad ni tampoco dejo que le alcanzara.

Ya estuvieron de pie uno al lado del otro en el supermercado, después de todo. Si estuvieran caminando juntos de camino a casa y si alguien los encontrara, eso iniciaría rumores.

Así que, en realidad, esta distancia era lo ideal para ambos.

Amane corrió con su pesada carga mientras fingía no percatarse de Mahiru.

Mientras iba caminando, pensó en que escucho a alguien murmurar “gracias” a sus espaldas.