Monster Musume No Oisha-san (NL)

Volumen 1

Capitulo 1: La Centauro De La Arena

Parte 1

 

 

 

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–Ummm… ¿De verdaaad va a hacer esto?

Era una habitación pequeña.

Aislada con una cortina de tela gruesa, el interior era de un blanco estéril. Todo, desde las sábanas hasta las camas, estaba debidamente preparado, y la habitación rebosaba de un aire de limpieza.

En el interior, un hombre y una mujer se encontraban cara a cara.


La mujer ya se había quitado la ropa exterior de la cintura para arriba. Lo único que usaba era su sostén de piel de vaca; sus manos cubrieron su voluptuoso pecho. Con sus pechos sueltos y su hermosa figura, una atmósfera un tanto extraña flotaba en el aire de la pequeña habitación.

Ella parecía angustiada. El hombre le habló con dulzura: –Sí. Y necesitaré de su ayuda para completar el tratamiento.

–Peeero es reeealmente vergonzooooso… La mujer tenía un estilo de habla lento y alargado, pero la ansiedad podía escucharse claramente en su voz.

–Sí, señora, pero esto es algo que todo el mundo tiene que hacer.

–Peeero mi mariiiido…

–Si puedo terminar esto correctamente, entonces estoy seguro de que su marido tampoco se preocupará.

La mujer lo pensó por unos momentos, pero finalmente pareció decidirse y bajó los brazos, exponiendo sus pechos. La forma en que miró hacia abajo dio la impresión de que estaba asustada de alguna manera.

–Um, si es posible, por favor sea geeentil.

–Por favor, no se preocupe, no dolerá.

El hombre, actuando con tanta calma como pudo, extendió su mano hacia el voluptuoso pecho de la mujer. Levantó el enorme y pesado pecho mientras lo tocaba.

–¡Ah…!

–¡¿L-la lastimé?!

–E-Está bien… Sólo me sorprendió un poquito.

–En ese caso, voy a continuar, ¿de acuerdo?

El hombre parecía absolutamente serio cuando comenzó a frotar a fondo el pecho de la mujer.

–¡Uh, ah! ¡Ahí duele!

–Lo siento, por favor trate de soportarlo un poco más.

–Uhn… ¡Ah! Ah…

Su respiración pesada comenzó a sonar como si estuviera jadeando de placer y, a la vez, soportando un doloroso examen. El hombre le masajeó los pechos aún más y parecía estar comprobando las reacciones de la mujer a sus toques.

–Lo-lo siento, por favor perdóneme. Veamos aquí. ¿Duele?

El hombre se disculpó, pero sus manos no se detuvieron. Del mismo modo, aunque parecía nervioso, continuó observando correctamente a la mujer.

–¡Ah, no! Eso es… ¡ah!

Presionando su mano contra su boca, la mujer trató desesperadamente de soportar el dolor sin dejar que su voz se le escapara.

El hombre observó de cerca su condición mientras ella soportaba su examen.

Por fin, todo terminó y retiró las manos de sus pechos. La ropa interior de piel de vaca de alta calidad, que llevaba la mujer, parecía estar destinada a alguien mucho más pequeño y se había deslizado hacia abajo, dejando que las puntas de sus pechos se asomaran por debajo.

Con la respiración todavía pesada y áspera, la mujer se arregló la ropa. Deslizó su ropa de algodón sobre su ropa interior, pero sus mejillas permanecieron enrojecidas. Incluso con ella ahora vestida, la atmósfera en la habitación seguía siendo incómoda.

–Ahora, entonces…

El hombre desvió su atención una vez más.

La atención de su mirada estaba en el rostro de la mujer. Asomando de su cabello color arena había grandes cuernos curvos y un par de orejas puntiagudas similares a las de una vaca.

–Lo siguiente son tus oídos.

–¿M-mis oooídos? Pero uuuum, ¿ya terminaste con mi peeecho? –Si, gracias. A continuación, necesito que me muestres tus oídos.

–¿Mis oooídos? Pero son un poco sensibles, muuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu…

La mujer desvió la mirada, inquieta. Sus orejas se movieron como si respondiera a su malestar. Su piel era tan fina que incluso los vasos sanguíneos que los atravesaban eran visibles a simple vista. Tenían un parecido sorprendente con las orejas de una vaca y demostraban vívidamente que ella no era humana.

–Eso yyy… mi mariiiido…

–Si entiendo. Sin embargo, creo que ser meticuloso será la mejor manera de tranquilizar a su marido.


–Uuungh…

Por un momento, la joven esposa vaciló, sus oídos se movieron y temblaron.

Sin embargo, por fin pareció prepararse y de repente volvió la cabeza hacia el hombre. Presentó sus enérgicas orejas y sus cuernos curvados frente a él.

–Por favor, por favor.

–Está bien, entonces, por favor tengan paciencia conmigo un momento…

Las palabras del hombre fueron amables, pero parecía tenso. Cuando sintió sus oídos, su rostro se puso más rígido que cuando le tocó el pecho.

–¡Nnnh!

La mujer soltó un grito.

El grito era muy diferente de la voz que había hecho cuando le tocaban los senos, tanto que el hombre instintivamente le quitó las manos de los oídos.

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–L-lo siento, ¿se encuentra bien?

–Estoy bien. Es soooolo que, la estimulación fue un poquito grande…

–Lo siento, pero es necesario. ¿Puedo continuar?

–Intentaré soportarlo.

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El hombre volvió a tocar los oídos de la mujer.

–Un… ¡Hnh!

Acercó su rostro a las orejas de vaca y sus vasos sanguíneos visibles, examinándolos minuciosamente. Aunque el hombre había estado tocando el cuerpo de la mujer durante algún tiempo, todavía prestaba atención seria y meticulosa a sus reacciones a sus toques.

–¡Ah! … ¡Hnh!

–S-si le duele, por favor dígamelo.

–No es que… duele, pero… ¡Ah, hah, ah-nh! Lo siento, cariiiiño…

El hombre pensó que era probable que la propia mujer no entendiera exactamente por qué se estaba disculpando.

Llamó a su marido ausente. No obstante, el hombre continuó examinando sus oídos, ignorando deliberadamente lo que estaba diciendo. Los subió y bajó e iluminó con una luz a través de ellos, pero si alguien hubiera estado mirándolos a los dos, habría tenido dificultades para averiguar exactamente qué estaba pasando.

–Unh… ¡Hnh!

–P-perdóneme, lo siento mucho. Por favor, aguante un poco más.

–¡No puedo soportarlo… estoy… no puedo!

Entonces finalmente.

–¡Unnnnnnnhhhhhhhh!

La mujer dio un salto exagerado en el aire. Sus hombros se crisparon y convulsionaron, y trató desesperadamente de ocultar el gemido de éxtasis que amenazaba con escapársele.

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–¿E-está bien…?

El hombre no pudo evitar sentirse nervioso por la reacción extrema de la mujer.

Por un momento, solo pudo respirar con dificultad, pero al poco tiempo se volvió hacia el hombre con los ojos llorosos. Su mirada hacia arriba fue suficiente para hacer que el corazón de cualquier hombre vivo se llenara de sentimientos por la mujer.

–E-estoy bien. Entonces, umm…

–Oh sí. Gracias por aguantar durante el examen. He descubierto la fuente del dolor.

–¿De veeeeeras? Eso es bueno, pero ummmm…

La mujer lanzó una rápida mirada de reojo hacia el hombre.

–Después de todo, es usted un dooooctor, así que, ¿podría realizar el examen de una manera más diiiigna? Es vergonzooooso para mí sí está tan… nerviooooso.

Sus palabras se clavaron en aquel hombre, Glenn Litbeit, como una daga. –…Me avergüenzo de mi comportamiento, por favor perdóneme.

Ante el rostro quejumbroso y el ceño fruncido de la mujer, todo lo que pudo hacer fue inclinar la cabeza en señal de disculpa.

Esta era una clínica cuya especialidad era el tratamiento de monstruos.

Como médico que se especializaba en examinar a pacientes no humanos, este era el lugar de trabajo de Glenn Litbeit, quién se tomaba sus deberes muy en serio.

***

 

 

Una opresión del pecho, con dolor.

Algunos días, el dolor agudo era lo suficientemente fuerte como para que fuera difícil caminar.

Al experimentar este problema en el pecho, la joven esposa minotauro, Silsha Tessius, había venido a la clínica y era casi la hora de completar su día de atención como paciente externa.

Los minotauros eran una especie de monstruo que tenía muchas características distintivas similares al ganado. Los minotauros machos tenían cabezas exactamente como las de un toro. Sus cuerpos eran generalmente altos y musculosos. Las minotauros femeninos tenían caras bastante similares a las de los humanos, pero sus cuernos y orejas eran como los de un toro, y se decía que muchas de ellas también desarrollaban pechos grandes.

Glenn concentró su examen en el pecho y los oídos del paciente. Al palpar sus senos, pudo concluir que no tenía bultos ni tumores. Por otro lado, sus orejas estaban teñidas de rojo y se habían agrandado, como si estuvieran ligeramente hinchadas. Glenn creía que esta hinchazón era la causa de la sensibilidad de sus oídos. Las orejas de una minotauro enrojecidas e inflamadas eran un síntoma de una sola condición posible.

En este caso

–Estás embarazada.

Ante las tranquilas palabras de la asistente de Glenn, la pareja Tessius, sentados juntos, ahora que su esposo se había unido a ella en la habitación, se sorprendieron.

Cuando su esposa comenzó a sentir dolor, el esposo había llegado a conclusiones cada vez peores sobre si se trataba de una señal de una enfermedad más grave, por lo que los resultados del examen fueron un gran alivio para la pareja de recién casados.

–El dolor de pecho es un síntoma del embarazo. Felicidades. La asistente de Glenn, Saphentite, dio esta bendición con una sonrisa en su rostro.

Con su piel blanca y ojos rojos, Saphentite Neikes emitió una primera impresión fría e indiferente, pero después de ver su sonrisa amable y amable, quedó claro de inmediato que su apariencia aparentemente antipática era engañosa.

Ella era una lamia y una excelente asistente. Mientras se dirigía a la pareja, movía la cola de un lado a otro, realizando diversas tareas que él le había asignado.

–Será necesaria una observación de seguimiento, pero el dolor de pecho desaparecerá en poco tiempo. Si hay momentos en que el dolor es realmente insoportable, hierva esta hierba y beba la cocción.

Monster Musume No Oisha-san Volumen 1 Capitulo 1 Parte 1 - NOVA

 

 

Saphentite había mezclado la medicina, escondida en la bolsa de tela, con hierbas del jardín. Tenía un amplio conocimiento farmacéutico y supervisaba la dispensación de recetas gratuitas en la clínica.

Saphentite no podía decir si la pareja Tessius realmente la estaba escuchando mientras se abrazaban y compartían su alegría. Glenn también estaba feliz de cerrar el caso sin condenar a nadie a una enfermedad grave.

Glenn y Saphentite despidieron a la pareja mientras tomaban la medicina y salían de la clínica. Con las buenas nuevas en sus corazones, la joven pareja de minotauros era todo sonrisas mientras se desvanecían de la vista.

–Voy a darle la vuelta al letrero, doctor.

Al decir esto, Saphentite cambió el letrero de la entrada a “cerrado”. Ya no quedaban más pacientes para tratar, por lo que su trabajo del día había terminado.

Glenn comenzó a limpiar la sala de examen. Esta pequeña sección estaba separada con una cortina, pero la clínica en sí era razonablemente espaciosa. Más importante aún, dado que se utilizó para tratamiento médico, limpiar y esterilizar el espacio fue un trabajo importante. Para decirlo sin rodeos, era más de lo que ellos dos podían manejar.

Y entonces

–¡Es hora de poner en orden!

–¡Hora de limpiar!

Corriendo ligeramente por el suelo, había un grupo de hadas que les ayudaron.

Las hadas eran empleadas de la clínica y se les pagaba una ración de leche por un día de trabajo. No importó cuanto lo intentaron, Glenn y Saphentite no pudieron manejarlo todo por sí mismos, por lo que contrataron a las hadas para que se ocuparan de las tareas cotidianas y rutinarias. Los pequeños seres no podían ayudar personalmente con ninguno de los tratamientos médicos, pero eran invaluables cuando se trataba de las diversas tareas y, como tales, eran un grupo muy conveniente para tener cerca.

Ahora que habían despedido a la pareja, Saphentite dejó escapar un suspiro, aliviada de que el día de trabajo hubiera llegado a su fin.

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Su asistente era una monstruo cubierta de escamas blancas. Al ser una lamia, la parte inferior de su cuerpo se parecía a la cola de una serpiente y tenía un resplandor encantador. Albina, su piel era blanca con escamas y tenía los ojos rojos que brillaban como rubíes. Junto con su cabello plateado, tenía una figura misteriosa, pero debido a que trabajaba en una clínica médica, su hermoso rostro blanco la hacía parecer la persona perfecta para el trabajo.

En una inspección cercana, se podía ver un color algo rosado y violáceo brillando profundamente dentro de sus escamas blancas. Era un extraño matiz de color, y solo servía para realzar la mística de Saphentite.

Había trabajado como asistente de Glenn desde que se abrió la clínica. Ella era una persona capaz e indispensable para él.

–Gracias por su arduo trabajo, doctor, dijo, expresando su gratitud.

–Oh sí…

Glenn sintió una punzada detrás de sus palabras de reconocimiento.

Saphentite también comenzó a limpiar, guardando papeleo y suministros médicos con su serpentina parte inferior del cuerpo. Su destreza fue impresionante como siempre, y el funcionamiento de la clínica sería difícil sin ella. Sin embargo…

Los ojos rojos de Saphentite no estaban mirando a Glenn, sino en algún lugar en la distancia. Glenn había estado con Saphentite durante mucho tiempo y siempre podía sentir cuando ella estaba de mal humor.

–Um… ¿Pasa algo, Saphentite?

–No, doctor. Realmente no ha pasado nada en particular.

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Saphentite extendió su cola deslizante y tomó el paquete de hierbas que Glenn sostenía. Ella estaba claramente molesta.

–¿Pero?

–No estoy enfadada. No estoy molesta en lo más mínimo.

Su cabello plateado era casi transparente. A través de él, Glenn pudo ver que ella miraba hacia él. Sus vívidos ojos rojos lo atravesaron y le dispararon dagas.

–Así es… Doctor. Incluso si escucho voces lascivas, que suenan como un hombre y una mujer haciendo el amor desde la sala de exploración, y, aunque durante un –examen el doctor toque al paciente de una manera erótica y vergonzosa, eso no me da ninguna razón para estar molesta. De hecho, simplemente me preocupa el futuro de la clínica, eso es todo.

–Eso fue… umm… lo siento…

–Si es algo por lo que va a disculparse, prefiero que actúe de manera más apropiada de ahora en adelante.

La mirada de Saphentite era helada.


Todo lo que había hecho era parte del tratamiento médico del paciente, por lo que Glenn no debería tener nada de qué avergonzarse, pero…

–Honestamente, si así es como van a ir las cosas, entonces no tubo sentido separarnos de esa mujer pulpo, perdón, no tuvo sentido separarnos de la Doctora Cthulhy en primer lugar. Sí, confiamos en ella para que nos ayudara al principio, pero esta es la clínica del Dr. Glenn. Tenga en cuenta que debe ser un médico en el que todos puedan confiar.

–T-tienes razón. Lo siento mucho.

Incluso en momentos como este, todavía estaban en sus roles de médico y asistente, pero originalmente, ambos habían sido estudiantes de la academia. Al estudiar con la profesora de medicina Cthulhy Squele, los dos habían obtenido buenas notas en cada uno de sus respectivos campos. Su instructora, Cthulhy, también jugó un papel importante al ayudarlos a abrir su clínica en la ciudad de Lindworm.

Saphentite había sido la primera en empezar a estudiar con Cthulhy y, como tal, era una alumna superior en comparación con Glenn. Los dos operaban la clínica juntos, pero, a decir verdad, realmente no había habido ningún cambio en la dinámica de poder de su relación. A menudo, Saphentite regañaba y sermoneaba a Glenn.

–Como humano, doctor, usted es el único que puede examinar y tratar monstruos, ¿sabe?

–Sí, lo sé. Me esforzaré más. Glenn asintió. Tenía diecisiete años y, si bien su personalidad tímida lo hacía parecer aún más joven, tenía logros personales excepcionales a su nombre.

Aunque era originario de la metrópolis principal dentro del territorio humano, en el borde oriental del continente, todavía tenía interés en los monstruos. Debido a su extraordinaria pasión por el tema, se había transferido a la academia de monstruos. Allí estudió bajo la autoridad de ciencia médica de monstruos, Cthulhy Squele. Incluso entre los niños y niñas brillantes y talentosos que ella había reunido de todo el continente, Glenn mostró un potencial excepcional.

Saphentite se enorgullecía de su genio para los estudios farmacéuticos, pero él estaba muy por encima de ella.

Los monstruos no solo variaban ampliamente forma, sino que la ecología detrás de esas formas era extremadamente diversa. Todos fueron clasificados como “monstruos”, pero, aunque compartían la misma etiqueta, entre lamia y minotauro había aquellos cuyos cuerpos eran tan diferentes que casi se podría decir que eran de otra especie por completo. Como tal, las enfermedades a las que se enfrentaban eran igualmente distintas.

El tratamiento y examinación de la raza humana por si sola, requería una enorme cantidad de conocimientos. Glenn, sin embargo, no solo examinó varias especies diversas de monstruos, sino que también estaba preparado para proporcionar tratamiento y realizar cirugías a los pacientes cuando fuera necesario.

En una ciudad donde los humanos y los monstruos vivían juntos como Lindworm, alguna vez se podría decir que era un talento indispensable para tener disponible, pero…

–A partir de ahora, me aseguraré de hacer las cosas correctamente.

–Por supuesto. Mañana es el examen de salud de la arena. Este es un trabajo muy importante al que la señorita Cthulhy confió (forzó) a nosotros, así que pase lo que pase, debe hacerlo debidamente hasta el final.

–Eso es correcto… lo entiendo. Me aseguraré de hacerlo correctamente.

Desafortunadamente, Glenn no pudo evitar ser un novato con muy poca experiencia en la vida. Era un niño tímido y poco confiable, lo suficiente como para que su asistente Saphentite se preocupara por él.

Dicho esto, en realidad era bastante capaz; desde que abrió la clínica, había dado innumerables consultas a los monstruos que vivían en el pueblo y les había diagnosticado sus enfermedades y trastornos. El mayor problema era que el propio Glenn todavía no se había enfrentado a este hecho.

–Una cosa más, Dr. Glenn.

–¿Sí?

–He dicho esto muchas veces, pero por favor no me llames Saphentite. Llámame Sapphee, como cuando estábamos en la academia.

Ya fuera para ocultar su vergüenza o por alguna otra razón, su cola se balanceaba hacia adelante y hacia atrás.

Si bien Glenn solía referirse a ella de esa manera, desde que abrió la clínica usó una forma de dirección más formal para dejar en claro sus posiciones como asistente y médico. Sin embargo, a Saphentite siempre le había disgustado que se refiriera a ella de esa manera.

En última instancia, parecía que esta era la razón principal por la que estaba molesta el día de hoy.

Sin embargo, no había dejado de referirse a Glenn como “Doctor”, lo que él no creía que fuera justo. Además de eso, no quería que una mujer que fuera mayor que él lo llamara “doctor”, pero Saphentite no mostró ningún indicio de que haría este cambio.

–Entiendo, Sapphee.

–Ahí tiene. Ahora bien, doctor, ¿nos preparamos para mañana?

Finalmente, mirando directamente a Glenn, vio que su excepcional asistente Lamia estaba sonriendo. Su expresión todavía estaba rígida, pero era mucho más suave de lo que había sido hasta entonces.

–¡Preparativos!

–¡Ayuda!

–¿Dónde está nuestra leche?

Las hadas revoloteaban, aleteando delgadas. El precio de sus servicios era barato, pero debido a esto eran estrictos con su contrato de servicio. Si se les obligaba a trabajar más allá de lo que se había programado que hicieran, entonces se enfurecerían. Tales eran sus condiciones.

–Te he preparado la leche. Ahora, entonces, solo queda una cosa más por hacer.

–Está bien, dijeron las hadas. Glenn también había respondido, su voz mezclándose con la de las hadas.

En esta ciudad de Lindworm, donde había poca gente capaz de diagnosticar y tratar monstruos, la Clínica Litbeit había terminado otro día ajetreado.

***

 

 

Érase una vez, hace más de cien años, que una gran guerra ocurrió.

Las Montañas Vivre se erguían a través del corazón del continente, sirviendo como frontera entre los humanos y los monstruos que se enfrentaban entre sí. Los humanos lucharon con números y tecnología superiores, así como con el liderazgo adecuado para dominarlo todo. Los monstruos, aunque menos numerosos, abrumaron a los humanos con su diversa gama de habilidades y usaron ingeniosos esquemas que los humanos no pudieron hacer frente cuando los encontraron en la batalla.


¿Por qué exactamente había comenzado la guerra? La causa de la disputa quedó olvidada en el caos de la historia. Hubo una serie de explicaciones plausibles, pero ninguna de ellas tenía pruebas suficientes para respaldarlas. Lo que era seguro era que los combates engendraron más combates y se convirtieron en una fuente de calamidades para ambos lados.

Comenzó con una batalla enorme, dos ejércitos masivos enfrentados cara a cara en una vasta pradera.

Pero la guerra larga y continua comenzó a quitarle a la gente su voluntad de luchar. Los rencores persistían por la muerte de familiares y seres queridos, pero a medida que la escala de la guerra se hacía cada vez más pequeña, la cantidad de personas que sentían tanto dolor y albergaban tanta animosidad comenzó a disminuir con ella. Además de eso, cuanto más duraba la lucha, más temerosos estaban los monarcas y generales de cada ejército de perder su fortuna.

A medida que la larga guerra llegó a sus etapas finales, las únicas batallas que surgieron ocasionalmente fueron pequeñas escaramuzas en las áreas remotas, y estas ni siquiera habían resultado en víctimas. Por fin, los humanos y los monstruos formaron un acuerdo mutuo de alto el fuego, con la condición de que no invadieran el territorio del otro. Eso había ocurrido hace diez años.

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