Koujo Denka (NL)

Volumen 5

Capitulo 3: Lydia-Ojou

Parte 2

 

 

“¡¿L-Lynne?!” Ella gritó, abriendo sus ojos.

“A-Admitiré que lo he estado…Uhm, un poco sin ganas, pero estoy de vacaciones. Y-Y él no está, así que quiero pasar todo el tiempo que pueda en la pajama que me dio, así que… ¡Oh, bien! ¡Yo… me pondré algo más! ¡Solo quieren que me vista y vaya a desayunar, ¿cierto?!”

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“Me alegra verte entrar en razón.” Dije.

“¡En efecto! ¡Ahora, alístese para iniciar el día!”

Anna dijo mientras empujaba a Nee-sama en su cuarto y cerró la puerta detrás de ellas.

¡Ganamos! Pero ¿ha sido una victoria tan vacía?

Si Nee-sama fuera seria, entonces todas las pajamas que había usado en los pasados días eran regalos que Nii-sama había escogido para ella. Cómo se atreve a tener favoritismos.





La maid en entrenamiento tenía sus manos plantadas en el suelo mientras gruñí.

“O Gran Luna, eres tremenda maldad.”

“Vamos, Sida.” Dije, tomando una de sus manos.

“Párate. ¡Una deliciosa comida te hará sentir mucho mejor! ¡Aún tenemos toda una vida por delante! ¡Lo mejor está por llegar!”

***

 

 

Temprano en la tarde me encontraba sentada en una silla de madera en el jardín interior, leyendo una carta del norte que había llegado en el más rápido Griffin rojo. Me preguntaba si mi carta le había llegado a Tina y Ellie. Por desgracia, aún tenía que recibir una carta de Nii-sama. Griffin Mail rara vez se retrasa, pero aún eran criaturas vivientes; era posible que estuvieran sufriendo por el mal clima.

Aunque estaba fuera del jardín, tenía un techo sobre mi cabeza, y las piedras mágicas de hielo y agua trabajaban dentro me mantenían fresca. Pero aún me quemaría si dejo mi piel expuesta al sol, así que usaba una camisa blanca ligera de mangas largas y una falda blanca que había comprado en la Capital Real con Tina y Ellie. También estaba usando bloqueador solar. Los rayos del sol no eran tan fuertes en las capitales del este y la real, pero lo era en el sur. ¡No podía ser demasiado cuidadosa!

Prácticamente podía oír una risa de Tina diciendo. “¡Por qué, Lynne, lo hiciste bien!”

Ellie no dudaría en seguir con “T-Te ves bastante…Uhm, encantadora…” y Nii-sama con “Ya veo que te pusiste morena”

¡Nunca, nunca dejaré que eso pase!

Renové mi resolución mientras leía la carta. La libreta que Nii-sama me había dado en la estación en la capital se reposaba en la elegante mesilla frente a mí. ¡Solo estaba en el primero, así que necesitaría practicar luego!

Tina y Ellie parecían estar disfrutando su llegada a casa tanto como yo. Me preguntaba, como estaba la capital norte. Aunque era verano, escribieron que las “Montañas del Dragón Azul están cubiertas de nieve este año también”. No podía imaginarlo. No nieva aquí.

Me sentía un poco celosa del viaje de compras en que las dos habían ido con Stella-Ojou. Estas vacaciones me habían enseñado que Nee-sama se transformaba en una hogareña en la ausencia de Nii-sama.

Justo entonces, una voz nerviosa interrumpió mis sombrías reflexiones.

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“L-Lynne-Ojou, he t-traído s-su t— ¡Eek!” “¡E-Espera!” Grité, moviéndome.

Apenas logre sostener a la maid en entrenamiento de perder el equilibro con su bandera plateada, la cual tenía una tetera de vidrio con té negro y una pequeña canasta de golosinas.

“Sida, ¿cuántas veces debo decírtelo?” Le pregunté a la abatida chica.

“¡S-Sí, Señorita! Ruego…S-Su perdón.” Ella dijo, inclinándose repetidamente.

“Ahora, sirve el té.” Instruí, regresando a mi asiento y tomando una copa.

“Eres mi maid personal durante mi estadía.” “L-Lynee-Ojou… ¡C-Ciertamente!”

Ella asintió, aunque se veía al borde de las lágrimas, entonces recogió la tetera de cristal y sirvió té en mi copa. Sin más que decir, sus manos se agitaban con nerviosa tensión.

Un placido aroma me renovó. El té del norte tenía sus encantos también, aunque solo se lo admitiría a Ellie, quien me había enviado las hojas. La Señorita Primer Lugar se jactaría que había metido mano en su cultivación.

Doblé la carta, cuidadosamente la metí en su sobre, y tomé la libreta de Nii-sama. Para la chica quien ahora estaba tratando de pararse, se alivió porque había logrado verter mi té sin percances, dije.

“Vimos esto ayer. Toma asiento. El té sabe mejor cuando lo bebes en compañía.”

“S-Sí, Señorita.”

La maid en entrenamiento tomó asiento frente a mí. La mirada de completo asombro en su rostro me recordó la explicación que había recibido de Anne en el primer día en casa:

“Sida, tiene las cualidades para una buena maid, pero más bien tiene una opinión de sí muy baja, y su confianza se viene abajo rápidamente. ¡Espero que puedas ayudarla, Lynne-Ojou!”

No debería pedir lo imposible.

Coloqué mi copa en el platillo y fui por la tetera. Sida de prisa trató de levantarse, diciendo.

“S-Si quieres unos segundos, entonces por favor permíteme—”

“¿Huh? ¿Qué? ¡¿Q-Quuué?!” La maid en entrenamiento empezó a asustarse.

“Estás sobreactuando.” La amonesté.

“P-Pero Lynne-Ojou, u-usted es la hija de la Casa Ducal de Leinster, y yo—”

“Esto es más o menos normal. Sida.” “¡S-Sí, ¿Señorita?!” La chica saltó.

“No necesitabas pararte. Toma asiento.”

Una vez Sida volvió a su silla, y la miré a los ojos y dije.

“Has estado en servicio en mi casa por varios meses— demasiado para seguir caminando sobre lodo. ¿Por qué estás tan nerviosa? Si tienes una razón, dímelo.”

“C-Cualquiera lo estaría, creo.” Sida murmuró, entonces bajo su cabeza.

Silencio pasó entre nosotras mientras esperaba por su respuesta. Con una taza de té en mano, abrí la libreta de Nii-sama y empecé a conjurar una de sus tareas— formula de control para manifestar dos Firebirds a la vez— en medio del aire. Él mismo las había ideado. La adición de una segunda ave incremento la dificultad del hechizo en el orden de la magnitud. Puede costarme lanzarlo sin ayuda.

Luego de un rato, Sida levantó la mirada y dijo.

“Usted es Su Excelencia, Lynne-Ojou Leinster. ¡N- No creo que pueda esperar que una plebeya como yo no esté nerviosa cerca de usted! T-Todos lo dicen así.”

La chica liberó un sollozo. Estaba al borde de las lágrimas y al parecer había estado más nerviosa de lo que había imaginado.

“Vamos; no llores.” Dije.

“¿Dónde están todos? ¿Tus compañeras aprendices?”

“B-Bueno…” Otro sollozo.

“Ya veo. Escucha, Sida, tiene alguna experiencia lanzando hechizos, ¿verdad? Ven aquí.”

“¿Huh? S-Sí, Señorita.”

La maid en entrenamiento se movió detrás de mí. Entonces jadeé mientras agrandaba parte de la fórmula que Nii-sama había creado y la proyecté en el aire.

“Esta es una fórmula de control para el Firebird.” Dije.

“F-F-Fire— ¿P-Puede lanzarlo, Lynne-Ojou?” “Yo puedo.”

Sida tembló, sin habla. Claro, no era que quisiera que encontrar algo.

“Esta hermosa formula fue escrita por una persona de cuna humilde, al igual que tú.” Dije, pasando mis dedos por el diseño.

“En efecto, puede clasificarse bajo de ti en el estándar social, dado que su familia no tiene apellido. Pero es un hechicero más que consumado que yo o incluso Nee-sama. Estoy segura que su fama un día resonará a lo largo y ancho del continente.”

Sida se congelo, parándose derecha. La mirada en su rostro decía que no podía creer lo que oía. Como es usual, estaba diciendo “O Gran Luna.” Le había pedido a Anna averiguar sobre esa frase y descubrí que la Gran Luna era una antigua deidad alabada en una pequeña región al este de la Alianza de Principados. Nii-sama podría encontrar el tema interesante.

Disolví la formula y le sonreí a Sida de la misma manera que Nii-sama les sonreía a sus estudiantes.

“Este reino es más grande de lo que pensaba. Puedo ser una Leinster, pero me quedaré atrás a menos que trabaje lo más duro que posiblemente pueda. Así que también da lo mejor, y haremos el progreso juntas.”

La mirada de Sida se encendió con determinación. “Sí”, ella dijo.

“Gracias, Lynne-Ojou.”

Solo estaba pensando que estaba en el camino adecuado cuando sentí una masiva cantidad de maná desde la casa, acompañado por el sonido de algo rompiéndose. A pesar de sus anteriores lágrimas, la maid en entrenamiento extendió sus brazos y me defendió. Anna tenía razón — ¡Ella tenía potencial!

“No te preocupes, Sida.” Dijo.

“A ella le gusta hacer un lio.” “¿Huh?”

Sin advertir, una ventana frente a nosotros se destruyó, y una joven saltó al jardín, su largo cabello escarlata, atado con un listón negro, pasaba detrás de ella. Estaba apretando un objeto blanco y se dirigió directo a nosotras. Sida se hizo al frente para bloquear su camino, pero la mujer libero un grito y la limitó. Entonces se retorció en medio del aire antes de aterrizar detrás de la asustada maid en entrenamiento. Su amplio pecho, el cual hacía que su presencia se sintiera con todo ese espectáculo, se veía incluso más grande de lo que recordaba. Cierto, tenía 18 años, pero sentí necesario remarcar mi desagrado.

La joven de cabello escarlata se sentó a mi par, tratando y fracasando en silbar. Tenía un top escarlata con un patrón de flechas y una falda larga. Sus pies estaban cubiertos en botas de piel, y un pequeño broche adornando sus cabellos. Posicionó el objeto blanco en sus manos— un lobo blanco felposo— en el asiento a su par.

¡Yo… reconozco a este pequeño! ¡E-Es un regalo de Nii-sama en su viaje al norte! ¡¿Lo tomó del cuarto de Nee-sama?!

“Lily, ¿cuándo regresaste de Etna y Zana?”

Demandé mientras la joven se tomaba la libertad de servirse una taza de té.

“¿Y de dónde sacaste ese animal de peluche?” “Espera un momento; mi garganta está llena.”

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Ella se tragó su té y libero un suspiro de satisfacción. “Justo en el blanco. ¡Lynne-Ojou, acabo de llegar!” “Uhm… Señorita, ¿quién es ella?”

Sida preguntó, pestañando sus grandes ojos. Sin duda nunca se había reunido con la joven de cabello escarlata, quien ya estaba comiéndose los postres, ya que la chica al parecer había estado estacionada en Etna y Zana.

“Lily.” Respondí, descansando mi mentón en mi mano.

“Me dijeron que ella reemplazó a Maya como la número tres. A pesar de su atuendo, es una maid— al menos técnicamente.”

“¡Hmph! ¡¿A qué se refiere con “técnicamente”?!” Lily se quejó.

“¡Soy una maid, es todo! ¡La ama de llaves y la segunda al mano finalmente, finalmente me dieron este adorable uniforme para conmemorar mi promoción! ¡Todo lo que necesito es una banda de cabello!”

 

 

***************************************************************************

 

 

“¿Puedes llamar a eso un uniforme de maid?” Sida y yo dijo incrédulamente.

Lily estaba vestida como una maid nunca antes vista, aunque podía imaginármela atendiendo a chicas de escuela con ese traje. Conociendo a Anna y Romy, la estaban vistiendo de acuerdo a sus preferencias. En efecto, todas las maids veteranas podían estar en algo. Ciertamente estaban encariñadas con Lily.

Me decidí a dejar el tema y llevar la conversación a otros lares.


“Lily, responde mi pregunta.”

“¡Claro!” Respondió en su usual tono juguetón.

“Acabo de regresar y fui a reportarme con la señora y el señor. ¡Las cosas andan feas últimamente allí afuera! ¡Las Repúblicas de Atlas y Bazel han estado haciendo maldades, y ahora están llevando sus armadas a lo largo de la frontera! ¡Los códigos que están usando no son de ninguno de los principados tampoco!”

“Sí, sí.” Dije.

“¿Y cómo lograste descifrarlos?” “Solo un “sí”.” Lily dijo.

“Y estamos trabajando en ello. El Conde Sykes dice que puede ser un viejo cifrado del este, y nunca había lidiado con uno de esos antes. Parece que incluso necesitará algo de tiempo para lograrlo.”

La Casa de Sykes era un secreto entre la nobleza del sur. Se especializaba en inteligencia y espionaje, presumían que incluso tratarían de engañar al Señor Oscuro de ser necesario. También era la casa de la prometida de Richard-Oniisama, Sasha.

“Cuando llegué a casa y fui a decirle hola a Lydia- Ojou, no me abrió las puertas.”

Lily continuó, sirviéndose otra taza de té.

“No me dejo de otra, así que mientras estaba ocupada siendo una simp con un pedazo de papel y abrazándolo, me infiltré y sustraje a este pequeño. Pensé que podría convencerla de dejar su habitación.”

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La autoproclamada maid estaba reluciente con sus manos juntas. Yo sonreí.

“En serio, Lily…” Dije.

Entonces, ese lio en la casa debió haber sido—

Otro choque, seguido por un vendaval de aire caliente, cortó mi especulación. Me di la vuelta a ver, sosteniendo mi cabello, y liberé un suspiro.

Una sección de la casa había sido rebanada limpiamente. Y en medio de la carnicería se encontraba Nee-sama, Lydia Leinster, con sus escarlatas trenzas flotando y una mirada de rabia en su rostro.

¡O-Oh no! ¡Sí que está furiosa! “Sida.” Respondí.

“¡Toma ese peluche!”

“¿Huh? ¡S-Sí, Señorita!” Sida tomó el lobo de peluche.

“¡L-Lynne-Ojou! ¡Chica nueva!” Lily gritó, visiblemente agitada.

“¡¿R-Realmente van a abandonarme?!”

Una mana letal estaba acercándose rápidamente. Me movía a tomar el peluche y se lo devolví a Nee- sama cuando un pensamiento me llego— este animal de peluche era un regalo de Nii-sama. Miré a Nee-sama, quien estaba acercándose, y entonces la escuché gritar mi nombre mientras abrazaba a la criatura de peliche con fuerza.

“¡C-Como te atreves!”

Nee-sama gritó en sorpresa, mientras Lily siguió con otro intento fallido con un cantadito

“Bien hecho, Lynne-Ojou.” Sida balbuceaba incoherencias.

“Nee-sama.” Dije.

“Estamos en medio del té. ¿Te importaría unírtenos?”

Luego de una larga pausa, respondió.


“Supongo que no tengo elección. Pero primero, devuelve a Alle—”

Silencio cayó sobre todas nosotras.

U-Uhm… Y-Yo no creo que quisiéramos escuchar eso último.

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“¡Wow, Lydia-Ojou!” Lily exclamó, juntando sus manos.

“¿Nombraste a tu juguete “Allen”? ¡Me parece que lo amas, amas, pero más que a nada en el mundo!”

¡¿E-Esa autoproclamada maid valora su vida?!

Nee-sama lentamente levantó su decaída cabeza, y un tremendo pulso de maná agitó el aire mientras el hechizo supremo de fuego Firebird tomaba forma, pero triplicado.

“Uno, dos y tres lo escucharon.” Ella dijo, contándonos con un delgado dedo.

“¡N-Nee-sama!” Grité. “¡N-No te precipites!”

“¡O Gran Luna, ¿q-qué hice para merecer esto?!” Sida se aferró a mi brazo derecho en pánico.

¡Lo sabía! ¡Su pecho es más grande que el mío!

Detener toda la locura de Nee-sama probaba ser toda una faena. Siendo franca, pensé que estaba desahuciada. Pero Nee-sama parecía disfrutarlo, así que al final todo terminó bien. No es que haya perdonado a Lily, claro.

Me decidí en tomar prestado a “Allen” en la próxima oportunidad que tuviera.

***

 

 

Pero antes de saberlo, era el Día del Fuego— mi octavo día de vuelta al sur y el inicio de una nueva semana.

Estaba en ruta a la villa Leinster al sur de la capital sur. Mis padres y hermana se adelantaron en otro carruaje, mientras yo compartía este con Anna y Sida, quien se sentó rígida como una estatua en el asiento a mi lado. Un tercer carruaje detrás de nosotras tenía a más maids, incluyendo a Lily.

El viaje fue calmado— mi padre mantenía los caminos del ducado bien mantenidos— y me la pasé hablando con Anna. El carruaje casi ni se meneaba— pero no podía decirse lo mismo de las coletas cafés de mi maid personal mientras apretaba sus ojos con fuerza, agarrando su cruz, y murmurando rezos.

“O Gran Luna, ¿n-no crees que es demasiado repentino? Digo, que alguien como yo vaya a visitar la finca del anterior d-duque… M-Mi corazón no podrá soportarlo. ¡Pero Lynne-Ojou se ven tan encantadora en su uniforme! ¡Muchas gracias!”

Ella es imperturbable, a su manera. Y dista de ser una maid Leinster, pensé mientras seguía protestándole a Anna.

“¡Y verás, Tina simplemente insiste en meterse en mis cosas! Ellie es genial, pero tiene el mal hábito de lanzársele a Nii-sama siempre que no estamos mirando. Karen-san se aferra a él como pegamento… aunque parece que le disgusta que él la trate como a una niña. Y creo que Stella-Ojou se ha hecho más hermosa últimamente. ¡Apreció que Nii-sama sea amable, pero es demasiado! ¡Y para colmo, no he recibido una carta de él! ¿El clima en la Capital Real de verdad es tan malo?”

“Respecto al Griffin Mail, que parece ser la explicación oficial.”

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La ama de llaves respondió.

“Estoy viendo en los privados, pero esos servicios postales guardan sus secretos. Por favor sea paciente un poco más. Y Lynne-Ojou—” Ella destelló una sonrisa.

“Puede considerar ser más honestar con sus sentimientos.”

Tenía un mal presentimiento acerca del rumbo que nuestra conversación estaba tomando. La experiencia me había enseñado que Anna podía ser excepcionalmente malévola en momentos como este.

“De momento.” Ella siguió.

“¿Cómo explicar su búsqueda de vestidos a juego con los de Tina-Ojou?”

Mis ojos se abrieron.

“¿O sus órdenes para los mismos listones que la Señorita Walker siempre usa?”

La alarma se encendió.

“¿O sus amigables conversaciones con ella dos acerca de los restaurantes a los cuales les gustaría ir con Allen-sama?”

Entró en pánico.

“¡Oh, la amistad entre damas es algo maravilloso!” Anna dijo.

“¡Simplemente lo adoro!”

Gruñí. Todos mis esfuerzos secretos, por nada.

“Su semblante se ha debilitad considerablemente estos meses en la Royal Academy, Señorita.” La ama de llaves siguió.

“Como quien la ha observado a usted y Lydia-Ojou, debo agradecerle a Allen-sama por eso— y por los cambios que ha forjado en ella.”

Reflexioné en ello por un momento.

“No creo que Nii-sama piense que haya hecho algo por nosotras.”

Recordé su sonrisa, gentil y serena. El solo recuerdo era suficiente para calentar mi corazón, lo que significaba que yo debía estar—

S-Suficiente de eso.

Agité mi cabeza para desechar el errante pensamiento. ¡Me he decidido a desafiar a Nee- sama, cierto, pero aun es, bueno… demasiado pronto para esto! Por fortuna— bueno, no, no hay nada de fortuna en ello— Nii-sama no tiene título, por lo que una pocas posibilidades de que se hable de él a corto plazo. Aún debería tener mucho tiempo. Anna, ¿qué con esa sonrisa?

“U-Uhm…”

Sida, aun rígida como una tabla, hizo un sonido desde su asiento a mi par.

“¿Sí?” Respondí— Aunque Anna me siguió casi de inmediato con un energético:

“¡Sida, habla con claridad cuando se te hace una pregunta!”

“¡S-Sí, señora! ¡Owie!”

Sida se puso de pie a la advertencia de Anna, impactando su cabeza en el techo del carruaje, y se sentó otra vez con lágrimas en sus ojos.

“¿Y qué te gustaría saber?” Dije.

“¡S-Sí, Señorita!” Sida libero un grito mientras saltaba y golpeaba su cabeza otra vez.

“Oh, en serio…” Dije, colocando una mano en la cabeza de la sollozante chica— quien, me recordó, era mayor que yo.

“¿L-Lynne-Ojou?”

Sida preguntó, empezando a asustarse mientras secaba sus ojos.

“E-Esos como yo no merecen una palmadita en la cabeza de—”

“Silencio.”

Lentamente lancé el hechizo elemental Divine Light Healing. Los ojos de Sida se abrieron, mientras Anna liberaron una cara de apreciación. Terminé el hechizo, retiré mi mano, y pregunté.

“¿Aún te duele?”

Sida agitó su cabeza empáticamente y balbuceó un “G-Gracias.” Mi hechizo evidentemente había hecho su trabajo

Pensé en las lecciones de Nii-sama. “No dejes que la afinidad y tradición familiar de detenga de probar nuevas cosas.” Dijo. “Dominar incluso los hechizos más básicos de curación te abrirá a un mundo de nuevas estrategias.”

Por los pasados meses, Tina, Ellie y yo habían aprendido a usar al menos algo de magia fuera de las especialidades heredadas de nuestras casas.

¡Necesito seguir esforzándome! Mientras me motivaba, Anna aplaudía. “

¡Magníficamente hecho, Señorita!” “Gracias.” Dije.

“Sida, ¿qué ibas a decir?”

“¡Oh, cierto! U-Uhm…” Sid dudo, pero entonces parecía que se decidió.

“He oído muchas historias de cuán increíble es este Allen-sama… así que me preguntaba por qué no tiene apellido. Si ni siquiera todos sus logros son suficientes para merecerle uno, entonces no veo por qué alguien más siquiera lo intentaría.”

No podía evitar ver sorprendida a la maid en entrenamiento.

“Bien dicho.” Anna la alabo.

“Estoy impresionada que hayas captado eso.”

“¡G-Gracias, señora! Yo estaba, uhm, pensando en ello también, pero…o-oí de una de las antiguas maids decir que “Allen-sama no puede quedarse como está”.”

“Oh-ho.”

Una siniestra luz entró en los ojos de Anna. Aunque podía no parecerlo, nuestra ama de llaves tomaba su trabajo extremadamente en serio. Nii-sama prácticamente era de la familia, y ninguna maid Leinster se saldría con la suya diciendo tales cosas—

“¡E-Ella no estaba siendo despectiva con él!” Sida añadió dudosa, entiendo nuestro malhumor.

“Ella dijo “¡Para los hombres bestias sin hogar e inmigrantes como yo, es la esperanza misma!

¡Simplemente él debe mover el mundo!”

Anna y yo compartimos una sonrisa. Nii-sama al parecer ya había ganado más apoyo del que habíamos notado.

“Sida, hay razones por las que Nii-sama no ha subido a un estrato más alto.” Le respondí a la maid en entrenamiento.

“Es una difícil situación.” “Pero seguramente cambiará.”

Anna guiñó, retomando la conversación mientras abría las cortinas de la ventana.

“En efecto, diría que es simple. Y ya que el papel de Lydia-Ojou en ese cambio no se tiene ni que decir, la influencia de Lynne-Ojou no puede ser descartada.”

Nuestra ama de llaves tenía razón, pero desearía que no fuera tan rápida para burlarse de nosotras.

“Te presentará a Nii-sama si la oportunidad se presenta. Todo tendrá sentido una vez lo conozcas.”

Le dije a Sida, quien no parecía entender del todo nuestra primicia. Entonces volví a Anna.

“Me sorprendí de verte en la Capital del Este.

¿Asumo que tus pendientes involucraban a Nii- sama?”

“Fue su intento.” Anna respondió.

“La señora insistió en acompañarme al principio. No la había visto tan inquieta desde que Lydia-Ojou y Allen-sama lucharon contra ese dragón oscuro.”

“Ya veo”

“¡¿D-Dragón oscuro?!”

La maid en entrenamiento exclamó mientras sus ojos se abrían más. Ella se congeló por la sorpresa y entonces empezó a asustarse.

“¿Un…D-Dragón? ¡¿Cómo los mensajeros de la Gran Luna?! ¡M-M-Mi imaginación ya no puede soportarlo!”

Fue como observar mi pasada reacción. Dragones, sagrados para el culto de la Gran Luna.

“Sida, cálmate.” Dije.

“Te contaré todo de las batallas de Nii-sama y Nee- sama en algún otro momento.”

“¡S-Sí, Señorita!”

Anna me había entregado un regordete sobre de mi madre para Nii-sama. Y antes de mi partida a la Royal Academy, había visto a mi madre en nuestro jardín, examinando con ánimos correspondencia de Nii-sama y su madre, así que—


De pronto, un pensamiento me llego.

“¿Es seguro que mi madre y hermana estén en el mismo carruaje?”

Le pregunté a la ama de llaves.

“Nee-sama ha estado de mal humor. Aún está esperando escuchar de Nii-sama, su reloj de bolsillo de pronto dejo de funcionar ayer, y constantemente ha estado tocando la palma de su mano desde esta mañana.”

Si las dos pelean… solo Nii-sama podrá detenerlo.

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