Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 1

Capitulo 3: La Amabilidad Del Ángel

 

 

Como Amane había anticipado, él y Mahiru regresaron a ser personas que solamente asistían a la misma escuela.

Al día siguiente se sintió mucho mejor y a lo que iba a comprar hacia la tienda de conveniencia paso al lado de la casa de Mahiru, pero ambos no se decían mucho el uno con el otro. Mahiru al encontrase con Amane se sintió muy aliviada al mirar su rápida recuperación.





Tampoco hubo un cambio significativo en el lunes venidero. En que ambos regresarían a ser solamente extraños. La única pequeña diferencia fue que actualmente, que en cada ocasión que se encontraban de camino a la escuela, ella le saludaba con un leve asentimiento. Eso era todo.

“Oh, Amane, ¿estas mejor?”

“Estoy bien, gracias”

Al parecer itsuki tuvo preocupación por Amane. Después de todo, desde el viernes anterior que estaba mal. El estado de Amane fue la primera cosa que le pregunto al encontrarse a las afueras del edificio de la escuela. Itsuki incluso le envió un mensaje el fin de semana: “No has muerto, ¿verdad?”

Amane le había enviado un mensaje contestando que se sentía mejor, pero pareció que itsuki no se convenció del todo, porque en el momento que vio a su mejor amigo dejo escapar un gran suspiro aliviado.





“Sí, al mirarte en tal mal estado, incluso hasta yo me preocupe, ¡Viejo! Todo estará bien mientras tú te sientas mejor. Deberías cuidarte mejor. Empieza limpiando tu habitación o algo así”

“Te escuchas como a alguien que conozco”, se burló Amane.

“¿Eh?”

“No es nada. Algo me sucedió en este fin de semana y eso abrió mis ojos, limpiare mi casa en un par días

Itsuki no quedo convencido. “No, viejo, ¡debes solucionarlo ahora mismo!”

Amane se giró lanzando un suspiro. Probablemente le tomaría algo más de medio día limpiar esa catástrofe.

Luciendo irritado, Itsuki se torció hacia atrás levemente, diciendo: “Digo, tú lo sabes, puedes vivir como lo estimes. Pero simplemente libera un camino para mi próxima visita”

“…Yo me encargo”

Teniendo su cara amargada en todo tiempo. Amane se colocó sus zapatos de interiores y se dirigió hacia su aula. Sin embargo, una habitación escandalosamente ruidosa llamo su atención a mitad de camino, y no podía evitar dar un vistazo.

Mirando a través de la ventana en el corredor, Amane contemplo a Mahiru, estando tan hermosa como nunca antes la haya visto, rodeada de sus varios compañeros de clase.

A lo que alguien entablaba una conversación, ella se acercaría con una cálida sonrisa. Todo sobre su actual personaje parecía diferente a lo que Amane presencio ese día. Amane repentinamente exploto en carcajadas.

Al percatarse de la mirada de su amigo, los ojos de Itsuki fueron hacia la misma dirección. Al mirar a Mahiru pareció comprender.

“Shiina, ¿Eh? Siempre tan popular. No es para sorprenderse, dado lo hermosa que es”

“Sabes, es lo que todos dicen. Es un ángel. ¿Y tú, Itsuki? ¿Piensas que es hermosa?” Amane preguntó.

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“Sí, supongo que sí. Pero ya tengo a Chi, así que esto es solamente mi opinión sobre su apariencia”, contesto Itsuki.

“Frena las charlas de tu novia”

Itsuki tenía una novia llamada Chi, aunque ese era su apodo. Su nombre real era Chitose Shirakawa.

Eran una pareja demasiado intima, locamente enamorados el uno del otro, y por cada ocasión que Amane los mirase juntos le daría dolor de estómago.

Aunque Amane borro rápidamente la conversación de su novia, Itsuki no pareció ofenderse por eso. Amane frecuentemente decía ese tipo de cosas, Itsuki solamente se burlaría.

“Eres cruel. Así que te pregunto: ¿Opinas que es hermosa, Amane?”

“Definitivamente lo es, pero eso sería todo”, contesto Amane.

“Qué vago”, comentó Itsuki.

“Ella es como la flor de una montaña inalcanzable. No hay tema entre nosotros, con verla es suficiente”


“Es razonable”

Algo de ese singular destino pudo entrelazar a Amane y Miharu en aquel día, pero están auténticamente destinados a vivir en mundo diferentes.

La idea de que Amane, es que es un fracasado desesperante declarado, y Mahiru, la hermosa y genio estudiante que podría hacer cualquier cosa, un día ciertamente podrían relacionarse, pero menos de una manera romántica, era muy absurdo. Era verdaderamente imposible.

Eso es, pensó Amane. No es necesario que me preocupe más por ella.

“… ¿Qué comes?”

La teoría de que los dos nunca volverían a verse fue totalmente descartada. Amane estuvo alimentándose de una jalea nutricional en su terraza mientras que Mahiru le llamaba.

Habría sido molesto ir a la tienda, así que teniendo su recipiente de jalea quedo contento mientras iba por algo de aire a lo que inesperadamente Mahiru salió desde su propia terraza.

Inclinada contra su barandilla, miró al recipiente de jalea que estaba cercano a la boca de Amane, y frunció el ceño.

Momentáneamente, Amane se quedó congelado, pensando en que sus asuntos con ella habían terminado.

“¿No miras lo que es? Es una jalea reponedora de energía en 10 segundos”, contesto al final.

“… ¿No me digas que eso es tu cena? Mahiru preguntó, sin poder creerlo.

“Claro que lo es”

“¿Esa es toda tu comida? ¿Para ser un chico sano de secundaria?”

“No es tu asunto”

Normalmente, Amane comería una caja de la tienda de conveniencia o algo previamente preparado del supermercado, pero el día de hoy, se le había olvidado ir de compras para cenar, y se sentía sin ganas de comer ramen instantáneo, siendo todo esto lo que poseía. Probablemente no le bastaría, sin embargo, también pensó en servirse un aperitivo más tarde.

“… Supongo que no es necesario preguntar si es que cocinas. Por lo menos, se mira obvio que no. Y, sin embargo, vives por ti mismo, a pesar de que no puedes ni limpiar y cocinar…” La observación de Mahiru era totalmente fatal.

“Cállate. No es tu asunto”, contesto Amane, aunque supo que no podía contradecir la realidad. Frunció el ceño y comió el resto de su jalea.

Hace días que planea limpiar su casa y prontamente lo haría. Sin embargo, dar quejas ante el regaño de Mahiru le daba menos ánimos para hacerlo. También se preguntó porque en primera hacia tal escándalo.

Mahiru miro a Amane, y dejó escapar un leve suspiro. “… Espérame”, le indicó antes de entrar a su apartamento y desaparecer.

“¿Ahora qué?” Amane lanzo su queja ante el ruido hecho por la puerta de cristal cerrada a sus espaldas.

Le dijeron que esperara aquí, pero no sabía para qué. Dando una mirada desconcertante hacia el apartamento de Mahiru, Amane fue obediente y se quedó allí, pero no llego una respuesta prontamente.

Está comenzando a hacer frio; Me encantaría poder entrar, pero…

Le dijeron que se quedara allí, así que eso haría. La otoñal noche era más frio de lo que espero, y ante su casual ropa logro mantenerse temperado.

Mientras Amane le espera, miro a sus extensas respiraciones en el frio, escucho el timbre de la puerta de su casa, en que declaraba a un visitante. Era bastante obvio quien era.


Estando auténticamente desconcertado, Amane se dirigió hacia la puerta principal, dando evasión a sus revistas y ropa tirada.

Supo quién era sin necesidad de mirar bajo la perilla, así que se colocó sus zapatos, saco la cadena de la puerta y la abrió. Como era de esperar, se encontró con mechones de cabello color lino.

“… ¿Qué haces?” Amane preguntó.

“No pude aguantar al ver lo que descuidas tu salud. Estas son restos que me han sobrado, por favor tómalos”, anuncio Miharu mientras estiraba sus manos por delante de ella. En su delicada palma, siendo más diminuta que la de Amane, había un recipiente de plástico. A través de la tapa semi trasparente pudo visualizar vagamente un guiso. Sin embargo, no distinguió de qué tipo era, ya que el recipiente era llenado por vapor.

Mahiru pareció entender la mirada de desconcierto en los ojos de Amane mientras que ella parpadeo. Ella dejó escapar un suspiro. “No te estas alimentando bien. Los suplementos nutricionales son solamente eso: suplementos. No puedes vivir de ellos”

“¿Quién eres tú, mi mamá?” Amane se burló.

“Opino que esto es sentido común. Además, ¿no debería estar tu habitación limpia ya? Todavia no tiene el espacio suficiente para transitar”

Mahiru cerró sus ojos en obvia decepción mientras daba un vistazo alejado de Amane hacia su habitación, y las palabras de Amane se atascaron en su garganta por eso.

“…Lo he hecho… algo”

“No, no lo has hecho. Normalmente, las personas no dejarían su ropa tirada en el suelo”.

“Eso… simplemente se cayó allí”

“Eso no sucedería si tu ropa fuera lavada, secada, doblada y guardada de buena manera. Además, deberías guardar tus revistas al leerlas. De ese modo no llegaras a resbalarte con una y caer”.

No era solamente que sintiera las diminutas espinas en sus palabras, pero por alguna razón, comprendió, su auténtica preocupación, así que no pudo descartar todo lo que le decía. Después de todo, el desorden de sus revistas le hizo casi tropezar la noche anterior. Tenía razón.

Amane no la contradecía. Distorsionando su cara, apretó con fuerza su boca y recibió el recipiente de Mahiru.

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La comida llego con un cálido recibimiento, después de todo ha estado bastante tiempo en esta fría terraza.

“¿Así que puedo comerlo?” Amane preguntó.

“Si no lo quieres, puedes tirarlo”, contesto Mahiru sin complicaciones.

“No, soy agradecido de tu gesto. Normalmente no puedo comer la comida casera de un ángel todo el tiempo”

“… En serio, no me llames así”

Al usar su apodo de la escuela era como un tipo de venganza, dolorosa y punzante ante sus críticas. Sus sentimientos ante su apodo eran descritos en su cara al sonrojarse.

No había dudas de eso: detesta que la llamen ángel. Si estuviera en su misma posición, Amane seguramente también lo detestaría. Eso no era necesario mencionarlo.

A pesar de que comprendió la perspectiva de Mahiru, Amane no pudo evitar sonreír ante la vista de sus sonrojadas mejillas y la formación de diminutas lágrimas.

“No pediré perdón”, anuncio.

Estaba seguro de que cualquier otra burla que hiciera ahora borraría cualquier buena impresión que hubiera dejado, así que Amane pensó que es acertado darle un respiro.

Ni siquiera somos tan cercanos.

Mahiru también pareció no querer escucharlo de nuevo, y ella lo dejo claro al esclarecer su garganta mientras se reincorporaba.

Sin embargo, sus mejillas aún continuaron teñidas de rojo, así que no parecía haber bastante cambio.

“Bien, gracias por el gesto. Sin embargo, no debes darle importancia a lo sucedido anteriormente”, dijo Amane.

“No lo hago. Considero ese favor ya pagado. Esto es aquí es por mi autosatisfacción… Contemplo que no cuidas bien de ti mismo, y eso me preocupo; eso es todo”.

Claro. Esta era solamente la compasión de Mahiru; eso era todo. No tenía por donde poder ocultarse, ella esa vez tuvo un buen vistazo de como vivía esa noche. Incluso en la actualidad, se podía mirar la basura apilada en el corredor a sus espaldas.

“Necesitas por lo menos comenzar a tener una alimentación adecuada y… ¡reorganizar tu vida!”, le regaño.

“Sí, mamá” constato Amane sarcásticamente. Le molesto seguir escuchando los regaños de Mahiru.

Amane llevo la comida que Mahiru le dio a su apartamento. Recogió un par de palillos de desechable que obtuvo en el supermercado y se sentó en sofá de la sala de estar, estando ansioso por probar la cocina de Mahiru.

Recordó que anteriormente disfruto de sus gachas de arroz, a pesar de que su sentido del gusto era opacado por su enfermedad. Las gachas levemente calentadas tuvieron un delicioso y reconfortante sabor que hacía fluir a su estómago. Si eso fuera un llamado, era que sin duda alguna que la cocina de Mahiru es muy buena, pero actualmente este fue el momento de confirmarlo firmemente.

Mientras abría apresuradamente la tapa del recipiente, Un leve aroma a guiso salado se acercó a él. Habiendo varias verduras cocidas junto a una leve porción de pollo. La salsa de tono claro hacia destacar a las zanahorias y verdes frijoles, lo cual se miraba que todas habían sido cortadas en trocitos.

El estómago de Amane rugió, dándole un recordatorio de que su única comida fue una jalea nutricional. Apresuro a abrir sus palillos desechables y llevo un trozo de rábano daikon a su boca.

“Delicioso”

La boca de Amane se llenó de un complejo sabor.

Es típico de Mahiru quien se preocupa mucho por la salud, el plato era ligeramente sazonado, en que sobre todo traía caldo de dashi. Obviamente desde el principio noto que el dashi usado no fueron esos granulados de tienda. En vez de eso, habían sido preparados por Mahiru con bonito disecado y algas kombu. La diferencia entre sabores era como el día y la noche.

Mientras lo iba masticando a profundidad, el hedor del dashi junto a los demás condimentos, así como la esencia de las verduras, se expandieron con suavidad en su boca. Amane nunca ha sido un gran fan de las verduras.

Generalmente hacia lo dentro de sus capacidades para evadirlas, pero en este plato, la esencia de cada ingrediente caía armoniosamente, y Amane se alimentó alegremente.

No tenía tanto pollo. Tal vez Mahiru lo hizo a propósito para decirle que comiera más verduras. Junto a la mínima carne que fue satisfactoria y jugosa. ‘En eso no tengo queja alguna’, pensó Amane, exceptuando su cantidad. Para ser algo preparado por una chica de secundaria, los ingredientes fueron algo sencillos, pero todo lograba ser compensado por su habilidad. Que Amane disfrutara tanto su comida era un argumento para este hecho.

Hubiera estado mejor con algo más de arroz, y tal vez un poco sopa de miso o de un caldo a un lado, pero Amane no tenía nada de eso. De todas maneras, no tenía arroz, así que ese humilde deseo no le seria concedido esta noche. Ya era demasiado tarde, pero se arrepintió de no comprar ningún paquete de arroz instantáneo de antemano.

“Este ángel es asombroso”, se dijo Amane para sus adentros, mientras iba devorando las excelentes verduras sazonadas, ni siquiera por un segundo los palillos dejaron de moverse.

Pensándolo, ella en la escuela ya es asombrosa, también en los deportes, y en las tareas domésticas.

Si Mahiru estuviera aquí y escuchara eso, se enfadaría mucho.

“Aquí te dejo el recipiente. La comida estuvo deliciosa”

A la noche siguiente, Amane llevó el recipiente que le cedieron al apartamento de Mahiru.

Este chico era malo para limpiar, pero no lo fue tanto como para lavar algo que esté usando. En sus manos, sostenía ese pequeño recipiente detalladamente limpio, debió saber que devolver el recipiente lavado y seco sería lo mejor.

Mahiru había aparecido en ese momento sin darse la molestia de comprobarlo, en como si lo estuviera esperando.

Llevo un vestido de puntos color vino, y al mirar a su visitante, abrió sus ojos levemente. Rápidamente dio un vistazo al recipiente y dijo: “Lo lavaste y todo, ¿Eh? Miren nada más”

Amane frunció el ceño levemente al mirar que fue elogiado como si fuera un pequeño niño.

“Bien, gracias por darte el tiempo de hacerlo”, prosiguió Mahiru. “Ten esto ahora” Ella presiono otro nuevo y cálido recipiente en las manos de Amane.

Por lo que pudo decir, había carne salteada y berenjenas en su interior. Al parecer se enfrió bastante como para que el recipiente no se empañara, ya que Amane miro con claridad la tonalidad de las berenjenas, junto al cerdo a la parrilla y las semillas de sésamo esparcidas en lo alto del transparente recipiente. Ante su color, podía adivinar que la salsa seria de miso. Al tener la vista de esas berenjenas perfectamente asadas y de esa brillante carne de cerdo despertaron su apetito.

Nadie negaría que se miraba delicioso, pero Amane no podía comprender porque le daba de cenar nuevamente.

“No, Vine solamente al devolver el recipiente” Explico Amane.

“Esta es tu cena para hoy”, contesto Mahiru fríamente.

“Sí, lo comprendo, pero…”

“Te pregunto: No tienes alergias, ¿verdad? Pero no me malentiendas.

No te daré en tus gustos ni nada de eso”

“No las tengo, pero… digo, no puedo aceptar tu comida esta vez”

Tomar una segunda porción de la cena de la chica le pareció mal a Amane. Su desnutrido cuerpo agradecía su comida, y Mahiru era obviamente mejor cocinera que las demás chicas de su edad, y estaba seguro que la comida entre sus manos seria nuevamente deliciosa, pero también era un gran riesgo tenerla.

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Si alguien de su escuela viera su encuentro, podría volverse un gran problema. Aquello seria el final de la pacifica vida estudiantil de Amane.

Estos apartamentos fueron pensados para que uno viviera solo, pero su alquiler era bastante elevado por su ubicación y comodidad. Amane nunca ha visto a otro estudiante de su escuela en el complejo, exceptuando a Mahiru, claro, así que capazmente esta preocupación no era nada importante. Incluso teniendo ese leve alivio, sus breves encuentros con este ángel le hacían ser cauteloso.

“Prepare demasiado, así que soy contenta al librarme de él”, explicó Mahiru.

“… En ese caso, soy feliz de poder aceptarlo. Pero alguien se haría una idea equivocada de esto, ya que las personas suelen mirarlo como un gesto hacia una persona que te gusta…”, dijo Amane tímidamente.

“¿Y sientes tener la idea equivocada?”

“Uh, claro que no”

Una mirada a la expresión de Mahiru bastaba para esclarecer sus sentimientos hacia Amane.

No hubo manera de que una talentosa y hermosa chica como Mahiru cayera enamorada de un perezoso desinteresado como Amane. Claro, que su bella vecina le llevara comida es en las comedias románticas, pero aquí no había romance— ni siquiera comedia. Esta circunstancia escaseaba de eso tal como el apartamento de Amane escaseaba de arroz.

La amabilidad existente de las espinosas palabras del ángel solamente nació de su lastima.

“Entonces, no tienes problema ¿verdad? Y, de todas formas, al parecer ibas sobreviviendo de los recipientes de las tiendas de conveniencia y de guarniciones de supermercado”, declaró Mahiru.

“¿Cómo lo supiste?” Amane preguntó.

“No es difícil verlo, ya que tu cocina se mira que con suerte ha sido utilizada, y tienes bastantes palillos desechables de las tiendas de conveniencia y del supermercado en tu escritorio. Además, al solamente mirarte me di cuenta. Tu tez no es sana”

La expresión de Amane se congelo. Mahiru obtuvo todo eso de una sola visita a su apartamento. Todos sus comentarios fueron precisos; no tuvo espacio para contradecirla.

“… De acuerdo, me marcho”

Mahiru dio un leve asentimiento y regreso a su apartamento, ya habiendo dado y dicho todo lo que estimo.

Amane miro al recipiente en sus manos mientras que la cadena al otro lado de la puerta era puesta en su lugar. La calidez de la comida comenzó a temperar sus palmas. Dejo escapar un frágil suspiro y regreso a su casa.

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Como era de esperar, la berenjena con sésamo esparcido y la carne de cerdo estuvo deliciosa. Amane se encontró deseando más que esto comparado al arroz de ayer.

A medida que el tiempo transcurría, Amane empezó a tener remplazos de recipientes vacíos a llenos todos los días, y su dieta tuvo una notoria mejoría.

La cocina de Mahiru siempre fue ligera y saludable, y como cada plato le hacía desear aun más el arroz, Amane comenzaría a enlistar paquetes precalentados con antelación para sus comidas. El ángel poseía un variado repertorio en su cocina: comida japonesa, china, incluso occidental. Cada día algo nuevo venía, pero cada nueva comida era deliciosa, y Amane desarrollo un apetito nunca antes visto por su comida.

Como ciertos animales que ganan peso por la caridad, Amane rápidamente llego a depender de la caridad de Mahiru. A pesar de que recibía con obediencia cada nuevo contenedor, sabía que era presuntuoso recibir su comida todos los días. Aun así, alegremente — y hambriento— comía sus chuletas a cada oportunidad.

“… Últimamente te miras mejor. ¿Ajustaste tu dieta o algo así?”

Itsuki lanzo una extensa y evaluadora mirada a Amane durante cierto día en la hora de almuerzo. Aparentemente, su tez tuvo una mejoría— Probablemente fuera por la debida nutrición que estaba recibiendo su cuerpo.

Amane conocía que su amigo era bastante perceptivo, y sentía un sudor frio mientras sorbeteaba los fideos udon que solicito para su almuerzo…

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“Itsuki, me aterras”, dijo.

“¿Por qué? ¿Dices que estoy en lo cierto?”

“Bien, supongamos que en este tiempo no he tenido más alternativa que reevaluar mi estilo de vida”

En las ocasiones que Amane iba de paso por el apartamento de Mahiru, ella le reprendía con gentileza para que cuidase de sí mismo, y ella con frecuencia compartía su cena con él. Siendo natural la mejoría en su vida. Por una parte, la quisiera llamar su ángel guardián, pero por otra parte sentía que se estaba metiendo en asuntos que no debía.

Amane indirectamente afirmo las sospechas que Itsuki tenía y lo evadió, e Itsuki soltaría su agradable risa. “Síp, lo sabía. Siempre te miraste como un no sano con ese horrible estilo de vida tuyo”

“Cállate.”

“Pero, ¿qué te hizo tomar la decisión de ´reevaluar tu estilo de vida´?”

“Supongamos que me obligaron a hacerlo”

“Ah, ¿tu mamá lo descubrió?”

“… No tienes la razón absoluta, pero tampoco estas tan alejado de lo que es”

Mahiru en ocasiones en realidad se escuchaba como la madre de Amane. Sin embargo, ella es bastante joven y hermosa como para ser su madre, la manera en que daba su esfuerzo para cuidar de Amane impedía su negación.

“Dime, ¿Itsuki? ¿En realidad me miro como alguien que no se cuida?”

“Hmm… Bien, para empezar, estás muy pálido. Supongo que tienes bastante altura, pero eres un vago. También siempre andas por todas partes como si fueras indiferente a todo, así que te asimilas a un zombi”

“Pero, así es como todos me ven…”

“¿Crees que no nos damos cuenta? Para nosotros es como si intentaras parecer estar vivo”

“No seas ridículo… Espera, pero en serio… ¿un zombi…?”

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Amane no tenía seguridad de eso, ya casi nunca se mira al espejo, pero aparentemente, a los demás les daba la impresión de que con suerte estaba vivo. Si en un día agradable se viera estar medianamente muerto, eso explicaría por qué anteriormente Mahiru mostraba tanta preocupación por él.

“Deberías ser más atento a cómo te perciben los demás, Amane. Siempre te miras estando inclinado, mirando al piso. Eso hace complejo el querer acercarse a ti, y no es como si te quisieras acercar a los demás. Si no te conociera mejor, diría que eres la definición perfecta de un joven irritable”

“Es increíble como muestras tanta casualidad al insultar a una persona”

“Bueno, bien, entonces, no lo maquillare. Te miras como un cadáver, y tu vida es un gran lio”. Itsuki prosiguió con las burlas hacia su amigo, insistiendo en que debía aprovechar esta oportunidad para dar atención a su apariencia, actitud, y ni mencionar a su salud.

Alejándose ofendido, Amane le contesto con sarcasmo: “Gracias por tu preocupación”

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