Otonari No Tenshi (NL)

Volumen 1

Capitulo 10: Madre Invasora

Parte 2

 

 

No importaría su explicación, su madre se había decidido. Amane se llevó un dedo a su frente, sin saber qué hacer. Urgentemente, deseo a que Mahiru se despertara. “Nn…”

O la oración de Amane había sido escuchada o a causa de todo el alboroto, dado que sus parpados se abrieran, y libero un dulce ruido a medida que su cara se levantaba. Su cabello de lino cayó sobre sus hombros. Los brillantes ojos de la chica, que fueron de color acaramelado, se miraron nebulosos por el sueño, y se encontró tan vulnerable que de alguna manera te sentiría mal mirarla directamente.

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Tal vez aún no estuvo totalmente despierta, puesto que miro a Amane con un aire despreocupado, con sus ojos somnolientos y dispersos. Amane miró directamente hacia otra dirección.

“Shiina, no me importa si te has quedado dormida, pero surgió un malentendido, así que por favor ayúdame a esclarecer los hechos”

“¿Malentendido…?”

“Hey, Hey, señorita Novia, ¿cómo te llamas?”

Mahiru continuo claramente confundida por lo sucedido, pero Shihoko no vacilo en acercarse a ella, teniendo una sonrisa amistosa y despreocupada, aparte de una actitud demasiado cercana.

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Mahiru se miró notoriamente nerviosa, aún tratando de orientarse.

“Eh, uh, um…”

“Es importante decirnos los nombres en nuestro primer encuentro, ¡sabes!”

“Ah, soy Mahiru Shiina…”

“Oh, Mahiru, ¡que nombre tan bonito! Yo soy Shihoko; por favor no te pongas tímida y llámame por mi primer nombre, ¿está bien?”

Mahiru dio su nombre inconscientemente en cuanto se le presiono para obtenerlo. Miró a Amane, con su mirada en busca de un rescate. Desafortunadamente, Amane quedo indefenso. Había esperado a que Mahiru lo rescatara de alguna manera. Tristemente, tuvo que negar con la cabeza. Conocía que una vez que su madre comenzara, nadie podría frenarla. Ella se empeñó en aprender más sobre Mahiru, y nadie la convencería de eso. Era poco probable que se diera cuenta de la incomodidad que hacía sentir a la chica.

“Está bien, um… Señora, no es, uh, Shihoko…”

“¿Ves? Eso suena a más como una nuera”

“¡Fujimiya!”

“Eso podría aplicarse a cualquiera de nosotros, ¿lo sabes? ¿Verdad, Amane?”

“Mamá, a Shiina le molesta”

“Amane, no deberías ser tan formal con tu adorable novia; ¡llámala por su nombre!”

Shihoko no parecía inclinada a escuchar a los demás. Amane frunció el ceño, pero no mostró señales de ceder. Su sonrisa era amplia y enteramente desvergonzada.

“Uh, um, ¿Shihoko?”

“Sí, ¿querida?”

“Él y yo—“

“No sé a quién te referirás. ¿A quién?”

“… A-Amane y yo; no estamos saliendo”.

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A pesar de tener un claro nerviosismo por el ataque verbal de su madre, Mahiru hizo lo que pudo para aclarar el malentendido. Desafortunadamente, ella miro directamente a Amane e incluso lo llamo por su nombre, que aparentemente era lo que Shihoko quería. La sonrisa de la dama no hizo más que crecer.

“Está bien, para que las cosas florezcan debe transcurrir mucho tiempo, supongo. Sera algo que esperare ansiosamente”, dijo Shihoko, descaradamente.

“Eh, ah, um, eso no es…”, dijo Mahiru, intentando refutar.

“Oh, no, ¡seguramente llegue a entrometerme en cuanto todo se ponía interesante!”

“U-um, ¡quiero que me permitas dar una buena explicación! No tengo esa clase de relación con… Amane. ¡Estuvimos almorzando juntos porque no sabe cocinar!”

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“Serás una esposa maravillosa, cariño. Mi Amane se propuso en vivir por sí mismo a pesar de su incapacidad para las tareas domésticas. Así que aprecio mucho que lo apoyes”

“No, uh—“

Mahiru realizo un esfuerzo heroico, pero a estas alturas su cabeza debe estar golpeándose contra la pared. En el instante que hizo mención de sus visitas a al apartamento de Amane, en su cocina, y además de que ambos se sientan en la misma mesa, los brillos en los ojos de Shihoko había cambiado. La madre persistente para Amane la miro aún más molesta de lo habitual.

A la vez que Shihoko se ponía así, sabía que no habría nada que la pudiera detener. La única persona que ha logrado tener esa oportunidad fue su padre, Shuuto.

“Shiina, sólo ríndete. En cuanto mi mamá se pone así no escuchara a nadie” “No puede ser verdad…” Mahiru se escuchó enormemente consternada.

Amane se dio cuenta de que no llegarían a ninguna parte. Intentar una explicación no serviría, y era claro que no podía detener las alocadas especulaciones de su madre.

“En todo caso, mi Amane lo hizo bastante bien para atrapar tal belleza. Me sorprende.”

Teniendo un Amane harto de discutir, y a una Mahiru sin claridad de cómo reaccionar, ambos simplemente se quedaron en silencio.

Era posible que la madre de Amane tomara su silencio como una señal de aceptación, aunque Shihoko sin dudar tomo la vergüenza que sentían como las pruebas de su sospecha. Ella miro a Mahiru sin intentar esconder la intensa curiosidad de su mirada.

“¿Qué opinas, Mahiru? ¿Puede mi Amane en realidad lograrlo, vivir por su cuenta?”

“Uh… Eso… Bueno…”, tartamudeó Mahiru. “… Lo suficiente para mantenerse vivo…”

“Deberías decir que lo he hecho bastante bien” Amane interrumpió.

“Recuerdo en que este lugar se veía bastante mal”, le recordó Mahiru.

“No lo saques ahora. He mantenido la limpieza, ¿no?”

“Y te he estado ayudando con la limpieza en todo este tiempo, ¿no?”

“Es verdad, y lo aprecio”, admitió Amane. “Todo, en realidad— la comida, la limpieza y todo lo demás” Mahiru indudablemente era su la razón de su vida en comodidad, y se inclinaría ante ella en señal de agradecimiento sin vacilación. Sabía que ella no hubiera hecho tanto si lo odiara, pero siempre se esforzaría por demostrar su agradecimiento.

Como era de esperarse, la madre de Amane interpreto su intercambio de una manera diferente.

“Entonces, Amane, ¡no solamente fue la comida de hoy! Mahiru lo ha hecho por ti en todo este tiempo, niño inútil. La manera en que se hablan, ¡es como si vivieran juntos!”

“¡No! ¡¿Cómo es que llegaste a esa conclusión?! ¡Solamente vivimos uno al lado del otro!” Amane contesto.

“Ajá, ¡así que fue el destino! No es maravilloso, Amane. Me has conseguido una hermosa nuera”

“No negare lo hermosa y talentosa que es, ¡pero estoy en contra de nombrarlo destino o lo que sea!”

“¿No se escucha más romántico de esa manera?”

“¡Eso no es mi molestia aquí! ¡Te estoy diciendo claramente que no tenemos un amorío!”

“Insistente” Claramente, Shihoko continuo en su creencia de que Amane se sentía demasiado avergonzado para admitirlo.

La cara de Amane se contorsiono en una mueca más notoria, y lanzó un suspiro con más pesadez que en los últimos meses. No pudo recordar en cuantas ocasiones sufrió por las alocadas suposiciones de su madre. Shihoko era en realidad la clase de mujer que hacia lo que se le venga en gana.

En cuanto a Mahiru, sin darse cuenta fue atrapada por todo ese enorme entusiasmo de Shihoko, no pudiendo hacer más que mirar entre Amane y su madre, en total desconcierto.


“Mahiru, esto sea probablemente el amor de una madre en acción, pero mi Amane no es acertado en sus palabras, y no es franco cuando se trata de sus sentimientos, pero es fiel y caballeroso. Diría que es un buen partido.

Además, tiene cero experiencias con chicas, así que puedes hacer lo que quieras con él”

“¿Qué demonios le estas diciendo, mamá? En serio, detente”

Esa última parte no es tu asunto, pensó Amane enfadado.

“Quiero decir, es verdad, ¿no? Si no, ¿por qué no has tenido novia? Te asimilas a papá, así que no creo que sea por la apariencia. ¿Tal vez la causa es tu inmadurez?”

“No es tu asunto”

“En realidad deberías abandonar esa genialidad fría en frente de Mahiru, sabes.”

“No lo haré, y tampoco tiene interés en eso”, se quejó Amane.

“Oh, ¡Vamos! Cariño, puedes entrenarlo para que se adapte a tus preferencias. Amane luce bastante bien si lo sabes vestir”

Shihoko, sonriendo como una loca, ataco a Mahiru nuevamente, que no podía ofrecer más que una pequeña sonrisa a cambio. Ni siquiera este ángel puede contratacar en su lucha. La madre de Amane era realmente algo.

“Mamá, le molestas. Por favor, vete a casa.”

“En que chico madurado te has vuelto, en decir que tu madre regrese a casa”

“Por favor, es en serio. Es claro que la haces sentir incomoda”

“¿Oh? ¿Es verdad, Mahiru?”

“No se lo preguntes; solamente te dirá lo que quieres escuchar. Por esta ocasión, regresa. Puedes venir en otra oportunidad”

“Está bien, si llegas a esos extremos, supongo que he comprendido tu mensaje. Después de todo, interrumpí cuando estabas a solas con tu novia. Es normal tu molestia por desperdiciar su tiempo a solas”

“Está bien, tómalo como quieras. ¡Apresúrate y vete!”

Amane estuvo exhausto de discutir con su madre, y también toda la situación debió afectar a Mahiru. Le dio un vistazo y descubrió su fatiga.

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Tomando votos internos para demostrar su aprecio más tarde, Amane saco a su madre y recibió una mirada de reproche a camino. Aun así, Shihoko no se esforzó para quedarse, así que por lo menos aún le tenía importancia, aunque era claro que su visión de la realidad continuó siendo bastante diferente.

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“Ah, Mahiru, vamos a intercambiar información de contacto, ¿de acuerdo?

Más tarde quisiera información de la situación de Amane, entre otras cosas”

“Uh, ¿E-está bien…?”

En un último esfuerzo, Shihoko intento hundir sus garras nuevamente. Atrapada ante los abrumadores movimientos de la mujer, Mahiru terminó en un intercambio de contactos con ella. En la actualidad la madre de Amane podría contactar directamente con ella. Ese pensamiento hizo que Amane quisiera llevarse una mano a su frente.

Teniendo una sonrisa radiante, Shihoko tomo la mano de Mahiru y le recordó que cuidara de su hijo. Amane decidió enviar un mensaje a su papá en un rato para que detuviera a Shihoko.

“Estoy exhausta…”

“Lo siento; ella es como un huracán”

Shihoko no se quedó por tanto tiempo, pero su presencia acabo con ambos hechos polvos. Después de desplomarse en su sofá, Amane coloco su mano sobre sus piernas y soltó un profundo suspiro. Mahiru también se sentó vigilantemente, pero su postura en general idónea estuvo inclinada y demacrada. Amane pensó en que ese Ángel podría contra cualquiera, pero ni siquiera le quedo energías en la confrontación contra su madre. No sabía con certeza si debería disculparse.

“Realmente no quería que se fuera a casa pensando lo incorrecto”, admitió Amane.

“Está bien, no ha causado un daño real…”, dijo Mahiru.

“No, creo que lo hubo… Si ella actuó de esa manera, significa que le has gustado… Sea como sea, será problemático…”

Era realmente una desgracia que fuera a suponer una carga para Mahiru. El amor de Shihoko por todas las cosas adorables, añadiendo a su confusión de que mira a Mahiru como la novia de su hijo, era casi seguro que en estos próximos días metería su nariz en donde no debería. Los problemas se aproximan desde el horizonte.

“Shihoko en realidad se preocupa mucho por ti, ¿no?”

“Es una buena manera de expresarlo, pero en ocasiones no quiere escuchar a los demás…”

Más que una madre excesivamente cariñosa, Shihoko elogia y adora a Amane, aunque Amane lo odia. Tenía claro que no debería preocuparse tanto por eso, ya que probablemente por lo menos en mitad es su culpa por ser un vago sin esperanza. No es como si se transformara en un malagradecido por todo lo que le brinda su madre, pero ella era un auténtico dolor en el trasero, y su deseo era que le dieran un poco más de espacio.

“… Qué agradable”, murmuró Mahiru silenciosamente.

Amane le dio un vistazo. “¿Qué?”

“Tu madre es todo un personaje, pero también es demasiado amable”

“Eso me significa que es entrometida y escandalosa”

“… Aun así, para mi es agradable”

Las palabras de Mahiru no fueron halago hueco; ella en realidad pareció envidiosa de eso y evadió su mirada.

Una notoria expresión sombría apareció en la cara de la chica. Tanto así que Amane pensó que podría romperse a llorar en cualquier momento. Cualquiera podría sentir su fragilidad en este momento. Era más notorio que una simple fatiga.

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Mahiru debió percibir la mirada de Amane sobre ella, porque repentinamente restauro su postura y forzó una pequeña sonrisa. Luego, usando la misma rapidez anterior, recupero su habitual actitud y se apoyó contra el sofá, que rara vez hacía.

“Mahiru, ¿Eh?”

“… ¿Qué dices tan de repente?”

“Nada… Estuve pensando que desde hace un largo tiempo no me llaman por mi nombre. La mayoría de las personas me hablan por mi apellido”

Era enormemente sorprenderte saber que alguien de la popularidad de Mahiru no tenía amigos con la suficiente cercanía para que la llamaran por su nombre. Todos en la escuela la miraron como un Ángel sin defectos. Incluso los conocidos de Mahiru mantendrían cierto grado de formalidad, y nadie tendría la valentía necesaria para conocerla verdaderamente. Muchos estudiantes solamente llamarían a Mahiru por un apodo que ni siquiera le gustaba.

“Bueno, suponiendo que no tengas amigos cercanos, por lo menos quedan tus padres, ¿verdad?”         Amane preguntó.

“Mis padres nunca me hablarían de esa manera. Absolutamente no”. La respuesta de Mahiru era glacial,

Al mirarla, Amane miro que su cara era una inexpresiva mascara. Era similar a una muñeca, carente de emociones. Aquello, solamente duro unos segundos, sin embargo, la cara de Mahiru cambio nuevamente al sentir la mirada de Amane. Sus cejas se hundieron, como si algo le preocupara.

“… De todas maneras, no es que suceda tan seguido”, murmuró, antes de soltar un suspiro. Amane se preguntó hace un tiempo si mantenía malas relaciones con sus padres. Era sencillo imaginar que tenía problemas en casa por su actitud glacial hacia el tema. Además, nunca ha ido de salida con sus padres y odia su cumpleaños, pero Amane nunca pensaría que la distancia con sus padres seria tanta que ni la llamarían por su nombre.

Recordando en como Mahiru comento silenciosamente en que le agradaba la personalidad de Shihoko, Amane se preguntó cuáles fueron los sentimientos del Ángel para ese momento.

“Mahiru.” Repentinamente, Amane pronuncio esa palabra. Nunca ha llamado a su vecina por su nombre. La chica en cuestión hizo parpadear a sus acaramelados ojos. Pareció sorprendida, y Amane pudo decir que la atrapo desprevenida. Su sorpresa momentánea había revelado aquella juventud que Mahiru mantenía oculta.

“Es tu nombre. Alguien debería llamarte así”, razonó Amane.

“… Supongo que tienes razón”, contesto Mahiru sin reparos. Momentos después, una pequeña sonrisa apareció en ella. El pecho de Amane se sintió en desorden cuando la noto.

“… Amane.”

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Al escuchar esa pequeña voz pronunciando su nombre, ese desorden se transformó en una tormenta. Tal vez era porque, hasta hace un rato, su madre era la única que le llamaría por su nombre, pero cuando Mahiru pronuncio su nombre tan directamente, sintió una inquietante y descontrolada perturbación que hacía a su pecho agitarse.

“Por favor, cuando estemos afuera no me llames así, ¿está bien?” Mahiru le recordó.

“… No pensé hacer eso. También te digo lo mismo. No tengas un desliz en las afueras del apartamento”

“Entendido. Es nuestro secreto, ¿verdad?”

Amane no pudo mirar directamente a Mahiru, ya que aún mantenía esa pequeña sonrisa. Mientras mira a otro lado, contesto en acuerdo y se desplazó de su asiento, tomando distancia de aquella sonrisa del Ángel.

Aunque la invasión de Shihoko del sábado fue una pesadilla, no hubo cambios, exceptuando la manera en que Amane y Mahiru se referían al otro.

No se acercaron tan repentinamente. Hablarse un poco más directamente no era la gran cosa. A lo mucho, tal vez resulto en que la actitud de Mahiru se suavizo un poco, pero eso era todo.

“…Um, ¿Amane?”

Mahiru vino un poco antes para la cena del domingo, tal vez sintiendo inquietud, porque lucia preocupada.

Amane se alegró de su participación, pero se encontró en confusión ante su extraña actitud. Pensó que tal vez no le parecía adecuado en usar sus nombres después de todo, pero a su llegada, ella menciono su nombre sin titubeos, así que algo más debía ser su preocupación.

Por el momento, ambos se sentaron en el sofá, y mientras que espero a ver la reacción de Mahiru, ella tomo un pañuelo desde el bolsillo de su falda.

Mientras Amane continuó preguntándose qué sucedía, Mahiru abrió el pañuelo perfectamente doblado para mostrar una pequeña llave oxidada. Sin duda debió tratarse de la llave que le entregó ayer.

“Te devuelvo tu llave de repuesto. Al final, nunca tuve la necesidad de usarla, y se me olvido devolverla. Siento mucho eso”.

“Ya veo.”

Aparentemente, Mahiru no pudo permanecer en calma hasta que devolviera la llave. Satisfecho de reconocer la causa de su extraña actitud, Amane miró hacia el trozo de metal que descansa sobre el pañuelo.

Reflexionando ahora mismo, Mahiru venía a preparar la cena a su apartamento casi todas las noches. Por lo general, se reunirían en la puerta, pero en ocasiones se tardaría en llegar. Incluso habría momentos en que Mahiru se obligaría a esperar por su ausencia de casa. Debiendo ser una enorme incomodidad esperarlo afuera, durante estos fríos meses especialmente. En algún lugar, Amane escucho que un clima frio era el peor enemigo de una chica, y ahora que lo reflexiona, tampoco se encontraría feliz si tuviera que esperar entre la frialdad, si las circunstancias se voltearan.

Mahiru básicamente venia todos los días, así que pensó que para Mahiru sería más fácil tener una llave para entrar.

“Está bien; puedes quedártela”, dijo.

“¿Eh?”

“Puedes devolvérmela en cuanto nuestro tiempo juntos acabe”

A Amane le pareció perfectamente razonable. Ahora que Mahiru tuvo una llave para ella, sería conveniente que la conservara, pero no pareció convencida de eso.

“P-Pero…”

“Quiero decir, ir a la puerta por cada vez que vienes es molesto”

“Ah, así que se trata de eso”

“No dudo en que le pongas un mal uso o algo así”

“Bueno, es verdad, pero…”

Amane ha compartido comida con Mahiru por más de un mes, y pensó en que la conocía lo suficiente. Era razonable, considerada y amable. Tenía la seguridad de que ella no le daría su llave a nadie más ni haría nada mientras Amane no estuviera en las cercanías. Si hubiera alguien en que pudiera depositar su confianza, era Mahiru.

“Además, debes pensar en lo doloroso que es tocar el timbre y esperar afuera todo el tiempo”, dijo Amane.

“Incluso si lo fuera, siento que estas siendo levemente descuidado”

“Pero te la entrego porque confió en ti”

En eso, los ojos de Mahiru se abrieron enormemente, y se quedó sin palabras. La confusión, en adicción de otra cosa que Amane no podía entender, avanzo por los delicados trazos de la chica.

A decir verdad, Amane quería que solamente tuviera la llave para ahorrarse inconvenientes, pero si ella detestara su idea, estuvo dispuesto a retroceder.

En cuanto a Mahiru, miró con atención entre Amane y llave por algunos momentos, y al final soltó un suspiro.

“… Entendido. Me la quedare”

“Mm.”

“Sabes, nunca me siento segura de si algo es importante para ti, o si siquiera te importa, Amane”, le gritó Mahiru en un tono levemente irritado. Ella se escuchó molesta, y Amane no pudo hacer nada más que sonreír con ironía.

“Me queda bien, ¿no crees?”

“No deberías decir esa clase de cosas sobre ti”, reprendió Mahiru.

La sonrisa de Amane se hizo más amplia. Mahiru parecía sentirse más cómoda entre ese ir y venir de tonterías. Claro, en la actualidad se llamaron por sus nombres. Y se vería extraño si no establecieran algún tipo de relación. Mientras que la mirada de Mahiru se llenaba de irritación, como para decir que Amane era un total caso perdido, pero su mirada no era glacial. En realidad, hubo ligera calidez proveniente de ella. Entendiendo que Amane solamente estaba bromeando.

“Está bien, entonces, no dudaré en usarla. Incluso podría llegar a hacer algo en tu apartamento sin previo aviso”

“¿Cómo qué?”

“… Como… ¡una limpieza sorpresa!

“Estaría agradecido por eso”

“… ¿O qué tal si repentinamente tu nevera se llenara de comida?”

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“Tendría para preparar mi desayuno más fácilmente, y también habría más alternativas para la cena”

La broma de Mahiru claramente necesito de un poco más de elaboración. Amane se encantaría de afrontar cualquier sugerencia que hiciera. El hecho de que no pudiera encontrar una intimidación realista ni siquiera en su verdadero intento le recordó a Amane sobre la amable naturaleza de Mahiru.

Era bastante encantador y eso llevo una sonrisa a sus labios.

“¿Estás seguro de que no te estas burlando de mí?” Mahiru pareció preparada para lanzar pucheros, lo que por su cuenta sería demasiado adorable, pero Amane no quería molestar más a Mahiru.

Conteniendo la sonrisa que amenazo con aparecer, Amane dijo: “Claro que no”.

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