Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 8

Capitulo 16: La Cita en Akihabara

Un domingo de finales de febrero, Chihiro esperaba a Haruto en la salida Showa-dori de la estación JR de Akihabara.

Unos días atrás, Haruto envió un mensaje de texto invitando a Chihiro a acompañarlo a Yodobashi Akiba y ella dijo inmediatamente que sí. Yodobashi Akiba, cuyo nombre oficial era “Yodobashi Camera Multimedia Akiba”, era un gran centro comercial especializado en electrodomésticos, artículos deportivos, revistas, juegos y CD, libros, maquetas de plástico y mucho más. Era la primera vez que Chihiro visitaba Akihabara; le sorprendió ver todos los anuncios de anime y juegos en la estación de tren, así como el cartel eléctrico que anunciaba novelas ligeras justo al lado de la cabina de peaje.

“Hola, Chihiro”.

“¡Buenos días, Fuwa!”

Unos cinco minutos después de la llegada de Chihiro (y diez minutos antes de la hora prevista), Haruto atravesó la cabina de peaje.

“Había oído hablar de todo esto, pero vaya, la estación de Akihabara es increíble”.

“¿Eh? ¿Es tu primera vez en Akiba?” “Sí”, dijo asintiendo con la cabeza.

Haruto parecía un poco pensativo. “Oh… Bueno, tenía pensado mirar algunos aparatos electrónicos, echar un vistazo a los modelos, comer y volver a casa, pero ¿quieres que te lleve a algún otro sitio?”

“Si no es ninguna molestia…”

“Por supuesto que no. Akihabara es como mi jardín personal”, bromeó.

Hermanita

Para empezar, entraron en Yodobashi Akiba justo a un lado de la cabina de peaje y subieron por las escaleras mecánicas hasta la sección de electrónica de la quinta planta.

“¿Qué vas a comprar hoy, Fuwa?”

“Um, bueno, en realidad aún no lo he decidido”.

“¿Ah, no?”

Chihiro no entendía.

“Quería comprar un regalo de bienvenida para Miyako y a las otras chicas. Ya tienen una nevera, microondas, olla arrocera, lavadora y televisor, pero ella me dijo que no tenían nada más, así que pensé en comprarles algo”.

“Oh, eso tiene sentido”.

“¿Qué crees que les gustaría, Chihiro?” “¿Algo electrónico…?”

Chihiro lo pensó seriamente por un momento.

“¿Qué tal una aspiradora automática?”

Itsuki había ganado una de última generación en un sorteo el año pasado y, para disgusto de Chihiro, era un auténtico caballo de batalla que reducía enormemente el trabajo de limpieza. El nuevo piso de las chicas tenía un salón bastante grande, según había oído, así que una aspiradora automática probablemente resultaría incluso más útil allí que en casa de Itsuki.

“¿Una aspiradora…?”, Haruto sonrió. “¡Eso me gusta!” Así que se dirigieron a la sección de aspiradoras, pero… “…Vaya, ¿tan cara es…?”

Al encontrar el modelo que tenía Itsuki, Chihiro quedó impactada.

“¿Más de cien mil yenes? Eso es mucho más de lo que pensaba…”

Haruto parecía angustiado.

“También tienen otros más baratos”, dijo Chihiro, señalando a las otras aspiradoras.

Haruto negó con la cabeza. “No, vamos por la más nueva. Vi lo bien que funcionaba en casa de Itsuki. Podrán usarla durante mucho tiempo. ¡Y si ayuda a Miyako, cien mil yenes no son nada!”

Mientras Chihiro esbozaba una sonrisa comprensiva, Haruto llamó la atención de un empleado cercano y resolvió los detalles de la compra y la entrega.

Hermanita

Después de ocuparse de eso, subieron una planta hasta el departamento de juegos y juguetes. El área de maquetas estaba repleta de kits de Gundam y había muestras terminadas (aparentemente construidas por el personal) expuestas tras vitrinas.

“¡Waaa…!”

A Chihiro le brillaron los ojos mientras examinaba las cajas. No se parecía en nada a una pequeña tienda de maquetas de barrio o a la sección de juguetes de unos grandes almacenes. Toda la sección era enorme y la selección, de otro mundo.

“Te gustan los robots fabricados en serie, ¿verdad?”, preguntó Haruto mientras Chihiro se maravillaba con la caja de un MG GM Tipo C.

“Oh, um, sí”.

Durante la charla del otro día sobre sus mobile suits favoritos, Chihiro había empezado a hablar maravillas de los Zaku, GM, GINN, Tieren, Genoace y demás robots fabricados en serie que aparecían en el universo Gundam. Le gustaban ese tipo de robots “secundarios” que adornaban la historia y también apreciaba que sus diseños fueran relativamente discretos en comparación con las naves especiales más llamativas que pilotaban los protagonistas. Muchos de ellos también tenían configuraciones especiales para operaciones terrestres, espaciales o en el desierto, lo que la atraía.

“Pero mi hermano siempre compraba Gundams o lo que pilotaran los protagonistas rivales, así que no tengo muchos de ellos”.

Los únicos modelos de Gundam que Chihiro había hecho hasta ahora eran los que Itsuki había dejado en la casa de la familia cuando se independizó, así como los kits que había comprado después y que había ignorado. Chihiro nunca había comprado uno; incluso en la tienda de modelos local, sólo compraba pinturas y calcomanías, nunca maquetas. Comprar uno nuevo cuando aún no había hecho todos los que tenía en casa le parecía un desperdicio.

“Bueno, ¿por qué no compras algo que quieras hacer para variar?”

“Tal vez…”, Chihiro observó todas las cajas de kits alineadas. “Mmm, pero es que quiero construir todo lo que tengo ahora antes de comprar algo nuevo”.

“Tienes más fuerza de voluntad que yo. Podría aprender de eso”, rio Haruto.

Como Itsuki—o, en realidad, como la mayoría de los constructores de maquetas de Gundam—Haruto tendía a comprar más modelos de los que realmente construía, lo que daba lugar a una pila de tareas pendientes cada vez mayor en su habitación.

“Ah, pero hay algo que quiero comprar”.

Satisfecha consigo misma, Chihiro tenía un par de alicates en las manos—y no alicates cualquiera, sino unos con cuchillas superfinas y muy afiladas, especialmente desarrollados para mantener al mínimo las marcas de los nudillos de plástico descoloridos.

“¿Vas a comprar eso? Yo también tengo un par y son muy filosos”.

“Sí, este modelo tuvo buenas críticas”, respondió Chihiro entusiasmada. “Hace tiempo que quería un par, además Ashley me pagó ayer. Así que me los llevaré”.

Estos alicates cuestan más de cuatro mil yenes—mucho más caros que un par normal, pero mucho más útiles.

Haruto lo pensó un poco. “De hecho—déjame comprarte esos alicates”.

“¡¿Eh?! ¡N-no, no, no podría!”

Haruto sonrió y le hizo un gesto con la mano. “Oye, me ayudaste a encontrar un regalo por la mudanza. Además, los puntos de socio que conseguí por comprar la aspiradora automática lo pagan sin problemas. Es como un regalo extra, así que no te preocupes”.

“No estoy seguro de entender tu lógica…”

Haruto puso la mano sobre la cabeza de la nerviosa Chihiro y le dio unas ligeras palmaditas.

“¡Hyeahh!”.

“Además, siempre como de tu deliciosa comida. Tengo que devolverte el favor de alguna manera”.

Chihiro se sonrojó. “Muy—muy bien… Muchísimas gracias”.

Ambos se dirigieron a la caja con los alicates en la mano.

Después de pagar, Haruto le entregó la bolsa a Chihiro.

“Gracias. Los cuidaré bien”.

“No te limites a cuidarlos. Úsalos. Construye más kits, ¿de acuerdo?”

Haruto sonrió mientras Chihiro aceptaba tímidamente el regalo.

Hermanita

Después de echar un vistazo a las secciones de juegos y libros, fueron a un restaurante de sushi situado en la octava planta, en el piso de comidas.

Haruto empezó a tomar platos al azar. “Entonces, ¿he oído que Itsuki tiene hemorroides?”

“Oye, estoy tratando de comer”, lo reprendió Chihiro.

“¿Eh? Oh. Lo siento”.

Al darse cuenta de que era un tema inapropiado para comentar casualmente durante el almuerzo, se disculpó rápidamente. Él nunca fue de los que evitaban los temas sucios o delicados cuando hablaba con otros hombres.

“Bueno, ¿cómo le va a Itsuki?”.

“Ahora está completamente bien. Creo que está trabajando de nuevo”.

“Oh. Bueno, pronto lo visitaré. Gracias de antemano por cocinar para mí cuando vaya”.

“Claro”, dijo Chihiro con una sonrisa. “Pero tú también deberías tener cuidado, Fuwa”.

Haruto sonrió. “Sí, las hemorroides son parte del oficio… Tiene una silla muy buena, pero supongo que ni siquiera eso detendrá lo inevitable”.

“Cierto…”

La silla de trabajo del apartamento de Itsuki era un artículo de lujo, con una ergonomía sofisticada y un precio de unos doscientos mil yenes.

“Aunque… en mi caso, me preocupa más mi espalda que las hemorroides”.

“¿Tu espalda?”

“Sí. Trabajo mucho sobre asientos duros en cafeterías y restaurantes, así que… Un amigo escritor me dijo que se había hecho daño en la espalda hace poco, y sólo tiene veinticinco años, así que no es cosa de viejos. Y una vez que te pasa, es fácil que te vuelva a pasar”.

“Bueno, espero que tengas cuidado con eso”, dijo Chihiro, dirigiéndole una mirada de preocupación. “Oh, de hecho, tengo un masajeador aquí en mi bolso”.

“¡¿Eh?! ¡¿Por qué?!”

La voz de Haruto casi se quiebra por la sorpresa.

“Ashley me lo regaló hace poco y ha estado en mi bolso todo este tiempo”.

Tanteó un poco su bolso…

“Ah, aquí está”.

…Y así casualmente, sacó su vibrador y se lo mostró a Haruto.

“¡¿Bphh?!”

Haruto escupió en el acto.

“Puedes quedarte con esto a cambio de los alicates, si quieres”, dijo, cien por cien sincero mientras le extendía el juguete para adultos.

Haruto echó un vistazo furtivo por la zona, asegurándose de que nadie estuviera mirando. El restaurante estaba dividido en cabinas, así que, afortunadamente, no había moros en la costa.

“Fuuu…”

Dando gracias a su buena suerte por haber elegido este lugar para comer, se dirigió de nuevo hacia Chihiro.

“Um, Chihiro, ¿sabes lo que es eso…?” “… ¿? Es un masajeador”.

Él lo creía. Haruto sentía que le llegaba un dolor de cabeza.

“… ¿Y dijiste que Ashley te lo dio?” “Sí”.

“… ¿En qué demonios estaba pensando esa loca?”, murmuró para sí mismo. Tras pensarlo un momento, sacó su celular, escribió “cómo usar un vibrador” en la barra de búsqueda, abrió la página resultante y se la entregó a Chihiro.

“…Bien Chihiro, esta página muestra cómo se utiliza eso realmente”.

“¿Cómo se utiliza realmente?”, preguntó curiosa, mientras empezaba a leer la página web… y luego, poco a poco, empezó a ponerse cada vez más colorada.

“¿Eh? Uh… ¡¿Qu…?! ¡¿De esa forma…?! ¡¿Tú, puedes simplemente ponerlo dentro…?! ¡No puede ser…! ¡Eso…eso es…um…! ¡¡~~~~~~~~~~~!!”

Haruto casi podía ver el vapor emergiendo de la cara de Chihiro mientras bajaba la cabeza, colocándola sobre la mesa. Tomó su teléfono de vuelta y le quitó el vibrador, guardándolo en su bolsillo.

“Yo, eh, voy a tirar esto en alguna parte…” “Bien… Muchas gracias…”

Chihiro tenía lágrimas en los ojos, pero Haruto no pudo evitar dedicarle una sonrisa. Itsuki y Nayuta se lo habían dicho, pero Chihiro realmente no sabía nada de este tipo de cosas, ¿verdad? Estaba más impresionado que irritado. Cualquiera con acceso a Internet podía encontrar pornografía en dos segundos, independientemente de su edad—e incluso antes de la era del Internet, los chicos de su edad pedían prestadas revistas porno o juegos a sus compañeros de clase o simplemente hablaban obscenidades entre ellos. En cualquier caso, lo normal es que a su edad se supiera de este tipo de cosas.

Pero Chihiro no era un niño ignorante. Era expresivo, servicial, un gran cocinero y, a juzgar por su habilidad en los juegos de mesa, un estratega con talento. ¿En qué tipo de ambiente creció este chico para ser tan… desequilibrado? Haruto quería saberlo.

Hermanita

Tras el incidente del vibrador de Chihiro Hashima, la pareja abandonó Yodobashi Akiba, y para olvidarlo pasearon un poco por Akihabara. Recorrieron todos los sitios famosos de visita obligada, como Toranoana, Animate, Gamers, Gachapon Kaikan y Hobby Tengoku, así como una tienda de piezas de informática que Haruto aprovechó cuando construyó su PC de escritorio.

Chihiro se mostraba maravillada en todos los sitios a los que la llevaba, lo que hizo que el viaje fuera aún más divertido para su guía. Su tienda favorita era Chabara, un conjunto de tiendas situadas bajo un puente de ferrocarril, y en particular la tienda Nippon Hyakkaten Shokuhinkan, que ofrecía famosos alimentos regionales y poco comunes de todo Japón. La sección de bebidas también era impresionante; Haruto se detenía a comprar cerveza artesanal japonesa de vez en cuando.

“No puedo creer que haya una tienda tan increíble aquí…”

Chihiro parecía sinceramente hipnotizada mientras exploraba cada centímetro de la tienda, para acabar comprando cinco frascos de condimentos poco comunes tras una larga deliberación.

Hermanita

El sol ya casi se había puesto cuando salieron de Chabara.

La estación estaba cerca, así que se dirigieron hacia allí.

“Muchas gracias por lo de hoy”, dijo Chihiro mientras caminaban, balanceando alegremente sus bolsas con los condimentos y el alicate.

“Oye, para mí también fue divertido. Enseñarte el lugar realmente valió la pena para mí. Siempre que voy con Itsuki, pierde el entusiasmo y se queja de que quiere volver a casa”.

“Sí, nunca se llevó bien con las multitudes”, se rio Chihiro. “¿Quieres que salgamos juntos de nuevo alguna vez?” “¡Oh, sí, por supuesto!”

Haruto se alegró de ver lo contenta que estaba Chihiro. “Aww”, dijo medio en broma, “habría sido genial que fueras mi hermano menor. Entonces podríamos construir kits de Gundam en mi casa. Ojalá pudiera cambiar a mi hermana menor por ti”.

“Ah… ah-ja-ja…”

El rostro de Chihiro se tensó, sonriendo con poca sinceridad.

“Es mucho mejor tener un hermano que una hermana, ¿verdad?”.

“… ¡!”

El comentario despreocupado de Haruto fue como un cuchillo en el pecho de Chihiro. Ella trató de evitar que se le notara el dolor mientras esbozaba una vaga media sonrisa.