Koujo Denka (NL)

Volumen 5

Capitulo 1: ¿En serio?

Parte 2

 

 

“No luzcan tan triste,” dije.

“Puedo reservar mi propio viaje para el Día de la Tierra después del próximo, así podremos volver a vernos en poco tiempo. Eso fue lo más pronto que pude conseguir. Debido a que el próximo Día de la Luz es el Envío del Espíritu, los trenes están repletos de personas que regresan a la capital real a partir del Día de la Oscuridad”.

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Nuestro reino siguió el Calendario Continental Unificado al dividir una semana en ocho días llamados por los ocho elementos clásicos: fuego, agua, tierra, viento, relámpago, hielo, luz y oscuridad. Por convención, el día de la luz era un día de oración y el día de la oscuridad de descanso.

Un tirón en mi manga izquierda atrajo mi atención hacia Ellie, que estaba vestida de verde pálido.

“A-Allen…sensei” dijo ella.

“¿P-Puedo…Uhm… enviarte cartas?” “Por supuesto que puedes”, respondí. “Estaría encantado.”

“¡G-Gracias! ¡También trabajaré duro en mi tarea de verano! Entonces, uhm, si ya están listas…”


La criada se mostró aún más reticente que de costumbre. Todavía estaba esperando que terminara de hablar cuando dos personajes venerables se me acercaron por detrás.

“Lamento haberte hecho esperar, Allen-san”, dijo un hombre que llevaba una maleta.

“¡¿Por qué debo sentarme al lado de este novato?!” se quejó su compañero elfo, igualmente estorbado.

Estos eran el profesor, con el que había estudiado en la universidad, y el Archimago, Lord Rodde, director de la Royal Academy. El complot de Gerard los había atraído a ambos a la capital del este.

“Profesor, Lord Rodde, me sorprende verlo tan tarde.

¿Entienden su posición?” pregunté, sonriendo. Ambos caballeros se inclinaron profundamente.

Nuestro reino contaba con la infraestructura ferroviaria más avanzada del mundo. Las vías del tren conectaban todas las ciudades importantes del país a través de un centro en la capital real. Pero de la misma manera, uno necesitaba viajar a través de la capital real para llegar a cualquier parte, por lo que el profesor y el director acompañarían a las chicas hasta allí. Luego el profesor se embarcaría hacia la capital del norte con Tina y Ellie, ya que pasaba la mayoría de los veranos con la Casa Ducal de Howard para evitar el calor estacional. Mientras tanto, el director continuaría hacia el oeste hasta su tierra natal.

Anko, el familiar gato negro del profesor, saltó de su posición encima de su maleta y saltó hacia Ellie. La criatura parecía haber desarrollado un cariño por la joven doncella, quien dejó escapar un chillido de sorpresa cuando aterrizó sobre ella.

Pisándoles los talones a los dos académicos, la doncella principal de los Leinster regresó de su viaje de compras.

“¡Perdóname por hacerte esperar! Escoger recuerdos tomó un poco más de tiempo de lo que esperaba”, dijo.

“Allen-sama, Anko y yo nos ocuparemos de las necesidades de las señoritas”

“Gracias, Anna. Nunca pierdes el ritmo” Le respondí.

“Ahora, Profesor, Director, sigamos nuestro camino. Tina, Ellie, Lynne, sean pacientes mientras hablo con estos caballeros”.

Los dos eruditos desanimados murmuraron su asentimiento, sonando para todo el mundo como hombres destinados al patíbulo del verdugo. Las chicas, en marcado contraste, respondieron con un alegre coro de “¡Sí, señor!” mientras miraban alegremente a Anko y las golosinas que Anna había comprado.

Me puse en marcha, empujando a mis cabizbajos antiguos profesores delante de mí.

La enorme torre del reloj en un extremo de la estación era la estructura más grande hecha por el hombre en la ciudad. A pesar de su construcción enteramente de madera, la torre era al menos tan alta como la Catedral del Espíritu Santo en la capital real. La estructura nunca podría haberse levantado tan rápido sin la ayuda de las bestias.

Senté a los dos acusados en un banco que dominaba una buena vista de la torre del reloj, luego lancé un hechizo para amortiguar el sonido antes de cruzarme de brazos y comenzar el interrogatorio.

“Profesor, director, entiendo por qué mezclaron a las chicas en este asunto con Gerard, pero todavía no estoy contento con eso. Deberían haber sido capaz de cortar esto de raíz”

“Una crítica razonable”, admitió tímidamente el profesor.

“Pero, ¿cómo íbamos a anticipar un gran hechizo como Blazing Qilin?” añadió el director.

“Eso te lo concedo. Es agua debajo del puente en cualquier caso”

Mis palabras provocaron suspiros de alivio en la pareja, pero estaba lejos de terminar.

“Sin embargo, el problema sigue sin resolverse por completo. Hemos aprendido que el autor del diario que encontré en el archivo de Howard creó Blazing Qilin. Sin embargo, Gerard tenía la fórmula de su hechizo, copiada de la página final del diario, y empleó los grandes hechizos Radiant Shield y Resurrection al mismo tiempo, aunque de mala calidad. Estos hechos prueban que tenía respaldo. Y entonces—”

“Está la cuestión de dónde vino esto”.

El profesor colocó su maleta en su regazo y la abrió lentamente. Dentro había una daga carmesí atada con cadenas imbuida de una poderosa magia.

El director gimió.

“¿Realmente exige barreras de este calibre?”

“En manos de un hábil portador, está sola daga sería más que capaz de reducir a cenizas una ciudad más pequeña”, respondí.

“Según los estándares contemporáneos, creo que el poder que contiene calificaría como un hechizo táctico y un tabú”

Mi evaluación sorprendió al anciano elfo, que era la máxima autoridad de nuestro reino en todo lo relacionado con la magia.

Los tabúes eran hechizos prohibidos no solo entre todas las razas humanas, sino también entre los demonios debido a su poder o crueldad. En esta era de declive mágico, dudé que incluso diez hechiceros en el continente fueran capaces de lanzar uno. Y lamentablemente, esa no era nuestra única preocupación.

“También necesitamos descubrir un método seguro para liberar Frigid Crane y Blazing Qilin”, continué.

“Director, visite a su familia y solicite el consejo de los ancianos elfos. Los de las otras razas longevas también.”

“¡I-Imposible!” protestó el director.

“¡Mi casa me ha repudiado! ¡A-Además, no debería necesitar decirte lo difícil que es llegar a un acuerdo entre los elfos, y mucho menos entre todas las razas longevas!”

“No conozco los detalles de los arreglos a los que llegaron sus pueblos después de la Guerra del Señor Oscuro, y no tengo intención de entrometerme. Pero ya no puedo permanecer distante”.

Yo personalmente lamenté el declive de la magia. Aun así, probablemente fue un resultado inevitable de un mundo más pacífico, incluso si las razas longevas hubieran puesto en marcha deliberadamente el proceso. Pero si fuerzas supuestamente muertas y enterradas del pasado pusieran en peligro a Lydia y Tina, entonces no dudaría en hacer retroceder el reloj.

“Su seguridad tiene prioridad”, le informé rotundamente al director.

“¿O preferirías sacrificar a dos niñas de nuevo?”

El viejo elfo jadeó. Luego, de mala gana, respondió:

“No te hagas ilusiones. Ni siquiera los ancianos lo saben todo”.

“Lo sé. También me gustaría que investigues el apellido ‘Etherheart’ y la palabra ‘Llave’”.

Ambos eruditos repitieron pensativamente los términos.

“Gerard llamó a Tina ‘la Chica Etherheart’”, le expliqué.

“Puede ser el apellido anterior de la duquesa Rosa Howard, aunque mi conocimiento de los linajes aristocráticos es demasiado limitado para hacer algo al respecto”.

“Este es el último lugar en el que habría esperado que apareciera su nombre”, comentó el profesor.

“¿Le has dicho a Walter?”

“Todavía no, aunque se lo he dicho a Anna. Sospecho que se lo tomará mejor viniendo de ti”

“¿Y qué es esta ‘Llave’?” intervino el viejo elfo.

“Soy yo…Aparentemente”, respondí, señalándome a mí mismo.

“No eran tan vagos como en el pasado”

Ambos caballeros acunaron sus cabezas en sus manos, luego se recostaron contra el banco y suspiraron. Lord Rodde incluso comenzó a gesticular como si estuviera arrojando algo.

“Es demasiado pronto para tirar la toalla”, dije. “Profesor, ¿Qué han estado haciendo los Algren?” “Nada digno de mención”, respondió.

“Sospechamos que tienen vínculos con la rebelión de Gerard, pero aún no hemos encontrado ninguna prueba definitiva. Grant-sama accedió a presentarse en la capital real a principios de otoño”

“Un gran ejército de Algren, incluida la Orden Violeta, todavía está cerca de la capital real, pero eso es lo habitual. Aun así, nunca logré conseguir una audiencia con el viejo duque Guido Algren”, agregó el director.

“Y el cuerpo del Caballero Negro nunca fue encontrado”

Y Gil Algren, el cuarto hijo del duque Algren y amigo mío y de Lydia de la universidad, nunca había venido a visitarme al hospital, una indicación aleccionadora de lo enfermo que debía estar realmente el viejo duque.

“No puedes tomarle la palabra a Grant-sama” Dije, consciente de que mi tono se había vuelto helado.

“¿Qué razón tienes para confiar en él?”

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“Pensé que dirías eso”, respondió el profesor, asintiendo.

“Pero tenemos una buena causa”, agregó el director mientras producía un documento de la nada.

“Mira”

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“¿P-Podría ser…?” Miré el papel con asombro.

El contrato imbuido mágicamente llevaba las firmas de dos grandes caballeros: Earls Haag Harclay y Haig Hayden, los renombrados Dos Alas de la Casa de Algren. Los hombres de confianza del viejo duque Guido Algren eran conocidos en todo el oeste del continente como caballeros entre caballeros. Estas leyendas vivientes, famosas por ser siempre fieles a su palabra, eran sin duda más dignas de confianza que Grant-sama.

“Debo admitir que es difícil discutir con estos nombres cuando no tenemos pruebas definitivas para continuar” Dije encogiéndome de hombros y con una sonrisa forzada.

“¿Puedo considerar que la política de la corte será el escenario de acción a partir de este momento?”

“Con las garantías de sus señorías, puede hacerlo”, respondió el profesor con frialdad.

“Es hora de que los adultos suban al escenario”, agregó el director en el mismo tono.

“No habrá más derramamiento de sangre”.

Eso sonaba muy bien, pero no pude evitar que mis pensamientos se desviaran en direcciones desagradables. La idea era absurda. Y todavía…

Mi silencio provocó un preocupado “¿Allen?” de mi antiguo maestro y un “¿Pasa algo?” del viejo elfo.

“No”, respondí.

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“Si se forjara ese contrato, brindaría la oportunidad perfecta para rebelarse, pero eso requeriría engañar a ambos ojos con magia”.

“Se necesitarían mejores hechiceros que los Algren para engañarnos, Allen”.

“Y recuerda: Falsificar un contrato con lleva la pena de muerte”.

Ambos caballeros descartaron la idea con un gesto de la mano.

Los Cuatro Grandes Duques defendieron el Reino de Wainwright. Eso era de conocimiento común no solo dentro de nuestras fronteras, sino en todo el oeste del continente. Una rebelión llevaría a la nación al desorden e invitaría a un asalto de los ejércitos del Señor Oscuro. Los grandes nobles del reino no podían ser tan tontos.

“Perdóneme” Dije, inclinándome.

“Eso era un imposible. Olvida que lo mencioné” Pero incluso mientras hablaba, no podía deshacerme de una duda que me carcomía.

Debo compartir mis temores con las Casas Ducales de Leinster y Howard, solo para estar seguro.

***

 

 

Cuando me reuní con las niñas, Lydia, Karen y mi mamá habían llegado con almuerzos caseros para que comieran en el tren. Lydia había ayudado a cocinar, aunque me parecía que la conversación había sido su verdadero motivo. Las chicas se veían adorables mientras se turnaban para abrazar a mi mamá ya Karen.

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Mi padre, Nathan, no estaba a la vista. Lamentó no poder despedir a mis alumnas, pero con el Envío de los Espíritus acercándose, tenía pedidos de última hora que cumplir.

El profesor y el director estaban sentados en un banco cercano, aún sumidos en la continuación de nuestra discusión anterior.

“¿Qué les dijiste a mis padres y a Karen?”

Pregunté mientras me acercaba a la mujer noble de cabello escarlata, que estaba haciendo todo lo posible para parecer perfectamente dama en su sombrero de tela.

“Nada de lo que debas preocuparte”, respondió ella. “Qué mentiras transparentes dices”.

“Un hábito que adquirí de cierta persona”. Respiré un suspiro exagerado.

“Entonces, ¿para qué llevas tu bastón? Podrías haberlo enviado por Griffin Mail”

Con un “Uhm” retrasado, Lydia presionó su bastón cubierto de tela, un regalo de la familia real por su nombramiento como hechicera de la corte, en mis manos.

“Lydia, este bastón estaba destinado a ti”, le dije lentamente.

“¡Hmp!”

“Cielos”

Una vez que cedí y acepté su generosidad, la mujer noble de cabello escarlata desató la bolsa de tela que cubría el bastón y expuso su punta. La cinta escarlata que Lydia había atado allí en una ocasión anterior brillaba a la luz de los tragaluces de la estación.

“Ya que cierta persona es un inquieto”, dijo, pasando sus delicados dedos a lo largo de la cinta. Columnas de llamas revolotearon alegremente cuando ella presionó sus labios contra ellas.

“Deberías poder relajarte con esto como un amuleto de buena suerte”.

Sin responder, saqué un pequeño cuaderno y anoté algo con bolígrafo. Luego arranqué la página y se la entregué a la triunfante belleza de cabellos escarlata. Ella lo tomó, lo escaneó rápidamente y luego bajó el ala de su sombrero.

“B-Bueno ahora”, dijo Lydia, con una nota de deleite en su voz.

“¿Una propuesta para invocar la Scarlet Sword con dos hojas a la vez y un experimento para adaptar la magia de teletransportación para el movimiento de corto alcance?” Ella se rio.

“¡Voy a hacer papilla a ese Héroe podrido la próxima vez que la vea!”

“Trata de llevarte bien con ella. No es mala persona” Supliqué, recordando a la chica incomparablemente amable con la que habíamos sido tanto enemigos como aliados en el transcurso de nuestra batalla contra el dragón negro.

“¡No! Ella puede actuar bien cuando estás cerca, pero conmigo… Oh, ¿ya es hora?”

El chirrido de un silbato de vapor nos informó que el tren que esperaba estaba listo para partir. Un empleado de la estación abrió las puertas del automóvil de lujo, pero mi madre y Anna conversaron de todos modos.

“Espero que a Lisa le guste el kimono…”

“¡No tienes nada de qué preocuparte! ¡Debería estar llegando mientras hablamos!”

Al parecer, mi madre le había enviado un kimono a Lisa. Traté de imaginarme a la duquesa usando uno y decidí que probablemente sería ella.

Las chicas corrían hacia mí. Karen, mientras tanto, se movió al lado de Lydia. Pareció haber notado mi nota y me dio una mirada que decía: “¿Olvidaste incluir algo para tu hermana?”

No lo necesitas. Te protegeré de cualquier problema en el que te metas. Después de todo, soy tu hermano mayor.





“¡Sensei!”

“¡A-Allen-sensei!”

“¡Onii-sama!”

“Tina,   Ellie,   Lynne”,   saludé   a mis   exuberantes estudiantes.

“Es la hora. Sé que me repito, pero nos volveremos a encontrar todos sanos y salvos en la capital real. Tómese su tiempo para trabajar en sus tareas individuales y no se aceleren como Stella. ¿Qué haremos con la presidenta del consejo estudiantil?”

Esos mechones de cabello de Tina y Lynne se sacudieron con celos y disgusto. Ellie estaba igualmente hosca.

“Tina, Lynne, traten de no ser tan competitivas”, agregué con retraso.

“¡N-No lo somos!” Ambas gritaron, esos mechones expresivos balanceándose ferozmente en agitación.

“Mantendrás tu promesa, ¿verdad, Ellie?” Pregunté, dirigiéndome a la doncella angelical.

“¡S-sí sensei!” Ella respondió, y luego vacilante agregó:

“¡P-Pero, uhm, Allen-sensei! ¿Me enseñarías una nueva especi…?”

“¡Señoritas! ¡Es hora de abordar el tren! ¡Por favor prepárense!”

La llamada cantarina de Anna interrumpió la petición de Ellie. La doncella principal estaba junto a la puerta abierta del vagón de lujo, atando el trozo de cuerda que sostenía en un lazo.

Espera, ¿una cuerda?

“Termina lo que quieras decirme en una carta privada” Susurré al oído de la joven sirvienta nerviosa.

“¡S-sí sensei! ¡M-Muchas gracias!” Ella susurró emocionada.

Luego le di a cada una de las tres jóvenes una palmada en la cabeza.

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“Ahora, por favor, váyanse. Escríbanme si surge algo, y me aseguraré de responder”

Después de un enérgico coro de asentimiento, las niñas recogieron sus maletas y comenzaron a caminar hacia mi mamá y Anna. Me giré para ver cómo estaba Lydia y la encontré dándole a Karen un recordatorio de última hora.

“¿Está claro? ¡No dejes que se esfuerce demasiado!”

“Lo sé”, respondió mi hermana secamente.

“A diferencia de alguien más que podría nombrar” Lydia mostró una hermosa y aterradora sonrisa.

“Por   casualidad,   no   estarías   hablando   de   mí,

¿verdad, Karen?”

“¿A quién más me refiero? ¿Y qué te acaba de dar Nii-san? ¡Déjame ver!”

La mano de Karen salió disparada a una velocidad deslumbrante hacia la nota que Lydia sujetaba.

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La mujer noble de cabello escarlata dejó escapar una risa burlona mientras esquivaba hábilmente las estocadas de mi hermana.

“¿Qué es eso? Es solo para mis ojos”

“¡Disparates!” Karen gruñó de irritación mientras continuaba el duelo a alta velocidad.

Esto empieza a parecerse a un perro y un gato jugando juntos.

Luego, la vicepresidenta del consejo estudiantil, frustrada por su incapacidad para arrebatarle la nota, recurrió a tácticas prohibidas.

“¡Yo… Yo te devolveré la cinta en tu bastón!”

“Eso es para que lo decida Allen”, fue la rápida réplica de Lydia.

“¿Es esa la forma de tratar a tu cuñada?” “¡No tengo una cuñada!”

“No podrás decir eso por mucho tiempo”, respondió Lydia, riendo triunfalmente.

“Lydia, Karen, es suficiente” Llamé después de mirar mi reloj de bolsillo.

Mi hermana gimió, pero pronto se recuperó y dijo: “Bueno, cuídate”

“Por supuesto. Gracias” Respondió Lydia mientras los dos se tocaban las manos. Eran mucho mejores amigas de lo que aparentaban.

Las chicas estaban ocupadas dándole a mi mamá otra ronda de abrazos junto a la puerta del vagón del tren. Estaba asimilando el cuadro tranquilizador cuando Karen se acercó sigilosamente a ellas.

“Tina, Ellie, Lynne, que tengan un buen viaje”, dijo. “Te veré de nuevo en la capital real”.

“¡Tendremos cuidado!” respondieron al unísono. “Bien dicho.”

La cola de Karen se movió, mientras nuestra mamá las cuidaba a las cuatro.

En ese momento, el profesor y el director se me acercaron, agarrándose la cabeza con las manos.

“Allen, toda esta investigación amenaza con consumir todas mis vacaciones de verano”, se quejó el primero.

“Asume tu parte de las dificultades, joven”, se quejó el viejo elfo.

“Visitaré a mi familia por primera vez en un siglo”. “Cuento con ustedes”, les dije.

“Todo el mundo está aquí ahora, Anna. Por favor, sube a bordo”

“¡No,   todavía   nos   falta   alguien!”   respondió   la doncella principal, sacudiendo la cabeza.

“¡No me digas que se han fugado!”

“Valoro demasiado mi vida para hacer un truco como ese, Anna”, dijo una voz despreocupada detrás de mí.

“Hola, Allen”.

“¡Richard!” Grité, girándome sorprendido.

“¿Ya estás lo suficientemente bien como para estar de pie? ¿Y eso es…?”

Allí estaba un hombre alto con cabello rizado y rojo: Richard Leinster, el hermano mayor de Lydia y el vicecomandante de los caballeros de la guardia real. Apoyada en su brazo izquierdo había una joven delicada con un vestido con un impresionante cabello escarlata pálido y una expresión recatada. Ella era la prometida de Richard, Sasha Sykes. Había oído que tenía dieciséis años.

“Estoy bien ahora”, dijo Richard.


“Tuve un poco de problemas para atrapar a esta joven bastante pícara”

Sasha permitió que sus palabras flotaran en el aire por un momento.

“Richard, cariño, ¿Ya no te preocupo?” preguntó ella. “¡Dios nos libre!” Richard grito.

“¡Te adoro! ¡Separarse de ti es una agonía, como ser desgarrado! Te prometería mi amor eterno aquí y ahora si pudiera, mi querida, Sasha. Pero vete a casa por ahora; tus padres están muy preocupados por ti. Nos encontraremos de nuevo en la capital del sur”

“¡Kya, Richard!”

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